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nos, suevos, vándalos, y silingos, quienes con facilidad | metidos de Recaredo, hasta pasado el año de quiniense apoderaron de España, ocupando los vándalos y suevos á Galicia, los alanos la Lusitania, y los silingos la Bética, llamada Vandalosía, y ahora inmutado el nombre, Andalucía.

tos noventa y dos ó el séptimo de este rey; pues en este año suscribe Liliolo en el concilio segundo cesaragustano, y por el contrario falta su suscripcion el año quinientos noventa y nueve, en el concilio barcinonen

que pertenecia Pamplona.

Los godos con su rey Ataulfo, dominaban ya las Ga-se, siendo este concilio de la provincia Tarraconesa, á lias, de donde estrechados por los romanos, hubieron de pasar á España. Pidió paces Ataulfo, y por esto fué muerto de los suyos, y por la misma causa Sigerico, que le sucedió en el reino, y eligieron los godos por su rey á Valia; pero este fué el que las hizo, y auxiliando á los romanos, recibió en premio la que llamaban segunda Aquitania, y quedó Tolosa desde entonces por corte de los reyes godos.

Durante los reinados de Liuva y Viterico se mantuvieron con buena fortuna, ó con muy pequeña pérdi– da, los vascones; bien que á los que habian hecho asiento en la Francia los comprimieron los dos reyes hermanos, Teodorico, y Teodoberto, que dominaban ya casi toda la Francia, y en especial la Aquitania. Gundemaro, que adquirió el reino por el puñal de la conjuracion, dió copiosa materia á los escritores, entran

Y fué forzoso traer por la conexion, y enlace esta variedad de cosas, aunque comunes á España, para quedo en las tierras de los vascones y devastándolas. Y

se entienda mejor, lo que diremos de los vascones, y cántabros, á quienes no alcanzaron en la entrada las invasiones de las naciones bárbaras.

Despues de la entrada de las naciones el primero de quien se escribe haber guerreado á los vascones, fué Recciario, rey de los suevos, bien que esta guerra parece que paró en robos, y que las plazas fuertes hicieron casi todas vigorosa resistencia.

Eurico matador y sucesor de su hermano Teodorico en el trono de los godos, unióse con los suevos, y con su rey Remismundo y entró con un poderoso ejército eu España, apoderandose de Pamplona, y Zara- | goza; pero muerto Eurico, seria fácil á las provincias de España, recobrarse á la obediencia del imperio, ó á su entera libertad; pues no salieron tan guerreros sus sucesores Alarico, Gesaleico y Amalarico. En esta oportunidad es muy creible, que fuesen varias entradas que hicieron los vascones por las tierras de los várdulos, y autrigones, que ahora corresponden á Alava y la Bureva.

En el reinado de Leovigildo, los vascones, en quienes floreció siempre la religion católica, ayudaron con el mayor teson á su hij Hermenegildo, pero Leovigildo entró con su esforzado ejército en la Vasconia, y ocupó gran parte de ella, edificando, para que sirviese de freno, la ciudad llamada Victoriaco. Y parece tambien efecto de esta guerra la ruina de un pueblo á dos leguas de Victoria, llamado Iruña por sus naturales, que es el conocido con el nombre de Pamplona.

Miro, rey de los suevos, que uniéndose con los vascones pudiera haber hecho mucho en favor de Hermenegildo, estuvo en suspension poco noble, atento solo al norte del interés; y fueron efectos de esta política tan fatal, sujetar la nacion de los suevos Leovigildo, en este año décimoquinto de su reinado.

Fueron muchas las guerras de los vascones en Francia despues que los venció Leovigildo. Juntáronse al principio con algunos de los cántabros, y en las primeras entradas, que concurrieron con las victorias que obtuvo de los francos Recaredo, ocuparon como suelo propio á Navarra la Baja, y las regiones montuosas del principado de Bearne, estendiéndose despues por los tierras llanas de la Aquitania. Abrazó luego Recaredo nuestra religion católica, y convocose al cuarto año del reinado, concilio en Toledo, para ahogar las centellas que iba arrojando moribunda la herejía; y uno de los padres que en él asistieron fué Liliolo, obispo de Pamplona.

Concluida la causa de la religion, volvió Recaredo á las armas contra los francos, y luego contra los vascones; y se puede asegurar, que no fueron estos aco

por este tiempo habia muerto Liliolo, nuestro obispo, cuyo sucesor Juan, suscribe el decreto de este rey acerca del honor de metropolitana de la iglesia de Toledo. Entró á reinar el año seiscientos doce Sisebuto, quien redujo á los asturianos, que se habian rebelado, y á los roccones, que parece eran los riojanos, y debilitó mucho á los romanos de la Andalucía, con quien juntaban continuamente conatos y designios los vascones.

