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MEMORIAS POSTUMAS

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M. DE CHATEAUBRIAND.

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coll.

1

TOMO VI.

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Bonaparte no tenia ya enemigos; no sabiendo á quien quitar imperios, á falta de otro mejor, quitó el reino de Holanda á su hermano. Con todo en lo mas íntimo del corazon de Napoleon quedaba contra Alejandro una enemistaa oculta, que se refería á la época del duque de Enghien; le animaba una rivalidad de poder, sabia lo que la Rusia podia hacer y á qué precio habia comprado las victorias de Friedland y Eylau. Lás entrevistas de Tilsit y Erfurt, las suspensiones de armas forzosas, una paz que el carácter de Napoleon no podia sufrir, las declaraciones de amistad, los apretones de mano, los abrazos, los fantásticos proyectos de conquistas comunes, todo no eran mas que emplazamientos de odio. Habia en el continente un pais y capitales en donde Napoleon no habia entrado, un imperio en pié frente del imperio francés: era preciso que los dos colosos midieran lanzas. A fuerza de estender la Francia Bonaparte habia encontrado á los

TOMO VI.

rusos, como Trajano habia encontrado á los godos al pasar el Danubio, al s

Una calma natural, sostenida por una piedad sincera, animaba á Alejandro á la paz desde que habia vuelto á la religion; jamás la hubiese alterado sí no se le hubiera ido á buscar. Todo el año 1811 se pasó en preparativos: la Rusia invitaba al Austria domada y á la Prusia vacilante á que se le unieran en caso de ser atacada; la Inglaterra llegaba con su bolsa; el ejemplo de los españoles habia sublevado las simpatías de los pueblos; ya empezaba á formarse el vínculo de la virtud (Tugendbund) que encerraba paulatinamente la jóven Alemania.

⚫ Bonaparte negociaba; hacia promesas: dejaba esperar al rey de Prusia la posesion de las provincias ruso-alemanas; el rey de Sajonia y el de Austria se lisonjeaban de obtener engrandecimientos en lo que todavía quedaba de la Polonia, los príncipes de la Confederacion del Rhin soña ban cambios de territorio segun su conveniencia, nada habia que Napoleon no intentase ensanchar hasta la misma Francia, aunque sobresaliera ya en Europa; pretendia aumentarla determinadamente de la España. El general Sebastiani le pa

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BERGHES

BE AS

BARCELONA

CASAS

guntó: «< y vuestro hermano?» Napoleon respondió qué importa mi hermano ! se le puede dar un reino mejor que el de España?»

El dueño disponia con una palabra del reino que tanta s desgracias y sacrificios ha bia costado á Luis XIV, pero no lo guardó por tan largo tiempo. En cuanto á lo pueblos jamás hombre alguno ha tenido de ellos menos cuidado, ni los ha despre. ciado mas que Napoleon: les arrojaba con escarnio harapos de los reyes que conducia á la caza látigo en mano: «Attila, dice Jornandes, llevaba consigo una mul titud de príncipes tributarios, que esperaban con miedo y temblando una señal de] amo de las monarquías para ejecutar lo que se les ordenara. »

Antes de marchar á Rusia con sus aliadas el Austria y la Prusia, con la Confederacion del Rhin, compuesta de reyes y príncipes, Napoleon habia querido asegurar sus dos flancos, que tocaban á los dos límites de Europa. Negoció dos tratados, uno al medio día con Constantinopla y otro al norte con Stokelmo; ambos tuvieron mal éxito.

por un nuevo cataclismo de ideas, se determina á invadir el imperio moscovita; pero no pidió á Mahmoud su alianza hasta el 21 de marzo de 1812, requiriéndole de repente cien mil turcos á la orilla del Danubio. Por este ejército ofrece á la Puerta la Valaquia y la Moldavia, mas los rusos le habian adelantado, su tratado estaba para concluirse y se firmó el 8 de mayo de 1812.

Al norte los acontecimientos engañaron tambien á Bonaparte. Los suecos hubieran podido invadir la Finlandia como los turcos amenazar la Crimea: por esta combinacion la Rusia, teniende dos guerras de por medio, hubiera estado imposibilitada de reunir sus fuerzas contra la Francia; seria la política una escala vasta, si el mundo hoy dia no se hubiera achicado moral y físicamente por la comunicacion de ideas y de los caminos de hierro. Encerrándose Stockolmo en una política nacional, se arregló con Petersburgo.

