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La Danza general ó Danza de la Muerte fúndase, como dice Ticknor, en la vulgar y conocidisima ficcion, tantas veces ilustrada por la poesía y la pintura en la edad media; ficcion reducida á citar á los hombres de todas clases y condiciones para la Danza de la Muerte, especie de mascarada espiritual, en la que figuran todos, desde el pontifice hasta el niño de pecho, danzando en figura de esqueletos. La obra española es pintoresca y singular, quizá tanto ó más que ninguna otra, porque el carácter sombrío y tétrico del pensamiento contrasta admirablemente con la armonía y soltura de los versos y el humor festivo de su autor, y nos recuerda con frecuencia los chistosos cuentos que de vez en cuando se leen en el Espejo para magistrados.

La Revelacion de un ermitaño fué escrita, como se lee en su breve introduccion, por un ermitaño, que la escribió en rimas » porque era sabidor en esta ciencia gaya.. Encuéntrase en el mismo códice del Escorial (IV. b. 21) que nos ha conservado la Danza de la Muerte; creyendo obra de un mismo autor las dos composiciones.

POEMA DEL CONDE FERNAN GONZALEZ.

Las hazañas semifabulosas y semiverdaderas del conde Fernan Gonzalez, héroe del primer período de la lucha cristiana con los árabes, son las que se describen, como dice Ticknor, en este poema, último tratado que contiene el códice IV. b. 21 de la biblioteca Nacional (1). Atribúyese à su valor y esfuerzo la libertad de Castilla del yugo mahometano, y sus hechos, considerados histórica, y no poéticamente, se encierran entre el año de 954, fecha de la batalla de Osma, y su muerte, ocurrida en 970. El poema, pues, está exclusivamente consagrado á recordar sus glorias: comienza con la invasion de España por los godos, y sigue hasta la batalla de Moret, en 967, en que termina el códice, faltando, por lo tanto, los tres últimos años de la vida del héroe. El estilo es en general prosaico y monótono; notándose, sin embargo, la frescura y sencillez comun á toda la poesía de tiempos primitivos.

Muchos trozos del poema son tan parecidos á otros de la Crónica general de don Alonso el Sabio, que no puede haber duda en que el que hizo el uno tuvo presente la otra; y como, por otra parte, hay más visos de que el poema sea amplificacion de la crónica, que no de que ésta sea compendio de aquel, lo más verosímil parece que la narracion en prosa sea la más antigua de las dos, y la que suministró materiales para la composicion poética, que sin duda alguna fué hecha para recitarse en público.

POEMA DE JOSÉ.

En la biblioteca Nacional de Madrid hay un poema de 1220 versos, compuesto en el metro llamado por Berceo cuaderna via, que tan comun era en la antigua poesía castellana, y con las mismas irregularidades y defectos que se notan en las obras de aquel tiempo. El asunto es

>>thographe et de phrase qui, dans l'édition de l'au»teur, ne sont pas conformes au manuscrit de l'Esco»rial.» (Histoire de la littérature espagnole, de G. Ticknor, traduite de l'anglais en français pour la première fois, par J. G. Magnabal, agregé de l'Université, membre correspondant des Académies Royale Espagnole, Royale d'Histoire, d'Archéologie et de Géographie de Madrid, chevalier de l'ordre Royal de Charles III d'Espagne.)

