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que con esta novedad de la salida de la señora Condesa de Palacio le ha caido una melancolía. V. R. pida á nuestro Señor le consuele y conforme con su voluntad.

Salió de Loeches para Toro el lunes pasado la señora Condesa. El sentimiento y lágrimas que esta jornada le cuestan ha hecho grande compasion á los que la han visitado. Al pasar el puerto estaba tan cubierto de nieve que un criado murió del frio, y S. E. se volvió al Escorial. Llegaron tan penetradas dél sus damas, que fué necesario cubrirlas con sábanas en vino caliente para que no acabasen tambien algunas de ellas. Así lo escribió S. E. á Palacio. Ya ha habido aviso pasó el puerto, porque hicieron se abriese el camino, y llevaron mas reparos contra el frio que la primera vez.

Muy pensada debia de estar esta jornada y muy resuelto S. M. en que la señora Condesa la hiciese. Díjome uno de Palacio que el tiempo que S. E. ha estado en Loeches todo ha sido proponer saliendo á varios partidos de estar en Madrid ó en Loeches, &c., y que con todo eso no se le concedió nada de lo que pedia, sino que ejecutase lo que le estaba ordenado. No ha podido esta señora hacer mas para mostrar la fineza de amor que tenia á SS. MM. y AA.

Un criado (1) de S. M. estaba casado con una mujer de buen arte; tenia en su casa á un enano del Príncipe, á quien su mujer, por ser cosa de Palacio y huésped, regalaba como á tal. El hombre es melancólico y de edad, y dió en sospechar que los regalos que su mujer hacia al enano no iban encaminados á buen fin. Tuvieron sobre esto muchos disgustos, de suerte que vino á noticia de la

(1) Llamábase Marcos de Enzinillas, y era aposentador de Palacio, como puede verse en Pellicer, que cuenta tambien el suceso. Avisos, página 111.

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Reina, nuestra señora, y mandó al punto le sacasen de casa al enano. Pasaron algunos dias y dió despues en decir que una niña chica que tenia se parecia al enano, y cavando en este pensamiento tres dias há que recogiéndose con su mujer en sana paz, á las tres de la mañana la dió de puñaladas, y quejándose con el susto á la primera, y pidiendo confesion la degolló. Cogió tres hijos que tenia y llevólos en casa de una vecina, diciendo iban él y su mujer á cumplir una promesa á Atocha, que cuidasen de ellos hasta que volviese á la noche. Despidió las criadas luego, y cerrando su casa se fué en casa de un oidor de Hacienda, y contóle lo que dejaba hecho en su casa, y rogóle diese cuenta á algun alcalde amigo para que previniese la causa y se recogiese el hacienda, que es hombre muy rico. Hízolo así el oidor; y avisó á un alcalde dióle las llaves de la casa, donde halló mucha cantidad de reales de á ocho, sin la plata y oro y joyas y otro menaje y vellon. En plata, en reales de á ocho, serán mas de 18,000, y lo que se embargó pasa de 50,000 ducados. Él se retiró á la Trinidad, y de allí envió á llamar al enano. Él, inocente del caso, iba y en el camino topó con un conocido, y preguntándole dónde iba respondió le habia enviado á llamar su huésped. El otro le dijo si sabia lo que pasaba; dijo que no: «Pues sepa que ha muerto á su mujer esta noche por celos, y que debe de querer hacer lo mismo con él. » El pobre se volvió despulsado (1) á contarle al Príncipe el suceso, y la dicha que habia tenido en haberle avisado. La mujer tenia muy buen crédito en todo el barrio, y muy buena opinion con todos los que la conocian. Ha causado grande lástima, y cargan mucho al marido de melancólico, y que este disparate ha sido efecto de su condicion, y no de causa que la mujer le hubie

(1) Sin pulso?,

se dado. Con todo eso él tiene dineros y en breve con ellos saldrá por ventura bien, que así suceden otras muchas cosas.

Este correo no he tenido carta de V. R.; deseo esté con entera salud; désela nuestro Señor á V. R. como puede y yo deseo.

Del suceso de D. Bernardino de Córdoba teniamos ya noticia aquí (1).

(1) Hállase relacion manuscrita de este suceso en el dicho tomo, número 101, fól. 577, y dice así:

