Imágenes de página
PDF
ePub

NUM, 5.°

ESTADO que manifiesta el costo anual de cada departamento de la Real Casa de Beneficencia respecto á los gastos ordinarios y en proporcion al número de plazas en 1846.

[merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors]

Habana 31 de Diciembre de 1846.-Francisco Ramirez.

NUM. 6.°

ESTADO comparativo entre el producto de las entradas eventuales y gastos ordinarios en 1846, y el promedio de los mismos en el quinquenio corrido desde 1o de Enero de 1840 hasta 31 de Diciembre de 1844.

[merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][ocr errors][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small]

ESTADO comparativo entre el promedio de individuos en la Real Casa de Beneficencia en 1846, y el que resulta en el quinquenio corrido desde 1o de Enero de 1840 hasta 31 de Diciembre de 1844.

[merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][ocr errors][merged small][merged small][merged small][merged small]

Habana 31 de Diciembre de 1846.-Francisco Ramirez.

DE 1846.

31

PSICOLOGIA.

LECCION IX.

SEGUNDA PARTE.

PSICOLOGIA PROPIAMENTE DICHA DEL SER

Y DEL ESPIRITU EN GENERAL.

I. (1)

Esplicada ya la conciencia propiamente dicha, debemos esponer en qué consiste el sentimiento que tenemos de nosotromismos.

[ocr errors]

El sentimiento de sí mismo es una intimidad tan fundamental del entendimiento como la conciencia, y jamas es absorbido por ella. Investiguemos pues, cual es el carácter peculiar de este sentimiento, y en qué se distingue de la conciencia.

Hemos advertido que en la conciencia el yo se manifiesta en su espontaneidad; en el sentimiento al contrario, se refiere como á una totalidad; por esto nos persuadimos, al sentirnos, que nos poseemos mas íntimamente, que nos estendemos sobre nosotros en la totalidad de nuestro ser; y que al contrario en la conciencia nos presentamos á nosotros mismos con mayor claridad, pero mas separados, mas distintos, por la espontaneidad, en virtud á la que hacemos de nosotros, en nuestra misma identidad, dos seres particulares. Mas por esto tendrémos fundamento para someter la conciencia al sentimiento, ó el sentimiento á la conciencia? Como estos dos estados no se contienen el uno al otro, ni pueden reemplazarse, no puede designarse dependencia alguna entre ellos; son dos modos íntimos del espíritu caracterizados por dos nociones igualmente importantes. Mas del carácter diferente bajo que se mani

(1) Vease el número anterior pág. 23.

fiestan el sentimiento y la conciencia, emanan algunas consecuencias que determinan de un modo preciso la representacion precisa del uno y otro de estos dos estados en la conciencia y en la vida.

Hemos visto que la conciencia se manifiesta bajo el carácter de la espontaneidad. Semejante es tambien el carácter del pensamiento, que es un modo de actividad de la conciencia. El pensamiento penetra en las cosas que se presentan en la conciencia comprendiéndolas en su espontaneidad, y por lo tanto en su distin-⚫ cion. El espíritu en el pensamiento se opone á los objetos para observarlos, examinarlos en su faz, y para adquirir de este modo el conocimiento de una cosa. En el sentimiento no existen semejante espontaneidad y distincion; el sentimiento se apodera de los objetos en su totalidad no desarrollada, se asimila y confunde con las cosas, y por esta razon no penetra en su naturaleza íntima, no sabe lo que son en sí mismas porque no puede sujetarlas al análisis. EI sentimiento no examina; por el contrario, el pensamiento opera por el análisis y la sintésis, y dirige las cosas, observadas de este modo al sentimiento que puede penetrarlas en seguida á la luz de su verdad. El sentimiento recibe, pues, así esta luz del pensamiento y de la conciencia; el sentimiento por su naturaleza es verdaderamente ciego; seria como si se dijese una cámara oscura sin la claridad que le viene de la luz del pensamiento; si el yo no tuviese mas que el sentimiento, quedaria en un estado confuso, entregado á sí mismo ó á las pocas emociones que le acompañan inmediatamente, pues debe observarse bien que la mayor parte de los sentimientos no se adquieren espontáneamente, sino que vienen á la seguida de pensamientos, de las ideas que ha concebido el entendimiento, y que se exaltan y se ennoblecen tambien con el desarrollo de la inteligencia. Todo hombre tiene el sentimiento vago de la idea de Dios, de lo que es justo, bello y verdadero; pero ¡qué diferencia no hay entre el orador del fetiche y el monotheista cristiano! Por lo que el entendimiento penetra en las cosas por el entendimiento, el pensamiento y la conciencia son el punto abierto del espíritu por donde puede entrar en él todo el universo; en cuanto al sentimiento no es capaz de conducirnos á ningun conocimiento. De este modo es fácil comprender lo grande del error de los que intentan establecer en el sentimiento la base intelectual de cualquiera ciencia. El sentimiento carece de voz en la ciencia que tiene por base, como lo indica su nombre, el saber, el pensamiento y el conocimiento. Los sentimentistas en ninguna parte estan mas fuera de su lugar que donde se trate de ciencia; por esto tienen ordinariamente hasta por esta palabra una aversion declarada, y prefieren para lo que les ocurre establecer, como la revelacion de sus sentimientos, la palabra doctrina. Mas una doctrina tiene que encerrar siempre un conjunto de ideas y de nociones que no pueden venir al alma sino por la actividad del pensamiento. El alma, pues, por la espontaneidad de este pensamiento se lanza en el mundo, se eleva hasta

[ocr errors]
« AnteriorContinuar »