(1) Cúmplenos declarar aquí que la marca del códice del Escorial que contiene los Proverbios morales del Rabbi don Sem Tob, el Tratado de la doctrina, la Danza de la Muerte, la Revelacion de un ermitaño y el Poema del conde Fernan Gonzalez, ΠΟ es, como se ha impreso en las páginas 373, 379, 387 y 389 de este volúmen, IV. 6. 21, sino IV. b. 21.

las aventuras de José, hijo de Jacob; pero tiene dos circunstancias muy singulares, que le hacen curioso, interesante y notable entre las demas narraciones poéticas coetáneas. Es la primera, que, aunque compuesto en castellano, está escrito con caractéres arábigos, y por consiguiente, tiene el aspecto de un códice oriental, con la particularidad de que, como el metro y la pronunciacion están acomodados al valor de las vocales árabes, puede creerse fundadamente que si no es el manuscrito original, es al ménos una copia idéntica y exacta. La segunda es, que el asunto del poema, que no es otro que el muy conocido de José y sus hermanos, no está contado conforme á la relacion bíblica, sino segun la version, más breve y ménos dramática, del capítulo xi del Koran, con algunas variaciones y adiciones, ya tomadas de los comentadores del mismo Koran, ya debidas al ingenio del poeta. Estas circunstancias no dejan lugar á duda, y así puede asegurarse, con algun viso de verdad, que el autor del poema fué alguno de los muchos moriscos que á la expulsion de sus compañeros quedaron escondidos en el norte de España, y olvidando su lengua nativa, adoptaron la castellana, conservando, empero, su creencia y culto mahometano.

El manuscrito del Poema de José está incompleto, faltándole el principio y el fin; pero debe ser muy poco lo perdido. Principia pintando la envidia de los hermanos de José al saber el sueño que éste habia tenido, y la peticion á su padre para que les deje llevárselo al campo con ellos. Despues que los hermanos de José han consumado su traicion, vendiéndole á una caravana de mercaderes egipcios, la historia sigue exactamente al Koran: la hermosa Zuleija ó Zuleia, que corresponde á la esposa de Putifar en la Sagrada Escritura, y es muy celebrada en la poesía árabe, hace más papel del que la corresponde en la fantasía del poeta. José es tambien personaje muy importante: el Rey le adopta por hijo y le encarga del gobierno, y ademas los sueños del monarca, los años alternativos de hambre y abundancia, el viaje de los hijos de Jacob á Egipto, su reconocimiento por José, el mensaje de éste á Jacob, la amargura del padre al ver que Benjamin no vuelve (paso en que queda cortado el códice), están amplificados al estilo oriental, en términos, que parecen más bien fragmentos del Antar ó de las Mil y una noches árabes, que no la tierna y bellísima historia que estamos acostumbrados á oir desde la infancia (1).

RIMADO DE PALACIO.

La última composicion perteneciente á esta primera época de la literatura castellana es el Rimado de Palacio, tratado de los deberes de los reyes y de los nobles en el gobierno del Estado, con cuadros muy vivos de las costumbres y vicios de su tiempo, que, como dice el poeta, deben los grandes reformar y desarraigar. Está escrito en las coplas propias de aquel tiempo, y comienza con la confesion general de su autor; pasa á discutir los diez mandamientos, los siete pecados mortales, las obras de misericordia y otros puntos de doctrina cristiana; habla luego del gobierno del Estado, de los consejeros del Rey, de los mercaderes, de los sabios, de los recaudadores de pechos, y de otros estados, y termina, segun habia comenzado, con ejercicios de devocion. Su autor es don Pedro Lopez de Ayala, el canciller y cronista, uno de los españoles más distinguidos de su tiempo, que ejerció los cargos más importantes del reino en los reinados de don Pedro el Cruel, don Enrique II, don Juan I y don Enrique III, hasta el año de 1407, en que falleció, á los setenta y cinco de su edad.

El Pimado está, á lo que parece, escrito en diferentes épocas de la vida de su autor: por dos veces señala el año en que escribia, y estas fechas manifiestan con evidencia que una parte de la obra se compuso entre 1598 y 1404, y otra durante la prision de Ayala, despues de la batalla de Nájera, en que el duque de Lancaster derrotó al conde de Trastamara, el año de 1367. En resúmen, puede colocarse el poema hácia fines del siglo XIV, siendo de advertir que las desgracias de

(1) Historia de la literatura española, por Ticknor.

su autor y su prision nos recuerdan á cada paso al duque de Orleans y á Jacobo I de Escocia, que hacia el mismo tiempo y en circunstancias muy parecidas dieron tambien pruebas de talento poético bastante parecido al del gran canciller de Castilla.

