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le dió una estocada que murió de ella dentro de hora y media con grande opinion de santidad, porque en viéndose herido, á altas voces le oyeron decir: «Yo te perdono. y doy gracias a Dios me saca de una vida tan llena de miserias.» A las voces acudió la gente del barrio, que era ya bien de noche, y le llevaron á su casa, donde recibidos los Sacramentos espiró. Dió tanto sentimiento á la justicia una muerte tan desgraciada que, haciendo varias diligencias cogieron al matador y á otros dos. El matador. confesó de plano que él habia errado el golpe, porque á quien pretendia matar era á su competidor, y que como le vió salir de la casa, ciego con la pasion, le habia dado la estocada; mas que nunca imaginó era sacerdote al que heria ni el tal le habia ofendido jamás en cosa alguna. A este le despacharán en breve; los otros que ó debian de ser compañeros suyos ó iban acompañándole; no sé el cargo que les hacen.

Ayer hubo aquí tres muertes violentas, una de un capitan, y otras dos de dos mozos de no mucha edad, que en riñas quedaron en la demanda.

Los escoceses han entrado en Inglaterra en favor del Parlamento, y le han tomado al Rey una provincia que confina por un lado con Escocia; apretaránle si continúan.

No se ofrece otra cosa de que poder avisar á V. R., á quien Nuestro Señor guarde como deseo. El P. Lagunilla. me dió su encomienda de V. R. Viva mil años por el favor y caridad. Madrid y Abril 5 de 1644.-Sebastian. Gonzalez. Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

Madrid y Abril 10 de 1644.

(Tom. 129, fól. 1213.)

Pax Christi, &c. Padre mio, lo que hay de nuevo que avisar á V. R. es lo siguiente: La cámara de Indias ha resuelto que ningun oficial mayor ni capitan de los que vinieron con los galeones pasados, vuelva con ellos á este viaje por cuanto por su medio se trujeron muchas cantidades sin registro, y los que registraron, que habian de ser los mas bien parados, salieron condenados en costas, pues les cargaron entre pocos las averías que debian pagar muchos, con lo cual subieron tanto los derechos, y se pone impedimento al comercio que es tan útil para este reino. Vánse repartiendo los oficios y se nombran de nuevo cabos principales y capitanes; hasta ahora no ha salido la lista; en habiéndola avisaré.

S. M. salió de Zaragoza el viernes, y fué por sus jornadas hasta donde el ejército estaba esperando. Hoy consta este de 9,000 infantes efectivos y 4,000 caballos. Espére se mas infantería y caballería. Los mas son soldados viejos, y muchos de ellos han sido capitanes y alféreces, y tenido otros oficios. S. M., estando á vista del ejército, tomó un caballo y acercándose á él, paseó toda la frente, que ocupaba casi media legua. Las naciones todas á su usanza le batieron las banderas al pasar. Eran 14 tercios lucidísimos; hicieron primero salvas de tres tiros de artillería con bala; luego toda la infantería por tres veces y siempre con bala. El traje de S. M. fué vestido de soldado, encarnado bordado de oro, jubon y calzon, coleto de ante liso; la banda carmesí bordada, sombrero blanco y plumas carmesís, bastoncillo corto de palo liso. Estuvo once ho

ras á caballo, cuando se esguazó el Cinca, que con su asistencia pudo dar calor al edificio del puente, de suerte que en un dia se hizo lo que en diez se habia de hacer.' A la noche visitó de embozo todos los cuarteles, en donde ardian mas de 2,000 hogueras, que eran las que servian á los soldados de cocina. Reconocido á la luz del fuego se levantó grande vocería en toda la gente victoreando á S. M.; unos daban saltos de contento; otros arrojaban en alto los sombreros, y otros hacian otras mil demostraciones de gusto y contento. Hizo S. M. tres mercedes á los soldados: Primera, un escudo de ventaja á todos sobre su sueldo ordinario. Segunda, que ningun soldado pagase media anata de ningun oficio de milicia. Tercera, que los puestos se fuesen optando por sus grados, sin que se ingiriesen para ellos favores, v. g.: faltando el capitan, entre á serlo el alférez, y al alférez suceda el sargento, y al sargento el cabo de escuadra mas antiguo, y á este el soldado mas antiguo de la compañía, con lo cual los soldados, además de estar grandemente contentos, están sobremanera alentados.