En el año de seiscientos veinte murió Sisebuto, y luego á los tres meses su hijo Recaredo, á quien dejó muy niño. Siguióse Suintila, esforzado capitan, que habia sido en tiempo de Sisebuto, y acabó de expeler de España á los romanos. Venció tambien á los vascones, que entraron con grandes levas por la provincia Tarraconesa, y les obligó á fabricar una poblacion, llamada Ologito, para que sirviese de plaza de armas á los godos; pero afeó estas hazañas soltando las riendas á la maldad, y fué destronizado por Sisnando. Fueron por estos tiempos diferentes los movimientos y pérdidas de los vascones de la Aquitania, y los vascones españoles vivian por el contrario con mas sosiego, dando ccasion para él las guerras civiles, y facciones que hubo en el reinado de Sisnando; pero se echa de ver, cuan enagenados vivian los vascones de lós godos, y el poco ó ningun comercio que tenian con ellos; pues faltan las suscripciones de nuestros obispos en muchos concilios. A Sisnando sucedió Chintila, y muerto este rey, siguióse Tulga, y luego Cindasvindo que reinó ocho años y ocho meses. Al sexto año admitió por compañero de la dignidad á su hijo Recesvinto; y ya al año seiscientos cuarenta y nueve, le hallamos reinaudo solo. En el tiempo de su gobierno, que fué de mas de veinte y dos años, hicieron una grande entrada los vascones por el reino de los godos; pero ni de este, ní de otros su→ cesos suyos individuan los lances los escritores, ni tampoco se hallan nuestros obispos en los concilios, que se celebraron en este largo reinado, causándose este retiro de la enagenacion de los vascones, que se explicó despues en guerra abierta.

Murió Recesvinto á primero de setiembre, de seis→ cientos setenta y dos, y fué aclamado rey por voz pública, Vamba, señor muy ilustre, y de relevante mérito. Apenas fué coronado en Toledo, cuando hizo jornada contra los vascones, que ocuparon la Cantabria; y al mismo tiempo que los estaba guerreando, tuvo noticia, que le rompió la obediencia la Galia Narbonesa; pero el rey superior á tantos males, prosiguió la guerra contra los vascones, y dió á Paulo, uno de los señores de su corte, ejército competente para oprimir á Narbona.

Paulo, en lugar de extinguir la conjuracion, como

le fuera muy fácil, se rebeló con fefsima perfidia, y se hizo coronar por rey, haciendo, le trajesen del templo de San Felix de Girona, la rica corona de oro que habia ofrecido allí el rey Recaredo, pero le duró muy poco el fruto de su indigna alevosía por la increible presteza con que sujetó á los vascones el rey Vamba, quien atravesando el Pirineo, conquistó á Narbona, apoderóse de otras ciudades, y luego puso cerco á la de Nimes, á donde se habia retirado Paulo. Aunque no puede negarse el esfuerzo singular, con que resistieron los cercados, fué entrada, y saqueada la ciudad con grande estrago. La clemencia de Vamba les perdonó las vidas, ciñendo el castigo á cárcel perpétua, y á la ignominia sola, de raerles el cabello.

Una traicion execrable hizo vestir á Vamba el hábi− to de monge, dejando firmada de su mano la sucesion de Ervigio, aunque no fué la eleccion bien recibida. En tiempo de este rey se convocó concilio, y fué el décimo tercio toledano, y aquí suscriben los sufragáneos de Tarragona, y entre ellos nuestro obispo Atilano, aunque no por sí, sino por Vincomalo, diácono, su vicario: y no se descubre otro obispo de Pamplona desde el obispo Juan, á quien vimos ahora setenta y tres años, confirmar el decreto de Gundemaro.

Duró el reinado de Ervigio siete años, y veinte y cinco dias, y murió viernes á ocho de noviembre de seiscientos y ochenta y siete, habiendo declarado rey á su yerno Egica. Juntóse luego concilio, y con ser universal de España, y la Galia gótica, no parece el obispo de Pamplona, ni por sí, ni por su vicario, y en el concilio del año de seiscientos y noventa y tres fir- | ma el diácono Vincomalo, vicario de nuestro obispo Marciano, y parece San Marcial, y es el último obispo que se descubre de antes de la pérdida de España.