En algunos trozos, y particularmente en los que tienen carácter lírico, el Rimado ofrece bastante semejanza con las poesías ligeras del Arcipreste; otros están escritos con gravedad y seso, expresando los pensamientos sombrios y profundos que durante su cautividad debieron ocuparle ; pero en general es templado, didáctico y propio del asunto y del siglo en que se compuso. Hay, sin embargo, trozos en que se descubre la vena satírica del autor, sobre todo al tratar de los vicios de su tiempo (1).

POEMA DE ALFONSO ONCENO.

El Poema de Alfonso Onceno (2), llamado por los antiguos y áun por los que no le conocieron Crónica en coplas redondillas de Alfonso Onceno, ó Crónica rimada, es un monumento históricopoético de innegable importancia. Hallóle en Granada, por los años de 1573, el docto historiador y poeta don Diego Hurtado de Mendoza entre los libros árabes que allí tenía, sin que pueda saberse cómo iba á parar al lado de otras producciones árabes, cuando semejante trabajo merecia haberse conservado en la casa Real de Castilla, uno de cuyos más apasionados servidores habia sido el autor del poema. Con carta de 1.° de Diciembre del propio año 1573, comunicaba Mendoza tan precioso hallazgo á Jerónimo de Zurita, cronista de Aragon, clasificándolo entre las producciones que en lo antiguo llamaban gestas, suponiéndolo obra de algun secretario del rey don Alfonso; viendo en ella muchas cosas diferentes de las que el historiador del rey don Alonso pone.» (Publicó esta carta Dormer, en sus Progressos de la historia en el reyno de Aragon, Zaragoza, 1680, página 502.) No tardaba Argote en dar á conocer por vez primera, y no con toda fidelidad, treinta y cuatro coplas de este poema (coplas 28-33, 704-731), en su curioso libro intitulado Nobleza del Andaluzia (Sevilla, 1588, fólio 198), asegurando que lo hacia por la curiosidad de la lengua y poesía de aquel tiempo, y por ser de lo mejor y más fácil que en muchos años se escribió en España.» Los que despues de Argote citaron este poema, no le vieron, como al publicarse la primera parte de la Nobleza del Andaluzia declaraba su índice haberse tenido presente, entre otros libros manuscritos, la Crónica en coplas redondillas por el rey don Alonso el último, de aquí concluia don Nicolas Antonio, en su Bibliotheca vetus (capítulo vi, libro Ix, tomo 1), que esta obra en verso castellano la habia escrito el mismo monarca don Alfonso Onceno. Otro tanto aseguraba, más adelante, el marqués de Mondéjar, en sus Memorias históricas de don Alonso el Sabio (libro vII, capítulo x1, página 459), diciendo que escribió la Crónica en redondillas el rey don Alfonso el Onceno, y que la citaba Ambrosio de Morales. Sarmiento, en sus Memorias (número 675), repite lo dicho por don Nicolas Antonio, pero declarando con ingenuidad que la obra del último Alfonso le era completamente desconocida.

y

No lograba tampoco Sanchez, al publicar más adelante su Coleccion de poesías castellanas anteriores al siglo xv, hallar tan peregrino poema y fijar en él la atencion de los críticos. Observaba, sin embargo, que en la cita de Mondéjar habia error, y al hablar de las treinta y cuatro redondillas únicamente conocidas, exclamaba : «Ojalá se encontrára toda la obra para publicarla! > (Tomo 1, página 172.) Y á pesar de que aun más recientemente se indicaba el nombre del

