Memorias: mi medio siglo se confiesa a medias

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Editorial Renacimiento, 2004 - 621 páginas

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Páginas seleccionadas

Índice

Viaje a Italia o sin saberlo a Roma por todo Barcelona con Manuel Bueno
332
Roma Españoles en Roma Invitación del mariscal Italo Balbo Trípoli
341
Me ofrecen quedarme en Roma Visitas a S M el Rey Alfonso XIII La pensión
350
Conspiraciones españolas en Roma El Circulo de la prensa extranjera Wolgang
363
Via Margutta 33 Días felices y pobres Su A R Don Juan de Borbón
381
Españoles en Roma Curzio Malaparte y Moravia Llega mi madre a Italia
389
Segundo viaje a Trípoli Publico en Roma Misterio de la Poesía Muerte
406
Verano de 1939 El primer coche de mi vida Alarma en Europa Francisco
415

Se arreglan las cosas El espaldarazo de Alomar y Manuel Machado Mi primer
112
La primera novela y otros libros La Editorial de Caro Raggio Conocimiento
123
Frobenius Obermaier
130
Viaje a París La rue Vivienne Encuentro con Gómez Carrillo y conocimiento
140
Libros y colaboraciones Viajes a Bilbao y recuerdo de la tertulia del Lyon dOr
154
El Heraldo y sus gentes José María Salaverría y Eugenio Noel Vidal y Planas
163
Viaje a Portugal Recuerdo de Homem Christo Visita a Eugenio de Castro
174
El momento político Calvo Sotelo Aunós Callejo Galo Ponte y Cornejo
181
Muerte de mi padre Conozco a Federico García Lorca Conozco a Gabriel Miró
193
Armando PalacioValdés Jacinto Benavente Santiago
199
Americanos y gentes venidas de América Ghiraldo
213
Bohemios y tipos pintorescos Pedro Luis de Gálvez
220
Gentes de teatro
229
marco Recuerdo de Santos Fernández
239
Paréntesis actual en el mundo de los recuerdos
251
Juan March Indalecio Prieto y Sigfrido
257
El banquete en Tournier Paso a escribir en ABC Mi libro sobre Casanova
266
primeras
275
marzo abril y mayo de 1933
282
toleros Visitas a los cementerios románticos Mis libros Aún y Madrid entrevis
315
Estreno de mi comedia La luna en las manos Sevilla Nuevo viaje a Marruecos
324
Salgo para Alemania por las Venecias El Puente de los Suspiros
422
Viena Rothemburg y Nuremberg Viaje a Eslovaquia Monseñor Praga o
437
Crisis de salud y gravedad del 15 de marzo Pequeño viaje a Venecia Decido
447
Encuentro casa en Passy Indecisión con los barrios Primeros españoles
455
Emilio Grau Sala Federico
464
Se edita mi libro de sonetos Ángel en llamas Referencia a su traducción france
486
Tiempo de celda Los interrogatorios El miedo de la inteligencia alegre
498
Mejora mi situación La capilla de ChercheMidi Alocución ingenua y humana
506
Escribo algunas cosas Estreno en el estudio de Champs Elysées Puerto de Santa
513
Capítulo deslavazado y locura de viajes Varias veces España de marzo a sep
521
Salgo definitivamente de París Llego a España y decido quedarme a vivir
529
Entre 1943 y 1944 seis libros La conciencia dramática del escritor
536
Días de amargura interior y de poca salud Sitges callejón sin salida Viaje
556
Llegada a Madrid Prejuicios y juicios sobre las generaciones literarias Hacia
562
Este libro camina hacia su fin Paso a Informaciones Días tristes Melchor
566
Café comercial Almería Dejo La Tarde Preocupaciones divagaciones y tam
575
Viaje a Cuenca y estancia en la ciudad Federico Muelas Amistades de Cuenca
581
Excelente recibimiento de estas Memorias Lectura en el Ateneo de Barcelona
593
ÍNDICE ONOMASTICO
603
Página de créditos

