Como leon devorador, Jamas hablas en favor De ninguno que aquí viene, I mui poco de Dios tiene Hombre que es murmurador.
Tú, sin saber predicar No hai sermon que no motejes, Ni obra ninguna que dejes De morder i criticar: Moran, esto no es estar Sirviéndole a aquel buen Dios; Recuerda, hombre, vuelve en vos, Deja esa vida altanera,
Mira que allí se te espera
Un castigo mui atroz.
Si por un solo pecado Tantos anjeles cayeron I en un momento perdieron El bien que habian logrado, ¿Por qué vives tú confiado En que te puedas salvar, Si no dejas de quitar Crédito, fama i honor, Que es el pecador mayor Que se puede imajinar?
¿Para qué es la confesion Que ejercitas con frecuencia Si la misma reincidencia Te priva la absolucion? Para qué es la aplicacion A los libros de moral Si no has de evitar el mal Que al diablo das por tributo? Eso es trabajar sin fruto Para perder el caudal.
Dirás que yo soi el peor Que en este mundo ha nacido, Pero acuérdate que ha habido Un diablo predicador; Providencia del Señor
Será que yo te aconseje, O para que no se queje Tu corazon de ignorancia, O para que con constancia Tu alma tanta maldad deje.
Ta responderàs que en mi, Se encuentra toda maldad, Yo confieso la verdad, I te digo que es así; Pero apuremos aquí La materia de algun modo, Pues cuando yo me acomodo A vivir con modo injusto,
Pierdo a Dios, mas no a mi gusto; Pero tú lo pierdes todo.
Tú estás pasando una vida Que no es vida en propiedad, Porque tu incomodidad Es notoria i conocida, I si acaso la comida
Es lo propio que el vestido, Di que todo lo has perdido, Pues no gozando del suelo, Ménos gozarás del cielo Que no tienes merecido.
¿Qué le importa a tu simpleza Que te halles en ese cuarto, Metido como lagarto,
Asomando la cabeza?
Deja el poncho i la pereza,
Ponte de chatre cabal,
Gasta todo tu caudal
En vida gustosa i tierna,
Pues ya que pierdes la eterna,
No pierdas la temporal.
I si esto mal te parece, Ten una vida arreglada Sin meterte mas en nada Que es lo que te pertenece; I si acaso prosiguiese
Ta lengua siempre voraz Todo cuanto hai perderás, Pues perderás este mundo I en un infierno profundo El alma te tostarás.
Un hombre que no se sabe Si es seglar o monigote, Indefinible pegote
En quien todo refran cabe; Que no es pez, bruto ni ave, Trasgo, fantasma, ni duende En fin, creo que pretende Solo como el can morder: ¿Quién diablos lo ha de entender Cuando el mismo no se entiende?
A sus apóstoles Cristo Les lavó los piés postrado, No sé si hubiera lavado A éste si lo hubiera visto. En creer esto me resisto No
por discurso ilusorio Sino por ser mui notorio Que si esto hubiera querido, Estuviera entretenido
Hasta ahora eu el lavatorio.
De oir su estilo me aturdo I le doi por cantaleta
Que es un bueno i yerto en poeta De un entendimiento burdo; Cuanto dice es un absurdo, Pues habla sin consonantes, ¿Cómo se riera Cervantes Si estos disparates viera? Yo creo que compusiera Obras de poetes andantes.
« AnteriorContinuar » |