En suma, aunque los obispos de Pamplona, por mantener algunos pueblos de la tierra llana de su diócesi, acudian á los concilios de los reyes godos, era rarísimas veces; y de este retiro se arguye, que los españoles en lo interior de la Vasconia se mantuvieron en su libertad perfecta; y así se vé que en los trescientos años desde la entrada primera de los godos en España, hasta la de los árabes mahometanos, nunca se halla en sus memorias algun conde que gobernase á Jos vascones por los reyes godos, siendo esto tan frecuente en otras provincias. Y á estos tiempos pertenece la introduccion del nombre de Navarra, nombre que se fué extendiendo poco a poco, y se compone de la voz vascónica, Nava, llanura rodeada de montes, y de la palabra Erri, tierra ó region, y por contracion de Nava-Erria, decimos Navarra; bien que de la otra parte del Pirineo, se conservaron los nombres de vascos, y de gascones con inmutacion pequeña, siendo Vaso monte Vasoco de monte, de donde se dice Vas

cones.

á

En esta constitucion de cosas halló á los vascones la pérdida de España; y aunque suele atribuirse á la impureza del rey don Rodrigo, es preciso recurrir á los tiempos anteriores. Reinó Ervigio con inicuas opresiones del pueblo, confiscaciones y otros daños: su yerno, y sucesor Egica siguió los mismos pasos, añadiendo á lo injusto lo cruel; y Vitiza, que en el año de se tecientos, por la muerte de su padre, tomó las riendas del gobierno, manejólas con acierto á los principios; pero soltólas presto á la maldad, empezando por el abandono á la impureza.

Acompañó en el rey perverso la crueldad á la lascivia, con que no es mucho que abominasen tal desba

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rato los pueblos, ni tampoco es, ó fué mucho, que don Rodrigo empuñase el cetro, quitándosele á Vitiza, á quien hizo sacar los ojos, y mandó le arrojasen en prisiones: lo cual parece que sucedió el año de setecientos y diez, ó en el siguiente.

Entró á reinar don Rodrigo, y siguiendo la ceguedad de Vitiza, se dejó cautivar de la aficion à una dama de su palacio, que unos llaman Florinda, y otros Caba, hija, á lo que comunmente se escribe, ó como algunos quieren, mujer, del conde don Julian, quien rabioso por la noticia de la violencia que hizo el impuro rey á su hija, unióse con don Opas y los dos hijos de Vitiza, y pasando luego á la África, se confederó con Muza, que la gobernaba en nombre de Ulid, miramamolin de la Arabia, y de la Siria. Trás algunas infructuosas tentativas, envió Muza con su lugar teniente Tarif, una gran multitud de combatientes, pero muy desigual á tanta empresa; sino lo errara todo don Rodrigo. Entre Jerez y Medina Sidonia, teniendo á las espaldas á Guadalete, afrontó su campo con el fuerte y orgulloso de los moros, y de domingo à domingo fueron las escaramuzas continuas, hasta que á once de noviembre del año setecientos y catorce, se vino al último lance decretorio. Aunque por algun tiempo mostraron denuedo los godos, fueron enteramente vencidos, y aun hoy se ignora en qué paró don Rodrigo. Increible parece la ruina, que oprimió á la noble España despues de esta funesta batalla, la calamidad de unos pueblos, metia en fuga á los otros; y huyendo por rios de sangre á las tierras y á los montes muchos cristianos, el hambre, y mal tratamiento en gran parte los consumia. Redobláronse los males, porque abrasado Muza de envidia por los triunfos de su teniente Tarif, vino con numerosísimas tropas, y se arrojó de nuevo sobre España. En espacio finalmente de quince meses, dió en tierra este imperio nobilísimo; pero despues de tan negra tempestad, empezaron á rayar la luz y el remedio, y todo se restauró del modo que iremos viendo. Veamos primero, segun el padre Risco, lo que los escritores mas autorizados han hablado de los antiguos

vascones.

CRÓNICA BREVE Y CRONOLÓGICA

DE LOS VASCONES ANTIGUOS,

DESDE LA ENTRADA DE LOS BÁRBAROS EN ESPAÑA HASTA LOS
PRIMEROS REYES DE NAVARRA, RECOGIDA DE LOS ESCRITO-
RES MAS AUTORIZADOS.

AÑO 406.-(Isidoro de Sevilla, en su historia de los vándalos). En la era de 444, y dos años antes de la toma de Roma, los alanos, suevos y vándalos, instigados por Estilicon, atravesaron el Rin, invadieron las Galias, derrotaron á los francos y llegaron con impetu hasta los Pirineos, que defendidos por los dos nobilisimos romanos y muy poderosos hermanos, Didimo y Veruniano, les impidieron por espacio de tres años el penetrar en España, obligándolos á derramarse por las contiguas provincias de la Galia.