Gustavo IV habia sido depuesto despues de haber perdido en 1807 la Pomerania invadida por los franceses, y en 1808 la Finlandia invadida por los rusos. Gustavo, leal y loco, aumentó el número de los reyes errantes en la tierra, é yo le di una carta de recomendacion para los padres de la Tierra Santa; puestuvo que buscar consuelo en el sepulcro de Jesucristo. El tio de Gustavo fué puesto en lugar de su destronado sobrino.. Bernadotte, que estaba mandando el ejército frances en Po

En la época de su corsulado, Napoleon habia renovado las relaciones con la Puerta: Selim y Bonaparte habian cambiado sus retratos y tenian una correspondencia misteriosa. En 3 de abril de 1807 escribió Napoleon desde Ostende á su compadre: «Te has mostrado digno descendiente de «<los Selim y de los Soliman: confíame << todas tus necesidades; soy bastante pomerania, se atrajo el aprecio de los sue<< deroso y estoy bastante interesado en tus « éxitos, tanto por amistad como por polí <<tica, para no rehusarte nada. » Encantadora efusion de ternura entre dos sultanes que hablaban mano á mano, como hubiera dicho Saint-Simon.

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Derribado Selim, vuelve Napoleon al sistema ruso y piensa en partir la Turquía con Alejandro; despues, trastornado aun

cos, echaron la vista en él y le eligieron para llenar el vacío que dejaba el príncipe de Holstein-Augstenbourg, príncipe hereditario de Suecia, recientemente elegido y muerto. Napoleon vió con disgusto la eleccion de su antiguo compañero.

La enemistad de Bonaparte y de Bernadotte databa de mucho tiempo. Bernadotte se habia opuesto al 18 brumario,

despues con conversaciones animadas y por el ascendiente que ejercia en los ánimos contribuyó á las disensiones, que llevaron á Moreau delante el juzgado. Napoleon se vengó á su manera, buscando humillar su carácter despues del juicio de Moreau hizo regalo á Bernadotte de una casa de la calle de Anjou, despojo del general condenado por una debilidad muy comun en aquel tiempo el cuñado de José Bonaparte no se atrevió á rehusar esta munificencia poco honrosa. Grosbois fue dado á Berthier. Habiendo la fortuna puesto el cetro de Cárlos XII en las manos de un compatriota de Enrique IV, Cárlos-Juan huyó la ambicion de Napoleon; pensó que le era mas seguro tener per aliado á Alejandro, su vecino, que á Napoleon, enemigo lejano; se declaró neutral, aconsejó la paz y se propuso por mediador entre la Rusia y la Francia.

Bonaparte enfurecido esclamaba: «¡Me « da consejos él, el miserable! ¡ quiere «hacerme la ley! un hombre que todo lo << debe á mi bondad! ¡ qué ingratitud! Ya « sabré obligarle á seguir mi soberano im«<pulso! >> A consecuencia de estas violencias, Bernadotte firmó el tratado de San Petersburgo el 24 de marzo de 1812.

No se pregunte con que derecho Bonaparte trataba á Bernadotte de miserable; Bonaparte olvidaba que él mismo no habia salido de un manantial mas elevado, ni habia tenido otro orígen que la revolucion y las armas. Ese lenguaje insultante no anunciaba ni la altura hereditaria del rango, ni la grandeza de alma. Bernadotte no era ingrato, nada debia á la bondad de Bonaparte.

El emperador se habia transformado en un monarca de antigua raza que todo se lo atribuye, que no habla mas que de él, que cree recompensar ó castigar diciendo que está satisfecho ó descontento. Muchos siglos pasados bajo la corona, y una larga

série de tumbas en Saint-Denis, no escusarian tampoco estas arrogancias.

La casualidad llevó, de los Estados-Uni dos y del norte de Europa, á dos generales franceses al mismo campo de batalla para hacer la guerra á un hombre contra el cual al principio se sometieron y quien luego les separó. Soldado ó rey, ninguno pensaba entonces que hubiese delito en querer derrocar al opresor de las libertades: Bernadotte triunfó, Moreau sucumbió. Los hombres que desaparecen en la flor de la edad son viajeros vigorosos, hacen prontamente un camino que los hombres débiles acaban á paso lento.

