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J. Groos, 1904 - 427 páginas
 

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Pasajes populares

Página 368 - Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspes sustentado.
Página 370 - A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me baste, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada.
Página 389 - Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención...
Página 369 - Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanza, de recelo.
Página 388 - ... dicen las letras, que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas, que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despojan los mares de corsarios...
Página 371 - Más precia el ruiseñor su pobre nido de pluma y leves pajas, más sus quejas en el bosque repuesto y escondido, que halagar lisonjero las orejas de algún príncipe insigne, aprisionado en el metal de las doradas rejas. Triste de aquel que vive destinado a esa antigua colonia de los vicios, augur de los semblantes del privado. Cese el ansia y la sed de los oficios; que acepta el don y burla del intento el Ídolo a quien haces sacrificios.
Página 203 - Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando . con su dulce y sazonado fruto.
Página 386 - Paz sea en esta casa" ; y otras muchas veces les dijo : "Mi paz os doy, mi paz os dejo, paz sea con vosotros"; bien como joya y prenda dada y dejada de tal mano : joya que, sin ella, en la tierra ni en el cielo puede haber bien alguno.
Página 344 - Ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo ésta: el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir...
Página 375 - La codicia en las manos de la suerte se arroja al mar, la ira a las espadas, y la ambición se ríe de la muerte.

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