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SANDOVAL.-LIB. XVIII. CAP. XXVII.

en Castilla desde la era mil ciento y diez, como queda bien probado por sus propias escrituras. Confirma haber sido su muerte en el año, mes y dia que digo, una memoria antigua escrita en aquel tiempo, que dice así: Morió el rey don Alonso, el que priso á Toledo de moros, dia de mercores el postrimer dia de junio (1) era MCXLVII. Esta cuenta parece cierta: no sabré decir quien sea el autor della. Estos trabajos padecen los que quieren con verdad y acertadamente contar cosas tan antiguas y olvidadas.

CAPÍTULO XXVI.

Entierro del rey don Alonso.

Tenia señalado en vida el rey don Alonso el lugar de su entierro en el monasterio que él reedificó y amplió de San Benito en Sahagun, donde ahora está. Y para que en esto no hubiese jamás duda, años antes de su muerte escribió á las ciudades y grandes de sus reinos, diciendo:

>>procesion honrada saliólos á recibir, é acogiólos muy »bien, é entraron en la iglesia; é ficieron su ora»cion ante el sepulcro de nuestro Señor Jesucristo. »Fecha la oracion, cuando los quisieron preguntar, no >vieron ninguno de ellos. Maravilláronse todos que >podria ser, é entendieron que eran almas santas que avenian allí por mandado de Dios Padre; é el patriaraca mandólo escribir el dia que allí aparecieron, é en>vió á saber á Castilla esto como fué, é supieron de >como murieron aquel dia. É en todo esto el moro á »quien don Munio Sancho habia honrado en su casa, Basi como habeis oido de suso, oyó decir de como don >Munio Sancho de Finojosa muriera en una batalla que #hobiera con los moros en los campos de Almenara, é »vino con toda su compaña muy bien aderezado allí »donde fuera la batalla, y entre todos conociera las armas de don Munio Sancho de Finojosa, é descuabrice toda la cara, é mandóle desarmar, é fallóle el brazo diestro cortado, é fízole muy bien amortajar, sé meter en un paño muy rico é muy preciado, é mestieronlo en un muy honrado ataud cubierto con un aguadalmeci muy preciado, con clavos de prata. É tomólo con toda su compaña á su costa é mesion, é trá»jolo á su mujer doña María Palacin; é el moro sobreadicho trujeron aquí al monasterio de Santo Domingo de Silos á don Munio Sancho de Finojosa, é enterrá»ronie en el campo de la Claustra, donde está hoy dia en el derecho do fué primeramente el glorioso y bie»naventurado cuerpo de Santo Domingo enterrado. E >>el moro fízole facer muy honrada sepultura, así como ses hoy en dia, por la honra que fizo á sus bodas. É deste don Munio Sancho, padrino de don Muñoz, fué »compadre el glorioso santo Domingo; despues murió doña María Palacin, é su hijo Domingo Muñoz, é en*terráron los con don Munio Sancho, é despues falla-perador de las Españas, á todos los condes, duques mos, que Fernandez Muñoz fué mayordomo maayor del emperador don Alonso de gloriosa memoria, »que era en la era de mil ciento cuarenta y tres. Et cuando finó, enterráronlo en par de ellos.>>> Sobre la una sepultura están cabalgaduras y gente que las lleva; y en la otra los bueyes, y un caballero que tiraba á un javalí, del cual está asido un perro. En una piedra de un arquillo dice: Hic jacet Maria Palatin uxor Munionis Sancii Definojosa.

En este año murió el famoso emperador don Alonso, no tan viejo cuanto cansado de tantas guerras y trabajos, y fatigado por extremo en el espíritu por la muerte de su único hijo el príncipe don Sancho. Su muerte fué despues del mes de abril; porque en fin dél, Miguel Fernandez con su mujer Ozenda Sarracinez vendieron una heredad al monasterio de Oña, en el lugar de Cameno; y dicen en la carta, que reinaba en Toledo, y en toda Castilla el rey don Alonso. El tumbo negro dice era mil ciento cuarenta y siete (1) murió el rey don Alonso el viello. Una escritura bel becerro de Astorga, fol. 96, su data desta era mil ciento cuarenta y siete, dice, que reinaba don Alonso en Aragon y en Leon, y es el Batallador yerno del VI, sin decir dia ni mes, que por aquí entendiéramos poco mas ó ménos, en que mes murió don Alonso el VI, y entró á reinar doña Urraca con su marido don Alonso de Aragon. La muerte del rey don Alonso fué en Toledo miércoles post primero dia de junio, era mil ciento cuarenta y siete, año mil ciento y nueve, habiendo reinado desde la era mil ciento y tres que comenzó en Leon,

y

(1) Otros dicen que murió Era mil ciento cuarenta y seis.

