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A. C. ña Urraca Lopez de Haro, hija de D. Lope Diaz, Señor de 1205. Vizcaya, Naxera y Haro, y de Doña Aldonza Ruiz de Cas

tro su muger, á quien por muerte de su marido intentó el Rey D. Alonso, su antenado, despojar de los Estados que poseía por donacion del Rey su marido, para que se mantuviese con la decencia que correspodia á su dignidad Real, luego que se halló unido con nuestro Príncipe por medio del matrimonio que habia celebrado con la Infanta Doña Berenguela su hija, aunque separado yá de ella á instancias del Pontífice Innocencio III.

ΙΟ

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Sintió esta sinrazon como tan interesado en ella D. Diego Lopez de Haro el Bueno, Señor de Vizcaya, y de los honores de la Bureba de Castilla la vieja, Alferez mayor de nuestro Rey, que despues fué Capitan General en la gloriosa batalla de las Navas, hermano de la misma Reyna y re- 15 suelto á tomar por su cuenta la defensa, reconociendo habia de asistir al Rey de Leon el de Castilla en virtud de la confederacion establecida entre ambos Príncipes, se desnaturalizó solemnemente de su Reyno, renunciando los honores que gozaba por merced suya, para no incurrir en la indecente nota 20 de desleal segun el estilo observado entonces, quando algun gran Señor, ó caballero se hallaba agraviado ó quexoso de su Príncipe, de la manera que expresa esta noticia el Arzobispo 1 D. Rodrigo despues de referir la toma de Vitoria, y reduccion de su provincia y de la de Guipuzcoa al dominio de 25 Castilla, diciendo: Concluido pues esto, D. Diego Lopez de Haro Señor de Vizcaya, que era tenido por el mayor Señor de los Grandes de España, se desavino de la voluntad y familiar trato del noble Rey: por lo qual restituyendole los feudos que tenia de él, se pasó al Rey de Navarra, desde donde, 30 haciendo frecuentes entradas y estragos, causó muchos daños á Castilla. Pero el noble Rey Alfonso impaciente de estas injurias, llevando en su compañia á su yerno el Rey de Leon, entró en los confines de los Navarros, y habiendo sitiado á Estella lugar nobilisimo, Diego Lopez de Vizcaya, que esta- 35 ba en el lugar con muchos nobles Castellanos, saliendo en su oposicion, les resistió valerosamente, y entre los vallados de

I Lib. VIII. cap. 33.

las

las viñas sucedieron muchas muertes y peligros en las escara. A. C. muzas ; pero porque la fortaleza del lugar disminuía las fuer- 1205. zas de los sitiadores, y les desvanecia el ánimo en la esperanza de la victoria, desampararon los Reyes el sitio, y acaba5 da la dañosa tala á los naturales de su circuito, se volvieron á sus Estados.

I Gerónimo Zurita añade á esta noticia algunas circunstancias que dice halló en unas memorias antiguas, en cuya fé escribe: Parece por otras relaciones antiguas de las cosas de 10 aquellos tiempos, haber sucedido por estos dias, que como el Rey de Leon comenzó á perseguir á su madrastra, que era la Reyna Doña Urraca Lopez, que fué hija del Conde D. Lope Señor de Vizcaya, que llamaron de Naxara, y pusiese cerco sobre dos castillos que tenia, que eran Aguilar y Monteagu 15 do, siendo favorecido del Rey de Castilla su primo, por esta causa D. Diego Lopez que llamaron el Bueno, Señor de Vizcaya, hermano de la Reyna, se desavino del Rey de Castilla, y se vino á Navarra, de donde le comenzó á hacer guerra, de manera que el Rey de Leon hubo de venir á juntarse con 20 él, y juntóse gran caballeria de ambas partes, y hubo entre ellos una batalla de las mas señaladas de aquellos tiempos, y en que mayores hechos en armas se celebraron y fueron en ella los Navarros vencidos. Entonces se afirma por autor antiguo, que se vieron en Alfaro por instancia de la Reyna Do25 ña Sancha los Reyes de Castilla, Leon y Navarra, y el Rey D. Pedro su hijo, y quedaron avenidos; y viendose D. Diego desamparado se fué á los Moros á la ciudad de Valencia, y comenzó á hacer guerra contra Aragon.

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Pero ni el Arzobispo D. Rodrigo, ni ninguno de nuestros escritores señalan el tiempo á que pertenece este suceso, por cuya razon dice Zurita, 2 que no se puede seguramente afirmar, si esto fue antes que el Rey de Navarra, viendo que no era poderoso á resistir á los Reyes de Aragon y Castilla, envió sus Embajadores al Miramamolin de Africa, y se pasó 35 allá con algunos Ricos-hombres de su Reyno.

I Lib. II. de los Anales de Arag. cap. 53.

Nn

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2 Mas adelante en el mismo lugar antes citado.

A. C. Sin embargo juzgo se deben reducir estos sucesos al año 1206. M. CCVI. asi por no ofrecerse confirmando D. Diego Lopez de Haro en el privilegio, en que hallandose nuestro Príncipe en S. Estevan de Gormaz á XXIV. de Setiembre del mismo año hizo merced á Domingo Martinez y su muger 5 Doña Sol de los palacios que tenia entre las villas de Moro y S. Estevan, de que hace memoria su Cronista, como porque, segun veremos en el capítulo siguiente, se estableció tregua por cinco años entre nuestro Príncipe y el Rey de Navarra en el año inmediato de M. CCVII. á que parece regular 10 precediesen los sucesos de esta guerra.