AÑO 409.-(Paulo Orosio, en el lib. VII de sus historias, cup. 40). Por este tiempo, dos años antes de la toma de Roma, instigados por Estilicon los alanos, suevos y vándalos, y muchos otros pueblos, derrotaron á los francos, pasaron el Rin, invadieron las Galias, y en su impetuosa marcha llegaron hasta el Pirineo; pero detenidos allí por aquel obstáculo, hubieron de derramarse por las provincias circunvecinas. Mientras ellos infestaban las Galias, Graciano, encargado

del mando en Bretaña, se alzó allí por tirano; pero fué ños sin cuento á cosas y á personas, de los cuales ellos luego asesinado. En su lugar fué proclamado Constantino, que á pesar de tener un grado muy subalternotorio, cuya posesion conservan.

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mismos se arrepienten ahora, se repartieron el terri

AÑO 449.-(Idacio en su Crónica). Rechiario, casado con la hija del rey Teodoredo, dá principio á su reinado talando las Vasconias por el mes de febrero.

AÑO 466.-(Isidoro, en su Crónica de los godos). Eurico sucedió en el reino á la edad de diez y siete años, por el mismo crímen que su hermano. Cargado de honores y de maldades, ensañóse en la guerra, y devastó el territorio de la Lusitania. Despues de haberse apoderado de Pamplona, atacó á Zaragoza, sometió toda la España superior, é invadió con su ejército la Tarraconense que se le habia rebelado.

AÑO 542.-(Gregorio de Tours, en su Historia de los◄ francos lib. 8 cap. 29.) Despues de esto, pasó el rey Childeberto á España, donde entró con Clotario; y ambos circunvalaron y pusieron cerco á la ciudad de Zaragoza..... Mas ellos temerosos abandonaron la ciudad, y se volvieron á las Galias cargados de despojos, aunque nó sin haber conquistado una buena parte de España.

en el ejército infundió esperanzas, si no por sus méritos, por el prestigio de su nombre. Luego de haberse apoderado del imperio, pasó á las Galias, donde, seducido por los bárbaros con ambiguas alianzas, causó mucho daño á la república. Envió á España sus legados, y aunque les prestaron obediencia las provincias, se la negaron dos nobles y poderosos hermanos, llamados Didimo y Veriniano, nó para oponerse como tiranos á otro tirano, sino para defender contra éste y los bárbaros sus personas y su patria, á beneficio del legítimo emperador. Así lo demostraron los sucesos; porque no se consigue la tiranía sino maquinando en secreto y cogiéndola luego por sorpresa, en vez de bacer públicos alardes: la diadema y la púrpura le dan á conocer antes que todo; pero aquellos dos hermanos desde mucho tiempo ántes fueron recogiendo solamente á los siervos que tenian en sus mismas haciendas, mantuvieronlos con sus propias rentas, y sin disimular sus intentos ni oposicion de nadie, guarnecieron con ellos las puertas (1) del Pirineo. Contra estos, pues, envió Constantino á España á su hijo Constante, quien, (doloroso es decirlo!) de monje habia pasado á ser césar, y á sus órdenes vinieron ciertos bárbaros, que aliados tiempo atrás del imperio, fueron admitidos á su servicio y se llamaban honorianos. Esta fué para España su primera desdicha. Muertos aquellos dos hermanos que se habian propuesto defender con sus solas fuerzas el paso de los Pirineos, dióseles á estos bárbaros, en recompensa de su victoria, permiso para talar los campos palatinos; y se les encomendó luego el defender los pasos de aquellos montes, relevando á AÑO. 581.(Gregorio de Tours, en su Historia de los los labriegos que con tanta fidelidad y, provecho los hu- francos, lib. 6, cap. 12). El duque Bladastes quiso pabieran custodiado. Cargados, pues, con el botin y atrai-sar á la Vasconia (4), y perdió la mayor parte de su dos por la abundancia, trataron de que quedasen impunes sus maldades, y para que pudiesen entregarse á ellas con mayor exceso, abandonaron la custodia de los montes, dejaron abiertas sus puertas é introdujeron en España á los otros bárbaros que divagaban por las Galias. Juntos, verificaron luego sangrientas excursiones por el pais; y despues de haber causado da

