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año de la era mil ciento setenta y dos, á siete de se- justicia de sangre su derecho, pretendió ser heredero tiembre, en una desgraciada batalla que dió á los mo- de su padrastro, y apoderarse de Aragon y Navarra: ros cerca de la ciudad de Fraga, donde peleando con porque él era en línea recta y legítima rebisnieto de don muy pocos, contra infinitos enemigos, murió el vale- Sancho el Mayor, cuyos eran los reinos de Navarra y roso príncipe con otros caballeros de su reino, ven- Aragon; y junto con este derecho el poder de sus argando muy bien sus muertes á costa de sus enemigos. mas, que justo ó injusto lo allanan todo: y en el misHabia treinta años que reinaba, ó cerca dellos, en Na- mo año con poderoso ejército se apoderó de la Rioja, varra y Aragon, por no dejar hijos. Y con su muerte y hizo señor de Nájara, y toda aquella tierra hasta el los navarros y aragoneses se dividieron, y levantaron rio Ebro. Y á diez de noviembre estaba en el monastesus reyes naturales de cada reino. En Navarra, ário de San Millan con la reina doña Berenguela su mudon García Ramirez, que estaba despojado en Mon-jer: y en una larga donacion, que hicieron á esta casa, zon, y en Aragon al infante don Ramiro, hermano de don Alonso, era monge profeso del monasterio de san Ponce de Tomeras de la órden de san Benito en Francia, sobre la ribera del rio Jaute, en el territorio de Narbona, y en este tiempo es obispado de Barbastro; dice que casó con dispensacion del papa. No sé si en estos tiempos se pedian y daban, que ya vimos como el papa Gregorio séptimo no dispensó con don Alonso sexto, ni la pidió cuando estaba casado con parienta de su mujer, ni trataron mas de que se apartasen; y así lo hicieron otros reyes adelante. Sea como fuere, don Ramiro dejó el estado eclesiástico y de monge por ahora, y fué coronado rey de Aragon, y casó con doña Inés, hermana del postrer conde de Poitiers, y duque de Guiena Guillelmo; y por octubre del año en que murió su hermano, estaba en el castillo de Barbastro, llamándose rey.

dicen ser el año en que murió el rey don Alonso de Aragon y dice que imperaba en Toledo, Ciudad Real, Leon, Castilla, Nájara. Confirma entre los demás Rodrigo Nuñez de Guzman, que es el primero que he visto usar tan claramente del renombre ó apellido de Guzman, que tan ilustre es en el reino. Puesta estaba en armas este año España toda, los navarros por su infante Garci Ramirez, cuyo era derecha y legítimamente el reino. Los aragoneses por su monge don Ramiro. Los castellanos por don Alonso, y aun en Aragon tenia valedores, que le querian por rey, y no á don Ramiro; y así el rey don Alonso tuvo lugar para entrar luego desde la Rioja, dejando lo de Navarra, en Aragon, y llegó á Zaragoza, y se apoderó della, tratándose como rey de Aragon, por el mes de diciembre del mismo año mil ciento treinta y cuatro, era mil ciento setenta y dos. No pudo don Romiro resistir, ni esperar á ser encerrado en Zaragoza por no ser iguales sus fuerzas. Retiróse á la montaña de Sobrarbe, y metióse en el fuerte castillo de Monclús. Acudieron muchos prelados, y caballeros, deseando concordar estos príncipes: uno fué san Oldegario obis

Una historia antigua, de mano, escrita en lengua portuguesa, y sacada, como dice el autor, de las que escribieron los prelados de Leon y Castilla, dice que no se habiendo bien el rey don Ramiro de Aragon con los de su reino, ni gustando del estado que tenia, concertó el casamiento de su hija doña Petronila 6 Ur-po de Barcelona, varon santísimo. Vinieron don Raraca con don Ramon conde de Barcelona; y que llamó al emperador don Alonso de Castilla, y le dió el reino, y la hija en confianza hasta que la infanta fuése casada, y estuviese en edad de poder tener hijos que heredasen el reino, y en reconpensa de cargarse el emperador deste cuidado y cura de la infanta, y gobierno del reino: don Ramiro le dió la ciudad de Soria, y le dió y traspasó en Castilla todo el derecho que los reyes de Aragon pudiesen tener en ella. Y hecha esta dejacion don Ramiro se volvió á su hábito y monasterio, donde acabó con gran observancia la vida monástica.

