DE ASTURIAS NUESTRO SEÑOR. SEÑOR. Quando todas las Provincias de España celebraban con alegres, y extraordinarias aclamaciones la feliz exaltacion de nuestro amado Rey, y Señor al Trono, y el solemne juramento con que V. A. fue reconocido por PRINCIPE, y heredero del Reyno, tube el inestimable honor de consagrar à S. M. el Tomo XXXVII. ¶ 3 de de la España Sagrada, presentando en él los mas antiguos, y memorables sucesos del noble paíş de Asturias, territorio al presente del Mayorazgo de V. A. En aquella Obra puse todo mi conato en apoyar, y vindicar las memorias mas ilustres, y honoríficas à la Nacion, y en especial la incomparable gloria de haberse establecido, y conservado entre las encumbradas montañas de Asturias, no sin grandes prodigios del cielo, el Solio Real extinguido por el furor Mahometano. Referí tambien con la mayor solidéz, y sinceridad las obras piadosas, y magníficas de los primeros Reyes, y las maravillosas hazañas, y conquistas con que desde aquellas cumbres comenzaron à humillar el orgullo de los bárbaros, dando como un nuevo nacimiento à la grandeza, y magestad del antiguo Reyno de los recieron dignos del Real agrado; y S. M. admitió benignamente mi humilde obsequio, y puso à imitacion de su Augusto Padre, baxo su poderosa proteccion, la España Sagrada, que era el único objeto, à que aspiraba mi deseo. Animado con tan soberana munificencia he continuado con la posible aplicacion el reconocimiento de las memorias civiles, y eclesiásticas del referido país de Asturias, las que se concluyen en el Tomo presente, que 'es el XXXIX: de la expresada Obra. El tiem po, que pertenecen los sucesos que aqui se ilustran, abraza la institucion del Principa<do de Asturias como dignidad de los primogenitos de los Reyes de España; y tratando de este noble, è importante asunto, escribo y una breve Historia del origen de este honor, forme la série de los PRINCIPES que le han gozado desde su fundacion, refiriendo las ceremonias, con que en diversos tiempos se ha solemnizado el juramento, y exponiendo las preeminencias, y facultades, que en virtud de las Reales Cédulas de su institucion se concedieron à los PRINCIPES, como a poseedores de tan esclarecido Mayorazgo. Coronase todo mi trabajo, y el catálogo de los Príncipes con la dulce memoria de V. A. de su feliz nacimiento, del gozo universal con que fue jurado en esta Corte ; y finalmente de la comun expectacion de los grandes y ricos bienes, que por medio de la Real Persona, y gobierno de V. A. vendrán en algun tiempo à la España. A la verdad, Señor, todos los ·Españoles tienen puesto su amor y atencion en |