como

(1) Á las gargantas de los montes Pirineos, que, dice Livio, lib. 21, cap. 23, unen á España con las Galias, las llamaron los antiguos escritores claustra, clausura, clusa (puertas,-puertos). «Dos eran, dice Pedro de Marca, las principales puertas por las que podia entrarse en España con ejército; una, la mas expedita, por las cumbres del Pirineo de la Galia Narbonense; y otra, la ménos accesible, por las del Pirineo Aquitánico, por donde se va á Pamplona y al interior. Por esta pasaron, al parecer, los vándalos, alanos y suevos, dejando la que conducia á la provincia Tarraconense, porque custodiada ésta con mayor presidio, se mantenia mas firme en su fidelidad al imperio romano.» Mas & porqué hubo de distinguir aquel ilustre varon las cumbres del Pirineo de la Galia Narbonense de las del Aquitanico? ¿Creyó acaso que pertenecia el uno á la Narbonesa, y el otro á la Aquitania ? Sin embargo, esos testimonios de Orosio é Isidoro comprueban con evidencia que en su tiempo todo el Pirineo pertenecia á España; pues declaran que los dos hermanos, Didimo y Veriniano, con sus siervos, con otros labriegos y con algunos soldados indígenas guarnecieron las gargantas de los montes y con su valor y vigilancia lograron que los bárbaros no pudiesen poner el pié en el Pirineu, por mas que llegasen hasta él. De aquí puede inferirse, que para resguardar á España é impedir las irrupciones del enemigo por los desfiladeros del Pirineo, se edificaron castillos que dominasen la campiña situada à su falda y perteneciente a las Galias, las cuales, segun los geografos, lindaban con el mismo Pirineo. (Risco).

TOMO III.

(Victor Tununense, en su Crónica). En este año entraron en España, por Pamplona, cinco reyes francos (1), los cuales, llegados á Zaragoza, la tuvieron sitiada por espacio de tres dias, y devastaron luego toda la provincia Tarraconense.

AÑO. 572.-(Juan, abad de Biclar). Miron, rey de los suevos, mueve guerra contra los aragoneses (2).

(Isidoro en su historia de los suevos). A Teodomiro sucedió Miron en el reino de los suevos. Gobernó trece años, y en el segundo de su reinado guerreó contra los rucones (3).

ejército.

(Juan de Biclar). El rey Leovigildo se apodera de parte de la Vasconia, y funda la ciudad de Victoriaco.

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AÑO 587. -(Gregorio de Tours, en su 'historia de los francos, lib. 9, cap. 7). Pero los vascones, descolgandose de los montes, bajaron á la llanura, donde talaron las viñas, devastaron los campos, é incendiaron

(1) Estos cinco reyes fueron Childeberto, Clotario, y los tres hijos de éste, á quienes suelen llamar tambien reyes los escritores de las Galias. Las palabras de Victor acreditan que Childeberto y Clotario, de quienes habla expresamente Gregorio en el pasaje que precede, condujeron su ejército por las cumbres del Pirineo, por el mismo sitio por donde entraron en España los alanos, los vándalos, los suevos y los godos con su rey Eurico. (Risco). (2) Los aragoneses eran el mismo pueblo que los rucones, como lo acredita el pasaje que sigue de Isidoro. (Risco). (3) Los rucones eran de la misma familia que los vascones. (Risco). (4) Al hablarse aquí de Vasconia, debe entenderse la antigua, situada en los mismos Pirineos, y nó aquella parte de la Aquitania situada à la raiz de los montes y que se llamó Novempopulania, porque ésta conservaba todavía su nombre y estaba sujeta á los reyes francos en los tiempos de que tratamos, segun lo asegura Gregorio de Tours en varios lugares. «Mayormente quedaron despobladas en aquel tiempo las ciudades de la Novempopulania y de ambas Aquitanias, >> dice Gregorio; y no se dió á este pais el nombre de Vasconia, hasta que se establecieron en él los vascones que bajaron del Pirineo, en tiempo, segun creo, de los últimos reyes de la primera estirpe. (Alteserra, lib. 6 Rerum Aquitan., capitulo 10.)-Entiéndese aquí por Vasconia el antiguo solar de los vascones, en las gargantas del Pirineo, desde donde bajaron á ocupar la Novempopulania. (Ruinart, en sus notas á Gregorio de Tours.)

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los edificios, llevándose luego cautivos á algunos habi- | por dos veces de los romanos, combatiendo y quitántantes, y por botin sus rebaños. El duque Austrobaldo quiso oponérseles repetidas veces; pero no pudo hacerles gran daño (1).

(Isidoro, en su Historia de los godos, era DCXXIV). Recaredo movió tambien sus armas contra las insolencias de los romanos y contra las correrías de los vascones; pero estas luchas deben considerarse, mas que como una guerra formal, como un palenque en que adiestraba á sus soldados para el combate.

AÑO 602.-(Fredegario, en su crónica, cap. 21). Teodoberto y Teodorico se dirigieron con su ejército contra los vascones; y despues de haberlos derrotado con la ayuda de Dios, los sometieron á su autoridad y los hicieron tributarios. Pusiéronles luego un gobernador llamado Genial, quien los gobernó felizmente.