Hay provisiones para cuatro meses abundantísimamente, y sobran 600,000 raciones. El Almirante envió para Tarragona 30,000 fanegas de trigo y 6,000 quintales de bizcocho. De balas, pólvora y cuerda dicen es la provision copiosísima.

No se ha sabido hasta ahora la faccion que tienen resuelto de hacer; y cuanto mas secreta estuviere es mejor.

Dícese que Monsiur de La Mota se habia metido en Lérida para defender aquella plaza; no se sabe de cierto, mas sí lo es que ha vuelto á Cataluña de Francia, que en Lérida habia 1,000 franceses de guarnicion, y que en todo el Principado no habia mas de 4,000 franceses y 4,500 caballos.

De Badajoz hubo cartas este correo pasado, y avisan

que Torrecusa envió á un maestre de Campo sobre... (1) con 250 caballos y otros tantos mosqueteros. Estos quedaron emboscados y la caballería salió á correr el campo y recoger el ganado. Traian una buena presa de toda suerte de ganado mayor y menor. En esta ocasion llegaron 1,000 hombres de socorro al pueblo, y viéndose el cabo que en él estaba con tanta infantería y 100 caballos, parecióle tenia cogidos en la red á los castellanos, y que no se habia de escapar uno tan solo. Dispuso su gente con intento de cogerlos en medio; los nuestros iban retirando su presa y dando y recibiendo cargas; cuanto mas los nuestros picaban, tanto mas priesa se daban los portugueses en irlos cerrando, y juntándose: iban con tanta confianza que llegaron con la codicia de cogerlos á manos á tiro de cañon de la trampa que les tenian armada. Pasaron los nuestros de ella, y al pasar los portugueses por el lado y por las espaldas les dieron dos ó tres ruciadas de mosquetería tan á tiempo, que cayeron casi 100. Con el inopinado suceso empezaron á huir los portugueses; unos por una parte, otros por otra. Nuestra infantería los fué siguiendo, y la caballería dejando algunos con la presa, llegó hasta las puertas del lugar donde algunos se recogieron. Fueron en el alcance muertos algunos, heridos mas, presos 40 y un fidalgo principal que era el cabo. Tomáronseles 30 caballos y cantidad de armas, y recogióse lo demás que en la primera entrada no se habia podido traer y con todo se vino el cabo á Badajoz. Háse estimado esta faccion, porque además de haber sido bien considerable la presa, los que habian venido en socorro del pueblo quedaron totalmente desbaratados y tan amedrentados que no se sabe haya vuelto hasta ahora ninguno al lugar.

(1) Hay un blanco en el original.

El duque de Alba avisa á un P. de casa como entràron 3,000 portugueses y 1,000 caballos por hacia CiudadRodrigo, y que dieron en un pueblo suyo, y quemaron algunas casas porque las mas estaban dentro de una fortificacion, y se llevaron algun ganado mayor y menor. La gente que habia de guarnicion era poca, y esa se contentó con defender lo que estaba fortificado, como lo hizo.

No se ofrece otra cosa de que avisar á V. R. El Diá→ logo no fué el correo pasado porque volvió de suerte que temí no había de llegar de provecho. Con este correo va, y le he encargado al P. Fonseca. No me atreví á enviar dentro la imágen, porque no suceda alguna desgracia y se pierda: con el primero que de aquí fuere á Sevilla la enviaré. Guarde Nuestro Señor á V. R. como deseo. Ma→ drid y Abril 10 de 1644.-Sebastian Gonzalez. Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

Madrid y Abril 12 de 1644.

(Tom. 129, fól. 1218.)

Pax Christi, &c. Porque V. R. no se queje de mí, con ser hoy dia de campo lo he dejado por no perder la ocasion de escribir, siendo dia de correo.

Este dia pasado ahorcaron á un hombre que habia sido de los cómplices que hicieron el hurto á Nuestra Señora de Gracia, en la plazuela de la Cebada. Habian sido cuatro y prendieron los tres, y este cuando supo estaban presos los compañeros. vino de su tierra á visitarlos á la cárcel de Córte. Diéronlos tormento á los tres, y aunque confesaron sú delito, ninguno le descubrió; si bien un escribano tenia noticia dél y de las señas por la sumaria. Condenaron á los tres á ahorcar, y él se halló presente su

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