Adefonsus gratia Dei Hispaniarum Imperator, omnibus comitibus, ducibus, magnatibus mihi sucedentibus salutem. Noveritis me omni pietatis studio salegisse ut locum venerabilem Sanctorum Facundi et Primiti ut Sanctæ Religionis cultu Deo miserante, et auxiliante sublimarem, quatenus qui humana erat sub potestate sepultus, per me quasi à morte resuscitaret Ecclesiasticæ libertati donandus: cumque talia cogitanti miseratio divina favisset; piamque mei cordis voluntatem compleri vidissem, elegit ut post mortem meam ibi tumulatus requiescerem, quatenus qui in vita nimio amore dilexi, etiam defunctus foverem. Datum hoc testamentum die Sabbatum iij. Idus Decembris. Era M.C.XVIII Adefonsus Legionensis urbis, totiusque Hispania imperator.

Quiere decir: Alfonso, por la gracia de Dios, em

y ricos-hombres, etc. salud. «Sabed que yo he pro-
>>curado con el cuidado posible engrandecer la vene-
>>rable casa de los Santos Facundo y Primitivo, para
>>que habiendo hasta ahora estado como sepultada
»debajo de la potestad secular, resucitase por mí como
»>de la muerte á gozar de la libertad eclesiástica. Y
>>como la misericordia divina favoreciese á mis de-
>>seos, escogí este lugar para mi sepultura, para mos-
>>trar en la muerte el amor que la tuve en vida. Fe-
»cho este testamento, sábado cinco de diciembre,
>>era M.C.XVIII. Adefonso emperador de la ciudad de
»>Leon, y de las Españas. >>

CAPÍTULO XXVII.

Alabanzas del rey don Alonso en Toledo. Escrituras en su tiempo.

"

Fué, dice, noble en destreza, excelente en la »virtud, singular en sus gloriosos hechos, en sus dias, >> mientras él reinó, abundó la justicia; tuvo fin la du>>ra servidumbre; cesaron las lágrimas; sucedió el >>consuelo; la fé recibió aumento; la patria dilatacion >>y extension: el pueblo cobró osadía: el enemigo >>quedó confuso y afrentado: la espada de los cris>>tianos prevaleció; cesó el árabe, y temió el de Áfri>>ca. La mano diestra del rey fué favor de la patria, >>defensa sin temor, fortaleza sin perturbacion, am»paro de los pobres, esfuerzo de los mayores. La >>grandeza y anchura de su corazon no pudo estre>>>charse en solas las Asturias. Escogió el trabajo por >>compañero toda la vida: el verse en aprietos te

(1) Fué letra dominical. C.

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>>nia por deleite: el experimentar las incertidumbres >>de la guerra por contento y descanso: juzgaba por >>tiempo perdido el que no se empleaba en peligros >>de la guerra. El magnánimo Alfonso rey que crece, »y siempre procede en aumento: su arco y armas >>principales fueron confiar en el Señor: por tanto halló »gracia en los ojos del Criador, el cual le engrande»ció y fortaleció contra el temor de sus enemigos, y >>le escogió en su pueblo para que celase la fé, en>>Sanchase el reino, desterrase ios enemigos, multi»plicase las iglesias, restaurase las cosas sagradas, >>reparase y restituyese lo perdido á honra y gloria >>de nuestro Señor. »>

Don Pelayo obispo de Oviedo, coronista del rey don Alonso, cuenta un milagro que pocos dias antes que muriese el rey sucedió en san Isidro de Leon, y fué: que las piedras del enlosado de la capilla y altar mayor comenzaron a manar agua como si fueran manantiales de fuentes, nó entre las junturas de las losas, sino por las mismas piedras. Esto fué ocho dias antes que el rey don Alonso finase: principalmente manaba el agua de las piedras que pisaba el sacerdote diciendo misa. El milagro se comenzó á divulgar, y acudia á verlo toda la ciudad; manó así tres dias sin cesar. Hallábase en esta ocasion en la ciudad don Pelayo obispo de la ciudad de Oviedo, y era obispo de Leon don Pedro; considerada la maravilla, los dos obispos vestidos de pontifical con toda la clerecía salieron en procesion de la iglesia mayor, y fueron á San Isidro, donde cantaron solemnemente una misa y cogieron mucha de aquella agua para guardarla en redomas. Súpose luego la enfermedad del rey don Alonso, y comenzaron á pronosticar que lloraban ya las piedras, lo que presto lloraria España por la pérdida de tal principe, como realmente fué.

