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manos (que así lo hacian los obispos de aquella edad) teniendo por lícito poder matar con sus manos los enemigos de la fé. Y con esto acaba este poeta su cántico, que llama prefacio. (1)

Puse para el curioso y amigo de ver vejedades estos | ejército y aun dice, que no solo con las armas en las versos que en el dicho libro de Toledo están en la misma forma escritos, sin quitar ni reformar de su composicion y medida una sola letra y sabíanse tan pocas en aquellos tiempos, que el autor debia ser único poeta entre los nuestros. No los vuelvo en romance (1); porque para el que sabe latin, serán de mas gusto en su original: y para el que no lo entiende, bástele saber la sustancia dellos que es loar los capitanes y gente que se hallaron en la conquista de Almería, Baeza, Andujar y otras partes.

Loa primero al famoso emperador de las Españas

don Alonso.

Loa la gente francesa que vino en ayuda desta jornada, aunque poca.

Loa luego a los valientes gallegos, con su valeroso general el conde don Fernando, señor en tierra de Limia; de quien hay opiniones que viene el linaje de Acuña.

Loa despues los de Leon, y dice ser esta ciudad cabeza de España. Encarece la virtud del conde Ramiro Flores de Guzman su capitan y su alta sangre, que dice es real, que vino por caudillo y general de la gente deste reino.

Loa los asturianos, y encarece con mucha razon su gran esfuerzo y valor de su capitan Pedro Alonso, que fué uno de los mas señalados caballeros por su persona y sangre que hubo en su tiempo y así dice que casó con doña María, mujer tan noble, que era de sangre

real.

Loa la gente de Castilla, y dice ser brava y é indómita, y que jamás quiso sujetarse á nadie. No dice cual fuese su capitan general.

Últimamente loa la gente de Extremadura, cuyo capitan era el conde don Ponce, de quien dicen las loas que merecia de noble, valiente, guerrero y otros dones, de que con muchas ventajas fué dotado.

Loa los caballeros de mayor nombre que allí se hallaron, á Fernando Iuanes, caballero gallego, ilustrísimo y valiente.

Alvar Rodriguez, nieto de Alvar Fañez, valentísimo alcaide de Toledo, y otro segundo Cid Rui Diaz, á quien lo compara.

Martin Fernandez, alcaide de Hita, hijo de Fernan García, tambien alcaide de Hita, famosos caballeros en su tiempo.

Al conde don Hermengol de Urgel, que llamaron el castellano, porque casó en Castilla con hija del conde don Pedro Assures de Valladolid, y siguió toda su vida la corte de Castilla: murió en ella, y sepultóse en el monasterio de nuestra Señora de Valbuena, cerca de Valladolid, de la órden del Cister.

A Gutierre Fernandez de Castro el castellano: dice como el emperador le encomendó la crianza de su hijo el rey don Sancho.

Finalmente concluye con la venida del rey don García de Navarra y sus gentes, navarros y alaveses. Y dice la toma de Andujar y Baeza; y como se le dió en honor a don Manrique, hijo del conde don Pedro de Lara y la venida del conde don Ramon de Barcelona, cuñado del emperador, príncipe jurado en Aragon, por haber casado con doña Petronila, hija heredera del rey don Ramiro el Monge.

Dice como el obispo de Astorga, que era don Arnoldo, se señaló entre todos los prelados que venian en el

(1) En esta edicion, damos la traduccion, y el latin. B

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CAPÍTULO LXXXIII.

Parece por escrituras lo que el emperador trataba en el gobierno del reino.

Mientras los moros del Andalucía se abrasaban en guerras civiles, y los de África las traian con los muzmitas, como se dirá, que fueron en estos años de la era mil ciento ochenta y cinco, mil ciento ochenta y seis y mil ciento ochenta y siete, el emperador entendia en el buen gobierno de sus reinos, y reformacion de las cosas que importaban. Parece por una escritura de merced que hizo al monasterio de Carracedo de la órden de san Benito en el Vierzo, cerca de Villafranca, que ahora es de monges de Cister, en que le hace libre de todo pecho y portazgo como en este año de la era mil ciento ochenta y seis celebró cortes en la ciudad de Palencia, y mandó juntar todos los prelados del reino á manera de concilio, para que viesen un edicto que el papa Eugenio III habia enviado, llamando á concilio general que se habia de tener en la ciudad de Reims por causa de Gilberto Porretano; contra el cual san Bernardo por escrito y por palabra en los sermones enseñaba la verdad. El papa por atajar muchos males que podian resultar de la opinion de Gilberto, hizo llamamiento general para celebrar el concilio dicho en la ciudad de Reims, donde se hicieron cuatro cargos al obispo Gilberto; los cuales se ventilaron por todas las universidades de la cristiandad, y en este concilio, hallándose en él san Bernardo, que defendió la parte mas sana (2).