Las memorias de Toledo dicen: Fué la batalla de Fraga, que fizo el rey de Aragon con Abengama, dia de santa Justa y Rufina, é fué vencido el rey de Aragon, y perdióse alli era mil ciento setenta y dos. Este moro Abengana fué valeroso y guerrero, alzóse con Córdoba; y veremos los encuentros que con él tuvo don Alonso de Castilla; y finalmente lo venció y rindió, hasta hacerle su vasallo, y tomarle la ciudad de Córdoba y otros lugares. El tumbo negro dice asimismo la muerte del rey don Alonso de Aragon en este año, aunque no dice el dia, ni mes, Era MCLXXII, fuit interfectio christianorum in Fraga. No sé si entonces sé celebraba la fiesta de santa Justa y Rufina á siete de setiembre, que ahora celebramos á diez y nueve de julio.

Con la muerte del rey don Alonso de Aragon, y discordia entre los de Navarra y Aragon, é impedimento que habia en don Ramiro el monge para ser rey, y pocas fuerzas en el infante don García Ramirez de Navarra, para pretender su reino con el derecho de las armas, como suelen hacer; el de Castilla, que era mas poderoso, y junto con esto fundaba en razon y

mon Berenguer, cuñado del rey, conde de Barcelono; Armengol, conde de Urgel, don Alonso Jordan, primo hermano del rey, conde de San Gil, y de Tolosa. Los condes de Fox, y Pallas, y Comenje; Guillermo señor de Mompeller. Quiso Dios, que estos señores concordasen los reyes, con que don Ramiro y sus sucesores tuviesen en feudo, y reconociesen vasallaje por todas las villas, y lugares, castillos etc. que el rey don Alonso habia ocupado en el reino de Aragon. Lo cual dicen que duró hasta la toma de Cuenca, donde se libró Aragon deste reconocimiento: si bien es verdad, que yo no lo he visto escrito, que diga que el rey de Aragon era vasallo del emperador, como lo dicen del de Navarra y Barcelona: bien es verdad que veremos que dicen algunos privilegios, que reinaba en Zaragoza, y en Aragon; sino es que el vasallaje del conde de Barcelona fuese por razon de ser príncipe de Aragon, como lo fué, por casar con doña Petronila, hija única y heredera del rey don Ramiro. Desto veremos adelante algo que lo verifica.

CAPÍTULO LVI.

Visiones que este tiempo se veían en el reino, que atemorizaban las gentes.

Siempre las guerras estragan la tierra, no solo en lo temporal, mas en lo divino, de manera que llegan las ofensas y roturas al cielo ofendiendo á Dios. Con las armas domésticas de reyes, y bandos de caballeros, á todo se pierde el respeto, profanan lo sagrado, roban los templos; ni dejan las honestas y recogidas mujeres. Sucedió así en estos dias, que he contado, desde la muerte de don Alonso sexto hasta esta de don Alonso rey de Aragon, ardió España en guerras entre reyes

primos, marido, mujer y hijo, con otros particulares | »sino con mis propios ojos lo vi. Oyendo esto, nos

que á rio revuelto se levantaban. Por esto les envió el Señor muchas plagas de hambre, pestilencia, y otra de langosta, que inficionó gran parte de la tierra, particularmente la Rioja, y fronteras de Navarra y Aragon. Veíanse de noche ejércitos de espíritus en forma humana, representándose los muertos á sus parientes y amigos, con que quedaban asombrados, y no se atrevian aun estar en sus propias casas á solas. Permitia esto el Señor, para que nuestros padres entendiesen su enojo, y reparasen en su justísima causa que dél habia, y emendasen las vidas con penitencia de lo pasado. Y porque desto tengo un testimonio notable y verdadero, que sucedió por los años de mil ciento diez y seis, poco mas ó ménos, y en él se dice el buen suceso, que podemos entender que tuvo el rey don Alonso el sexto de Castilla en la salud de su alma: como dejo dicho, y emendado escribiendo del monasterio de Sahagun; por lo que se debe á su gran valor y al celo, con que toda su vida peleó contra los moros, y que fué un príncipe tan señalado: y por satisfacer á lo que es justo se tenga por cierto de su salvacion, aunque sea divertirme algo de la historia, que para obra tan pia se nos dará licencia, diré aquí lo que el venerable Pedro abad de Cluni, doctor santo y gravísimo, escribe en el libro primero de Milagros, cap. 28 que vuelto fielmente de latin en romance, dice así:

