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cámara de popa alta. Al fin, quiso Dios sacarnos de este peligro y consolarnos con la vista de Puerto-Rico, en que despues de ocho dias entramos. Fué la alegría inexplicable al vernos pisar el suelo seguros de estos temores; el alegrarnos con nuestros compañeros; el abrazarse los del un navío al otro. Al fin, señor, aunque hubiesen sido mas enemigos del mundo, allí se hicieran mas que hermanos. Comimos frutas de la tierra, plátanos, guazabas y otras muchas, que ya el deseo de ver cosa de tierra, ya la novedad, eran grandes estímulos para comerlas. Lo que nos asombró mas fué unos espesísimos montes y valles, que si no es con hacha no se puede entrar en ellos; todos llenos de naranjos, de limones, y tan linda á la vista su fruta, que nos pareció no tenia que ver el valle hermoso de Córdoba, ni el Pardo de Madrid, ni Reguchillo de Jaen, sobremanera mayores las naranjas y mas hermosas que en España, si bien para la salud no tan buenas. Con harto dolor mio me quitó un amigo dos de ellas, que mi deseo me habia hecho diligente y ligero á cogerlas.

Dos dias estuvimos pisando duro, cuando la pieza de leva nos hizo volver á la cárcel del navío. Mas adversa nos fué la fortuna en estas 700 leguas que quedaban, pues en navegarlas gastamos cerca de cuarenta y tantos dias, mas de un mes de calmas, principalmente cuando llegamos al paraje de Jamaica, y cuando caminábamos algo, las corrientes contrarias nos echaban atrás. Faltónos el mantenimiento; el agua por tasa á la gente, á medio cuartillo en todo el dia, si bien á nosotros por este tiempo no nos faltó; pero como duraba la falta del aire, sobre haber gastado 15 dias sin comer carne sino un poco de arroz, se nos puso tasa y fué Dios servido que el mismo dia que comenzamos á hacer penitencia, nos la pagó Dios con la vista de la Veracruz, cosa que nos dejó absortos de novedad, haciéndosele mas de nuevo á los pi

lotos el parage en que nos hallábamos, teniéndolo por cosa de milagro. Dimos gracias á Dios, diciéndole á nuestro tono un Te Deum laudamus.

Ese mismo dia entramos en el puerto con grande alegría; porque hicimos la salva al castillo de San Juan de Lua (Ulúa) con todas las piezas, y el virey salva entera con 36 piezas de bronce con bala. Aguóse aquí el contento y estuvimos á pique nosotros de aguarnos, porque por entrar primero un navío que venia cerca de nosotros, barloamos tan fuertemente que les quebramos todos los corredores y obras muertas; y como las jarcias se embarazaron unas con otras, nos quedamos sin poder dar un paso, y ya encima de los bancos, comun peligro de todas las flotas. Aquí sacaron hachas y azuelas para romper las jarcias y quebrar los peñoles (1), para que desembarazado nuestro navío pudiesen entrar los otros. Para defender los otros el suyo, sacaron rodelas y espadas; los nuestros tambien, y casi estuvieron unos y otros para saltar en los navíos y llevarlo todo por armas y fuego. De nuestro navío hubo hombre que tuvo ya la mecha encendida, para pegar fuego á las piezas. Estorbólo Dios permitiendo los otros que les rompiésemos, las garfias y cables, para que así ellos como nosotros nos viéramos libres de tantos peligros. Quedó el otro navío muy mal parado; el nuestro se sentó en la arena con peligro evidente de abrirse; largó una pieza para pedir socorro; diéronsele, y quiso Dios que pudiese surgir algo. Despues de tres ó cuatro horas se descuidó el lantiero (2) con la bitácora, lugar donde se pone la luz y la aguja para gobernar; encendióse toda; el humo llegó á lo alto; conocióse el peligro y no habia tan presto agua para reme

(1) Las extremidades de las vergas.