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Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 70 - Caviedes y una mujer que no era escritora, sino amiga de otro. No puedo recordar cómo se llamaban. Era muy guapa y muy coqueta. Puso una academia de baile y en la profesión se hacía llamar nada menos que Salomé. En Platerías se leían versos y prosas. Conservé mucho tiempo en la memoria una poesía de los Relio que pude trasladar como pieza rarísima a mi Antología. La leyó una noche Guillermo con su voz hermosa y triste y se titulaba El vuelo de los poetas. La primera estrofa decía así:...
Página 68 - No; yo ni Cervantes, ni Quevedo, ni Gracián, ni Góngora, sino Zamacois, Insúa, Hoyos y Vinent y Felipe Trigo. Era el furor de «La Novela Corta» y lo único un poco literario que había en Madrid, eran «Los Lunes» de El Imparcial y La Esfera, que me parece que se fundó poco antes.
Página 195 - Nunca nos llamamos de tú, y un día que, coincidiendo con algunos amigos comunes (1), se habló de ir a casa de no sé quién para oír unas canciones al piano y que yo dije que no podía acompañarles, recuerdo que él, quizá creyéndolo una desconsideración, me dijo destempladamente y sin que viniera a cuento: — 'Usted tendrá citada una de esas Mata-Haris que meriendan bocadillos de jamón... — ¡ Hombre, Federico ! . . . ¡ Es que usted sólo conoce marineros que meriendan nardos!
Página 86 - Antonio de Hoyos y Vinent, marqués, creo que grande de España, maestrante, sobrino literario del marqués de Sade, descendiente de nobles y negreros, fue una figura millonaria en anécdotas de aquel Madrid de la otra guerra. Murió en la cárcel medio ciego y miserable, intencionadamente abandonado por los que pudieron hacer algo por él. Es toda una biografía, por supuesto no tolerada para menores.
Página 274 - Aquí, Ruanito, no pasa nada. Y aunque pase, ¿quién quiere usted que se meta con gentes como usted y como yo? ¿ Hay seres más inocentes? Yo le dije que se equivocaba. Pero él parecía el hombre más confiado del mundo: — Pero... ¿somos algo más que unos proletarios de la pluma y unos proletarios mal pagados? ¿Quién nos puede hacer nada?
Página 171 - Teléfonos, que fue el último café grande servido por camareras. El Café Colonial y el Universal eran un nido de la bohemia estropajosa, pero no solían ir a ellos escritores conocidos. El Café de Levante tenía un público de paletos y una burguesía menor acomodada. A Gómez de la Serna se le veía en Pombo los sábados por la noche. A la cervecería La Española, en la Glorieta de Bilbao, iban los de El Sol, Félix Lorenzo, Bagaría, Corpus Barga, Diez Cañedo, etc.
Página 108 - Paco Vighi era el gracioso oficial del Ateneo y de los sábados de Pombo. Tenía talento, pero ninguna fijeza ni dirección literaria. Tampoco lo intentaba él. Era muy amigo de Gómez de la Serna y de las tertulias de Valle-Inclán.
Página 44 - Daba X mucha importancia a la influencia materna; le gustaba rebuscar en los diccionarios biográficos cómo había sido la madre de tal o cual personaje. Ni los biógrafos ni las enciclopedias se solían preocupar de cosa tan vital.
Página 110 - ... yo medio lívido a tirar mi bomba. No puedo precisar cómo empezó la cosa. Aproximadamente yo dije: — Señoras y señores: Por mí pueden ustedes levantarse e ir a decir vuestras tonterías a otro sitio. Yo no tengo ningún agradecimiento a que estéis oyéndome, ni voy a decir nada de que éste sea un público selecto ni mucho menos. Hubo una como estupefacción general, pero no se movió nadie.
Página 76 - ... Felipe Trigo. Le vi en su «Villa Luisiana». Vivía muy como se entendía entonces que era vivir «a lo artista», pero a lo artista ya situado y famoso, con muchos objetos exóticos, grandes divanes con telas antiguas o raras por encima, armas en las paredes, cuadros modernos y bastantes libros (i).

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