Los reyes don Alonso de Aragon y doña Urraca estaban ausentes de Castilla cuando murió el rey don Alonso, y el conde don Pedro Asurez, señor de Valladolid, que era ya viejo y de gran reputacion y estima en el reino, con voluntad de todos los grandes dél quedó en el gobierno hasta tanto que los nuevos reyes proveyesen ó viniesen. Y descuidándose los moros por parecerles que los cristianos estaban sin rey, los de Madrid, Avila y Segovia se juntaron secretamente por el mes de agosto, pensando saltear los moros de Alcalá, y ganar este lugar; pero como lo principal del castillo estaba en sitio fuerte sobre el rio, defendióse fuertemente, y cargando en su favor los moros que en los lugares comarcanos vivian, los consejos de Madrid, Avila y Segovia se volvieron sin Alcalá.

En muriendo el rey se alteró España, y con razon. Llegó nueva que infinitos moros africanos pasaban contra España por el estrecho, con pensamiento de ganar á Toledo, Avila, y todo lo demás ganado. El miedo fué grande, y pareceres muchos, de que desamparasen á Toledo y las demás ciudades. El arzobispo don Bernardo, que quedó por gobernador de Toledo, se vió en aprieto; llamó los prelados y caballeros, avisó al de Aragon, y por el valor del arzobispo y juramento que hizo de morir allí con ellos, los hizo estar quedos en Toledo, aunque sabian que los moros de Toledo y otros lugares del reino de Toledo trataban de rebelarse y levantar por caudillo á un moro Jezmin, gobernador de Talavera. Los moros hallaron la tierra sin gente por la peste y atemorizada por

no tener caudillos, hicieron notables robos y prisiones.

Dice una escritura de apeo del monasterio de San Vicente de Monforte en Galicia, fecha año mil ciento veinte, que viviendo la reina doña Constanza, casó el rey la infanta doña Urraca su hija con don Ramon de Borgoña, y encarece los bienes que el rey hizo en el reino, que ganó la ciudad de Toledo con otros muchos lugares y ciudades. Que edificó muchas iglesias y monasterios, que lanzó y hechó los moros de estos reinos (que fueron los muzmitas gente bárbara y feroz, de generacion caldeos). Que sustentó el reino en gran justicia, y hizo otros muchos bienes, favoreciéndole en todo la divina clemencia.

CAPÍTULO XXVIII.

Que obras señaladas hizo en la Iglesia el rey don Alonso. Dije la reformacion y aumento que hizo en él su monasterio de Sahagun.

En Toledo reedificó el monasterio de San Servando y Germano en un montecillo ó ribazo que está frente de la ciudad cerca de un castillo viejo. Puso en él monges de san Benito, que el legado Ricardo trajo de su monasterio de Marsella, que se decía San Victor.

Dentro Toledo edificó dos monasterios de monjas henitas, uno dedicado á San Pedro en el sitio que ahora está el hospital del cardenal Mendoza, otro dedicado á Santo Domingo de Silos, que ahora se llama Santo Domingo el viejo.

Fundó y dotó el monasterio de san Benito de San Juan de Burgos. Hizo tantos bienes á las iglesias y monasterios destos reinos, que no la hay de aquellos tiempos, que no haya recibido mil mercedes dél.

Vimos la devocion grande que tuvo con san Pedro de Cluni, pues no solo le dió su hacienda, mas á sí mismo se quiso dar, dejando el reino, y tomando el hábito en él. Y por esto le sacaron los monges de Cluni de las penas de purgatorio, como cuenta Pedro, venerable abad de Cluni en la vision de Pedro Engemberto, monge de Santa María la Real de Nájara; que deste príncipe se ha de entender, y nó de don Alonso el de Aragon, como yo entendí cuando imprimí la historia de don Alonso séptimo; que por esto, y porque la vision fué en su tiempo correjida, la vuelvo á poner en el mismo lugar.

Avila, que en su poblacion habia comenzado con tanta gloria y pujanza, se vió con tanta falta de hombres, que nombró á una Jimena Blazquez por gobernadora; y ella fué tal, que si bien la ciudad fué sola y los moros que sobre ella cargaron muchos y ciertos de que la ganarian, la defendia. Andaba como un capitan esta señora, por las calles animando los pocos que en ella habia, dando armas á unos, bastimentos á otros, diciéndoles buenas razones, visitando los muros; y finalmente hizo diligencias notables, que mereció nombre de famosa matrona. La peste y la hambre y ausencia de sus caballeros y muerte y enfermedad de otros teniau á Avila en el punto extremo. Y los enemigos que lo sabian. Echose sobre ella el moro Abdalla Alahazen á dos de julio, año mil y ciento y nueve. Esperóle Jimena Blazquez sin pavor: teniendo aviso de como estaban cerca, no mudó el color, ni mostró turbacion; salió á la plaza, tomó las llaves de las puertas, juntó los mas valientes, hizo hogueras por las calles del pueblo, hízoles una plática de un César, que no desmayasen, que antes que los moros se avecindasen á los muros, tendrian socorro de Segovia y Arévalo. En

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toda aquella noche no durmió ni paró, visitando las puertas, porque nadie huyese, animando, reconociendo los muros. Trocóle Dios el corazon, y dióle por el de una flaca mujer, el de un Roldan. Otro dia tres de julio arribó Abdalla á vista de la ciudad, y se puso dos millas della á la parte de mediodía, por donde vienen de Toledo, para atajarles el socorro que les podia venir de allí. Esta noche mandó Jimena, que un caballero llamado Sancho, hijo de Sancho Sanchez Zurraquines, con veinte caballos saliese á reconocer el campo del enemigo, y que prendiese alguna espía, ó los matase, y que le tendria el postigo abierto muy á punto para cuando volviese. Demás desto mandó, que ocho trompetas saliesen fuera de la ciudad, y que las cuatro se pusiesen en un collado que está de la otra banda de Adaja al poniente, y que todos tocasen fuertemente, porque los moros pensasen que habia mucha gente de á caballo en guarda de la ciudad; que aun estos caballos no habia por falta de cebada. Hízose así como Jimena lo ordenó, y salió muy bien, porque los veinte | caballeros hallaron á los moros descuidados y dormidos, y prendieron y mataron algunos, y los pusieron en alboroto; y las trompetas en pensamiento, de que fuera de la ciudad habia mucha gente de á caballo, y hecha esta suerte se metieron en la ciudad, y los moros no pegaron ojo en toda la noche. Y Jimena puesta en un cuartago anduvo visitando los muros y las velas, y dándoles de comer, y diciéndoles muy buenas razones. Es digno de memoria lo que quiero contar desta mujer, que hecho esto sin parar ni cansarse en toda la noche, fuése á su casa, y llamó á sus hijas Jimena, Sancha y Urraca, y á dos nueras Gometica y Sancha, hizo traer allí los vestidos y armas de su marido, que fué un escelente caballero poblador de Avila, que se llamó Fernan Lopez, y desnudóse los vestidos de muger, y vistióse los del marido, y luego se armó de peto y espaldar, y puso en la cabeza una celada ó sombreron de hierro, que se usaban, y tomó un venablo en la mano con un brio de soldado viejo, y puesta desta manera, dijo á sus nueras y bijas: Hijas mias muy amadas, conviene que todas hagais lo mismo que me habeis visto hacer, pues veis que los moros se nos acercan, y conviene que defendamos nuestra ciudad, vidas y honras. Todas lo hicieron así, y cuantas criadas habia en casa, y así salieron juntas, como si fueran hombres, y fueron al coro de San Juan, donde hallaron muchos hombres y mujeres llorando ya su perdicion. Y Jimena Blazquez los habló: y viéndola de tal talle con sus hijas y criadas, cobraron tal ánimo, que todas las mujeres se fuéron á sus casas, y las que pudieron se armaron, las que no hallaban armas, se vistieron como hombres, y con lanzones en las manos se juntaron con Jimena, y ella las puso en órden sobre los muros con ballestas y piedras, y echando fuera abrojos, haciendo toda esta demostracion á la parte donde los moros estaban; lo cual les puso en cuidado, y entendieron, que habia en la ciudad mas defensa de la que pensaban, pensando que las mujeres eran hombres. Fué Abdalla con otros tres á reconocer los muros, y vieron bien la gente que en ellos habia. Abdalla volvió descontento, y consultó con los suyos lo que habia visto, diciéndoles: que le habian traido engañado con que en Avila no había gente ni defensa, y que hallaba, que la noche antes los habian acometido en su real, y que habian entrado en la ciudad muchas tropas de caballos, y aun fuera della, á la parte del poniente habian sentido otros: y que él no traia ingenios para

TOMO III.

combatir la ciudad, que era fuerte, y con muy buena gente en su defensa, que tampoco tenian bastimentos para sustentarse: que era cierto que Avila seria luego socorrida de Segovia, Arévalo y Valladolid, y vendrian á ser mas que ellos, y donde pensaban ganar y vencer, serian vencidos, y perdidos: que lo mejor seria, que llegada la noche se volviesen en paz y salvos, que no aventurarse donde era tan dudosa la victoria. A todos pareció el consejo sano, y aquel día pasaron en dar algunas arremetidas, y muestras de querer acometer á la ciudad; y llegada la noche se retiraron (como dicen) á cencerros tapados. A la mañana se descubrió la retirada de los moros, y aquel dia hubo aviso del camino que llevaban, y Jimena Blazquez y sus hijas, con las demás mujeres, fuéron á la iglesia de los mártires, y á San Salvador, y dieron gracias a Dios por la victoria que les habia dado sin pelear.

De la infanta doña Elvira, hija del rey don Alonso, que dicen casó con el conde de Tolosa, no sé que decir, ni aun del año de su muerte, sino solo el dia, y que está sepultada en el monasterio real de Sahagun, y dicen que mandó labrar una larga capilla, que está entre el templo mayor, y la sacristía, y allí á los piés, casi debajo de una escalera su sepultura, y en la piedra tallados los doce apóstoles con Cristo, y libros en las manos, y un letrero con letras lombardas:

Pridie Kal. Octobris obiit Gelvira infan-
tisa filia Regis Adefonsi, qui cœpit Toletum:
quæ crucem auream dedit, et capellam sanc-
tæ Mariæ fabricavit: et multa bona fecit.
Cujus anima requiescat in pace. Amen.

No sé si esta sepultura y letrero son de doña Elvira, que dicen que ella y doña Sancha fueron hijas legítimas del rey don Alonso, y de la reina doña Isabel; y que doña Sancha casó en Castilla con el conde Rodrigo Gonzalez; y doña Elvira con Rogerio rey de Sicilia, hijo de Rogerio conde de Sicilia, y que dellos nacieron Rogerio el mayor duque de Pulla, y Anfuso príncipe de Capua, y Guillermo, que por muerte de sus hermanos fué rey de Sicilia, y Constanza que casó con el emperador Enrique sexto; así lo dice el abad Alejandro Celesino, que escribió la historia deste rey Rogerio, su contemporáneo, y Hugo Falcando.

CAPÍTULO XXIX.

Qué mujeres legitimas tuvo el rey don Alonso; qué amigas, concubinas, ó barraganas.

Aunque dejo dicho en la historia casi todo lo que he podido hallar de las mujeres y hijos del rey don Alonso quise volver con párrafo particular á tratar desto si bien vuelva á referir, ó decir parte de lo que dejo dicho.

La primera mujer que tuvo el rey don Alonso fué doña Inés, con la cual parece estaba casado era mil y ciento y trece.

La segunda doña Constanza, con la cual parece asimismo estar casado era mil ciento y diez y ocho. Della escribió lo siguiente Alonso Gramático, de quien hay memoria en la historia compostelana, ó fué el autor della.

Francia me genuit, Adefonsus rex sibi duxit,
Gloria magna mihi, multaque pompa fuit
Forte rogas nomen? Constantia noveris esse
Felix valde forem, nisi me cila mors rapuisset;
Nam regina fui, vivere dum potui
Sex liberos genui, mox quatuor hic sepelivi,
Ipsa sequor statim, claustraque jam tumuli

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Contineo, sed vivo Deo, eui supplici voto, Ut supplices rogito, idque rogans repeto.

Seis hijos dice que engendró, y que los cuatro murieron ántes que ella, y que dejó dos cuando murió, y destos fué una dona Urraca reina de Castilla.

La tercera mujer fué doña Berta, de quien dije que habia muerto era de mil ciento y treinta y tres, fin de

enero.

La cuarta fué doña Isabel, y el obispo don Pedro dice que ésta fué hija del rey de Sevilla.

La quinta fué doña Isabel hija de Luis rey de Francia, como lo dice el epitafio de su sepultura, que está en san Isidro de Leon, segun dejo dicho.

La sexta fué doña Beatriz, que le enterró. No sé mas que decir destas reinas que sea cierto.

Dicen que tuvo otras amigas, 6 barraganas, como entonces las llamaban, ó concubinas, como se llaman en latin; de una, que no se despreció de serlo, diré lo que dejó escrito en la piedra de su sepultura en el monasterio de San Andrés de Espinareda, de la órden de san Benito en el Vierzo.

Quam Deus à poena defendat, dicta Scemena
Alfonsi vidui Regis amica fui.

Copia, forma, genus, dos morum, cultus amenus,
Me regnatoris prostituere thoris.

Me simul et Regem mortis persolvere lineam
Fata coegerunt, quæ fera quæque tenent,
Terdenis demptis super hæc de mille ducentis,
Quatuor eripies, quæ fuit Era.

Ha de ser esta era de mil ciento y sesenta y seis, y segun ella parece que el rey don Alonso murió diez y nueve años antes que doña Jimena, y así ella debió de morir muy vieja, y no muy arrepentida.

