Cocineros mexicanos: El recetario original del programa de televisión

Antonio de Livier. Conocido como el rockero de la cocina, Toño decidió dedicarse a la gastronomía cuando vio que por medio de la comida podía hacer feliz a la gente. Nació en Mexicali, Baja California, donde pasó gran parte de su infancia sobre una cancha de tenis soñando ser Joe McEnroe. Fue uno de los creadores de Pacific Cooks, una plataforma que reunía cocineros para hacer "palomazos gastronómicos".

Ingrid Ramos. Ingrid creció rodeada de mujeres fuertes, luchonas y trabajadoras, quienes además tenían el don de hacer maravillas en la cocina. Aunque de pequeña no le interesaba la cocina -quería trabajar en un banco: le gustaba firmar cheques y sellar papeles-, las dotes culinarias las traía en la sangre. Su primer trabajo fue en una tienda de videos, y si no hubiera sido chef le habría gustado ser bailarina y tocar el saxofón.

José Ramón Castillo. Con un paladar desarrollado desde que era muy pequeño, gracias a lo que sus abuelas le preparaban cuando iba a de visita a Chiapas, José Ramón se inició en la cocina por el placer que le daba la buena comida. Cuando su mamá le habló del oficio de cocinero, tuvo claro lo que quería hacer en la vida. La gente lo conoce por sus platillos dulces, pero José Ramón es un chef premiado a nivel mundial por su cocina salada. Es el único latinoamericano que ha ganado el título de Mejor Cocinero Joven de Catalunya, galardonado con el Premio Absoluto. Su chocolatería está inspirada en la cultura mexicana.

Nico Mejía. Nacido en una familia de agricultores de Colima, Nico pasó gran parte de su infancia en contacto con el entorno, recolectando lo que la naturaleza tenía para ofrecer. Aunque su madre es famosa por su cocina, Nico tardó mucho tiempo en descubrir cuál era su pasión: "Primero quise estudiar derecho, después estudié comercio y ejercí por un buen rato, hasta que un día, hace como 10 años, decidí cambiar mi vida y entré a la gastronomía". Hiperactivo por naturaleza, Nico viajó por Europa, África y Latinoamérica con el objetivo de aprender del extranjero, sólo para darse cuenta de que lo mejor estaba en México. De niño soñaba con ser repartidor de un camión de pastelitos y le encantaba comer hígado encebollado.

Facebook: CocinerosMxTV

Twitter: CocinerosMxTV

Antonio de Livier. Conocido como el rockero de la cocina, Toño decidió dedicarse a la gastronomía cuando vio que por medio de la comida podía hacer feliz a la gente. Nació en Mexicali, Baja California, donde pasó gran parte de su infancia sobre una cancha de tenis soñando ser Joe McEnroe. Fue uno de los creadores de Pacific Cooks, una plataforma que reunía cocineros para hacer "palomazos gastronómicos".

Ingrid Ramos. Ingrid creció rodeada de mujeres fuertes, luchonas y trabajadoras, quienes además tenían el don de hacer maravillas en la cocina. Aunque de pequeña no le interesaba la cocina -quería trabajar en un banco: le gustaba firmar cheques y sellar papeles-, las dotes culinarias las traía en la sangre. Su primer trabajo fue en una tienda de videos, y si no hubiera sido chef le habría gustado ser bailarina y tocar el saxofón.

José Ramón Castillo. Con un paladar desarrollado desde que era muy pequeño, gracias a lo que sus abuelas le preparaban cuando iba a de visita a Chiapas, José Ramón se inició en la cocina por el placer que le daba la buena comida. Cuando su mamá le habló del oficio de cocinero, tuvo claro lo que quería hacer en la vida. La gente lo conoce por sus platillos dulces, pero José Ramón es un chef premiado a nivel mundial por su cocina salada. Es el único latinoamericano que ha ganado el título de Mejor Cocinero Joven de Catalunya, galardonado con el Premio Absoluto. Su chocolatería está inspirada en la cultura mexicana.

Nico Mejía. Nacido en una familia de agricultores de Colima, Nico pasó gran parte de su infancia en contacto con el entorno, recolectando lo que la naturaleza tenía para ofrecer. Aunque su madre es famosa por su cocina, Nico tardó mucho tiempo en descubrir cuál era su pasión: "Primero quise estudiar derecho, después estudié comercio y ejercí por un buen rato, hasta que un día, hace como 10 años, decidí cambiar mi vida y entré a la gastronomía". Hiperactivo por naturaleza, Nico viajó por Europa, África y Latinoamérica con el objetivo de aprender del extranjero, sólo para darse cuenta de que lo mejor estaba en México. De niño soñaba con ser repartidor de un camión de pastelitos y le encantaba comer hígado encebollado.