(2) Así dice el original, aunque en rigor se podria tambien leer « cantiero. Una y otra voz nos son desconocidas.

diarlo. Faltaba muy poco al fuego para llegar al panol (1) lugar donde se guarda la pólvora; quebráronse aquí muchas botijas de agua y de vino para socorrer presto al peligro, que si no, no solo nuestro navío, sino toda la flota pereciera. No nos faltó en medio de tantas desgracias sino enemigos; y aun estos se aparecieron por alli, pues vimos dos velas que no se atrevieron á acometernos, por ir entonces todos en conserva, que si dos ó tres dias antes nos vieran, infaliblemente cayéramos nosotros en su poder por ir entonces muy zorreros. Entramos al fin en el puerto, y en el colegio de la Veracruz, donde nos regalaron infinito, que como veníamos ya tan cansados de la larga navegacion y con hambre, nos estuvo muy bien. Allí nos detuvimos espacio de quince dias hasta que llegamos á la Puebla de los Angeles, y de ahí á Méjico, donde actualmente estoy para servir á mi compañero y amigo, aguardando las naves de Filipinas.

Ya, cuando esta escribo, es el cuarto de Pascua de Navidad, y no hay nueva cierta de los galeones, lo cual no es muy bueno, por ser este el tiempo cuando suelen venir; y como está tomada por los holandeses Machan (Macao), puerta para todo el Poniente, tenemos harto miedo que no ha de haber comodidad para pasar; al fin Dios lo remedie.

Este es mi viaje, amigo mio; este es el estado en que estoy, siempre con los mas vivos deseos de servirle; y, pues no puedo con otra cosa, con lo poco que yo mereciere le serviré, rogando á Dios en todo, como siempre lo he hecho, por los buenos aciertos de mi amigo, á quien Dios me guarde infinitos años como deseo; y no se olvide de mí en sus cartas, que aunque sean de dos á

(1) Decia pañor; pero se ha corregido conforme está. Panol significaba antiguamente la despensa del buque."

dos años y mas viviré consolado dándome aviso de sus cosas. Adios, mi amigo de mi alma y de mi vida. Méjico, 26 de Diciembre de 1642.-Muy humilde siervo y capellan de vmd.-Pedro de Fontiveros. Al Sr. D. Antonio Martinez de Espinosa, en Sevilla.

Cuando esta escribí, fué con intento de enviarla con el aviso, pero por no ser seguro, guardéla para la flota, que va con toda seguridad. Acuda vmd. al P. Fabian Lopez, el cual se le dará á vmd.

Amigo mio; vuelvo á decir que estoy con salud y con mucho gusto, y me holgaré en el alma lo esté, y sus negocios con el aumento que sus siervos deseamos.

Ya vino por Navidad la flota de Filipinas. A 2 de Marzo me parto para Acapulco, y de allí á los últimos de Marzo, ó á primero de Abril levantaremos velas, y á la providencia de Dios, y á las olas del mar y á vmd. en primer lugar que me encomiende á Dios y le guarde en infinitos años, &c., y vmd. no me olvide. 1.o de Marzo de 4643. Muy de vmd. amigo, Pedro de Fontiveros.

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Allí dije que Machan (Macao) estaba tomada por los holandeses; es falso, porque consta por relaciones que han venido de alli, y de ellas verá vmd. muchas.

Marzo de 1643.

(Tom. 101 fól. 23 v.o)

Cosas que pasaron de edificacion en la enfermedad del rey Luis XIII de Francia (1).

Aquel célebre poeta que tratando de su cristianísimo monarca, dijo: «La maravilla de los reyes, y el rey de las maravillas.» no dijo nada, pues su vida, si bien se considera, es un mapa milagroso, un dechado de altas virtudes, de las cuales en breve epílogo procuraré decir algo, si bien corrido de que á lo rudo de mi pluma se le haya encargado declarar al mundo acciones tan heróicas, siendo mis fuerzas tan desiguales, y mas el tratar del punto mas delicado que se halla en el comercio humano, que es la reputacion. Pero mas inconveniente seria sepultar en olvido ejemplos tan excelentes de un señor, en quien siempre han competido lo grande de su ánimo y el cristianísimo celo de su religion; cuyo espejo servirá á los venideros siglos de preciosísima reliquia, sin que el tiempo ni sus émulos puedan empañarlo, pues la fama inmortal de su acero no consentirá detrimento en su memoria.

(1) Es copia del P. Pereyra, quien añade en una nota: «< Vino en Junio de 1643. La segunda parte de esta relacion está á cinco hojas con esta señal. Tambien se refiere a otra impresa; pero hallándose en el tomo, de presumir es fuese la misma que se imprimió con el titulo de Copia de una carta escrita en Tolosa por un caballero francés á otro de las fronteras, en que le da cuenta de la enfermedad y muerte del rey de Francia Luis XIII, traducida de francés en castellano. Madrid, Pedro Tazo, 1643, fől.

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