Estos envió el sumo pontífice tambien al emperador, para que juntando los prelados del reino, tratasen dellos, y enviasen con la resolucion al concilio personas doctas, ó fuésen todos ellos; y el santo emperador con celo de servir á nuestro Señor, hizo la junta que el privilegio dice de prelados en Palencia. Lo que en Reims se resolvió fué, que condenaron por herética la opinion del obispo Gilberto, y él se allanó y sujetó con humildad á la determinacion del papa. Así dice san Bernardo en el sermon ochenta sobre los cantares. Si divinitas, quæ tanta est, ut faciat Deum, Deus non est, quid est? Absit ut assentiat Catholica Ecclesia, esse substantiam, vel aliquam rem, quæ Deus sit, et quæ non sit Deus. Es lo que dice. Si la divinidad, que es tanta, que hace que Dios sea Dios, no es Dios, qué es? De ninguna manera será que la Iglesia católica confiese alguna substancia, ó cosa que sea Dios, y que Dios no sea. De Gilberto Porretano, dice Pedro, venerable abad del gran monasterio de Cluni, que se metió monge en este insigne monasterio, recibiendo el hábito de san Benito, y vivió en él lo restante de su vida.

Habiendo concluido con las cortes de Palencia el emperador, pasó á Burgos, vino allí el rey de Navarra don García Ramirez. Una carta del monasterio de Aguilar de Campo dice. Esta carta fué escrita en la corte del emperador en Burgos, cuando fué el rey don García por señal al repto de Gonzalo Antolinez, que

(1) Ó mejor, no le acaba, sino que le deja en su albor, como habrán visto nuestros lectores. B. (2) Monarquía Sanderi, lib. 7, anno MCLIII. Genebrardo. Cronolog. lib. 4, anno MCXLV.

ovo con Martin Martinez. Algun desafío fué entre estos dos caballeros, y el rey de Navarra debió ser juez en él: no sé otra cosa que pueda decir mas de que los caballeros eran bien señalados, pues venia un rey á ser juez en su desafío. Entiendo que este Martin Martinez fué padre de Diego Martinez, que fundó el monasterio de Bene-vivere cerca de Carrion, como veremos, y eran de la familia de Sandoval, y heredados en el mismo lugar. Y á diez de mayo deste mismo año en Burgos confirmó el emperador un privilegio que don Alonso el VI habia dado al monasterio de Santa María de Aguilar, y dice reinaba en Castilla, en Extremadura, en Toledo, en Zaragoza, en Almería, en Nájara, en Leon, en Galicia: confirman sus hijos Sancho, y Fernando, García rey de Navarra, que se hallaba en la curía del emperador; Raimundo, arzobispo de Toledo; Victor, obispo de Buros; gJuan, obispo de Leon; Juan, obispo de Oviedo; Raimundo, obispo de Palencia; Juan, obispo de Osma; Juan, obispo de Segovia; Miguel, obispo de Tarazona; Rodrigo, obispo de Calahorra; el conde Ponce, mayordomo del emperador; el conde Almerico; el conde Lope Diaz; el conde Osorio; conde Pedro Alonso de Asturias; Gutierre Fernandez; Poncio de Minerva; Nuño Perez, alférez del emperador; Gonzalo Rodriguez; Pero Gonzalez de Frias; Alvar Perez; García de Aza; Diego Muñoz, mayordomo de Carrion; Gonzalo de Marañon; Pedro Carrillo; mio Cid Ruy Gonzalez; Diego Fernandez. Tantos eran los nobles en la corte del emperador.

Deseaba el emperador hacerse señor de Jaen, y fiábase del moro Abengamia, á quien habia dado la ciudad de Córdoba, con carga de un cierto tributo y vasallaje; y que dentro en la ciudad tuviese el emperador un alcaide cristiano que recogiese el tributo que la ciudad quedaba de le pagar cada año. Quiso Abengamia matar á traicion al emperador, y díjole: que si se fiaba dél le entregaria á Jaen. El emperador quiso hacerlo, mas los suyos no se lo permitieron, diciéndole, que no habia que fiar de un enemigo infiel. El conde don Manrique quiso ponerse en este peligro, y aventuróse á ir con el moro con otros caballeros tan osados como él. Fuéron y entrando en Jaen, echaron mano dellos, y por gran ventura no los degollaron luego, mas pusiéronlos en prisiones en fuertes cárceles, donde estuvieron hasta que los moros se revolvieron malamente entre sí, y mataron á Abengamia; y con esto los soltaron libremente, temiendo al emperador, como se dirá.