« Fué D. Bernardino de Córdoba á pedirle al tesorero de la bula de Sevilla le pagase à un hijo suyo cierta cantidad de dinero; y el tesorero no le respondió tan á su gusto y con los rendimientos que él se prometia: de que D. Bernardino se dió por ofendido y le dijo algunas palabras ocasionadas y pesadas, con que se despidió; y á pocos dias, yendo el tesorero con otros cuatro en su coche le encontró D. Bernardino, y al emparejar, tomando ocasion de que no le habia quitado el sombrero, se apeó del caballo, y sacando la espada embistió con los del coche y riñeron un rato trayendo á mal traer á el D. Bernardino (que aunque es animoso y se tiene por valiente, reñia con cinco hombres de bien) hasta que llegó gente y los apartaron. Esto sucedido, à poco trecho se encontró D. Bernardino con un cuñado suyo, y como habia quedado poco satisfecho del suceso le dijo à su pariente lo que habia sucedido, y los dos volvieron á buscar á los del coche, y segunda vez les embistieron y salieron heridos uno o dos de la parte del tesorero. Con esto, temeroso y poco seguro el tesorero, se fué á dar cuenta á D. Juan de Santelices, y acordó fuese D. Cristóbal Muñoz, alcalde de la Real Audiencia, à prenderle. El lo ejecutó buscando 60 hombres para que le acompañasen; muy pocos para su mucho miedo; y sabedor de que le hallaria en casa de su dama entre doce y una, fué à esa hora de la noche. Hizo llamar; respondió una criada dándoles á entender el poco gusto que tenia de abrirles. Dióse á conocer el dicho alcalde, diciendo que estaba él alli protestando rigores y que mandaria echar las puertas en el suelo, con que D. Bernardino, que estaba dentro, hubo de tomar resolucion de lo que habia de hacer, y bajándose subió en su caballo y con dos pistoletes en las manos le dijo al criado con todo silencio que abriese las puertas, y él de repente se arrojó corriendo por entre todos, y escapó.

"Entró el alcalde y subió al cuarto donde estaba la dama, y le dijo que se vistiera, que la queria llevar presa. Ella dicen que le respondió

De Madrid y Noviembre 24 de 1643. Sebastian Gonzalez. Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

Ahora me acaban de decir que el hijo del príncipe de Condé habia levantado en Triunbile (Thionville) banderas por su padre; téngolo por dificultoso; aguardaremos á ver si se confirma.

Item: que se habia en Francia descubierto una conjuracion contra el cardenal Mazarino, por la cual habian degollado á cuatro ó seis personas de importancia. Si se empezasen á revolver en Francia, tomarian mejor estado nuestras cosas. Dios haga lo que mas convenga. De Madrid á 24 de Noviembre de 1643.-Sebastian Gonzalez.-Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús, en Sevilla.

muy buenas cosas y chanzas, y le dijo que si sabia que aquella casa era de D. Bernardino de Córdoba, y él le dijo que porque lo sabia la queria llevar á la cárcel. Ella le volvió muy buenos donaires, y el alcalde corri. do la cogió por el brazo y sacó de la cama en camisa, diciéndole que se vistiera al punto. Ella ofendida de este desaire, dicen que se despicó muy bien con lo que le dijo y que se saliese de la sala él y los demás que le acompañaban, que no era mujer que se habia de vestir delante de ellos. Hizolo así, y ella se dió tanto espacio à vestirse, que estando ya al umbral de la puerta para subir à las ancas de un caballo donde la querian llevar, hételo por donde viene D. Bernardino con otros seis, y sin decir agua va, puestos muy en órden y hechos ala, les fueron dando una y otra rociada de pistoletazos. Y el dicho alcalde, olvidado totalmente de su autoridad y gravedad, corria que se las pelaba, y en menos de un credo no quedó hombre en 20 calles, sino fue un corchete que cayó allí sin poder confesar, y otros tres ó cuatro heridos que tambien como pudieron no quedaron en la calle. El alcalde llevó la capa pasada de una bala. Tomó D. Bernardino á su dama, la llevó y puso en cobro; despues volvió á la misma casa á sacar la ropa, dicen que con 12 de á caballo, y que aunque no es suya, si quiere carta de pago ó recibo de ella el dicho alcalde, que lo espera en la raya de Portugal en el ejército de su rey Felipe IV, á quien piensa servir para que le perdone con sus hazañas sus desaciertos, que mas vale salto de mata, etc.",

Madrid y Diciembre 8 de 1643.

(Tom. 101, fól. 580.)

Pax Christi, &c. Copia de una carta escrita de Zaragoza á uno de los nuestros, su fecha á 5 de Diciembre de 1643.

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«Este miércoles pasado se acabaron y concluyeron los pactos con los franceses, que han estado muy rebeldes, pues levantaron bandera negra, que entre ellos es amenaza de guerra. Con esto mandó D. Felipe de Silva atacar las minas para volar el castillo de Monzon, amenazándoles que si dentro de 24 horas no se daban, las daria fuego. Al oir esto hicieron una grande ahumada para ver si habia alguna esperanza de socorro que respondiese á esta seña. Pasado algun tiempo, y viendo que no le habia, el gobernador que estaba en el castillo echó fuera un capitan para que tratase de acuerdos y concertase la salida como mejor le pareciese. Concertaron que saliesen solos los franceses, y que á los soldados rebeldes que habian entrado antes del cerco, que á estos se les haria merced de la vida; pero á seis ó siete que del mismo cerco habian entrado que los habian de entregar á merced de D. Felipe de Silva, y que habian además de dar todos los prisioneros que tenian y los vasallos de S. M. que estaban dentro del castillo. Item: que habian de entregar toda la plata y ornamentos y cosas pertenecientes á la iglesia que habian robado y tenian dentro del castillo, y que para que esto fuese con mas satisfaccion ejecutado se enviaria un religioso á quien se le entregase todo y reconociese como entre la ropa que llevaban no habia nada comprendido en el dicho capítulo. Señalóse el dia de la salida, que fué

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