AÑO 607.-(Fredegario, en su crónica, cap. 32). En aquel año, muerto Viterico, entró á reinar en España Sisebuto, varon cuerdo, muy celebrado en toda España, y en gran manera piadoso. Peleó esforzadamente contra el enemigo público, y sometió al imperio de los godos la Cantabria, que los francos habian poseido por algunos años; pues en tiempo de éstos habia gobernado aquella provincia un duque llamado Francion, quien continuó por mucho tiempo pagando su tributo á los reyes francos. Mas luego que la Cantabria quedó reincorporada al Imperio, se apoderaron de ella los godos, como dijimos, y Sisebuto quitó á los romanos muchas ciudades situadas en la costa, demoliéndolas hasta los cimientos. Cuando el ejército de los godos exterminaba á los romanos, solia decir Sisebuto, movido de piedad: «¡Desdichado de mí, que en mis dias haya de derramarse tanta sangre humana ! » Siempre que podia salvar á alguno, librábalo de la muerte; y en su tiempo se afirmó el reino de los godos en España por las riberas del mar hasta los montes Pirineos.

AÑO 610.(Isidoro en su Historia de los godos, era DCXLIX). Éste (Gundemaro) destrozó en una expedicion à los vascones, y en otra persiguió á los ro

manos.

AÑO 612. — (El mismo, era DCL). Venció (Sisebuto) por sus generales á los rucones, despues de haberlos acorralado en las asperezas de sus montes; y triunfó

(1) Los vascones, bajando con ímpetu de las gargantas del Pirineo, infestaron con sus correrías, aquella parte de la Aquitania que está situada à la falda de los montes y se llamaba entonces Navempopulania, sin que pudiese contenerlos en sus limites el duque Austrobaldo, que intentó repetidas veces oponérseles con las armas. Gregorio de Tours dice: «Pero los vascones, etc. » (Alteserra, lib. 6 Rerum Aquilan, cap. 15.)—Los vascones que habitaban en los montes Pirineos aprovecharon la decadencia del reino de los francos y despues de varias incursiones, lograron apoderarse de la Novempopulania, que de ellos tomó el nombre de Vasconia. (Ruinart, en sus notas Tours).-Fué, pues, por este tiempo cuando los vascones Gregorio de de España, gente belicosa, traspasaron por primera vez sus fronteras: por consiguiente, si bajando de los montes, invadieron la Galia y ocuparon la llanura, ¿cómo no colegir de aquí, que eran su propio y antiguo solar todas las gargantas del Pirineo? - Austrobaldo guerreó repetidas veces contra los vascones sin que lograse contenerlos dentro de sus límites; el duque Bladastes perdió la vida y gran parte de su ejército en la misma empresa, segun lo atestiguan Gregorio y Fredegario; Isidoro nos dice tambien que Recaredo no pudo lograr contra ellos ninguna ventaja importante: véase pues cuan dificil hubo de ser la guerra con los vascones, y cuán equivocado es el juicio que de este esforzado pueblo de España formó Marca en el libro 1, cap. 27, de su Historia del Bearn. (Risco.)

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doles muchas ciudades, y poniendo á las restantes, que estaban protegidas por el mar, en tales apuros, que los godos pudieron luego apoderarse de ellas fácilmente.

AÑO 621. — (El mismo, era DCLIX). Empuñó el cetro el gloriosísimo Suintila, que siendo general en tiempo de Sisebuto, venció á los romanos y sometió á los rucones; y despues de haber ascendido al trono, ganó con las armas las demás ciudades, que aquellos conservaban en su poder, alcanzando un feliz y admirable triunfo, que acrecentó su gloria sobre la de los otros reyes, y logrando así lo que no pudo ninguno de sus antecesores, disfrutar extendida de mar á mar la monarquía de toda España. En los primeros años de su reinado emprendió una expedicion contra los vascones, que habian invadido la provincia tarraconense; pero estos pueblos montaraces se aterrorizaron de tal manera al saber su llegada, que reconocieron desde luego sus derechos, y soltando las armas, le tendieron sus manos suplicantes, doblaron la cerviz al yugo, entregaron rehenes, y á sus costas y con su trabajo edificaron para los godos la ciudad de Ologito, prometiendo obedecer á su imperio y autoridad, y cumplir

cuanto se les mandase.

AÑO 630.-(Baudemon, monje el nonense, en la Vida de su contemporáneo San Amando, obispo de Maestrich ). Poco tiempo despues, accediendo á los ruegos de sus hermanos, á quienes habia dejado en distintos lugares para que caidasen de la salud de las almas, fué á visitarlos en persona y á confortarlos con la palabra sagrada. Por ellos supo que habia un país llamado en lo antiguo Vacceya, y á la sazon vulgarmente Vasconia, en el cual dominaba el error, y cuyos habitantes se entregaban á los agüeros y al culto de los ídolos. Supo tambien que ocupaban un extenso é inaccesible territorio en las asperezas del Pirineo, desde donde, fiados en su agilidad, y llevados de su espíritu guerrero, hacian frecuentes invasiones en el reino de los francos; por lo que, compadecido Amando de su error, comenzó á trabajar con ahinco en desviarlos del servicio del diablo.