Ganaron en esta era mil ciento ochenta y seis los cristianos de Aragon la ciudad de Tortosa, y el rey Aldemon se hizo señor de Marruecos, y destruyó los almoravides, que fué para enflaquecer las fuerzas de los moros de España, levantarse en África bandos y guerras civiles; porque valiéndose de aquellas partes, tenian fuerzas en España para defenderse, y aun para ofender sangrientamente.

CAPÍTULO LXXXIV.

Muerte de la emperatriz doña Berenguela. Este año de la era mil ciento ochenta y siete fué de muchas lágrimas y sentimientos que justísimamente tuvo el emperador con la muerte de su cara y amada mujer la emperatriz doña Berenguela. No hay historia que diga cual fue la enfermedad que la acabó la vida, ni la que duro, ni aun en que dia 6 año murió, ni dónde se le dió sepultura; si bien dice Garibay que en Santiago de Galicia. Diré lo que hallo por escrituras, á quien doy entero crédito, y tengo por guia para acertar con la

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verdad que lo demás en cosas tan antiguas es hablar á tiento. En una escritura, en que el emperador cou sus hijos los reyes don Sancho, y don Fernando confirman los privilegios del monasterio de Oña, hallándose presente don García Ramirez, Rey de Navarra, dice en la data. Séptimo Kalen. Aprilis, Era MCLXXXVII. Septima septimana post obitum Berengaria Imperatricis. Que es á veinte y seis de marzo en la séptima semana despues que murió la emperatriz doña Berenguela. Y si á veinte y seis de marzo era la séptima semana, debió ser su muerte á cinco ó seis de febrero dos dias mas o menos. Y se confirma haber sido su muerte en este tiempo y año por una donacion que el emperador juntamente con la emperatriz hicieron al monasterio de Santa María la Real de Nájara, estando en Toledo iii calendas februarii, era mil ciento ochenta y siete, que es á treinta de enero, año mil ciento cuarenta y nueve. Dieron al monasterio del portazgo de la puente de Logroño la décima parte. Y esto confirmó su hijo don Sancho el Deseado en el mismo año, á veinte y siete de febrero, estando en Carrion. Y dice en la escritura: Eo tempore quo pater meus imperator dedit mihi regnum Naxaræ cum portatico Ogronii, eodemque matre mea imperatrice mortua, etc. En la donacion que estando en Toledo hicieron el emperador y la emperatriz, con sus hijos Sancho y Fernando, despues de los,obispos, y caballeros confirma Martin Muñoz, mayordomo del rey don Sancho, que ya le habia dado su padre el reino de Nájara, como el mismo don Sancho dice en la confirmacion del portazgo de Logroño á Santa María de Nájara. Y a diez y ocho de agosto deste año se trató pleito entre don Arnaldo, obispo de Astorga, y los vecinos de Revilla, sobre unas tierras, y se concertaron, y dice la data de la escritura que sobre esto se otorgó. Facta chartula divisionis XV. Kalen. Septembris, era MCLXXXVII, anno quo dona imperatrici obiit imperante dono Adefonso in tota Hispania: y que el conde don Ramiro tenia á Baeza: y concierta esta escritura con el privilegio de Oña. Estar el emperador en Burgos, y con él el rey de Navarra, dice otra escritura del monasterio de nuestra Señora de Balbanera, en que el emperador le otorgó ciertos fueros á una aldea suya de Villanueva en Burgos á nueve de las calendas de abril, era mil ciento ochenta y siete,que es á veinte y cuatro de marzo, año mil ciento cuarenta y nueve. Confirmaron esto sus hijos el rey don Sancho, y el rey don Fernando, y su yerno don García Ramirez rey de Navarra; don Victor, obispo de Burgos; don Miguel, obispo de Tarazona; don Rodrigo, obispo de Calahorra; don Juan, obispo de Osma; el conde don Lope Diaz de Haro, señor de Vizcaya: el conde don Manrique, señor de Lara; el conde don, Ponce, mayordomo del emperador; Hermengaudo, conde de Urgel; Gutierre Fernandez de Castro; don Belasco, señor de Tovia; Martin Muñoz, mayordomo del rey don Sancho; Nuño Perez, alférez del emperador; don Gonzalo Ordoñez; don Gonzalo Marañon; Garci Gomez de Ascia Y dice que imperaba en Toledo, Leon, Zaragoza, Nájara, Castilla, Galicia, Baeza, Almería. Demás destos caballeros confirman en las otras escrituras dichas el conde don Fernando de Galicia, Rodrigo Nuñez de Guzman, Pedro Carrillo, Pedro Cruzado. Las memorias de Toledo dicen, concertando con los privilegios. Morió la emperatriz en el mes de febrero, era mil ciento ochenta y siete, y dice mas, que en este año llovió sangre en tierra de Extremadura, y en tierra de moros, y en el mes de abril notable sentimiento, que parece hacian los cielos en la muerte de la princesa, que con tales

trabajos, guerras, hambres, prodigios espantosos se vivia en España diferente harto de lo que ahora hay, y aun no están los hombres contentos.

CAPÍTULO LXXXV.

El emperador don Alonso fué en favor de Abenfandi contra Abengamia, virey de Córdoba, y le cercó: y batalla que hubo con los muzmitas.

No pudo el emperador antes de ahora ir, como habia prometido, contra el alcaide ó gobernador de Córdoba Abengamia, por las justas ocupaciones que tuvo de las cortes y concilio, de Palencia el año mil ciento cuarenta y ocho, y por la muerte de la emperatriz doña Berenguela, que fué á la entrada del año siguiente mil ciento cuarenta y nueve que todo él se gastó en lutos, siendo tan debidos á su querida mujer, y madre de tales dos hijos. Seguiré los privilegios deste año, diciendo lo que con suma brevedad di- | cen, que historia que lo diga no la hay: porque todo lo confunden sin órden ni concierto de los tiempos, ni aun saber las jornadas que el emperador hizo contra los moros, y conquistas de gran parte del reino de Jaen, ni cuantas fueron las entradas poderosas que hizo. Parece que el emperador entró este año en el Andalucía. Y estando la ciudad de Córdoba por Abengamia, capitan valeroso, puesto en lugar de rey por el de Marruecos la cercó, y para decir largamente lo que en esto pasó, parece, segun dice la historia de Toledo, que en África reinaba Abdelmon, en la parte que llaman Montes-Claros, señoreando unas gentes que lamaban muzmitas, gente feroz, y guerrera, contra la cual el rey Texufin, que se llamaba emperador de Marruecos, enviaba sus capitanes, y se hacían cruel guerra. Y quien mas sustentaba la parte de Marruecos era un valiente caballero natural de Cataluña, á quien esta historia llama Reberter, que con soldados cristianos peleó muchos años con los muzmitas con próspera fortuna hasta que en una sangrienta batalla este caballero, y todos los suyos fueron muertos sin escaparse uno, y así enflaqueció mucho la parte de los de Marruecos, y los muzmitas con poderoso ejército vinieron contra Marruecos, y saliendo á ellos el rey Texufin, fué vencido y muerto, y los muzmitas se apoderaron de aquella gran ciudad de Marruecos, y del imperio de África, y no contentos con esto pasaron á España, donde se les rindieron las mas importantes ciudades de los moros, en las cuales hicieron extrañas crueldades acabando del todo los pocos cristianos que en ellas habian quedado, viviendo con sus obispos y clérigos entre los moros desde que España se perdió. A estos muzmitas se arrimó Abengamia por conservarse en el señorío de Córdoba, y contra estos pasó el famoso emperador á la Andalucía en este año de la era mil ciento ochenta y ocho. L'evando un poderoso ejército, cual para tal empresa se requeria, y peleó con todo el poder de los muzmitas en una batalla campal en que los venció y destrozó, quebrantando poderosamente sus fuerzas. Cercó á Córdoba donde se le encerró Abengamia, y en este cerco murió de enfermedad el obispo de Burgos, dia de san Juan. Porfiando el emperador en el cerco ganó gran parte de la ciudad con la mezquita mayor, y la entró y saqueó haciendo gran matanza y destrozo en ella.

