Poesías de fray Luis de León, Volumen 1

Portada
Tipografia de Archivos, 1928
 

Páginas seleccionadas

Índice

Otras ediciones - Ver todo

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 49 - SALINAS EL aire se serena y viste de hermosura y luz no -usada. Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada.
Página 59 - Del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto, que con la primavera, de bella flor cubierto, ya muestra en esperanza el fruto cierto.
Página 59 - El aire el huerto orea, Y ofrece mil olores al sentido, Los árboles menea •Con un manso ruido, Que del oro y del cetro pone olvido.
Página 107 - Qué mortal desatino de la verdad aleja así el sentido, que de tu bien divino olvidado, perdido 20 sigue la vana sombra el bien fingido. El hombre está entregado al sueño, de su suerte no cuidando. y con paso callado el cielo vueltas dando, las horas del vivir le va hurtando.
Página 126 - ¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!
Página 124 - Ya dentro a la montaña del alto bien las guía; ya en la vena del gozo fiel las baña, y les da mesa llena, pastor y pasto él solo, y suerte buena. Y de su esfera cuando la cumbre toca altísimo subido el sol, él sesteando, de su hato ceñido, con dulce son deleita el santo oído. Toca el rabel sonoro, y el inmortal dulzor al alma pasa, con que envilece el oro, y ardiendo se traspasa y lanza en aquel bien libre de tasa.
Página 104 - Acude, acorre, vuela, traspasa la alta sierra, ocupa el llano; no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminando el hierro insano.
Página 126 - ¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura? ¿Aqueste mar turbado quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto al viento fiero airado ? estando tú encubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto?
Página 102 - Cádiz llama el injuriado Conde, a la venganza atento y no a la fama, la bárbara pujanza, en quien para tu daño no hay tardanza.
Página 60 - Ténganse su tesoro los que de un flaco leño se confían : no es mío ver el lloro de los que desconfían cuando el cierzo y el ábrego porfían. La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna, al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía.