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Don Pedro Enriquez (1) de Azevedo, segundo conde de Fuentes de Val de Opero, en Castilla, nació por los años de 1515. Fué hijo de D. Pedro Enriquez de Guzman (2) y de Doña Juana de Azevedo y Fonseca, primera condesa de Fuentes. En 1585, en las fiestas y juegos de cañas que Zaragoza hizo para celebrar el casamiento del duque de Saboya, D. Cárlos Manuel, con la infanta Doña Catalina, hija de Felipe II, fué el conde uno de los que mas se distinguieron saliendo en la cuadrilla del Almirante de Castilla. Poco despues acompañó al Rey á las Córtes de Monzon y al concluir aquel año fué enviado á Turin, córte de Saboya, con el especial encargo de visitar al Duque y á su esposa y tratar con ellos del auxilio que por aquella parte habia de darse á los jefes de la liga francesa.

De camino tomó posesion del cargo de capitan general de la caballería de Milan, sirviendo á las órdenes de D. Sancho de Guevara y Padilla, gobernador de aquel Estado, hasta que por los años de 1588 volvió á España. Aprestábase á la sazon en los puertos de la Península la formidable armada que debia invadir las coslas de Inglaterra, y el conde fué uno de los ministros encargados de inspeccionar las levas y activar los armamentos. Por Febrero de 1589 fué nombrado capitan general del reino de Portugal, cuya capital Lisboa defendió en Junio contra el ejército de D. Antonio prior de Ocrato, que auxiliado de ingleses (3) habia desembarcado en aquellas costas.

(1) Haro y otros genealogistas escriben indiferentemente Enriquez y Henriquez. Bavia en su Pontifical le llama Enriquez de Toledo; otros Enriquez de Guzman como su padre.

(2) Hijo de D. Diego Henriquez de Guzman, tercer conde de Alba de Liste, Y de Doña Catalina de Toledo Pimentel, hija de D. García de Toledo, el que murió en los Gelves, en 1515.

(3) John Norris, sir Francis Drake y otros corsarios à quienes la rej na Isabel de Inglaterra habia buscado para aquella expedicion

Gobernaba los Estados de Flandes el célebre duque de Parma, Alejandro Farnesio, el cual habia poderosa→ mente contribuido á los triunfos de la liga católica, si bien la falta de union de los caudillos franceses afiliados en aquella bandera, y los talentos militares del príncipe de Bearne, que subió despues al trono con el nombre de Enrique IV, hicieron inútiles 'todos los esfuerzos de Felipe II para hacer prevalecer definitivamente el partido de los Guisas. Herido de un mosquetazo en el sitio de Caudebec, que fué sin embargo tomada en Abril de 1592, el duque se retiró poco despues á Flandes, desde donde envió á suplicar á Felipe II se sirviese relevarle del gobierno de las armas, pues se consideraba por sus achaques y falta de salud incapaz para el mando, y además deseaba morir en sus estados. El Rey despachó sin tardanza al marqués de Cerralvo para que de su parte le consolase y alentase á continuar en el mando; pero el marqués murió antes de embarcarse en Palamós, y el estado de las cosas en Flandes fué empeorando visiblemente, habiéndose el Conde Mauricio de Orange apoderado de varias plazas importantes de la frontera. El mal pedia pronto remedio, y Felipe II puso los ojos en el conde de Fuentes, despachándole con instrucciones secretas y órden de no abrirlas hasta su llegada á Flandes. Entró el conde en Bruselas por Noviembre de 1592; mas cuando trataba de avistarse con el Duque, que se hallaba á la sazon en Arrás, recibió aviso de su muerte, y de haber designado para sucederle en el gobierno de los Estados, mientras S. M. no dispusiese otra cosa, al conde Pedro Ernesto de Mansfeld, uno de los señores flamencos de mas autoridad y crédito. en la política y en las armas. No queria al pronto pasar por este nombramiento el Consejo de Estado de Flandes, pretendiendo que el Duque habia excedido los límites de su prerogativa; pero habiendo el de Fuentes presentado

una credencial de Felipe II, en la cual mandaba se le obedeciese en todo, el Consejo desistió de su competencia, quedando desde luego Mansfeld, aunque valetudinario y cargado de años, con el mando político, y encargándose de todo lo relativo á las armas el conde de Fuentes.

Lo primero que este hizo fué fijar su atencion en la hacienda pública, casi del todo exhausta por los despilfarros de la administracion pasada y los grandes gastos que habian ocasionado las guerras de la Liga. Mientras llegaban de España los socorros de gente y dinero que Felipe II le habia prometido, dispuso fuesen visitados oficiales y contadores, y castigados los delincuentes, logrando de esta manera corregir muchos abusos y desórdenes que en los últimos tiempos se habian introducido. Luego dispuso que el conde Cárlos de Mansfeld, hijo del gobernador, entrase por Picardía, mientras el coronel Cristóbal de Mondragon hacia frente al de Orange, y Francisco Verdugo limpiaba la Frisia de enemigos. El mismo, á la cabeza de los tercios españoles é italianos, y despues de recuperada la plaza de Huy, que los holandeses habian ganado por traicion al arzobispo de Cambray, obispo de Lieja, se disponia á tomar la ofensiva, cuando la muerte inesperada del archiduque Ernesto (1) que un año antes habia venido á gobernar los Estados, le obligó á desistir de su intento.

Mientras Felipe II proveia nuevo gobernador, el conde de Fuentes quedó encargado del mando; pero el estado de la cosa pública era tan aflictivo que bien necesitó aquel de toda su prudencia y energia para salir del apuro en que se hallaba. Habíanse amotinado por falta de pagas los italianos y valones, que dueños de varias plazas, se resistian

(1) Murió este príncipe que era hijo de Maximiliano y hermano del archiduque Alberto, que gobernó despues, en Febrero de 1595. Su entrada en Bruselas se verificó el 30 de Enero, de 1594.

á entregarlas mientras no se satisfaciese á sus justas reclamaciones. Los tudescos entraron tumultuosamente en Bruselas, prendieron á su coronel Beristain y amenazaron dar saco á la ciudad, si no se les pagaban prontamente sus atrasos. El duque de Bouillon, y el conde Felipe de Nasau corrian el ducado de Luxemburgo; el condestable Velasco, que desde Milan habia pasado al Delfinado, se hallaba bastante comprometido en Borgoña, y Enrique IV, ya absuelto por el Papa, y rey de Francia, declaraba solemnemente la guerra al Rey Católico y se preparaba á entrar por la frontera del Artois.

En tan críticas circunstancias tomó el conde el gobierno de los Estados de Flandes; pero su prudencia y ánimo varonil le sacaron de la situacion angustiosa en que se hallaba. Repartió algun dinero entre los amotinados, y habiendo prometido pagarles cuanto antes el resto de sus atrasos, redujo los mas á la obediencia, logrando reunir un cuerpo respetable de ejército. El coronel Verdugo, reforzado con tropas y bastimentos echó del Luxemburgo á Bouillon y á Nassau; el marqués de Varambon, flamenco, se opuso con ventaja á los designios del duque de Longuevila, que desde Dourlens, donde estaba acampado, amenazaba las fronteras del Hainault y del Artois. A Cambray, cuyo gobernador Mr. de Baligny habia súbitamente abandonado el partido de la Liga para pasarse al de Bearne, envió al príncipe de Chimay con órden de apoderarse de la ciudad y castigar su desercion. El mismo con los tercios españoles de D. Agustin Mexía y D. Alonso de Mendoza, los alemanes y valones y la caballería mandada por D. Rodrigo de Mendoza, duque de Pastrana (1) recien llegado de España, en todo 7,000 in

(1) Hijo de los príncipes de Eboli, Ruy Gomez de Silva y Doña Ana de Mendoza.

fantes y 1,500 caballos, se metió por Picardía. El 15 de Junio tomó á Chatelet, fortaleza importante á dos leguas de Cambray; desde allí fué á Clery, castillo próximo á Perona, que tambien tomó, dejando en él fuerte presidio que tuviese en freno á los de dicha ciudad. Por último, conociendo que sin apoderarse antes de Dourlens, era inútil toda tentativa contra Cambray, el conde se resolvió á atacarla.

Era la plaza fuerte en extremo; estaba bien presidiada y bastecida, y además el duque de Bouillon que con el ejército francés andaba por aquellas cercanías, habia tenido tiempo suficiente para echar dentro 400 caballos-corazas y 800 infantes escogidos. Al siguiente dia de haber acampado nuestro ejército, como el general de la artillería Valentin de Pardieu, señor de La Motte, armado de fuerte celada y rodela, con que se cubria la cabeza y el pecho, reconocia las fortificaciones y el foso, fué muerto de un mosquetazo, entrándole la bala por el ojo derecho. Este impensado accidente en nada retardó las operaciones del sitio; abriéronse trincheras, colocóse la artillería y comenzaron los nuestros á batir con furia la ciudad y castillo. Acudió al socorro Bouillon con todas las fuerzas que tenia disponibles, y un gran cuerpo de infantería vieja que le vino de Champaña y Normandía; acompañábanle el señor de Villars, almirante de Francia, el conde de Saint Pol Mr. de Sesseval, los gobernadores de los presidios comarcanos y casi toda la nobleza de aquellas provincias.

El 23 de Julio, hallándose el conde de Fuentes á caballo recorriendo el campo y dirigiendo las operaciones del sitio, tuvo aviso de que el enemigo estaba á la vista. Luego al punto mandó tocar al arma y se preparó para recibirle. Dejando bien reforzadas las trincheras y á cargo de Hernan Tello Puertocarrero, dispuso que el teniente del maese de Campo general Gaspar Sapena, con 1,000 infantes

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