Desto da noticia una escritura de donacion que el emperador hizo á un caballero que se llamaba Pelayo Cautivo, de un linar realengo, en término de Astorga, que este caballero dejó despues á la iglesia mayor,

como parece en el libro del becerro fol. 89. Y dice el emperador que le hace esta merced por servicios que le hizo en la guerra contra los morus. Y dióse esta carta quando imperator tenebat Cordubam circumdatam, et pugnabit super eam cum XXX milia muzmidis, et cum aliis indaluciis, et devicit eos: cuando el emperador tenia cercada á Córdoba, y peleó sobre ella contra treintra mil muzmitas, y con otros andaluces y los venció en la era mil ciento ochenta y ocho á veinte y tres de julio que este caballero, que debia de ser de Astorga, sin duda se señaló en esta batalla, y el emperador en premio le dió esta heredad. Y consta por esta escritura que estaba en el real con el emperador el conde de Barcelona, príncipe jurado de Aragon, el rey de Navarra don Garci Ramirez, el conde don Fernando de Galicia, Fernan Iuanes, un caballero de Galicia, el conde don Ponce mayordomo del emperador, Alvar Rodriguez de Galicia, el conde don Manrique, el conde Hermengaudo, el conde Ramiro Flores, el conde don Osorio, Martin Fernandez alcaide de Hita. Y parece que á once dias del mes de enero deste año estaba el emperador en Zamora con sus hijos don Sancho, y don Fernando, con el rey de Navarra, y conde de Barcelona sus vasallos, y la infanta doña Sancha, el conde don Ponce su mayordomo, el conde Ramiro Flores que tenia aquella ciudad en honor, el conde don Osorio, el conde don Fernando, y Pelayo cautivo, que como rico-hombre se halla en los privilegios, Fernan Gutierrez, Nuño Perez, alférez del emperador, que debian estar á este tiempo en este lugar ordenando lo que era necesario para esta jornada: y se ve esto por un privilegio que dió el emperador á don Alonso, obispo de Astorga, en el cual le concede el realengo de la Zomoza, y dice ser el año tercero en que se tomaron Baeza, y Almería, como se dice en otros muchos deste año. Y a diez y nueve de agosto deste dicho año parece el suceso del cerco de Córdoba, en una carta del monasterio de San Pedro de Eslonza, en que el emperador hace merced á un Martin Diaz por servicios que le habia hecho en esta jornada de la iglesia de Velerda en el territorio de Caso junto al rio Nalon en Asturias que este caballero dejó despues á este monasterio, y dice en la data ser el año. Post reditum fossati quo prænominatus imperator principem muurorum Abingamiam sibi vassalum fecit, et quandam partem Cordubæ deprædavit cum mezquita majori. Esto es despues que volvió de su jornada, en la cual el dicho emperador hizo su vasallo á Abengamia, príncipe de los moros, y saqueó cierta parte de Córdoba con la mezquita mayor.

Martin Diaz de Prado consta por esta carta que era señalado caballero, y valiente por su persona, pues por sus hazañas el emperador le hizo esta merced: y otra en que dice, que por los señalados servicios que Martin Diaz de Prado (llamándole así ) le había hecho, le hace merced de la villa de Alvires con todos sus términos, que el emperador señala largamente, como consta de la carta de donacion que es una de las mas antiguas y señaladas que tiene caballero en España, la cual está en poder de don Hernando de Prado, señor de Valde-Tuejar, como en la cabeza y mayorazgo de Martin Diaz de Prado, y desta antigua y señalada familia en el reino de Leon, y sus montañas; y traducida de latin en romance es como sigue.

«En nombre del Padre, y del hijo y del Espiritu »Santo, es cosa llegada á razon que haga cualquier »>bien á aquel que le sirvió fiel, y lealmente; por lan»to yo Alonso emperador de España, juntamente