(1) Historia de la literatura española, por Ticknor. (2) La gloria de la publicacion de este monumento, coetáneo á la memorable batalla del Salado y conquista de Algeciras, debia obtenerla la augusta Señora que ciñe hoy la diadema que ostentó en su frente el político y conquistador Alfonso Onceno. Enterada S. M. la Reina de que en su Real biblioteca del Escorial se conservaba

inédita y en muy mal estado la Crónica 6 Poema en coplas redondillas, que refiere los heroicos hechos de aquel monarca, se dignó tomar la iniciativa en un asunto de tanto interes para la historia, para las letras y para los eruditos, disponiendo que se procediese á la impresion á sus expensas, conservando con todo cuidado la ortografia.

autor del poema en los Estudios históricos, politicos y literarios sobre los judíos, debidos á la pluma del señor don José Amador de los Rios, indicacion que repetia don Antonio Gil y Zárate, en su Manual de literatura (Madrid, 1851, página 21), no se hacia exploracion literaria alguna para sacar del olvido tan precioso monumento y publicarlo integro. El mismo G. Ticknor, en su History of spanish literature (New-York, 1849), se lamenta de su desaparicion y dice: «Es desgracia que el poema entero se haya perdido. »

Uno de los más venerandos códices de la biblioteca del Escorial, que se titula Historia del rey don Alonso, en metro, letra antigua, en romance, y tambien Historia del rey don Alonso el Onceno, que ganó las Algeçiras, en metro, sin principio ni fin, con la marca III. Y. 9., es el que nos ha conservado este interesante poema. Pasó á la referida biblioteca con otros libros del esclarecido historiador don Diego de Mendoza, y de su puño y letra tiene escrito su nombre al pié de la primera foja, de esta manera: D Di.° de M., como si así hubiese querido precaver de toda duda á los críticos que hubiesen podido abrigarla acerca de su procedencia, á que convidaba la poca fidelidad con que Argote de Molina debia reproducir treinta y cuatro de sus coplas. En el Indice de manuscritos del Escorial se asegura, ademas, que este códice perteneció al conocido autor de la Guerra de Granada. Consta de cincuenta y siete fojas útiles, de papel moreno y grueso, muy parecido al llamado pergamino de panno », en fólio, á dos columnas y con letra de fines del siglo XIV, resultando doscientas veinte y ocho columnas de lectura, con las abreviaturas usadas en aquella época (1). Al llegar á la foja 28 siguen cuatro hojas en blanco, algo posteriores al resto del papel, como si hubiesen sido añadidas para llenar alguna gran laguna, si bien nos parece demasiado considerable (2).

Hállase el poema en el mencionado códice escrito siempre como prosa, con las redondillas á renglon seguido, aunque divididas generalmente, y no siempre con el debido acierto, por guiones rojos, contribuyendo todo en hacer por demas cansada y enojosa su lectura.

Muy á menudo se dividen los versos como en pequeños capítulos, dejando de unos á otros un espacio en blanco, y dejando lugar para una letra inicial, cuyo adorno no se puso. Estas divisiones son acertadas cuando se pasa á otro asunto, pero generalmente se hallan sin órden ni concierto. En nuestra edicion hemos respetado las principales.

La ortografia la hemos respetado tambien con todo rigor, duplicando las ss y las ff cuando así están en el códice, suprimiendo ó alterando letras, como muchas veces sucede; retratando, en fin, fidelísima y paleográficamente todas las palabras y locuciones, con sus mil diversas anomalías. Y teniendo presente que unas veces añadia el copista letras, y otras las suprimia ó cambiaba; que hacia uso continuado de la u en vez de b y v, sin regla fija ni general en la ortografía, ya por la rudeza del tiempo, ya por estarse formando entónces todavía el lenguaje castellano, podrán los lectores hallar la clave para la mejor comprension de las más antiguas voces y desfiguradas palabras (3). La metrificacion y la rima está aún, si cabe, más descuidada, sobrando en unos versos dos ó más sílabas, faltando en otros, y no concertando en otros los consonantes. Bien es verdad que muchas veces la manera de leer y pronunciar debia subsanar, en aquella épo