Pelayo obispo de Oviedo, casi vecino á los tiempos de don Alonso, fenece la breve historia que deste príncipe escribió con lo siguiente:

mu

«Este rey don Alonso tuvo cinco mujeres legítimas. >>La primera Inés. La segunda Constanza, de la cual »tuvo á la reina doña Urraca, mujer del conde Ramon; »>della tuvo el conde á doña Sancha, y al rey don Alon>>So. La tercera doña Berta, venida de Toscana. La >>cuarta doña Isabel, desta tuvo á doña Sancha, »jer del conde don Rodrigo, y á Geloira, que casó con >>Rogerio duque de Sicilia. La quinta se llamó dona >>Beatriz, la cual, muerto el marido, se volvió á su pa>>tria. Tuvo dos mancebas muy nobles; la primera Ji»>mena Nuñez, de la cual nació doña Elvira mujer del >>conde de Tolosa Ramon, el cual tuvo por hijo á don >>Alonso Jordan. En la misma Jimena hobo el rey don >>Alonso á doña Teresa, mujer que fué del conde don »Henrique; y deste matrimonio nacieron Urraca, Elvi»ra, Alfonso. La otra concubina se llamó Zaida, hija de >>Benabet rey de Sevilla, que se bautizó, y se llamó »Isabel, y della nació don Sancho que murió en la bata>>lla de Uclés. » Esto dice el obispo, yo me atengo á las escrituras que como en aquel tiempo se escribia tan poco, dentro de cincuenta años se envolvian muchas mentiras, con pocas verdades. Ó al contrario.

Vimos en la historia los encuentros que el rey tuvo con Ricardo legado apostólico, y las cartas que el papa Gregorio séptimo le escribió sobre el rezo romano; y el haber recibido por mujer una deuda de su mujer, que, conforme al tiempo, habia de ser de doña Inés; y echar de sí un mal monge cluniacense, y otros malos consejeros. Á todo lo cual el rey, luego con gran hu

mildad se rindió, y envió su embajador al papa, y unos dones reales que ofreció á san Pedro. De las cartas que el rey escribió no hay memoria; por las que el papa le respondió se colige algo, y así me ha parecido ponerlas aquí para los que supieren latin (1). Podia decir ser esta mujer con quien el rey don Alonso queria

(1) Gregorius Episcopus Servus Servorum Dei, Dilectissimo in Christo filio Regi Adelphonso. Salutem et Apostolicam benedictionem. Si obedieru.

Dici non potest (filii charissime) cuantum nos, referente filio nostro Apostolicæ Sedis Legato Richardo, nobis, cognita præclara tua obedientia lætificaverat. Tu enim coram Deo semper in visceribus nostris eras: tu apud homines maximum nobis exemplum egregiæ virtutis eras: de te apud alios Reges gloriabamur; te verè christianum Regem, et ideo verè Regem nos habere in parte Domini Jesu contra membra diaboli, gaudebamus; unde, et bona tua fragrantia multas jam regiones asperserat; et vel ut Sol quidam in Occiduis natus, Orientem versus cœlestis luminis radios emittebat. At, nunc comperto, quòd diabolus tuæ saluti, et omnium qui per te salvandi erant, more suo invidens, per membrum suum quemdam Robertum Pseudomonachum, et per antiquam, adjutricem suam perditam fœminam, viriles animos tuos à recto itinere deturbavit. Quantùm de te primò fueramus gavisi. tantum nunc confundimur, erubescimur, et contristamur. Quapropter, ut cognoscas quantum circà te piè soliciti sumus, per bonitatem, et gloriam Christi, te paterna voce, monemus, et contestamur, remove à te cuantocitiùs consiliarios falsitatis; corrumpunt quip❤ pè bonos mores colloquia prava. Acquiesce autem per omnia Legato nostro fratri Richardo, quem nisi prudentem et religiosum cognovissem, nostras ei vices nullatenus comisissem. Non te à salutaribus monitis, atque institutis nostris incestæ mulieris amor abripiat: quia mulieres apostatare faciunt Sapientes; ipsum quippè Regem sapientissimum Salomonem, incestus mulierum turpiter amor dejecit: et florentissimum Regnum Israel Dei judicio, penè totum de manu posteritatis ejus abrupit.

Proinde, per Dominum nostrum Jesum Christum, et per potentiam adventus ejus; necnon, et ex auctoritate Beatissimorum Apostolorum Petri et Pauli, iterùm monemus atque percipimus, nè te ipsum despicias, nè in gloria tua maculam ponas, no posteritatem carnis tuæ inutilem et reprobam facias. Vires resume; illicitum connubium, quod cum uxoris tuæ consanguinea inisti, penitus respue. De tua emendatione, nos et totam Ecclesiam Dei cito lætifica; nè, si inobediens (quod avertat Deus) esse malueris. iram Dei omnipotentis incurras; et nos (quod valde inviti, dolentesque dicimus) Beati Petri gladium super te evaginare cogamur. Prædictum saᎠe . nefandissimum Robertum Monachum seductorem tui, et perturbatorem Regni, ab introitu Ecclesiæ separatum, intra claustra Monasterii Cluniacensis in pœnitentiam retrudi discernimus. Sed Abbas Cluniacensis nos imitando id faciet, eadem enim via, eodem sensu, eodem spiritu ambulemus. Deus autem omnipotens nos de tua correctione cito exhilarare dignetur, fili carissime.

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Escribió asimismo à don Hugo abad Cluniacense, significándole el castigo que debia hacer en el monge Roberto, contra quien estaba tan indignado.

Robertus (dice) Simonis Magi imitator factus, quanta potuit malignitatis astutia, adversus Beati Petri auctoritatem nou timuit insurgere, et centum millia hominum, qui laboris uostri diligentia ad viam veritatis reddire cœperant, per sugestionem suam in pristinum errorem reducere. Del rey dice así: Regem quoque illius fraude deceptum, diligenter litteris tuis intelligere facias, Beati Petri iram et indignationem, atque (si non resipuerit ) gravissimam adversum se, et Regnum suum ultionem

casar, y no lo consentir el papa Gregorio, por ser deuda de la reina doña Inés, aquella amiga, manceba,

provocasse, quod legatum Romanæ Ecclesiæ incedenter tractavit, et falsitati potiusquam veritati credidit; de quibus digne Deo, et Beato Petro satisfacturus, sicut Legatum nostrum dehonestavit, ita se sibi per debitam humilitatem, et condignam reverentiam commendabilem faciat, ac devotam.

Significare etiam te sibi dignum ducimus, nos eum, si culpam suam non correxerit, esse excommunicaturos, et quotquot in partibns Hispaniæ fideles Sancti Petri ad confessionem suam solicitaturos. Qui si minus præceptioni nostræ obedierint, non gravem existimaremus laborem, nos ad Hispaniam proficisci, et adversus eum, quemadmodum christianæ religionis inimicum dura, et aspera moliri etc.

Estas y otras cosas escribió el pontifice este año de mil ochenta, á veinte y siete de junio, que causa harta adiniracion, en tiempos tan 'trabajosos, y la Iglesia tan falla de fuerzas temporales, ser este principe tan valeroso, monge de san Benito, si bien hijo de un pobre carpintero, que habiendo tanto menester el favor y ayuda de los principes temporales, el celo de la justicia y servicio de Dios le inflamase tanto, que desafiase à un principe tan poderoso y guerrero; y aun le amenazase á hacerle con sus propios vasallos, y en su mismo reino guerra temporal, cuando las censuras de la Iglesia no obedeciese, y no por otras cosas de mas peso, que por estar casi casado con una parienta de su mujer, que ahora con facilidad se dispensa; y porque echase de sí un monge escandaloso. Saca Dios de las hastillas y terrones y paños humildes de la religion, pechos y rostros de dia

mante.

Venció finalmente el valeroso pontifice el corazon real del católico príncipe don Alonso; y Dios, que en sus manos tiene, y con ellas gobierna los corazones de los reyes, hizo que obedeciese al sumo pontífice, apartándose de la pretension del casamiento, y casándose con bendicion con la reina doña Constanza, segun dejo dicho; y admitiendo el rezo romano, como consta de otras cartas que este mismo pontifice escribió en agradecimiento de su obediencia al rey don Alonso, las cuales quise poner aquí para confirmacion de lo que digo, porque las historias de don Lucas obispo de Tuy y otros, no son en esto tan conformes

Gregorius Episcopus Servus Servorum Dei. Alphonso glorioso Regi Hispania Salutem, et Apostolicam benedictionem.

Non ignorat prudentia tua, mentiri peccatum esse (si et de ocioso verbo in districto examine exigenda est ratio) sed ne mendacium quidem ipsum quod fit pia in tentione pro pace, à culpa penitus immune esse probari potest. Hæc idcirco prælibavimus, ut cum in cæteris illud peccatum esse non dubitaveris, in Sacerdotibus, cuasi sacrilegium conjicias; et quod tibi dirigimus, ita in re esse, teste veritate cognoscas. Non nos latet multa de nostris factis ac dictis, tuis auribus sinistra interpretatione deferri: unde, et pro nobis in notitiam dilectionis tuæ obtrectantibus respondere non alienum putavimus. Peccatorem me esse (sicut verum est) confiteri minime piget: verum si causa odii, vel detractionís eorum qui in nos fremunt, subtiliter investigetur, profecto non tam alicujus iniquitatis meæ intuitu, quam ex veritatis assertione, justitiæque contradictione, illos in nos exarsisse patebit: quorum quidem servitia, et largissima munera non satis abundantius multis antecessoribus nostris habere potuimus, si ad periculum illorum et nostrum veritatem silere, malitiamque ipsorum dissimulare maluissemus. At, nos certe ex hujus vitæ termino et temporalium commodorum qualitate perpendentes, numquam melius quemquam posse Episcopum nominari, quam cum persecutionem patitur propter jus

6 barragana noble, que el obispo don Pelayo, y todos los escritores antiguos llaman Jimena Nuñez, ó Guz

titiam. Decrevimus potius, divinis mandatis optemperando, . pravorum inimicitias incurrere, quam illis male placendo, iram Dei provocare.