>>con mi mujer la emperatriz Berenguela, á vos >>Martin Diaz de Prado, mi criado, por muchos, y bue>>nos servicios que hicisteis con grato ánimo y voluntad »espontánea os dono y concedo la villa que se llama >>Alvires, que está en el reino de Leon, junto à Ma»yorica, hereditaria, y por herencia, yo os la doy >>con sus términos, y montes como van por el térmiano de Mayorica de una parte, y de Jacar, y por los » términos de Villa-Mudarra, y de Valverde, y Va»lle de Morica, dentro destos términos y límites, todo >> lo concedo enteramente para que lo rompais y labreis » en cualquiera manera que pudiéredes vos, y vues»tros hijos, y toda vuestra generacion, y lo poseais » perpetuamente libre y quietamente con derecho he» reditario, y sin contradiccion hagais della lo que qui»siéredes. Y si en lo venidero alguno de mi linaje, ó >> ajeno, sabiendo el tenor de esta mi donacion lo que>> brantare, 6 intentare quebrantar: sea maldito de » Dios omnipotente, y en el infierno con Judas el trai»dor sea dañado si dignamente no se enmendare. Y por >> esta temeraria osadía peche á la parte real mil ma» ravedís, y restituya al doble de lo que llevare. Fecha »esta carta en Toledo á diez y ocho de setiembre, era >> mil ciento y ochenta. Yo Alonso emperador esta car» ta que mandé hacer la confirmo y señalo con mi ma» no imperando juntamente con mis hijos, y Fernando >> en Toledo, Leon, Zaragoza, Nájara, Castilla, Gali>> cia. Yo Sancho, yo Fernando, hijos del emperador, » lo confirmamos, Raimundo, arzobispo de Toledo, » confirma: Pedro, obispo de Segovia, confirma: Pe» dro, obispo de Palencia, confirma: Juan, obispo de » Leon, confirma: Martin, obispo de Oviedo, confir>>ma: el conde Fernando de Galicia confirma: el conde >> Ponce, mayordomo del emperador confirma: el con» de Rodrigo Gomez, confirma: El conde Almarico con» firma: el conde Ramiro Froiles confirma: el conde de Urgel Hermengol confirma: Gutierre Fernandez con» firma: Diego Ivañez de Carrion, Pedro Alonso de » Asturias, confirma: Bermudo Perez confirma: Mi» guel Feliz, merino de Burgos, confirma: Gonzalo Bermudez, merino en Asturias, confirma: Anaya » Rodriguez, merino en Leon, confirma: Giraldo es»critor lo escribió por mano del maestro Hugon chan» ciller.»

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Ha habido de esta familia muy señalados caballeros, y en el reino de Leon, Galicia, y Asturias hay muchas casas solariegas, aunque no ricas. Don Juan Nuñez de Prado, maestre de Calatrava, de quien escribe Rades de Andrade en el libro de las órdenes de la caballería, cap. 48, fué valiente, y señalado caballero en tiempo del rey don Alonso el onceno, y del rey don Pedro su hijo, por quien tuvo la frontera contra los moros de Granada. Dicen que fué hijo de Pedro Estevanes Carpenteiro, á quien la historia de Castilla llama Carpentos, y de doña Blanca, hija del rey don Alonso de Portugal, y hermana, del rey don Donis, señora de las Huelgas de Burgos. Parece por la historia del rey don Pedro, que por qucjas que dél tuvo le mandó prender en Almagro, y le puso en el castillo de Maqueda, donde dentro de pocos dias fué degollado. Dejó, 6 tuvo un hijo de su nombre, cuya sepultura se muestra en Santo Domingo de Toledo, sobre la cual está un letretro que dice:

Aqui yace Juan Nuñez de Prado, que Dios perdone, fijo de don loan Nuñez, maistre de la orden de la caballeria de Calatrava, y este escudero fue muy bueno, y muy

honrado, é fué vasallo del muy noble rey don Alenso, é finó lunes diez dias de marzo. Era M. CCC. LXXXVII.

En la villa de Mayorga, en la iglesia de nuestra Señora de Quintanilla, monasterio de frailes dominicos muestran una muy antigua sepultura de un don loan Nuñez de Prado, y dicen que es este maestre: no hallo por donde afirmarlo, si es él, será argumento, que su origen era de la casa de estos caballeros del reino de Leon. En Extremadura, y reino de Jaen hay algunas casas nobles deste apellido que ellas mismas dicen, que traen su descendencia de los de Leon.

El origen que dan á esta familia es, que un rey de Leon hubo en una labradora, ó pastora montañesa de quien se aficionó, andando á caza en un prado, un hijo, y que por esto les quedó á sus descendientes el apellido de Prado. No sé qué verdad tenga esto, ni dicen qué rey fué éste, ni en qué año, ni hay autor grave que lo diga. Las armas que traen es un leon negro en campo verde. Puédense preciar estos caballeros que ahora quinientos años eran tan principales como se ve en Martin Diaz de Prado, y señores de vasallos en el reino de Leon que se hallarán muy pocos con tan conocida nobleza, y en poder de sus descendientes, privilegio tan antiguo como el referido.

CAPÍTULO LXXXVI.

Los moros almohades que vinieron á España.