AÑO 645.- (Fredegario, en su crónica, cap. 78. ) En el año décimocuarto del reinado de Dagoberto, se rebelaron poderosamente los vascones y causaron muchos estragos en el reino de los francos que habia pertenecido á Cariberto; por lo que aquel rey mandó reunir todas sus huestes de Borgoña, nombrando por su general á un llamado Chadoino, refrendario, que en tiempo de Teodorico habia acreditado ya su valor en muchos combates. El ejército dividido en diez cuerpos con sus duques que eran Almagario, Aremberto, Leudeberto, Wandalmaro, Walderico, Baranto, Hariardo, de orígen franco, Rauleno, de estirpe romana, Willibaldo, patricio borgoñon, y Eghino, de raza sajona, sin contar á muchos condes que no iban bajo las órdenia. Los vascones entonces se apresuraron á salir de nes de ningun duque, invadió y ocupó toda la Vascosus breñas para pelear; pero al comenzar la lucha, volvieron la espalda, como suelen, y ocultándose por los desfiladeros que ofrecen los valles de los Pirineos, se guarecieron en los lugares mas seguros, por lo escarpado de aquellos mismos montes. Los duques con el ejército les siguieron el alcance, hicieron á muchos prisioneros, mataron á no pocos, y saquearon é incendiaron sus viviendas, hasta que estrechados los vascones y quebrantada su fiereza, imploraron de aquellos

caudillos el perdon y la paz, prometiendo comparecer | el religioso Wamba, disponiéndose á emprender la suante la gloriosa presencia del rey Dagoberto, someter-mision de los vascones......................

se á su autoridad, y cumplir cuanto éste les mandase. Con estas ventajas pudo el ejército regresar sin daño á su pais (1); pero al principal de los duques, llamado Aremberto, y á los mas ancianos y nobles de la hueste, matáronlos los vascones, sorprendiéndoles en el valle de Subola (2), por mas que el grueso del ejército franco, que de Borgoña habia pasado á la Vasconia, recobrase sin tropiezo, despues de la victoria, sus antiguos acantonamientos.

(El mismo, núm. 10. ) Entró luego en la Vasconia con su ejército, y llevándolo todo á sangre y fuego por espacio de siete dias, causó tales estragos, talando las campiñas, incendiando los edificios y hostigando sin cesar al enemigo, que los vascones, depuesta su fiereza, entregaron luego rehenes, y procuraron con sus ruegos y con sus dádivas, que se les concediese la paz. Aceptó el rey los rehenes, exigió los tributos, y dejando asíapaciguado el país, emprendió su camino para la Galia, pasando por Calahorra y Huesca.

(Antiguo códice del monasterio de Moissiac, publicado por Duchesne en el tom. 1, pag. 818). Reinó Wamba por espacio de nueve años. En el primero, habiéndosele rebelado el duque Paulo con una parte de España, sometió ántes á los feroces vascones en las fronteras de la Cantabria.

REINADO DE RECESVINTO CON POSTERIORIDAD AL AÑO 648. -Carta de Tajon á Quirico: España Sagrada, tom. 31, pág. 172). No ignora vuestra beatitud, que hubo un tiempo en que la astuta serpiente con su pestifera boca comunicó á algunos su mortal ponzoña, logrando desviarlos del recto camino con malicioso engaño. Hubo eatonces un malvado traidor, por nombre Froja, que alzándose por tirano, se puso al frente de algunos sus cómplices, se rebeló contra el grande, ortodoxo y devoto príncipe Reces vinto, y con malas artes y soberbio arrojo intentó apoderarse de la tierra de los cristianos. Por causa de esta rebelion bajaron de los Pirineos los feroces vascones, causando con sus correrías tal es- REINADO DE FRUELA, CON POSTERIORIDAD AL AÑO 757.trago á la Iberia, que se resiste la pluma á escribir las | (El mismo Sebastian.) Sujetó (Fruela) á los vascones que calamidades que sobrevinieron entonces. Sin embargo, se le habian rebelado. Entre el botin que se llevó de por doloroso que sea su recuerdo, no puedo omitir el esta guerra, se reservó una doncella por nombre Muindicarlas. La inocente sangre de muchos cristianos fuénia, con quien se casó luego, y de quien tuvo á su derramada en abundancia, muriendo unos degollados, | hijo Alfonso. otros atravesados por saetas y por distintos proyecti- AÑO 778. les; fueron muchísimos otros llevados en cautiverio; entregóse todo al saqueo; se declaró guerra á las iglesias, destruyendo sus sagrados altares, fueron tambien muchos clérigos víctimas de aquella general matanza, é insepultos tantos cadáveres, sirvieron de pasto á los perros y á las aves de rapiña, repitiéndose á la sazon puntualmente todas las calamidades que se nos describen en el salmo septuagésimo octavo.

