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A. C. tremaduras de Duero. Y mas adelante añade: Inflamados 1159. en estas contiendas destruyeron con estragos y muertes la tierra del Rey niño, que debieran gobernar y defender fielmente: de manera que se le pagaron al Rey de Leon por el tiempo de doce años (creciendo los males) los reditos y tributos de 5 casi todo el Reyno, y tambien los de Toledo.

CAPITULO IX.

INTENTA D. FERNANDO REY DE LEON
le reconozca vasallage D. Alonso de Castilla
su sobrino.

L

A fortuna, aunque originada de tan indigno principio como el de faltar á la obligacion natural de su propria sangre, de que se valió D. Fernando para usurpar con tal violencia, como vimos pondera el Arzobispo, los Estados 10 que tan justamente pertenecian al Rey D. Alonso su sobrino; los cegó de manera, que les propuso posible conseguir le jurase vasallage el mismo D. Alonso, que no solo nació tan soberano como él, sino á quien, por ser hijo de su hermano mayor, debiera reconocer, como hicieron todos los Re- 15 yes de Leon, respecto de ser su sobrino Rey de Castilla.

Para lograr tan injusto y dañado intento, despues de haber entrado con tan poderoso exército, que no pudieron oponersele los Condes de Lara, y apoderado de Burgos, pasó á Soria, donde se hallaban con el Rey niño sin medios de re- 20 sistir su violencia; y asi para evitarla, le salieron á recibir, y entraron acompañando en aquella villa. Luego que se halló en ella, pidió D. Fernando le traxesen al sobrino, para que le hiciese homenage como vasallo suyo: con cuya noticia los vecinos de Soria, á quien habia encomendado el Conde D. 25 Manrique la persona del Rey, se le volvieron diciendole : 2 Libre os le damos, guardadle libre. Y luego añade el Arzobispo, cuya es la noticia precedente: Entonces el niño soli

I En el mismo libro y capítulo.

libro y capítulo antes citados.

ci

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El Arzobispo D. Rodrigo en el

sitado por alguno (que no parece dudable seria el mismo A. C. Conde D. Manrique, como manifestó despues el suceso) em- 1159. pezó a llorar en los brazos de su tutor, y fué llevado á su casa con pretexto de darle de comer para que cesase asi de 5 llorar, y se llevase á su tio.

Con esta cautela ó prevenida antes, ó resuelta repentinamente entonces, se evitó la grave ofensa que estaba precisado á padecer un Príncipe niño de quien mas debia atender á la conservacion de su honor; porque hallandose presente D. Pe10 dro Nuñez, Señor de Fuente Almegir, Rico-hombre de Cas tilla y deudo muy cercano de los Laras, cogió escondidamente al Rey, y encubriendole con su capa se puso á caballo, y á todo correr le llevó á Santistevan de donde el dia siguiente para mayor seguridad le mudó á Atienza el Conde D. 15 Nuño de Lara, quien con pretexto de recobrarle para cumplir la promesa, que él y sus hermanos habian hecho al Rey D. Fernando, le fué siguiendo con igual apresuracion á la que llevaba D. Pedro Nuñez, dando á entender asi, atendieron antes él y sus hermanos á libertar la soberania de su Prínci20 pe de la violenta sugecion, á que intentaba reducirle su tio, que al cumplimiento de la palabra y homenage que le habian hecho si puede llamarse asi el que procede de un riesgo tan eminente suyo y de su menor, á que se hallaban reducidos, quando le hicieron violentados.

25

:

Encubrióse este ardid al Rey de Leon quanto bastase á dar tiempo á D. Pedro Nuñez de Fuente Almegir, para que pudiese lograr sin contingencia la accion gloriosa de libertar á su Rey de aquella injuriosa ignominia que intentaba hacerle el de Leon, juzgandola yá por executada, segun el esta30 do á que la tenia reducida; con que habiendosele desvanecido tan inopinadamente, envió á retar, segun se estilaba entonces, con un caballero de su casa al Conde D. Manrique; el qual riendose de semejante desafio, no dió otra respuesta á quien se le vino á intimar; pero continuando D. Fernan35 do el enojo por la fuga del sobrino atribuida á él en el credito comun de todos, le desafió cara á cara, y nota el Arzobispo se dice haber respondido el Conde D. Manrique: 1 No

I Al fin del citado capítulo 16.

A. C. sé si soy fiel, traydor, ó alevoso; pero de la manera que 1158. pude libré de la indebida servidumbre al tierno niño, señor

mio, por ser natural de su dominio. Con esto á juicio de to-
dos fué absuelto del delito que se le imputaba, por no ha-
ber cumplido el inválido homenage que habia hecho al Rey 5
de Leon.

CAPITULO X.

ARTIFICIO CON QUE PROCURA PALIAR
D. Lucas de Tuy la tirania del Rey
D. Fernando.

L

A contemplacion casi precisa en los vasallos de complacer á sus Príncipes suele de ordinario dar ocasion á los mas atentos escritores para que falten á la verdad, ó palien y doren las acciones suyas menos regulares, para que no escan- 10 dalicen tanto, como hicieran, si se refiriesen sin ese cuidadoso artificio. Y asi no debe estrañarse que D. Lucas Obispo de Tuy, que nació subdito del Rey D. Fernando, habiendo obtenido aquella Iglesia en Galicia, que pertenecia á su dominio, y la dignidad de Caciller mayor de la Reyna Doña Berengue- 15 la su nuera, procurase escusar la tiránica violencia, con que intentó apoderarse el Leonés del Reyno de D. Alonso su sobrino, y obligarle á que le hiciese homenage como vasallo suyo, tocandola tan de otra manera de como la escriben el Arzobispo D. Rodrigo, y el Emperador D. Alonso el Sabio, 20 sin embargo de ser su viznieto, como consta de sus mismas palabras.

