El descubrimiento de América en la historia de Europa

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Coni hermanos, 1916 - 196 páginas

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Página 9 - La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crió, es el descubrimiento de Indias; y así las llaman Mundo Nuevo.
Página 173 - ... el oro es excelentísimo; del oro se hace tesoro, y con él, quien lo tiene, hace cuanto quiere en el mundo, y llega a que echa las ánimas al paraíso.
Página 178 - El tuve de ti muy grande cargo. Cuando te vido en edad de que El fué contento, maravillosamente hizo sonar tu nombre en la Tierra. Las Indias, que son parte del mundo, tan ricas, te las dió por tuyas; tú las repartiste a donde te plugo, y te dió poder para ello. De los atamientos de la mar océana. que estaban cerrados con cadenas tan fuertes, te dió las llaves ; y fuiste obedecido en tantas tierras, y de los cristianos cobraste tan honrada fama. ¿Qué hizo el más alto pueblo de Israel cuando...
Página 171 - De muy pequeña edad entré en la mar, navegando, y lo he continuado hasta hoy. La misma arte inclina, a quien la prosigue, a desear saber los secretos de este mundo. Ya pasan de cuarenta años que yo soy en este uso. Todo lo que hasta hoy se navega he andado.
Página 11 - La mar, como el río de Sevilla gracias a Dios; los aires muy dulces como en abril en Sevilla, ques placer estar en ellos, tan olorosos son.
Página 176 - Ya dije que para la ejecución de la empresa de las Indias no me aprovechó razón, ni matemática, ni mapamundos: llenamente se cumplió lo que dijo Isaías.
Página 171 - Todo lo que hasta hoy se navega he andado. Trato y conversación he tenido con gente sabia, eclesiásticos y seglares. latinos y griegos, judíos y moros, y con otros muchos de otras sectas.
Página 7 - B. Terán (El descubrimiento de América en la historia de Europa, Buenos Aires, 1916).
Página 178 - Yo estoy tan perdido como dije: yo he llorado fasta aquí a otros: haya misericordia agora el Cielo y llore por mí la tierra... Llore por mí quien tiene caridad, verdad y justicia
Página 85 - De aquí nace la avaricia, la sed, no de verdadera gloria. sino de vituperable fama ; de aquí los odios, las enemistades, los disgustos, los bandos, los homicidios, los destierros, la aflicción de los buenos, el engrandecimiento de los perversos...

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