No es justo que pase en silencio lo que una vez que estuve en España, me dijeron que habia sucedido semejante á esto. «Hay en las partes de España >>un notable y famoso castillo, el cual por el buen si»tio y comarca fértil y abundosa, y gran poblacion, >>en que se aventaja á los demás lugares circunvecinos, >>>como entiendo verdaderamente se llama Estella. Vi>>via en este lugar un ciudadano llamado Pedro En»gelberto, natural de Burgos, el cual por ser muy >>principal, y tener mucha hacienda, moró la mayor >>parte de sus dias en el siglo. Finalmente, tocado de »>aquél, que donde quiera espira, renunciando el si>>glo, recibió el hábito de monge en el monasterio que >>está fundado en Nájara, y dijéronme que habia conta>>do una extraña vision que él habia visto: la cual ya >>ántes habia yo oido, aunque no me habian dicho >>quien era el que lo habia visto y como oyese esto, >>luego con cuidado pregunté donde estaba el que ha>>bia visto aquella maravillosa vision; y dijéronme, >>>que vivia en una celda (1) del monasterio de Nájara >>cerca dél. Y como fuese de necesidad por allí mi ca>>mino, ví un hombre, cuya madura edad, gravedad >>de costumbres, aprobacion de vida y blancos cabe>>llos, firmemente aseguraba la fé entera que merecia, >>y quitaba todo escrúpulo de duda, así de mi corazon, >>como de todos los que allí estaban. Con esto, delante >>>de los venerables obispos de Oloron en Bearne, y de >> Osma, y nuestros compañeros, personas de mucha Dreligion y ciencia y otros que se hallaron presentes, >>trajeron á este monge Pedro, yo le dije: La verdad »>destruya á todos los que dijeren mentira: añadiendo »á este propósito, para ponerle temor, porque no min>>tiese, otras muchas cosas. Y no solo le amonesté di>>jese lo cierto de aquella vision, sino que se lo mandé >>en virtud de santa obediencia, que como monge »>súbdito mio me debia la que un monge debe á su »>abad. A lo cual el añadiendo, aun lo que no sabía>>mos, dijo: Esto que me preguntais, no lo oi á otro,

(1) Celdas, lo mismo que prioratos.

y

»alegramos mucho mas, porque teníamos nó re»lator de oidas, sino certísimo testigo de vista; con »que nos creció mas la codicia de querer descu»brir lo que habia sido, ni podíamos esperar mas, »sino con mucha atencion á oirlo, comenzamos á »apretarle que luego nos lo dijese. Quiero representar>>le, diciéndolo, para que los que leyeren esto, ú oye»ren, no solo el sentido de las palabras, sino las »mismas palabras de su boca, entiendan que lo oyen. << En el tiempo, dijo, que el rey de Aragon don Alon>>so tenia el reino de don Alonso el Mayor, rey de las »>Españas, ya difunto; sucedió, que fué con su ejército >>contra unos que en la region, que se llama Castilla, »le resistian: mandó por público edicto, que todos los »de su reino, de á pié, y de á caballo fuésen á esta »>guerra. Echando este bando, hube de enviar en mi >>lugar á la guerra uno de mis criados, que se llama>>ba Sancho. Al cabo de pocos dias, volviendo á sus >>casas todos los que habian ido en esta jornada, volvió >>tambien Sancho á la mia. De ahí á poco enfermo, y »muy en breve murió deste mal. Pasados cuatro me»>ses, despues que murió, estando en Estella en mi ca»sa á la lumbre, que era invierno, echado en la >>cama cerca de la media noche estando despierto, »>súbitamente el dicho Sancho se me apareció des>>nudo en carnes; y sentándose á la lumbre, >> revolviendo las brasas, como que se queria ca»lentar, ó que diesen luz, para que mejor le viese, »conocí y ví claramente que era él. Estaba desnu-«do en carnes, salvo un pequeño y vil trapo, con »que cubria sus vergüenzas; y como yo le viese así, »preguntéle, ¿Quién eres tú? Él con voz baja y triste »dijo: yo soy Sancho vuestro criado. ¿Qué quieres »aquí? le dije: Voy (respondió) á Castilla, y llevo en >>mi compañía un gran ejército de gentes, que me »acompañan, para que donde pecamos paguemos »>las penas, que nuestros delitos merecieron. Díje»le: Pues para que vienes por aquí? Aun tengo » dijo) lugar de salvarme, y alcanzar y conseguir per»don; y si te quieres apiadar de mí, puedes muy en >>breve darme descanso. Dijele: De qué manera? »>Respondió. Cuando fuí, como sabes, á aquella jorna»da, con la libertad y osadía, que dan las armas, en>>tré con otros compañeros en una iglesia, y robamos »todo lo que en ella hallamos; traje conmigo los orna»mentos, por lo cual particularmente, con terribles >>penas soy atormentado. Y así, cuanto puedo te su»plico, como á mi señor, me remedies; porque está en >>tu mano darme descanso, si quisieres ayudarme con »beneficios espirituales. Demás desto te pido, que en >>mi nombre, de mi parte ruegues á mi señora tu mujer, »que ocho sueldos que de mi soldada me debe, me los »pague luego: y como sin duda me los diera si fuera vivo »para cubrir mis carnes, los dé ahora para remedio de »mi alma, que sin comparacion tiene mas necesidad, >>dándolos á los pobres. Y como yo fuese perdiendo el »miedo, preguntele. Díme de nuestro ciudadano Pedro »de laca, que ha poco que murió, ¿que se ha hecho? >>si sabes algo, te ruego me lo digas. Este (dijo) por >>las obras de misericordia que hizo con los pobres, se»ñaladamente en la gran hambre que hubo el año pa»sado, está gozando de Dios en compañía de los biena»venturados. Y como viese que me respondia tan »pronta y fácilmente, preguntele mas. Y de Benerio, »otro ciudadano nuestro, que tambien, como sabes, >>ha poco que murió, ¿sabes algo? Ese dijo está en el

SANDOVAL.-LIB. XVIII. CAP. LVII.

CAPÍTULO LVII.

El rey don Alonso ganó la Rioja y la incorporó con
Castilla.

Ya dije como en el tiempo de las revueltas, que so-
bre elegir reyes tuvieron navarros y aragoneses, no
se descuidó el rey don Alonso de Castilla, antes pre-
tendió ser suyos los reinos de Navarra y Aragon. Jun-
tó luego sus gentes, y entró por la parte de Montes de
Oca. Tomó á Belorado, Grañon y Nájara, Logroño,
Arnedo, Viguera, sin parar hasta la ciudad de Cala-
horra. Dió la vuelta por la Bureva y Alava, con que
quedó segunda vez Navarra despojada destas tierras, y
Castilla para siempre con ellas, siendo Ebro la raya
destos dos reinos de Navarra y Castilla. No pasó ade-
lante. Hizo el rey don Alonso muchas mercedes al mo-
nasterio de Santa María la Real de Najara, al de San
Millan, al de Balbanera, todos de la orden de san Be-
nito. Y por las cartas destas mercedes parece, que
andaban en su córte don Bernardo, obispo de Sigüen-
za, don Sancho, obispo de Nájara, don Beltran, obis-
po de Osma, don Lope Diaz de Haro, don Sancho Diaz
su hermano, Pedro Lopez, don Manrique, el conde
don Gomez Nuñez, Gutierre Perez de Lorca, Diego Nu-

»>infierno, porque siendo juez en este lugar, para des-
» hacer agravios, y acabar pleitos, y guardar justicia,
>>hizo muchas injusticias por aficion é interés; y por-
»que à una pobre viuda cruelmente le quitó un novillo
»con que se sustentaba. Y con deseo de saber otras co-
»sas mayores, añadí preguntándole. De nuestro rey
don Alonso, que ha pocos años que murió, ¿ has sa-
»bido algo? no se quién estaba en una ventana cerca
»de mi cabecera . que respondió esto: no preguntes
Deso á ese, porqué no lo sabe, que ha poco que vino á
»nuestras partes, y no se le ha permitido que sepa ese
»secreto; á mí sí, que ha ya cinco años que estoy en
>>semejantes espíritus, y sé mucho mas que ese que ha
»poco que vino: y sé lo que preguntas del rey don
»Alonso, que como ha tanto tiempo que estoy con
Bellos, no se me ha encubierto nada. Quedé atónito
Doyendo esta nueva voz; y queriendo, y deseando
>ver quién era el que hablaba, volví los ojos á la venta-
»na, ayudado con la luz de la luna, que alumbraba to-
ado el aposento, y ví estar sentado un hombre en el
»borde de la ventana de la misma manera y traje que el
»primero, díjele. ¿Tú quien eres? Respondió. Yo soy
»compañero de ese que ves ahí, y voy á Castilla con él,
By con otros muchos que allá van. Díjele, ¿y tú sabes
>algo de nuestro rey don Alonso? Sé (dijo) don-ñez, García Garces, don Manrique, alférez del rey,
»de estuvo, pero ahora no sé donde está, porque
>>un poco de tiempo fué atormentado fuertemente en-
»tre los reos; despues vinieron monjes de Cluni, y
» no sé dónde le llevaron, ni qué se haya hecho dél.
» Y diciendo esto, volvióse al compañero que estaba
» sentado à la lumbre, y díjole: levántate de ahí, y si
»gamos nuestro camino; mira que todos los caminos,"
» dentro y fuera del lugar, tienen llenos los ejércitos de
»nuestros compañeros, y han pasado otros con gran-
>> dísima velocidad, démonos priesa á caminar para
seguirlos. A esta voz se levantó del asiento el com-
pañero Sancho, y con lágrimas volvió á decir lo que
primero me habia rogado, diciendo: ruégoos, señor,

