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empresa, y sin que estuviesen continuamente caldeadas las numerosas máquinas, que se tragarian, si se nos permite la palabra, la mayor parte de los beneficios, si á virtud de esta grande afluencia, repetimos, se llena esta plaza de azúcares por ejemplo, en mucha mayor cantidad de la que exijen las demandas, bajando por consiguiente los precios, ¿continuarún imprudentemente los hacendados enviando sus frutos á tanta distancia para perjudicarse en las ventas? Esto no puede ser.

39 Pero los ingenios que por el ferro-carril de Cárdenas conducen azúcares á este puerto para recibirlos en la Habana, en donde tienen su residencia los propietarios preferirán la línea terrestre por ménos riesgosa y mas económica, y no irán á buscar el puerto de Cárdenas, para traerlos al de esta capital por medio del cabotage.

La opinion de que es menos riesgosa la conduccion por el ferro-carril puede sostenerse victoriosamente; pero tenemos tan pocos ejemplares de azúcares perdidas en su tráfico marítimo, que apénas recordamos otros que los causados por los huracanes, que por fortuna no han estallado sino concluidas casi del todo las conducciones de la zafra: si descargase de nuevo este azote, de que Dios nos preserve, no estarian mas seguros en la mar que en esos almacenes. Puede tambien sostenerse que es mas económica la conduccion por esa dilatada línea que por la marítima en parte, y en parte terrestre: puede llamarse en auxilio de la prueba la fuerza de los guarismos y producir una conviccion momentánea; pero todas esas demostraciones vienen por tierra al considerar que se fijan precios, segun la tarifa actual, y se graduan los costos por lo que hoy aparecen y aun se escapan algunas circunstancias que parecen insignificantes, pero que son de mucha importancia.

Dícese, por ejemplo: el hacendado que recibe en la Habana sus frutos de aquellas comarcas, paga hoy por conduccion de una caja de azúcar en el ferro-carril hasta Cárdenas. . rs. fs. 9 Almacenage en Cárdenas.

Conduccion á la Habana en goleta.

Conduccion terrestre.

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Fuerza poderosa de los números! Raciocinio convincente para probar que costando 2 rs. ménos la conduccion de azúcares por la línea de ferro-carril que resultaria de la grande union, es preferible sin duda este medio; y que por consiguiente abandonarian las cargas su rumbo acostumbrado por Cárdenas. Pero aun cuando todo

este cálculo no quedase destruido á la simple reflexion de que habian de variar necesariamente los precios actuales, se ha omitido en él los gastos que tienen que sufragar los hacendados despues que llegan sus cargas al paradero de Villanueva: no se hace de valde la conduccion desde allí al almacen del propietario; tampoco se ha tenido presente lo que cuesta el almacen, porque ó lo paga fuera de su habitacion el hacendado, ó tiene que vivir en una casa de alquiler crecido con suficiente capacidad para almacenar sus frutos.

No puede decírsenos que viniendo por mar sucederia lo mismo; porque ya la esperiencia ha enseñado á los hacendados la ventaja de depositar sus frutos en los utilísimos almacenes del pueblo de Regla; en donde se reciben, se descargan y almacenan, por solo el costo de un real por cada caja de azúcar que no satisface el propietario sino al tiempo de la venta.

Ademas de esto, si en los ferro-carriles se establecen mínimos precios de la tarifa ¿por qué hemos de dudar que en tan laudable competencia, la empresa de Cárdenas ha de continuar cobrando 9 rs. fuertes por su tramo de Navajas hasta el puerto, cuando á la gran línea desde Navajas hasta Villanueva solo se asignan 14? Qué, en este importante concurso de dos empresas, procurando atraerse la concurrencia, una de ellas únicamente será la que sepa calcular bien y bajar su tarifa (que es lo que hace aumentar los productos,) miéntras la otra se aferre en lo que hoy tiene estipulado por módico que aparezca? No parece razonable este modo de calcular.