En esta era mil ciento ochenta y ocho, que es el año de Cristo mil ciento y cincuenta, dicen que vinieron á nuestra España, los moros almohades, gente brava y feroz en la guerra. En tiempo del rey don Alonso el VI, abuelo de nuestro emperador, vinieron los almoravides, y se apoderaron de todo el imperio de los moros españoles, quedando sujetos á Marruecos. Ahora en estos dias se levantó en África un moro, llamado Abentumert, hombre docto en la astrología judiciaria. Sucedió que viendo á un moro, hijo de un hollero que se decia Abdelmon, y considerando su persona y talle, representósele que era mozo de gran nacimiento, favorecido de los signos que le prometian grandes cosas. Confirmóse mas en ello por sus juicios, y vino á sacar que segun lo que sus planetas le señalaron cuando na→ ció habia de ser un gran príncipe: y como esta ciega gente esté tan rendida, y sujeta á estos juicios, teniendo por inevitable lo que por la judiciaria adivinan, díjoselo á Abdelmon. Y como el diablo los guiaba en ello, por el fruto maldito que esperaba sacar, el mozo que de suyo era altivo, aunque hijo de viles padres, luego se le puso en la cabeza lo que despues tuvo efecto á costa de muchas vidas, que es lo que Satanás pretende en semejantes enredos. Llegósele un moro, llamado Almohadi, docto en el ciego error de la secta de Mahoma, y en opinion de santo entre ellos, y socolor de cierta interpretacion que de nuevo daba al alcoran, comenzaron a inquietar aquellas gentes de Africa siendo ellos de suyo fáciles, y amigos de novedades. Llegó el negocio á tanto rompimiento que se dieron entre sí sangrientas batallas. Y finalmente prevaleciendo los almohades, que tal nombre tomaron los que seguian al moro Almohadi, vencieron y mataron á Albohali Abdelmon miramamolin, rey de Marruecos, qué era de los almoravides, y levantaron por rey de Marruecos, y miramolin á Abdelmon, hijo del hollero. Almohadi falso santo, autor destos males, hizo que el nuevo rey de Marruecos, hechura suya, pasase luego á España, contra los almoravides que por acá habia, y los suje

turiana.

tase todos, con otros altos pensamientos de consumir, así la llaman los privilegios la reina doña Urraca la Asel nombre cristiano. Hizo luego su viaje pasando con infinitas gentes de guerra, y sin dificultad se apoderaron de las ciudades de la Andalucía, sujetándolas al imperio de Marruecos. Mataron con gran crueldad todos los cristianos muzárabes, que siempre habian vivido entre los moros, guardando nuestra santa fé: á otros hicieron renegar della, y á los que permanecian firmes en su santa confesion martirizaban, y los que no se sentian con fuerzas, pudiendo escapar huian, pasándose a la tierra de los cristianos. Fué uno de ellos Clemente arzobispo de Sevilla, que vino á Talavera, hombre doctísimo en la lengua arábiga, donde vivió, y acabó sus dias şantisimamente.

Otro fué Arnugo santo religioso, el cual vino á la villa de Olmedo, y cerca de sus muros en una montañuela, al septentrion, fundó una iglesia á Santa Cruz que ahora es de monjas comendadoras de San Juan de Malta, de la ciudad de Zamora. La vida, y opinion de santidad deste religioso dan á entender, unas letras antiguas que están abiertas en una piedra sobre una puerta, por donde suben á la torre de esta iglesia, las cuales yo saqué, y dicen así:

Sub Cruce, sub Christo, dum corpore vixit in isto, Colica facta dedit, quem lapis iste tegit: Ordine tam pulchro sancto Dominante sepulchro. Pauperiem voluit semper, et hanc docuit. Cœlitus adjutus, pacis anxius indeque totus. Hoc sibi fecit onus, quod tenet ista domus. Hanc sublimavit vivens, moriensque beavit. Auctam divitiis, moribus atque piis. Presbyter insignis, fulgens ut stela, vel ignis, Hic fuit absque dolo: regnat, et ipse polo. Mille trabunt centum... Septuagesima Arnugo. Es la piedra como de alabastro, están las letras en arco al rededor de una ave como grifo; y á los lados superiores del cuadro desta piedra, al lado derecho está el sol, y al izquierdo media luna, y dentro de su círculo una estrella.

Dicen fué monasterio, y así dan á entender aquellas palabras: Hanc sublimavit vivens, et moriens. El año es de mil ciento y setenta, parece que habia algunas letras mas, que no sé si decian era ó año; y yo tengo por cierto que es el año de Cristo de mil ciento y setenta, y seria en el que este santo varon pasados sus dias, y acabada la obra de su monasterio, acabó con gran resplandor de milagros que nuestro Señor, en señal de quien era, quiso obrar por él.