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Antonio de Livier. Conocido como el rockero de la cocina, Toño decidió dedicarse a la gastronomía cuando vio que por medio de la comida podía hacer feliz a la gente. Nació en Mexicali, Baja California, donde pasó gran parte de su infancia sobre una cancha de tenis soñando ser Joe McEnroe. Fue uno de los creadores de Pacific Cooks, una plataforma que reunía cocineros para hacer "palomazos gastronómicos".

Ingrid Ramos. Ingrid creció rodeada de mujeres fuertes, luchonas y trabajadoras, quienes además tenían el don de hacer maravillas en la cocina. Aunque de pequeña no le interesaba la cocina -quería trabajar en un banco: le gustaba firmar cheques y sellar papeles-, las dotes culinarias las traía en la sangre. Su primer trabajo fue en una tienda de videos, y si no hubiera sido chef le habría gustado ser bailarina y tocar el saxofón.

José Ramón Castillo. Con un paladar desarrollado desde que era muy pequeño, gracias a lo que sus abuelas le preparaban cuando iba a de visita a Chiapas, José Ramón se inició en la cocina por el placer que le daba la buena comida. Cuando su mamá le habló del oficio de cocinero, tuvo claro lo que quería hacer en la vida. La gente lo conoce por sus platillos dulces, pero José Ramón es un chef premiado a nivel mundial por su cocina salada. Es el único latinoamericano que ha ganado el título de Mejor Cocinero Joven de Catalunya, galardonado con el Premio Absoluto. Su chocolatería está inspirada en la cultura mexicana.

Nico Mejía. Nacido en una familia de agricultores de Colima, Nico pasó gran parte de su infancia en contacto con el entorno, recolectando lo que la naturaleza tenía para ofrecer. Aunque su madre es famosa por su cocina, Nico tardó mucho tiempo en descubrir cuál era su pasión: "Primero quise estudiar derecho, después estudié comercio y ejercí por un buen rato, hasta que un día, hace como 10 años, decidí cambiar mi vida y entré a la gastronomía". Hiperactivo por naturaleza, Nico viajó por Europa, África y Latinoamérica con el objetivo de aprender del extranjero, sólo para darse cuenta de que lo mejor estaba en México. De niño soñaba con ser repartidor de un camión de pastelitos y le encantaba comer hígado encebollado.

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Antonio de Livier. Conocido como el rockero de la cocina, Toño decidió dedicarse a la gastronomía cuando vio que por medio de la comida podía hacer feliz a la gente. Nació en Mexicali, Baja California, donde pasó gran parte de su infancia sobre una cancha de tenis soñando ser Joe McEnroe. Fue uno de los creadores de Pacific Cooks, una plataforma que reunía cocineros para hacer "palomazos gastronómicos".

Ingrid Ramos. Ingrid creció rodeada de mujeres fuertes, luchonas y trabajadoras, quienes además tenían el don de hacer maravillas en la cocina. Aunque de pequeña no le interesaba la cocina -quería trabajar en un banco: le gustaba firmar cheques y sellar papeles-, las dotes culinarias las traía en la sangre. Su primer trabajo fue en una tienda de videos, y si no hubiera sido chef le habría gustado ser bailarina y tocar el saxofón.

José Ramón Castillo. Con un paladar desarrollado desde que era muy pequeño, gracias a lo que sus abuelas le preparaban cuando iba a de visita a Chiapas, José Ramón se inició en la cocina por el placer que le daba la buena comida. Cuando su mamá le habló del oficio de cocinero, tuvo claro lo que quería hacer en la vida. La gente lo conoce por sus platillos dulces, pero José Ramón es un chef premiado a nivel mundial por su cocina salada. Es el único latinoamericano que ha ganado el título de Mejor Cocinero Joven de Catalunya, galardonado con el Premio Absoluto. Su chocolatería está inspirada en la cultura mexicana.

Nico Mejía. Nacido en una familia de agricultores de Colima, Nico pasó gran parte de su infancia en contacto con el entorno, recolectando lo que la naturaleza tenía para ofrecer. Aunque su madre es famosa por su cocina, Nico tardó mucho tiempo en descubrir cuál era su pasión: "Primero quise estudiar derecho, después estudié comercio y ejercí por un buen rato, hasta que un día, hace como 10 años, decidí cambiar mi vida y entré a la gastronomía". Hiperactivo por naturaleza, Nico viajó por Europa, África y Latinoamérica con el objetivo de aprender del extranjero, sólo para darse cuenta de que lo mejor estaba en México. De niño soñaba con ser repartidor de un camión de pastelitos y le encantaba comer hígado encebollado.

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