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recomendables. Y no es menos de apreciar el juicio del Autor en todas partes, y el discernimiento con que sabe desvanecer las ridículas fábulas con que otros escritores, que le precedieron, mancharon la historia de este Rey con sumo desdoro de sus admirables virtudes. Por estos motivos nos ha parecido digna esta Crónica de acompañar á las antiguas, y de que pusiesemos la diligencia que nos ha sido posible en enriquecerla con Notas y Apendices.

La lástima es que el exemplar que nos franqueó Mayáns no era el original del Autor: y asi estaba lleno de equivocaciones en nombres y fechas, de claúsulas unas imperfectas, y otras repetidas, de parágrafos dislocados, y de otros descuidos de este jaez, que deben atribuirse á la poca exactitud del copiante: por lo que los hemos emendado cuidadosamente; aunque tal vez algunos se habrán escapado á nuestra diligencia, pues no es regular que estos lunares se hallasen en el original, ó los hubiera dexado pasar el Autor á haberlos advertido. Bien que yo sospecho, que como esta obra se escribió quando el Marqués estaba ya en una edad muy avanzada, como que la fecha de la dedicatoria es del año III. de este siglo, LXXIII. de su edad, y V. antes de su muerte, no tuvo lugar de darle la ultima mano: y de aqui nace el desaliño del estilo, que aunque en Mondexar siem

pre

pre es grande, en estas Memorias lo es en sumo grado.

Pero lo que mayor molestia nos ha acarreado, para poner la obra en disposicion que pudiese ser leida con provecho, ha sido la necesidad de puntualizar las citas que absolutamente faltaban en nuestro exemplar (defecto que tambien se cometió en el de las Memorias para la historia del Rey D. Alonso el Sabio); y como sin esta diligencia se echaba menos un socorro tan conocido para los lectores, emprehendimos el ímprobo trabajo de señalar, al paso que se iba imprimiendo la obra, los lugares de los Autores ó documentos citados en el texto que siendo tantos y tan diversos, se da bien á entender quanto tiempo se requeria para esto. Y sin duda no hubieramos podido desempeñar debidamente la empresa, á no haber tenido el recurso á la Real Biblioteca, en donde se conservan los libros mismos que disfrutó el Marqués, la mayor parte notados de su mano.

Aunque Mondexar en todas sus obras que han salido á la luz pública se muestra muy comedido, y no suele exceder los límites de la urbanidad y cortesia en las impugnaciones que hace de los escritores que siguen opiniones contrarias á la suya, ó han cometido algun error grosero (como lo vemos especialmente practicado en la censura que hizo de la Historia del sabio P. Juan de Mariana baxo el tí

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tulo modestisimo de Advertencias) sin embargo en esta obra trata con una increible severidad y acrimónia á D. Alonso Nuñez de Castro, al P. Josef Moret y á D. Antonio de Lupian Zapata, de quienes hablaremos brevemente.

El primero despues de haberse dado á conocer en la República literaria por algunas producciones de su ingenio no despreciables, se dedicó á formar la Crónica de los Señores Reyes de Castilla D. Sancho el Deseado, D. Alonso el VIII. y D. En, rique el I. en que se refiere todo lo sucedido en los Reynos de España desde el año de M. C. XXXVI. hasta el de M. CC. XVII. comprobado con los historiadores de mayor credito, y con diferentes instrumentos de privilegios, escrituras, donaciones y otras memorias antiguas, sacadas con toda diligencia y cuidado de los mejores archivos. Esta obra se imprimió en Madrid el año de M. DC. LXV. en un tomo en fol. El principal obgeto de Nuñez fue ilustrar los hechos de D. Alonso el Noble; y solo añadió la vida de su padre D. Sancho para que para que sirviese de introduccion, y la de D. Enrique su hijo de a,y pendiz, segun se explica en la prefacion al lector. No puede negarse á este escritor que se esforzó á desempeñar lo que prometia á la frente de su obra: pues la narracion de los sucesos de los tres Príncipes se halla comprobada con instrumentos producidos por hombres versados en su lectura, y acredi

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hensiones; y lo que es mas, en las noticias que éste produce tomadas de la Kalenda y Martiro logio de Burgos (que disfruta sin recelo Mondexar quando las halla citadas por otros) pone tantas dudas que las condena como subministradas y forjadas por Zapata, á quien profesa un odio tan implacable, que todos sus escritos condena de falsos. Yo que he cotejado y conferido escrupulosamente la Crónica de Nuñez con estas Memorias, no dudo decir con la ingenuidad que debe gobernar á todo buen juicio, que Mondexar supo bien aprovecharse del trabajo de Nuñez: que apenas hay en éste noticia, que no la pasase aquel á sus Memorias, aunque con el disimulo de no - citarle, sino al que la comunicó primero: que andan ambos harto conformes en la particion de la obra, método y série de capitulos. Y no dexo de estrañar que no hubiese seguido el Marqués al Cronista en tratar algunos puntos de la historia estrangera, que daban luz á la nuestra, y en añadir á los extractos de los privilegios los confirmantes; porque sirve mucho para aclarar el catálogo de los Obispos de España, el de los grandes personages que obtenian los primeros cargos de la monarquia, y el de las mas antiguas familias.

Yo creo que todo el encono del Marqués procedió de que hubiese sido uno de los aprobantes de la Crónica el infeliz Zapata, y que cite y alabe

sus

sus Anales de España y la vida de Doña Berenguela Nuñez en el discurso de la obra.

El otro escritor, á quien trata rigidamente Mondexar, es el P. Josef Moret, esclarecido Cronista de Navarra, varon benemérito y digno de to da alabanza por el trabajo con que procuró dar luz á las confusas tinieblas en que estaban sepulta das las Memorias de aquel Reyno : bastante culto en el lenguage Castellano; y en el Latino, en que describió el cerco de Fuenterabía, comparable á los escritores del siglo de Augusto. Pudo el amor de la patria arrastrar al Analista de Navarra á en grandecer su Reyno, y darle mas antiguedad y prerogativas que las que le competen; pero no por eso merecia ser tratado tan duramente como lo hace nuestro Autor en el capitulo XLI. donde le atribuye mala fe; y lo que no merece excusa, por una presuncion muy debil, que he convencido de falsa, produciendo entero en los Apendices el ins trumento de que alli se habla..

El tercero á quien zahiere el Marqués á cara descubierta y siempre que se le pone delante delante, es D. Antonio de Lupian Zapata, á quien à mano llena carga de los oprobrios de falsario, fingidor de documentos, &c. Sé que no es posible justificar á este escritor de la acusacion de impostor: sé que fue capaz de forjar el Cronicon que publicó el M. Fr. Gregorio Argaiz, Benedictino, con el nombre

de

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