Historia crítica de la poesía castellana en el siglo XVIII, Volumen 2Est. Tip. "Sucesores de Rivadeneyra", 1893 |
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Pasajes populares
Página 65 - ¿Qué es del monstruo, decid, inmundo y feo que abortó el dios del mal y que insolente sobre el despedazado Capitolio a devorar el mundo impunemente osó fundar su abominable solio?
Página 115 - Ni me halagues con pérfidos placeres, Que volarán contigo; Y el dolor de perderlos cuando huyeres De atreverme a gozar será el castigo. Deslízate callado, y encadena Mi ardiente fantasía; Que asaz libre será para la pena Cuando me entregues a la luz del día. Ven, termina la mísera querella De un pecho acongojado. ¡Imagen de la muerte!, después de ella Eres el bien mayor del desgraciado.
Página 62 - Ni al indio pudo Guardar un ponto inmenso, borrascoso, De sus sencillos lares Inútil valladar : de horror cubierto Vuestro genio feroz , hiende los mares, Y es la inocente América un desierto.
Página 424 - ... sentimiento, y que su salud en nada mejoraba; lo consiguió, y disipada la melancolía, quiso concluir, a instancia de varios amigos, su obra empezada; pero le fue imposible seguir el mismo estilo, confesando que aquella obra era sólo hija de su sentimiento.
Página 104 - La dicción es generalmente noble y escogida ; el estilo, animado y poético ; los versos, sonoros y armoniosos. Jamás la bella y difícil versificación de la octava se ha visto en estos últimos tiempos manejada tan superiormente.
Página 55 - Serapio de los pimientos en vinagre, fue tal la conmoción de la plebe choriza y el rumor que empezó a levantarse que yo temí que daban con la comedia y conmigo en los infiernos; pero los que no comen pimientos...
Página 225 - Sea influjo del clima, sea efecto de las circunstancias, sea del demonio, que en todo se mete, lo cierto es que nuestra dulce patria no permite que ninguno de sus hijos sobresalga en ella impunemente, y paga con amarguras los esfuerzos del talento y la aplicación, al paso que recompensa con premios y honores la ignorancia, el error y los delitos **. Mucho me acuerdo del invierno último de París y de la estufa de hierro.
Página 230 - Homero) ; pero las segundas son tantas y tales, que no me dejan tiempo ni para escribir una carta. . . El proyecto literario de V. no puedo menos de aplaudirlo. El objeto lo merece, y es un buen ensayo para un joven, en que puede lucir, sin que por su extensión le haga decaer de ánimo. En su edad de V., creo que el principal escollo que hay que evitar es el de dar en declamador, aunque también hay que huir de la propensión a singularizarse en el modo de presentar las ideas, alambicado o exagerado;...
Página 308 - Hablo francés aquello que me basta Para que no me entiendan, ni yo entienda, Y fermentar la castellana pasta.
Página 115 - ¡ay!, a un alma del dolor guarida desciende ya propicio; cuanto me quites de la odiosa vida, me quitarás de mi inmortal suplicio. ¿De qué me sirve el súbito alborozo que a la aurora resuena, si al despertar el mundo para el gozo, sólo despierto yo para la pena?