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>> que no os olvideis de mí; y que á mi señora, vuestra
» mujer, exhorteis, que lo que se debia al cuerpo, lo
>> restituya luego á la miserable de mi alma. Y en di-
>>ciendo esto, desaparecieron luego ambos. Al punto
» desperté á mi mujer, que junto á mí estaba durmien-
» do en la cama, y ántes que la dijese lo que habia
» visto, le pregunté si debíamos algo de su soldada á
>> nuestro criado Sancho. Respondió ella lo que a nadie
»yo habia oido, sino al mismo Sancho en la vision,
» que se le debian ocho sueldos; y luego me persuadí
> ser sin duda verdadero lo que acababa de ver. Y en
» amaneciendo me levanté, y pedí á mi mujer los ocho
>> sueldos, y añadiendo algo de lo que yo tenia, lo dí
»á los pobres por el alma de aquél que así se me ha-
bia representado, y mandé decir misas por las áni
» mas del purgatorio. »>

Esta maravillosa vision fué causa, de que muriendo dentro de pocos dias la mujer deste hombre, disponiendo de lo que tenia, dándolo á pobres y parientes, tomó el hábito de monge en el monasterio de Santa María la Real de Nájara, que era de la órden de Cluni, que es lo mismo que san Benito; y allí acabó sus dias santamente. Tales esperanzas podemos tener de haberse salvado el alma del rey don Alonso el sexto, siendo los medianeros é intercesores los monges de San Pedro de Cluni, por el mucho amor y devocion que el rey les tuvo: que así paga Dios á los que el glorioso san Benito , y sus monges quieren.

aman

TOMO III.

don Lope Lopez, mayordomo del rey, Melendo Bofino,
Ordoño Perez, Rodrigo Gonzalez de Olea, Gutierre
Fernandez de Castro, Rodrigo Fernandez su hermano,
Rodrigo Nuñez de Guzman. Dice la historia de Toledo,
que se halló aquí don Ramiro, rey que habian elegido
los de Aragon: y lo que dejo dicho, que él consintió,
en que don Alonso fuese recibido por rey, y se le en-
tregase la ciudad de Zaragoza, y que se hizo vasallo
del rey. Otras historias dicen, que no se hallando con
fuerzas para resistir al rey don Alonso, que se retiró á
las montañas de Sobrarbe: y procurando concertar á
los reyes, se pusieron de por medio algunos prelados,
señaladamente Oldegario, obispo de Barcelona, cuya
autoridad y opinion de vida santa valió tanto, que los
concertó en alguna manera, aunque nó de todo punto:
y así hubo entre ellos contiendas, como adelante se
verá. Dice la historia de Toledo, que el rey don Alon-
so hizo muchas mercedes á todos los señores que vi-
nieron á verle en Zaragoza. A su cuñado don Ramon,
conde de Barcelona, dió en honor la ciudad de Zarago-
za. A su primo don Alonso Jordan, conde de Tolosa,
dió otros honores, con un gran vaso de oro que pesaba
treinta marcos, y muchos caballos con otros ricos
dones. Y demás desto, dió á todos los grandes hombres
de Gascuña, y de otras tierras hasta el riq Ródano. Y

Guillelmo de Monte-Pesulano dió otras muchas joyas de oro y plata, y caballos: y todos unánimes y conformes se dieron por sus vasallos, y le juraron la sujecion y obediencia. Y que armó caballeros á muchos hijos de duques y condes de Francia y otras partes, y les dió ricos dones, y ellos se hicieron sus vasallos. Encarece mucho la grandeza y magnificencia liberal del rey, la gloria de su reino, y que se extendieron los términos dél desde el gran mar Océano, que baña las tierras extremas donde está el apóstol Santiago, hasta el rio Ródano, que corre por Francia, que por estos términos lo dice.

De años atrás se halla en las cartas reales don Manric ó Almaric, alférez del rey, que en esta jornada, cuando vinieron los demás señores sus parientes, condes de Barcelona, á servir al rey don Alonso, tenia este car

go. De aquí adelante hallaremos este nombre entre D

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ricos-hombres del reino, y dellos vienen los de la ilustrísima familia de los Manriques, y no de Mudarra Gonzalez, como dicen algunos, sino es por la parte que tienen de Lara, ó algun casamiento. Este caballero don Mauric fué el que vino con don Alonso rey de Aragon, y se halló en la batalla de Campdespina, y se entiende que él mató al conde don Gomez, que murió en ella; quedóse don Manric en Castilla, casó en la casa de Lara, tuvo mucha hacienda cerca de Burgos y en los Ausines. Estaba su cuerpo sepultado en una caja de madera en un monasterio de monjas benitas que se pasó á Burgos; saquéle de la caja, que está entero, y parece haber sido de gran cuerpo y fornido, porque tiene de pecho casi una vara, con estar ya el cuerpo seco. Es cosa sin duda, que no han faltado dél varones hasta este dia, que los hay en Paredes, Aguilar, y Ossorno; que Nájara, que solia ser la cabeza de poco mas de cien años á esta parte, ha quedado en hembra y varon Cardenas.