Nunc ad industriam tuam sermonem vertimus, charissime fili. Noverit excellentia tua, dilectissime, illud unum admodum nobis, imo divinæ clementiæ placere, quod in Ecclesiis Regni tui, matris omnium Sanctæ Romanæ Ecclesiæ ordinem recipi, et ex antiquo more celebrari feceris. Denique in illo, quem hactenus tenuisse videmini (sicut suggerentibus religiosis viris didicimus) quædam contra catholicam fidem inserta esse patulo convincuntur. Quæ cum relinquere, et ad priscam consuetudinem, scilicet hujus Ecclesiæ, reverti deliberasti, non dubie te Beatum Petrum Patronum optare, et subditorum tuorum salutem, cœlesti gratia inspirante (sicut Regem decet) curari mostrasti: quod tamen gaudium, de sapientia tua multo cumulatius referimus, cum tuæ humilitatis illustrein famiam memoriæ interdum reducimus, et eam virtutem, cum Regia potentia vix, aut rarissime capi, sub uno domicilio consuevit, in corde tuo morari consideramus.

Cæterum quod de uxore tua, et de Abbatia Sancti Facundi, postulasti, competentius responderi per filium nostrum Richardum, Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem, et Legatum, et fratrem Simeonem Episcopum arbitrati sumus. De illa autem persona (a) quæ in Archiepiscopum fuerat eligenda, dicimus: licet satis prudens, et liberalis videatur, tamen (quemadmodum nobis notum est, et litteræ tuæ non negant) disciplinæ fundamento, videlicet litteralis scientiæ peritia indiget. Quæ virtus, quam sit, non modo Episcopis, verumetiam Sacerdotibus necessaria; ipse satis intelligis, cum nullus sine ea, aut alios docere, aut sese possit defendere. Quapropter serenitatem tuam studere oportet, ut cum consilio præfati Legati nostri Richardi Massiliensis Abbatis, aliorumque religiosorum virorum eligatur inde, si inve. niri potest: sin autem aliunde expetatur talis persona, cujus religio et doctrina Ecciesiæ vestræ, et Regno decorem conferat, et salutem. Neque vero te pigeat (b), aut pudeat extraneum forte, vel humilis sanguinis virum (dummodo idoneus sit) ad Ecclesiæ tuæ regimen, quod proprie bonos exoptat, adscire: cum Romana Respublica, ut Paganorum tempore sic, et sub christianitatis titulis inde maxime, Deo favente exercuerit, quod non tam generis, aut patriæ nobilitatem quam animi et corporis virtutes perpendendas, adjudicavit.

Quoniam autem, sicuti de bonis gloriæ tuæ merito congratulari, ita et de his, quæ non conveniunt à te fieri, dolere, ac ex merito inhibere compellimur, dilectionem tuam monemus, ut in terra tua Judeos Christianis dominari (c), vel supra eos potestatem exercere, ulterius nullatenus sinas. Quid est enim Judæis Christianos supponere, ac hos illorum judicio subjicere, nisi Ecclesiam Dei opprimere, et Satanæ Synagogam exaltare ? Et dum inimicis Christi vellis placere, ipsum Christum contemnere? Caveas itaque, fili, hoc facere Domino et creatori tuo, quod non impune fieri tibi sustineris à servo tuo. Memento honoris et gloriæ, quam tibi super omnes Hispaniæ Reges misericordia Christi concessit, atque illius voluntatem tuis actibus, quasi formam adhibendo, mutuam vicem in cunctis ei rependere stude: imo ut hic, et in futuro exaltari merearis, te in omnibus illis submittere semper memineris. Valde quippe dignum est, ei unum hominem, videlicet te ipsum, perfectè non sub

(a) No quiso el papa que fuese arzobispo de Toledo un pariente del rey, si bien noble y prudente, porque le faltaban letras.

(b) No importa que sea extraño, ni de humilde sangre, la virtud y letras adornan al prelado.

(c) Nota lo que dice el papa, que no consienta el rey que los judíos tengan superioridad sobre los cristianos.

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