REINADO DE ALFONSO I CON POSTERIORI DAD AL AÑO 734. |(Sebastian, obispo de Salamanca, en su Cronicon ). Pues Burgos, Álava, Vizcaya, Ajaon, Alaon y Orduña, se sabe que las poseyeron siempre sus propios moradores, lo mismo que Pamplona, Deyo y Berrueza.

(Isidoro Pacense en su Crónica, era DCLXXXVI). En su tiempo de Recesvinto) aterrorizó á España un eclipse de sol y el ver todos brillar las estrellas en mitad de dia. Hubo tambien una terrible invasion de los vascones, los cuales causaron mucho daño al ejército. (Rodrigo de Toledo, de las Cosas de España, lib. 2, cap. 22). En tiempo de este rey (Recesvinto) ocurrió un eclipse de sol, que llenó de terror á todos los españoles, viendo brillar las estrellas en medio del dia. Verificaron tambien los vascones una invasion terrible, que causó considerables pérdidas al numeroso ejército que se juntó para repelerla.

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AÑO 673. (Julian, arzobispo de Toledo, en su historia de Wamba, núm. 9.) Por aquel mismo tiempo, y mientras esto pasaba en las Galias, se hallaba en Cantabria

(1) El mismo autor de los hechos de Dagoberto, y Aymon. Sigeberto pone malamente en el año 643 esta expedicion á la Vasconia: y Odon, en la vida de san Eloy, publicada por Surio, cuenta tambien la sumision de los vacceos & vascones entre las principales hazañas de Dagoberto. Terminadas felizmente estas empresas, apaciguados ya todos los pueblos circunvecinos y sometidos á su autoridad los ferocisimus vacceos, acabó sus dias el grande é inclito rey Dagoberto. (Alteserra, lib. 7 Rer. Aquilan., cap. 4.) (2) El valle de Subola, del cual hace mérito Fredegario en este pasaje, y que fué en parte el teatro de esta guerra de Vasconia, se el que ahora por contraccion se llama Sola, y está situado al pié del Pirineo en la region vascitana; pues los señores de aquel territorio son llamados vizcondes de Subola en un antiguo cartulario del monasterio de Selvalata en el principado de Bearn. (Ohienart, pág. 392, Not. Wascon.)

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Eguinardo, en su Vida de Carlomagno, año 778). Las persuasiones de aquel sarraceno hicieron concebir al rey (Carlomagno) fundadas esperanzas de apoderarse de algunas ciudades de España; por lo que, reuniendo su ejército, se puso en marcha, y tramontando el Pirineo por la region de los vascones, acometió y ganó á Pamplona, pueblo de los navarros. Vadeó despues el Ebro, y se encaminó á Zaragoza, que era la principal ciudad de aquella comarca; y despues de haber recibido allí los rehenes que le entregaron Ibinalarabi, Abithaur y otros Sarracenos, tomó la vuelta de Pamplona, cuyas murallas arrasó para que no pudiera rebelársele. Trató entonces de regresar á su país, y se metió por el Pirineo; pero emboscados allí los vascones, le esperaron á su paso por los puertos, y atacando la retaguardia, pusieron en desórden todo el ejército, pues aunque los francos les eran superiores por sus armas y su valor, hízoles inferiores la desventaja del sitio y aquel nuevo género de lucha. Murieron en la refriega muchos de los magnates que el rey llevaba por capitanes de sus tropas; perdióse gran parte del bagaje; y como el enemigo era práctico del terreno, se dispersó en seguida sin que pudiera dársele alcance. La memoria de este desastre aguó en el ánimo del rey el gozo por las ventajas que acababa de conseguir en España.

(El poeta sajon, en el libro primero de las Hazañas de Carlomagno, año 778). Las exhortaciones de aquel sarraceno le infundieron la esperanza de que podria conquistar algunas ciudades de España; y con esta mira puso en movimiento sus ejércitos, conduciéndolos por los encumbrados montes de la Vasconia. Despues de haber pasado con toda felicidad las gargantas del Pirineo, llegó á Pamplona, que, segun dicen, era una insigne fortaleza de los navarros, y la ganó á fuerza de armas vadeó en seguida el famoso rio Ebro, é internóse en el territorio donde está asentada la ilus

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