EL EMPERADOR EMPRENDE LA ESPEDI CION DE RUSIA.-OBJECCIONES.-FALTA DE NAPOLEON.

Si Napoleon se obstinó en la guerra de Rusia, no fue por falta de advertencias: consultados el duque de Frioul, el conde de Segur, el duque de Vicence, opusieron una multitud de objecciones á esta empresa: «Al apoderarse del continente «y aun de los Estados de la familia de su << aliado, decia valerosamente el último, «(Histoire de la grande armée) no se tiene «< que acusar á este aliado de faltar al sis<«< tema continental. ¿Cuando el ejército «francés ocupe toda Europa, como echar <«<en cara á los Rusos su ejército? ¿Será « preciso, pues, arrojarse mas allá de to«dos esos pueblos de Alemania, cuyas << heridas causadas por nosotros no estan «< cicatrizadas? Los franceses no se reco<«<nocerian ya en medio de una patria <«< que ninguna frontera natural limitaba. «¿Quién pues defenderá á la verdadera «Francia abandonada?-«Mi fama, res«pondió el emperador. » Medea habia dado esta respuesta: Napoleon hacia descender la tragedia hasta él.

« Nada está bien establecido alrededor de <«< mí para una guerra tan lejana, es nece«<sario retardarla tres años. » Ofrecia declarar al Czar que él no contribuiria directa, ni indirectamente al restablecimiento del reino de Polonia: la Francia antigua y la moderna han abandonado igualmente ese fiel y desgraciado pais.

Anunció el intento de organizar el imperio en cohortes de nobles: su memoria era una confusion de tiempos y de recuerdos. A la objecion de los diferentes partidos existentes todavía en el Imperio, contestaba: «Los realistas temen, mas mi « pérdida que la desean; lo que he hecho << de mas útil y difícil ha sido detener el << torrente revolucionario, que lo hubiera « destruido todo. ¿Temeis la guerra por «mis dias? Matarme es imposible. He «< cumplido pues las voluntades del desti«no? Me siento empujado á un fin que no «< conozco; cuando le habré alcanzado, un « átomo bastará para abatirme.» Todavía esto era una copia: los vándalos en Africa, Alarico en Italia, decian no ceder sino á un impulso sobrenatural: divino jussa perurgeri.

Aumentando los peligros de la posicion de Bonaparte la vergonzosa y absurda que rella con el Papa, el cardenal Fesch le conjuraba á no atraerse á la vez la enemistad del cielo y de la tierra: Napoleon cogió á su tio de la mano, le llevó á una ventana (era de noche) y le dijo: «Veis <«< esa estrella?—No, señor.-Mirad bien. «<-Señor, no la veo. - Pues bien ! yo la

« veo, »>

Bonaparte decia á Mr. de Caulincourt: << tambien vos os habeis hecho ruso. >>

«Asegura Mr. de Segur, que á menudo « se le veia (á Napoleon) medio echado de <«< espaldas sobre un sofá, sumergido en pro<< funda meditacion; luego salia de ella de << repente como de un sobresalto con con<< vulsiones y esclamaciones, creyendo oirse << nombrar, y gritaba: «¿Quién me llama?» Cuando Balufré tocaba á su catástrofe, subió al terrado del castillo de Blois, llamado la Percha de los Bretones: bajo un cielo de otoño, estendiéndose á lo lejos una campiña desierta, se le vió pasearse á paso largo con movimientos furiosos. Bonaparte en sus saludables incertidumbres dijo:

Entre todas las faktas cometidas por Bo naparte, es una de las mas graves este abandono. Despues declaró esta falta, y que el no haber procedido á un restablecimiento altamente indicado, fue por temor de disgustar á su suegro. Bueno era Bonaparte para detenerse por consideraciones de familia! Es tan débil su escusa, que al darla únicamente conduce á maldecir su matrimonio con María Luisa. Lejos de haber sentido este matrimonio, de la misma manera, el emperador de Rusia esclamaba: « vedme ya retirado al interior « de mis selvas. » Bonaparte estuvo ciego tontamente por la antipatía que tenia por la libertad de los pueblos.