A. C. 1207.

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AJUSTASE TREGUA ENTRE NUESTRO
Príncipe y
el Rey de Navarra el año de M. CCV II.

E

L derecho por que pretendia nuestro Rey la Corona de Navarra como propria suya, y que era intruso en ella D. Sancho su tio, y el odio y rencor de haberle invadido sin causa asi en su menoridad, como luego que perdió la bata- 15 lla de Alarcos, tuvieron en continuo movimiento las armas de entrambos Reynos, y sin permanencia las suspensiones de sus hostilidades, que por intervencion de los Legados A postólicos algunas veces se habian establecido entre estos Príncipes, hasta que hallandose el Navarro oprimido de las inva- 20 siones del nuestro, y reconociendose inferior en fuerzas para oponerse á ellas con el escarmiento de tantas plazas como habia perdido por el ardimiento de su imprudente orgullo, envió á pedir seguro para pasar á Castilla á tratar de componerse de nuevo con él, y habiendosele enviado nuestro Prín- 25 cipe, vino en busca suya hasta Guadalaxara, en cuya villa se hallaba entonces el nuestro, y se establecieron treguas entre ellos por espacio de cinco años.

Asi lo testifica Zurita, cuyas son las palabras siguientes: 2 Viendose el Rey de Navarra sin socorro ni remedio alguno, 30

pu

1 Cap. LXI. p. 223.

2 Lib. II. cap. 55.

puso sus treguas con el Rey de Castilla, y fuése á ver con él A. C. á Guadalaxara por el mes de Octubre de M. CCVII. á don- 1207. de las juraron por cinco años, concordandose de poner cada uno de los Reyes tres castillos en fieldad. Del Reyno de Navarra 5 se nombraron Irureta, Yuzula y S. Adrian; del Reyno de Castilla Clavijo, Ausejo y Yuvera; y fueron nombrados Ricoshombres de ambas partes, de quien los Reyes eligiesen el que por bien tuviesen, que recibiesen los castillos de cada Reyno en terceria. Los Navarros eran D. Juan de Vidaurre, Almora10 vid, Ximeno de Rada y D. Pedro Jordan; y de Castilla fueron D. Alvar Nuñez, D. Lope Diaz, D. Gonzalo Ruiz y Muñon Perez. De estos Ricos-hombres habia de nombrar el Rey de Castilla un Rico-hombre de Navarra, que tuviese los tres castillos de aquel Reyno, como el Rey D. Sancho otro 15 del Reyno de Castilla, que recibiesen los castillos del Rey D. Alonso. Y quedaron de acuerdo, que el Rey de Castilla trabajase en que el Rey de Aragon hiciese la misma tregua y pleytesia con el Rey D. Sancho: porque entre ellos estaban las cosas en harto rompimiento.

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Pero ni el mismo Zurita, ni Estevan de Garibay que tambien hace memoria de este suceso, especifican las circunstancias de su ajuste; ni al Cronista de Navarra se le ocurrió que añadir á lo que escribe el primero. Y es muy verisimil que, como se iba ya cumpliendo el tiempo de las treguas que te25 nia nuestro Príncipe con los infieles, y su fervoroso deseo de continuar la guerra con ellos, y recompensar con su daño el que recibió en la batalla de Alarcos, procurase convenir con los Reyes Christianos sus vecinos para quedar desembarazado y mas poderoso para romper con todas sus fuerzas en ob30 sequio de nuestra santa Fé y de su honor obscurecido en parte con el infeliz suceso de Alarcos.

A este y á otros tales discursos como él nos obliga el descuido y la cortedad de los antiguos en quienes se ofrecen las noticias de los sucesos mas memorables tan mancas y de35 fectuosas, que es preciso adivinar antes que referir con especialidad las pocas que conservan.

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A. C. 1208.

CAPITULO XCIV.

MATRIMONIO DE LA
DE LA

E

INFANTA

Doña Urraca con el Principe D. Alonso de Portugal,
y memorias del Rey pertenecientes al
año M. CCVIII.

LI P. Juan de Mariana, á quien copia, como suele, nuestro 2 Cronista moderno, escribe: Doña Urraca tercera hija de D. Alonso Rey de Castilla, que pretendia antes casar con el Aragonés, perdida esta esperanza, casó el año M. CCVI. con D. Alonso hijo primogénito de D. Sancho Rey 5 de Portugal.

No justifica Mariana la razon que tuvo para reducir al año de M. CCVI. este matrimonio, pues si el haberse casado con la Reyna Doña Maria Señora de Mompeller el Rey D. Pedro de Aragon, con quien supone deseó la Infanta ce- 10 lebrar su matrimonio, fué el motivo porque le señala en él, respecto de hacer memoria inmediatamente del de muestra Infanta, le engañó su presuncion, pues, segun parece de Guido de Podio Laurencio, que termina su Cronicón el año M. CC. LXX. se celebró dos antes el matrimonio del Rey D. 15 Pedro, esto es el de M. CCIV. como tambien reconoce Zurita diciendo: 3 El Señor de Mompeller, segun parece en anales antiguos de Cataluña, murió en el año M. CCII. á II. de Noviembre, y el matrimonio de su hija se efectuó con el Rey de Aragon en el año de M. CCIV.

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Él mismo fundamento tuvo Mariana para asegurar deseó nuestra Infanta casarse con el Rey de Aragon, y que por haber perdido la esperanza de poderlo conseguir se reduxo á celebrar su matrimonio con el Príncipe de Portugal, sin que haya en los escritores antiguos y modernos circunstancia de 25 que inferir tal liviandad en quien tenia sus padres vivos, á cuyas ordenes debia estar sujeta su obediencia.

Fr.

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