CAPÍTULO LVIII.

Cortes que el rey celebró en Leon, donde se coronó de emperador.

vo dia. Halláronse en estas cortes, y á esta fiesta todos los prelados del reino y príncipes cristianos dél. Y dice la historia de Toledo, que tambien el rey don García de Navarra. Y porque la ciudad de Leon, despues que se perdió España, quedó por cabeza, poniendo los reyes antiguos en ella su silla, por donde vino á llamarse Civitas Regia; quiso el rey don Alonso que este solemne auto se hiciese, y celebrase en ella; contarlo he de la manera que la historia de Toledo refiere que pasó.

Entró el rey en Leon con la reina doña Berenguela, donde fueron recibidos con la pompa y magestad debida. Vino con los reyes la infanta doña Sancha su hermana, y el rey don García de Navarra, acompañado de todos los ricos-hombres de su reino, y don Rainon arzobispo de Toledo, varon de singular virtud, valor y prudencia. El primer dia que se comenzaron las cortes, se juntaron en la iglesia catedral de Santa María de Regla, donde hubo gran clerecía, y muchos abades y monges de la orden de san Benito, que de los monasterios vecinos fueron llamados; y uno dellos predicó la palabra de Dios, dando muchas gracias por los favores y mercedes que habia hecho á estos reinos, y al rey don Alonso, dándole victoria de sus enemigos, y sujetándole tantas tierras y señoríos. Dicha la misa con gran solemnidad y música, hallándose el rey presente con la reina, puestos en su trono real: acabados los oficios divinos, y hacimiento de gracias a Dios, no se hizo otra cosa en este dia. En el segundo todos los arzobispos, obispos y abades, con los ricos-hombres y

Como el rey don Alonso se viese con la monarquía de casi toda España, reconociéndole vasallaje los mas reyes della, y muchos señores de fuera, determinó celebrar la gloria y grandeza de su imperio, coronandose con mayor solemnidad por emperador de toda España; para que, como su rebisabuelo, el rey don Sancho el Mayor se llamó algunas veces, y su bisabuelo don Fernando muchas; y asimismo su abuelo don Alon-grandes del reino se ayuntaron en la misma iglesia de so sexto, él se lo llamase, y fuese, recibiéndolo por tal los del reino. Fué esto, como aquí se dirá, en este año de la era mil ciento setenta y tres, si bien en el dia hay variedad. La historia de Toledo dice, señalando este año, que fué, Quarto Nonas Junii in die Sancti-Spiritus, que es á dos de junio. Pero no puede ser, porque este año fué letra dominical F. y pascua de Espíritu-Santo á veinte y seis de mayo. Ví en la casa de Arlanza un privilegio original, en que el emperador y emperatriz Berenguela confirmaron las donaciones que los reyes antecesores habian hecho, y dice en la data, era mil ciento setenta y tres: Séptimo Kalendas junii die Pentecostes, quo rex supradictus Legione coronam sumpsit. Y es así que á siete de las calendas de junio fué pascua de Espíritu Santo este año. Y en otra carta de san Millan, en que los mismos príncipes le dieron una serna, que. solia ser viña del rey, frontero de San Miguel de Pedroso, dice en la data: Facta carta secunda die junii, octavo die post pentecostem, cuando imperator sumpsit primam coronam regni era MCLXXIII. Imperator tenente Toletum, Galletiam, Legionem, Castellam, atque Zaragociam. Y la confirma el conde don Rodrigo Gomez Sandoval, el conde don Pedro Lopez, Almanrico alférez, Gutierre Fernandez de Castro, mayodormo. Y dice la verdad que á dos de junio fué octavo dia de pentecostes. Segun esto hemos de decir, que la historia de Toledo se engañó en decir que á cuatro de las nonas, y en dia del Espíritu-Santo; que es claro, que en este año no fué pentecostes á dos de junio, sino á veinte y seis de mayo; y los privilegios, por ser tantos y originales, despachados en el mismo día, y á los ocho despues de la coronacion (que esto quieren decir aquellas palabras: Octavo die post pentecostem, cuando imperator, etc.) han de ser creidos, y así hemos de quedar, con que la coronacion se hizo en el mismo dia de penlecostes, y nó en el dia de la Trinidad, que es el octa