Cuando la primera invasion del ejército frances, el príncipe Poniatowski habia organizado tropas polacas; los cuerpos políticos se habian reunido; la Francia sostuvo dos embajadores sucesivos en Varsovia, el arzobispo de Malines y Mr. Bignon. Los polacos, franceses del norte, bravos y ligeros como nosotros, hablaban nuestro idioma, nos amaban como hermanos, se hacian matar por nosotros con una fidelidad que respiraba su aversion por ła Rusia. La Francia en tiempo pasado les habia perdido; á Napoleon tocaba darles la vida: nada se debia á ese pueblo sal¿ vador de la cristiandad? En Verona le dije á Alejandro, «si vuestra majestad no «<restablece la Polonia, ella estará obliga. << da á esterminarla. » Pretender condenar este reino á la opresion por su posicion geográfica, es otorgar demasiado á las colinas y á las riberas: veinte pueblos de-.

fendidos por solo su valor, han guardado su independencia, y la Italia fortificada. por los Alpes, ha caido bajo el yugo de los que los han querido pasar. Seria mas justo reconocer otra fatalidad, á saber: que los pueblos belicosos que habitan los llanos, estan condenados á la conquista; de los llanos han acudido los diversos invasores de Europa.

Lejos de favorecer á la Polonia, se qui so que sus soldados tomasen la escarapela nacional; pobre como era, se la cargaba con mantener un ejército francés de ochenta mil hombres; el gran ducado de Var. sovia, estaba prometido al rey de Sajonia, Si la Polonia hubiera estado reformada en reino, la raza eslava, desde el Báltico hasel mar negro, hubiera recobrado su independencia. Sin embargo del abandono en que Napoleon dejaba á los polacos, al mismo tiempo que se servia de ellos, pedian estos la vanguardia, se lisonjeaban de poder entrar en Moscou sin nosotros: ¡proposicion inoportuna! Habia vuelto á parecer Napoleon, el poeta armado, y queria subir al Kremlin para cantar alli y firmar un decreto de teatros.

Por mas que se publique hoy dia en alabanza de Bonaparte, de ese gran, demó-crata, su ódio á los gobiernos constitucio nales fue invencible; ni siquiera le abandonó cuando hubo entrado en los amenazadores desiertos de la Rusia. Habiéndole llevado á Wilna el senador Wibicki las resoluciones de la Dieta de Varsovia, le dijo en su exageracion sacrilega: «Sois vos quien dic«tais al siglo su historia y en quien reside « la fuerza de la Providencia, á vos os to"ca apoyar unos esfuerzos que debeis « aprobar. >> Wibicki fue á pedir á Napoleon el grande, que pronunciara estas únicas palabras: «Que exista el reino de Polonia,» y el reino de Polonia existirá. Los polacos se pondrán á las órdenes del «jefe delante el que los siglos no son mas

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«que un momento, y el espacio un << punto, »>

Napoleon respondió:

«Nobles diputados de la confederacion << de Polonia, he escuchado con interés lo « que acabais de decirme. Polacos, pensaaré y obraré como vosotros votando en la « Asamblea de Varsovia: el amor de su « pais es el primer deber del hombre civi «lizado.

«En mi situacion tengo muchos intereses « que conciliar y muchos deberes que cum«plir. Si yo bubiera reinado durante el « primero, segundo ó tercer repartimien«to de la Polonia, hubiera armado mis « pueblos para defenderla.

«¡Quiero á vuestra nacion! Durante « diez y seis años he visto á vuestros sol« dados á mi lado en los campos de Italia «y de España: Aplaudo lo que habeis he«< cho, auterizo los esfuerzos que quereis « hacer, yo haré cuanto dependerá de mí << para secundar vuestras resoluciones.

« Desde mi primera entrada en Polonia «os he dicho siempre lo mismo; ahora de« bo añadir que he garantido al emperador « de Austria la integridad de sus dominios, y «que no puedo sancionar maniobra, ni mo« vimiento alguno, que tienda á turbar la « pacífica posesion de lo que le queda de las «provincias de Polonia.

«Yo recompensaré esta aficion á vues«tros paises, que os hace tan interesantes «y os adquiere tantos títulos á mi amis<< tad y proteccion, con todo lo que podrá << depender de mí segun las circunstan«cias. »

La Polonia fué abandonada y tambien crucificada para la redencion de las naciones: se insultó vilmente su pasion, se le presentó la esponja empa pada en vinagre cuando en la cruz de la libertad dijo: «Tengo sed, sitio.» «Cuando la libertad, «esclama Mickiewiez, se sentará en el « trono del mundo, juzgará á las naciones,

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