Poesías póstumas de don Josef Iglesias de la Casa, presbitero

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Sierra y Marti, 1820
 

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Página 184 - Iba cogiendo flores Y guardando en la falda Mi ninfa para hacer una guirnalda; Mas primero las toca A los rosados labios de su boca, Y les da de su aliento los olores. Y estaba (por su bien) entre una rosa Una abeja escondida, Su dulce humor hurtando; Y como en la hermosa Flor de los labios se halló, atrevida La picó, sacó miel, fuese volando.
Página 176 - Oye que al cielo toca con temeroso son la trompa fiera, que en África convoca el moro a la bandera, que al aire desplegada va ligera. La lanza ya blandea el árabe cruel, y hiere el viento, llamando a la pelea; innumerable cuento de escuadras juntas veo en un momento. Cubre la gente el suelo...
Página 176 - ¡Ay! que ya presurosos Suben las largas naves; ¡ay! que tienden Los brazos vigorosos A los remos, y encienden Las mares espumosas por do hienden.
Página 178 - Acude, corre, vuela, traspasa el alta sierra, ocupa el llano, no perdones la espuela, no des paz a la mano, menea fulminando el hierro insano.
Página 174 - Ya dende Cádiz llama El injuriado conde, a la venganza, Atento, y no a la fama, La bárbara pujanza, En quien para tu daño no hay tardanza. "Oye que al cielo toca Con temeroso son trompeta fiera ; Que en África convoca El moro a la bandera, Que al aire desplegada va ligera.
Página 172 - DEL TAJO Folgaba el Rey Rodrigo con la hermosa Cava en la ribera del Tajo, sin testigo; el...
Página 178 - ¡Ay, cuánto de fatiga! ¡ay cuánto de sudor está presente al que viste loriga, al infante valiente, a hombres ya caballos juntamente!
Página 182 - Mil veces voy á hablar A mi zagala. Pero mas quiero callar Por no esperar Que me envie noramala. Voy á, decirle mi daño, Pero tengo por mejor, Tener dudoso el favor Que no cierto el desengaño: Y aunque me suele animar Su gracia y gala, El temor me hace callar, Por no esperar Que me envie noramala.
Página 174 - Ya dende Cádiz llama el Injuriado Conde, a la venganza atento y no a la fama, la bárbara pujanza, en quien para tu daño no hay tardanza. Oye que al cielo toca con temeroso son la trompa fiera, que en África convoca el moro a la bandera que al aire desplegada va ligera. La...
Página 186 - Yo vi sobre un tomillo Quejarse un pajarillo, Viendo su nido amado, De quien era caudillo, De un labrador robado. Vile tan congojado Por tal atrevimiento Dar mil quejas al viento, Para que al cielo santo Lleve su tierno llanto, Lleve su triste acento. Ya con triste armonía, Esforzando el intento, Mil quejas...

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