Juan de Yepes: medio fraile y doctor de la Iglesia

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Exclusivas de venta de "Editorial Voluntad", 1927 - 254 páginas
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 127 - Y si no es la vid, será aquel girasol, que está viendo cara a cara al sol, tras cuyo hermoso arrebol siempre moviéndose va.
Página 134 - Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí tú, vida mía, aquello que me diste el otro día: el aspirar del aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire, en la noche serena con llama que consume y no da pena.
Página 68 - Míos son los cielos y mía es la tierra. Mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores. Los ángeles son míos, y la Madre de Dios, y todas las cosas son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí.
Página 41 - ... color salía de castaño y tocaba en rubio; pero al parecer tan limpio, tan igual y tan peinado, que ninguno, aunque fuera de hebras de oro, se le pudiera comparar: pendíanle de las orejas dos calabacillas de vidrio que parecían perlas; los mismos cabellos le servían de garbín y de tocas.
Página 86 - Mi Amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos. La noche sosegada en par de los levantes de la aurora, la música callada, la soledad sonora, la cena, que recrea y enamora.
Página 120 - La quinta : al que recibe los ejercicios, mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su santísima voluntad.
Página 131 - Es la huerta grande, y estaba entonces bien poblada de árboles, aunque puestos sin orden; mas eso mismo hacía deleite en la vista, y sobre todo, la hora y la sazón. Pues entrados en ella, prime'ro, y por un espacio pequeño, se anduvieron paseando y gozando del frescor, y después se sentaron juntos, a la sombra de unas parras y junto a la corriente de una pequeña fuente, en ciertos asientos.
Página 136 - Del alto bien las guía; ya en la vena Del gozo fiel las baña, Y les da mesa llena, Pastor y pasto él solo, y suerte buena. Y de su esfera cuando La cumbre toca altísimo subido El sol, él sesteando, De su hato ceñido, Con dulce son deleita el santo oído.
Página 133 - Rompiste mi cadena ardiendo por prenderme ; al gran consuelo subido he por tu pena; ya suelto encumbro el vuelo; traspaso sobre el aire, huello el cielo".
Página 86 - La noche sosegada. En este sueño espiritual que el alma tiene en el pecho de su Amado, posee y gusta todo el sosiego y descanso, y quietud de la pacífica noche, y recibe juntamente en Dios una abisal y oscura inteligencia divina. Y por eso dice, que su Amado es para ella La noche sosegada.

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