Santa María de Regla. Vino luego el rey don Alonso, acompañado del rey don García de Navarra, y de la infanta doña Sancha su hermana; y los prelados y grandes de la junta propusieron, que supuesto que el rey don Alonso era señor universal de toda España, y que el rey don García de Navarra, el rey Zafadola de los moros, don Ramon, conde de Barcelona, don Alonso Jordan, conde de Tolosa, y otros duques y condes de la Gascuña y de Francia daban parias al rey, reconociéndole como vasallos, que seria bien se llamase emperador, y se le diese solemnemente la corona de su imperio. Esta proposicion se hizo conforme á la cuenta que dije, sábado víspera de la pascua de Espíritu-Santo. Pareció á todos muy bien, y de comun determinacion fué acordado, que en el dia siguiente fuese coronado. Llegada la hora, estando la iglesia ricamente aderezada, y el arzobispo de Toledo don Ramon vestido de pontifical para decir la misa mayor, y el rey don Alonso (cubierto con una riquísima capa de oro, como la que usan los sacerdotes, salió del coro, llevándole de la mano derecha el rey don García de Navarra, y de la izquierda don Arias, obispo de Leon, vestido de pontifical. Y iban asimismo delante del rey los obispos y abades revestidos de pontifical, y fuéron en procesion hasta las gradas del altar mayor, cantando, Te Deum laudamus, donde esperaba al arzobispo de Toledo. Y llegando el rey, el arzobispo le ungió con el olio santo, y puso una corora preciosa sobre su cabeza, y en la mano un cetro; y con las ceremonias y oraciones que en semejantes actos se acostumbran. Luego comenzó la voz del pueblo diciendo: Viva el emperador de las Españas, que la iglesia se hundia con la grita que daban. Hecho esto, comenzaron la misa, estando el nuevo emperador colocado en su trono, y á su lado el rey de Navarra, y obispo de Leon. Dicha la misa con gran solemnidad, el emperador fué á su pa

SANDOVAL.-LIB. XVIII. CAP. LVIII.

dia, fuera de la historia de Toledo, que en substancia
dice lo que he referido, y en este año de la era mil
ciento setenta y tres se comprueba por infinitos instru-
mentos deste año que el emperador y otros otorgaron.
A veinte y cuatro de abril, era mil ciento setenta y tres,
hizo merced el emperador don Alonso á don Roberto,
obispo de Astorga, de unas heredades, como parece
por el libro del becerro, fol. 36, y no dice cosa de su
coronacion. A veinte y nueve de mayo deste año, lla-
mándose, por la gracia de Dios, emperador de
España, hizo merced al conde don Fernando de Ga-
licia, y á su hermano Bermudo Perez, que eran
hijos del conde don Pedro de Trava, del monaste-
rio de Sobrado, que sus antepasados habian fun-
dado de la órden de san Benito, que ahora tienen
los monges del Cister: y fué cierta esta donacion, estan-
do en Leon, donde el conde habia venido á las fiestas
arzobis-
de la coronacion. Y la confirma don Ramon,

lacio, y hizo banquete á todos los grandes y prelados; y él comió con el rey de Navarra. Mandó dar á los obispos y abades muchas piezas de oro y plata, y ricos paños de seda para sus iglesias, y que se vistiesen cuantos pobres habia en la ciudad, y les diesen toda la semana de comer. Hicieron los caballeros muchos regocijos, y juegos de placer. Otro dia tuvo el emperador junta con los principales obispos y caballeros, tratando con ellos lo que mas convenia al gobierno del reino. Ordenáronse muchas cosas, y establecieron lo que el tiempo pedia para que en todo hubiese justicia; que con las quiebras pasadas estaba el reino estragado. Mandó restituir á los monasterios é iglesias lo que les tenian caballeros y otras gentes usurpado. Ordenóse, que todos los lugares que con las guerras se habian despoblado, se volviesen á poblar, dando á los pobladores muchas franquezas y libertades. Mandó estrechamente, que los jueces con todo rigor castigasen los vicios, reformasen las costumbres, y con sumo cuida-po de Toledo, don Diego de Santiago, don Arias de do atendiesen á hacer justicia, sin excepcion ó aceptacion de personas. Que mirasen bien en las cosas de la fé. Que no se permitiesen quiebras, ni abusos, supersticiones, ni hechicerías. Finalmente, como alumbrado por Dios, quiso imitar en la reformacion del reino al rey don Alonso el quinto, y al rey don Fernando el Magno, y a don Alonso el sexto, que hallando los reinos sin ley, sin rey y sin Dios, guardaron justicia en sus dias, y los reformaron católica y santamente. Mandó al alcaide de Toledo, y á todos los que tenian fronteras con los moros, que perpetuamente les hiciesen guerra, corriendo sus tierras, y ganándoles lo que pudiesen ; ; y á esto asistiesen con sumo cuidado. Hechas estas y otras buenas ordenanzas, se disolvió el concilio ó cortes, y con mucho contento de todos, se volvieron á sus tierras. Esta ceremonia de haberse coronado el rey don Alonso por emperador de España, dicen que aprobó despues el papa (1); y para semejante imperio, hay opiniones que no era necesaria la autoridad y aprobacion del pontífice. Apiano Alejandrino en la historia de las guerras civiles de los romanos en el libro segundo, capítulo doce, doude trata de las guerras entre César y Pompeyo, dice, hablando de Curio, que por una lijera victoria se quiso llamar emperador. Solia ser este título de emperador para los capitanes de mucha autoridad; como si los soldados aprobasen, y diesen testimonio que su pretor era digno dél y los pretores ya de mucho atrás se lo atribuian en los he¬ chos señalados, y en las obras excelentes que hacian en la administracion de las guerras. Ahora este renombre solamente se da á los que por su virtud y esfuerzo han muerto diez mil enemigos en una batalla. Dicho tengo el derecho antiquísimo que los reyes de España tienen de los godos para usar deste título de emperador como solos los de España se llamaron Flavios, que aun es mas que emperador. Como el rey don Alonso el Magno se ungió, y coronó desta misma manera dia del Espiritu-Santo en Santiago de Galicia, y como se llamaron así otros reyes, y no otro ninguno de la crisCastilla y Toletiandad, sino los que fueron de Leon, do. Algunos dicen que se coronó en la ciudad de Tole do el emperador don Alonso, y andan varios en el año; mas la verdad de haber sido en Leon, y en este año y