(1) Por faltar en el códice la mayor parte de la foja que contenia las coplas 543, 544, 546, 547, 548, 555, 556 y 569, nos vemos precisados á indicar con puntos tan lamentables lagunas, conservando sólo las letras que áun se leen, si bien no con órden métrico. Lo mismo hacemos en otras redondillas más adelante. Su restauracion sería por demas aventurada. Es inútil advertir que en el códice, escritas las redondillas á renglon seguido como prosa, no llevan número alguno, habiendo creido nosotros indispensable su numeracion para comodidad de los lectores.

(2) Numerosos son los personajes que figuran en el Poema de Alfonso Onceno. Háblase de reyes de Aragon, de Portugal y otros estados, de infantes y grandes maestres de las órdenes, de adelantados, caballeros, adalides y alcaldes, y asimismo de personajes moros, si bien desfigurando muy á menudo sus nom

bres árabes. La memoria de algunos de estos personajes, ya moros, ya cristianos, no fué conservada en la Crónica del mismo rey, ni áun en otros documentos de su época, que hasta hoy han sido publicados, por cuyo solo motivo, á no concurrir otros muchos, el interes histórico del Poema sería innegable.

(3) Así como algunos nombres de los personajes que tomaron parte en los acontecimientos del reinado de don Alfonso Onceno aparecen más ó ménos desfigurados en el Poema, tambien sucede otro tanto con los nombres de territorios, poblaciones y rios, si bien debe tenerse presente que unas veces están realmente desfigurados por la ortografía ó la rudeza de la época, y otras veces lo parece, si no atendemos á la formacion paulatina del lenguaje castellano y de los mismos nombres.

ca, estas aparentes faltas, como sucede, por ejemplo, en la copla 686, y otras veces sólo como licencias poéticas debemos considerar ciertas consonancias. ¿Hubiera sido prudente corregir estas anomalías, ajustar los versos todos á medida, modernizar el lenguaje, arrancando así á tan venerando monumento su rudeza, sus groseros descuidos y su carácter antiguo?

El nombre del autor de este poema nos lo comunica él mismo, en la copla 1841 (columna 179 del códice), de este modo: «La profeçia conté-e torné en desir llano-yo Rodrigo Yannes la noté-en lenguaje castellano. » -En la Crónica de don Alfonso Onceno suena un Rodrigo Yannez de Logroño» (capítulo xx1), que fué enviado por la Hermandat de Castilla con cartas de creencia á la Reina, y las noticias que da como testigo de vista de la batalla del Salado Ꭹ de las correrías y peleas con los moros, el conocimiento que demuestra del carácter de los reyes y de los príncipes, de los caballeros y ricos hombres, conservándonos muy a menudo las conversaciones y los secretos de castellanos y moros, prueba todo que Rodrigo Yannes siguió en muchos de aquellos acontecimientos la córte de Alfonso Onceno, y que ocupó en ella algun puesto de distincion ó confianza (1).

(1) La Crónica de Alfonso Onceno, que ha sido el principal documento que ha guiado á los historiadores para conocer los acontecimientos de su reinado, no fué coetánea, como el Poema, á los sucesos de aquel tiempo. Dicese en su prólogo que el rey don Enrique, hijo del rey don Alfonso, fué quien la mandó escribir ó trasladar en pergaminos, y que fué comenzada á trasladar en el doceno año del reinado de don Enrique, del naci

miento de Jesucristo 1376; es decir, á los veinte y seis años de la muerte del conquistador de Algeciras, y á los treinta y seis de la victoria del Salado. Todo concurre en el Poema para convencernos de que su composicion fué casi coetánea á tan importantes sucesos, respirando el autor en sus versos el mismo entusiasmo que en el campo de batalla.

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