Contra la potencia, de los almohades acudió el valeroso emperador, como lo dicen los privilegios llamándolos muzmitas, y los venció en batalla campal, peleando con ellos á vista de los muros de Córdoba; y los venció y persiguió hasta echarlos de España, y compelerios á volver á África, donde el falso Almohadi murió luego, y le sepultaron cerca de la ciudad de Marruecos suntuosísimamente; y le veneraban y adoraban como á santo.

Este año víspera de santa Cecilia, que es á veinte y uno de noviembre era mil ciento y ochenta y ocho murió el rey don Carcía de Navarra, padre de la infanta dona Blanca, y príncipe excelentísimo, que á pesar de sus vecinos, con ser mas poderosos, recobró su reino, y le conservó, y dejó á su hijo, que no fué ménos que él. Su mujer la infanta doña Urraca se vino con su hermano el rey don Fernando de Leon, y él la dió el gobierno de Asturias, de donde ella era por su madre; y

Hallándose ei emperador obligado á los favores que del cielo habia tenido, y del apóstol Santiago, estando en Toledo de camino, contra la ciudad de Córdoba y | morisma que de Africa habia venido, dió á la iglesia de Santiago, de cada yugada de bueyes una hanega de trigo. Este es el privilegio que llaman de la cuartilla, en el reino de Toledo. Concedióse por abril, era mil ciento y ochenta y ocho. Juráronlo, y confirmaronio el infante don Sancho, don Ramon arzobispo de Toledo, los concejos de Talavera, Santa Olalla, Maqueda y Calatalifa. Quiso imitar en esto el emperador lo que el rey don Ramiro hizo cuando dió la peligrosa batalla de Clavijo (sea el primero ó el segundo, que desta batalla queda tratado mas largamente en otra parte): y lo que don Ramiro el segundo, y el conde Fernan Gonzalez hicieron en la de Simancas.

CAPÍTULO LXXXVII.

Otra jornada que en este año hizo el emperador, y cerco de Jaen; y casamiento con doña Rica ó Riquilda, era mil ciento y ochenta y nueve.

Tan amigo era de la justicia el emperador don Alonso, que con andar bien ocupado en guerras y negocios gravísimos, y con enemigos tan poderosos, no faltaba un punto á lo que era deshacer agravios y castigar delitos. Estaba en Toledo este año de la era mil ciento y ochenta y nueve, dando órden en lo que convenia para volver a la Andalucía y conquistar la ciudad de Jaen, cuando llegó á él un labrador de Galicia, quejándose de fuerzas y agravios que le habia hecho un caballero infanzon su vecino, que se llamaba don Fernando. El emperador escribió á este caballero, que satisfaciese á aquel hombre, y dejase de ofenderle : y junto con esto escribió al merino del reino, para que luego supiese, en qué estaba este hombre agraviado y le hiciese justicia, si don Fernando no hiciese lo que él mandaba. No hizo caso don Fernando de la carta del emperador, ni el merino fué parte para compelerle á ello. Con esto volvió el labrador al emperador queján– dose que no le hacian justicia. Sintió tanto el emperador esta desvergüenza, que á la hora partió de Toledo, tomando el camino para Galicia, sin decir á nadie su viaje; yendo disimulado por no ser sentido. Llegó así sin que don Fernando lo supiese; y haciendo pesquisa de la verdad, esperó que don Fernando estuviese en su casa y cercóle, y prendióle en ella, y sin mas dilacion mandó poner una horca á las puertas de las mismas casas de don Fernando, y que luego le pusiesen en ella: y al labrador volvió y entregó todo lo que se le habia tomado. Fué hecho digno de tal rey, y temiéronlo en el reino de suerte, que nadie se atrevia á hacer malá otro. Hecho esto, volvióse para Toledo por ser tan necesaria su persona para concluir lo que convenia para la jornada. Desta jornada y cerco de la ciudad de Jaen, dicen los que escriben poco ó nada, y aun se engañan manifiestamente en ello, diciendo que fué en la era mil ciento y setenta, porque no fué sino en la de mil y ciento y ochenta y nueve, lo cual consta por las memorias de Toledo, que dicen: pasó el emperador sobre Jaen, era mil ciento y ochenta y nueve. Y por una donacion que el emperador con su mujer la emperatriz doña Rica concedieron al monasterio de Sobrado en Galicia, en que le hacen merced con consentimiento de don Fernando y don Bermudo Perez de toda la heredad que estaba cerca del monas

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