(1) El venerable Pedro, abad de Cluni, en la carta octava escribiendo al papa Inocencio, hablando del emperador don Alonso, imperator Hispaniæ, magnus christiani populi princeps. S. Ben. epis. 301. Sanccia sorori imperatoris Hispaniæ.

Leon, don Pedro de Segovia, don Martin de Orense, el
conde don Rodrigo Martinez Osorio, conde don Suero
Bermudez, conde don Rodrigo Gonzalez, conde Gon-
zalo Pelaiz, conde Munio Pelaiz, Gutier Fernandez,
mayordomo del emperador, Almarico, alférez del em-
perador, Osorio Martinez, Poncio Giraldo, Ramiro
Florez. A dos dias del mes de junio deste dicho año,
el emperador. llamándose de toda España, hizo mer-
ced al conde don Rodrigo Martinez Osorio de toda la
heredad que el rey tenia en Famusco, y de la del
Infantazgo de San Pelayo: y dice ser la data, Oc-
tavo dia de Pentecostés, cuando fué primeramente co-
ronado en Leon: que justamente es lo que digo, que
fué coronado dia de pentecostés, y en el octavo, que
fué dos de junio, hizo esta merced al conde don Rodri-
go Osorio, Coufirman Raimundo arzobispo de Toledo,
los obispos de Segovia, Palencia, Micael Felix meri-
no del rey, el conde don Rodrigo Gomez de Sandoval,
el conde Armengol de Urgel, el conde Lope Diaz, Go-
mez Pelaiz, Pedro Cid, Gutierre Fernandez, mayordo-
mo del rey, Pedro Gonzalez, García Gonzalez, García
Ruiz, Pelay Hañez, Guillelmo de Ponce, notario del
emperador, por cuyo mando, y de su canciller Beren-
gario arcediano escribió esta carta. Parece que el em-
perador partió luego de Leon pasadas las fiestas, que
duraron ocho dias, y que vino con presteza á Vallado-
lid, por razon de alguna guerra que se le movia; por-
que lo da á entender en una carta de merced que hizo
al conde don Rodrigo Gonzalez Giron, y á doña Estefa-
nía de Armengol su mujer; y al conde don Rodrigo
Martinez, y á su mujer la condesa doña Urraca de toda
la heredad que tenia en Baligeres: y dice que les da es-
to, Non propter guerram, quam modo habeo, etc. No di-
ce qué guerra fuese esta. La data es en el mes de julio,
aunque no dice el dia. Tiene estas dos escrituras la ca-
tedral de Valladolid. Parece que esta guerra seria con
el rey de Aragon: y 'dice que reinaba en Toledo, Zara-
goza, Leon, Nájara, Galicia, Castilla, que por este órden
los nombra. Y persuadome mucho á que era con el
rey de Aragon; porque à primero de julio estaba el
emperador en el monasterio de Santo Domingo de Si-
los de la orden de san Benito, que es cerca de las fron-
teras de Aragon. Consta esto por una donacion que el
emperador hizo á este monasterio de Santo Domingo
en las calendas de julio, en que le da la iglesia y lugar
de Aniago, junto á la puente de Duero, donde ahora
está un monasterio de monges cartujos, habiendo sido
primero de un caballero que se llamaba Fernan San-

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