Agréguese á esto que si hoy los buques de cabotage cobran 6 reales por la conduccion de cada caja de azúcar y 1 real por su almacenage en el puerto de Cárdenas ¿quién dice que no se disminuirá este flete y este costo cuando la rivalidad y el propio interes de los conductores lo demanden? Y entonces, qué es lo que queda de convincente en el cálculo que acabamos de esponer? Una verdad, y una verdad muy conocida, y es, que para establecer una demostracion por medio de los guarismos, es preciso procurar que estos sean exactos y que estén sometidos á todas las circunstancias. Cuando se busca una proporcion, cuando se quiere indagar la diferencia que hay en el costo entre uno y otro medio, es forzoso que si se concede á uno toda la modicidad en los precios de tarifa, no se le niegue al otro el mismo recurso. Si al asignar el costo de la conduccion por el ferrocarril de la Habana se le dá toda la baja á que es permitido llegar, parece consiguiente que se calcule que la de Cárdenas hará lo

mismo.

Nosotros no seremos los que fijemos estos precios, porque no nos corresponde abrogarnos el imperio de las circunstancias: estas serán las que establezcan las tarifas; pero sí podremos decir que en esa gran línea que tienen que recorrer las cargas por el ferro-carril de la Habana no hay tantos medios para establecer una baja tarifa sin esponerse á pérdidas, á la vez que no creemos que sea imposi

ble que desde Navajas hasta los almacenes de Regla llegue una caja de azúcar por solo el costo de 10 reales; y esto se entiende cuando la localidad de la finca productora no haga economizar una tercera parte ó la mitad del camino de Cárdenas, pues entonces saldria mucho mas ventajosa la conduccion por este puerto que por el ferrocarril de la Habana, pues el tránsito que acortaba por una parte, lo aumentaba por la otra.

Estamos persuadidos de que se conocerá que no nos anima otro interes que el del beneficio público; y que si no lo hemos conseguido todo, por lo menos hemos espuesto algunas pruebas en favor de nuestra opinion que no podemos variar. Todo lo que podrá oponérsenos es que la grande union perjudica á la empresa de Cárdenas respecto á las cargas: se buscarán datos en que apoyar esta oposicion, y se encontraran sin duda; pero no podrá destruirse esta verdad: "Por mucho que se perjudiquen los intereses de esta empresa se verificará la grande union porque hay tambien intereses que la dictan sin contar con los beneficios públicos: si Cárdenas contribuye á esta importante medida, compensará aquellos perjuicios, si se contenta con declamar y no hace nada es inminente el riesgo en que se coloca."* Pero todavía tenemos que insistir en los beneficios que obtendría aquel ferro-carril entrando en la proyectada union; y vamos á hacerlo brevemente.

La empresa del ferro-carril del Júcaro al ver que la amaga de invasion esa grande y continuada línea; y que remontándose esta hácia el Sur puede arrebatarle una considerable parte de su tráfico, conocerá y calculará que entroncándose con el de Cárdenas evitará estos inconvenientes; pero para esto sería indispensable que viese á esta verificar el proyectado enlace. Por consiguiente, siendo del mayor interes para esta última empresa que la línea del Júcaro vaya á terminar en el puerto de Cárdenas por los grandes beneficios que resultarian de esta medida; ella pondría la ley con solo propender á la grande union, porque entonces la del Júcaro penetrándose no solo de las ventajas de tener mejor embarque y desembarque para las cargas y pasageros, sino que tambien entraría en el utilísimo plan de comunicarse hasta la capital, cedería algun tanto de sus pretensiones de aislamiento al ver rebajada en gran manera la altiva posicion en que la han colocado circunstancias de momento.