Dicen pues: El Rey Fernando hermano del Rey Sancho reynaba en aquel tiempo en Leon y en Galicia, y se gobernaba por consejo del Conde D. Fernando de Galicia que le 25 habia criado; y muerto el Rey D. Sancho su hermano, obtuDo gran parte del Reyno de Castilla. Criaba el niño Alonso hijo de su hermano, al qual entregó al Conde D. Manrique, para que le guardase entonces. Reynó el Rey D. Fernando en

I D. Lucas Obispo de Tuy en su pania illustrata t. IV. p. 105.
Chronicon mundi inserto en la His-

to

todo el Imperio de su padre, por lo qual fué llamado Rey de A. C. España; pero concordandose el Conde D. Manrique con su 1159. hermano el Conde D. Nuño, y con todos los que pertenecian al Reyno de Castilla, aclamaron á Alonso hijo del Rey San5 cho su señor por Rey suyo; pero como era el Rey Fernando piadoso y apacible, aceptó lo que habian hecho los Castellanos.

Nos ha parecido preciso no dexar atrás este escollo tan contrario á todos los demás escritores proprios y estraños, sin vencer su aspereza con las mismas contrariedades que le des10 vanecen, para que no tropiecen en él los que desconocieren su debil firmeza. Porque ¿cómo pudo conseguir sin violencia gran parte de Castilla D. Fernando, si de derecho pertenecia al Rey D. Alonso su sobrino como hijo unico del Rey D. Sancho su hermano mayor? ni si dexó nombrado D. San15 cho por tutor suyo á D. Gutierre Fernandez de Castro, y le conservó en su poder este gran Señor, hasta que cedió su tutela en Garci Garces de Haza su hermano de madre, cómo le criaba el Rey D. Fernando su tio? Y si por engaño se apoderó el Conde D. Manrique de la persona de aquel Rey 20 niño, cómo se le entregó D. Fernando para que le guardase? y si consintió y aprobó el Leonés la aclamacion que á D. Alonso hicieron como debian sus vasallos por Rey de Castilla, cómo mantuvo D. Fernando los Estados que le habia usurpado? ni con qué razon pudo llamarse Rey de España, de cuyo título usó siempre, si poseía la mayor parte suya su sobrino, como heredero legítimo y unico del Rey D. Sancho su padre, sin necesitar de que se la cediese, como quien no tenia ningun derecho á ella, D. Fernando su tio, segun parece dá á entender D. Lucas de Tuy?

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Por el contrario es constante, que o persuadido de los Castros en odio de los Laras D. Fernando, ó de su misma ambicion, que es lo mas regular, pues no parece creible se reduxese solo por complacerles á faltar á tantas obligaciones naturales, con que se hallaba interesado en las conveniencias 35 de su sobrino; entró con numeroso exército en Castilla, apoderandose de las mas principales plazas suyas Toledo y Bur gos, cabezas de la antigua y nueva, y las retuvo largo tiempo con guarnicion Leonesa, hasta que sus mismos naturales

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A. C. en oposicion suya las entregaron á su legítimo Príncipe. 1159. Que no fuese el pretexto de esta invasion pretender le tocaba la tutela del Rey su sobrino, como suponen los mas escritores modernos engañados por la autoridad de D. Lucas de Tuy, lo manifiesta el mismo hecho, pues si por todas le- 5 yes divinas y humanas toca á los padres la eleccion de los tutores que deben tener sus hijos, quando los dexan en la edad pupilar, y D. Sancho nombró por tal del suyo á D. Gutierre Fernandez de Castro, ¿qué derecho, ni qué apariencia de él podia tener D. Fernando para oponerse á la volun- 10 tad regular y constante de su hermano ?

A. C. 1160.

Asi que por tantas circunstancias, como hemos advertido, se reconoce movió la pluma de D. Lucas de Tuy la contemplacion del Rey D. Alonso de Leon, hijo de D. Fernando, en cuyo tiempo escribia, hallandose Canciller mayor de la 15 Reyna Doña Berenguela su muger: procurando por el preciso obsequio á entrambos Príncipes obscurecer y paliar la sinrazon de su padre, tio y consuegro del Príncipe pupilo, contra quien la habia executado, para que no desdixese de las mas gloriosas acciones que obró en el restante curso de su vida. 20

CAPITULO XI.

ROMPE EL REY D. SANCHO DE NAVARRA,
y apoderase de varias plazas de Castilla.

Tod

Odos los sucesos antecedentes parece acaecieron en los dos años primeros del reynado de nuestro Príncipe D. Alonso (aunque los refiere el Arzobispo, sin especificar el tiempo á que pertenecian) si, como diximos con la autoridad de D. Luis de Salazar, no entró en la tutela suya el Con- 25 de D. Manrique hasta despues del mes de Noviembre del año M. C. LIX. con que la justa irritacion de los Castros, y la entrada del Rey de Leon en Castilla es regular sucediese el verano siguiente; pues reconociendo tan turbada á Castilla con ella, se valió el Rey D. Sancho de Navarra de la oca- 30 sion que le ofrecia la misma imposibilidad de oponerse á sus armas para extender su Reyno por aquella parte de la Rio

ja,

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