Otro de los beneficios que resultan á Cárdenas de esta union es la afluencia de pasageros. Hemos hablado de esto en nuestro artículo anterior, pero queremos insistir de nuevo sobre este punto, que al tratarse de la gran línea es el de la mayor importancia. Es verdad que estas son esperanzas, y ya se vé que no podrian ser otra cosa en proyectos que no están realizados; pero esperanzas son tambien los demas resultados que se indican. Sin embargo, nosotros no encontramos muy exacta la palabra para indicar consecuencias neresarias, indispensables de la grande union, cosas que no pueden dejar de suceder, cual es el aumento estraordinario, la afluencia nu

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merosa de pasageros en una línea de ferro-carriles desde la Habana á Cárdenas: lo único que puede dudarse es el grado á que llegará la importancia de esta comunicacion y los rendimientos efectivos; pero no será mucho exagerar si decimos que en las grandes líneas los productos de pasageros son de mas consideracion que los de carga, aunque no sea mas que por la razon de ocupar un corto espacio en los trenes, gravar con menos peso, estar sugetos á un precio infinitamente mayor en la tarifa y concurrir con mas frecuencia y en todas las épocas del año á la línea: pregúntesele si no á la empresa de la Habana cuál es el renglon que le rinde mas provecho.

En vista de estas reflexiones, cuatriplíquese el número de pasageros que hoy cuenta el ferro-carril de Cárdenas, que es lo menos que podría resultar en la estensa y continuada comunicacion que nos ocupa, y aunque disminuyése una tercera parte el producto que deja el trasporte de carga, se verá entonces, si estas esperanzas positivas no son ventajosas para la empresa.

No creemos haber producido la conviccion, porque tampoco hemos esforzado todas las razones. Próxima á distribuirse esta entrega, no hemos podido detenernos mucho en el presente artículo, que no debíamos dejar de producir: si algo nos resta que esponer, lo haremos en la del próximo mes.

SECCION DE ANTIGUEDADES.

SERIE CRONOLOGICA

DE LOS

RR. OBISPOS DE SANTIAGO DE CUBA.

Conclusion.

29.-MOLINA.

(1730) El Mtro D. Fray Gaspar de Molina, natural de Mérida, del orden de San Agustin, Prior Provincial Asistente y ex general honorario de su órden; consagróse en Madrid, y estando pronto para venir á esta isla, y con la deliberacion de nombrar para su auxiliar un canónigo de esta iglesia, se le promovió á Barcelona y no pasó á ella por necesitar de su persona en la córte. Confiriósele tercera iglesia que fue la de Málaga que tampoco vió por hallarse ocupado en el Ministerio de gobernador del Consejo de Castilla y Comisario general de la Santa Cruzada, coronó todas sus felicidades con un Capelo: falleció por el mes de Agosto del año 45, dejando esta su primera iglesia con el timbre de que ninguna otra en la América ha merecido prelado tan circunstanciado de empleos. A esta gloria debe añadirse otra singularísima, que un siglo antes habia disfrutado el haber tenido un obispo cartujo.

30.-LASO DE LA VEGA.

(1731) D. Fray Juan Laso de la Vega y Cansino, noveno de este nombre natural de Carmona, del órden de San Francisco, lector jubilado, difinidor general mas antiguo, guardian de su convento de Sevilla y Provincial dos veces; hízosele la merced por este año de 31 y por no haber querido aceptar, se le precisó á ello por medio de la obediencia que su general le impuso; despacháronse sus bulas á 18 de Noviembre del mismo año; consagróle en su convento en Sevilla dia 20 de Abril del siguiente año de 32, el Cardenal Borja, con asistencia de su antesesor que tambien fué despues Cardenal. Embarcóse por Julio del mismo año 32, dia 1o de Octubre ancló en este puerto; dia dos saltó en tierra, y celebró misa en el convento de San Francisco, hospedóse en el colegio seminario, al dia siguiente pasó á su catedral con la solemnidad dispuesta; con la misma se le posesionó el dia 1o; mantívose en esta capital haciendo órdenes y confirmaciones hasta el dia 8 de Diciembre en que marchó para tierra-dentro: llegó á la Habana, en donde se mantuvo haciendo varias obras pias: como fué la de haber fabricado el convento de Nuestro Padre San Francisco, obra tan suntuosa, que no se halla en aquella ciudad otra semejante;

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