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miento señalaremos presto, por la brevedad de su pontificado. Desta manera, este arzobispo don Juan fué sucesor del arzobispo don Rodrigo, y no predecesor.

Para mejor expedicion del cerco de la ciudad de Sevilla, el rey don Fernando hallándose en Jaen, envió á las tierras de Vizcaya y Guipúzcoa un capitan, hombre principal de Burgos, llamado Ramon Bonifaz, persona de mucha esperiencia en las cosas de la navegacion, por almirante, á hacer una buena armada, para cercarla por tierra y agua. En este medio el mismo rey asedió á Carmona en este año, que era casi el de mil y doscientos y cuarenta y seis, y puesto caso que desta vez no la tomó, hízola tributaria, por lo cual las villas de Constantina y Reina se le rindieron sin guerra y donó Constantina á Córdoba, y á la órden de Santiago dió á Reina. Cuya encomienda posee hoy dia don Juan de Borja, señor de la casa de Loyola, que es en la provincia de Guipúzcoa, hijo de don Francisco de Bor- | ja duque de Gandia, y marqués de Lombay, caballero de rara virtud, nobleza y religion. Despues á ejemplo destos pueblos, hizo lo mismo la villa de Lora por temor del poder que el rey enviaba sobre ella, y dióla á la órden de San Juan. Con el ejército fué el rey despues sobre Cantillana, y habiéndola bien combatido, tomó con muerte y prision de sietecientos moros. Luego caminó contra Guillena, la cual se le rindió graciosamente, temiendo lo mismo, y habiendo querido otra vez resistir, los allanó, y hubo el pueblo. En esta ocasion el rey por haber adolecido, cesó en persona de la guerra, y enviando su ejército sobre Alcalá del Rio, se tomó despues de largo cerco, estando presente el rey, habiendo convalecido algo. El rey don Fernando vién dose en algunas diferencias con don Jaime rey de Aragon sobre negocios tocantes á sus conquistas, y otras cosas, como ambos príncipes fuesen justos y muy poderosos, intervinieron en su union y paz personas de autoridad, cuya diligencia fué tal, que cesaron todos los negocios, con ordenar casamiento entre el infante don Alonso y doña Violante, infanta de Aragon, hija del rey don Jaime, y de la reina doña Violante su segunda mujer, ya nombrada. La infanta doña Violante traida á Castilla, se celebró la boda en la villa de Valladolid, por noviembre deste año de cuarenta y seis.

Era el rey don Fernando príncipe tan recto en sus negocios, y tan amigo de equidad, que entre los reyes de Castilla y Leon, fué el primero de quien se escribe haber puesto consejo de doce personas de letras, que muy señalados en diversas ciencias, especialmente en derechos los hizo buscar para su consejo y gobierno de sus estados, y en faltando, ó falleciendo uno luego proveia otro, de modo que de aquí tomaron muchos reyes de Castilla, sucesores suyos la órden de tener consejo real de personas de letras. Estos grandes varones, por mandado del mismo santo rey comenzaron en su tiempo á ordenar las leyes del reino, llamadas las siete partidas, que despues se acabaron en tiempo del rey don Alonso su hijo, siendo necesario grande espacio de tiempo para la ordenacion de tan insigne y necesaria obra, y de volúmenes tan copiosos de materias y escritura. Esta forma de consejo con el discurso del tiempo los reyes sus sucesores vinieron algunas veces á mudar, poniendo en él prelados, y aun caballeros carecientes de letras, para las cosas de gobernacion en uno con los otros, y despues vino tambien esta insigne congregacion á llamarse cancillería, como tribunal donde se decidian los pleitos, como ahora las de Valladolid y Granada, teniendo sus sentencias la misma fuer

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za, sin suplicacion que ahora tienen las pronunciadas en consejo. Sus oidores andaban siempre con la corte en el acompañamiento de los reyes hasta que los reyes católicos comenzaron a dar la órden presente, con distincion de cancillerías y consejo, asignando á las cancillerías los lugares de Valladolid y Granada, que ahora tienen, como se verá en su historia.

CAPÍTULO XLIII.

Del asedio que el rey don Fernando puso sobre Sevilla, y rendicion de Carmona, y conciertos que hizo el infante don Alonso con el rey de Aragon su suegro, y reliquias que San Luis rey de Francia, envió á la santa iglesia de Toledo, y sucesion de sus arzobispos, y como se dió Sevilla.

En la villa de Alcalá del Rio, tuvo aviso el rey don Fernando, como Ramon Bonifaz su almirante, habia llegado al rio Guadalquivir, con armada de trece naos y galeras, las cuales en una batalla que tuvieron con veinte naos y galeras de los moros de Sevilla, Tanger y Ceuta, las vencieron, con prision de tres, y rompimiento de dos, y fuego que dieron á una. El rey certificándose de su peligro, les envió socorro de caballería, aunque llegó tarde, habiendo antes alcanzado esta victoria, que fué la primera de la recuperacion de la ciudad de Sevilla. Con tan buen suceso y principio, viendo el rey, no tener la armada necesidad de socorro, fué luego á poner asedio sobre Sevilla, y comenzóse el cerco en veinte de agosto, dia martes, fiesta de san Bernardo del año de mil doscientos y cuaren ta y siete, con escaramuzas y rebatos contínuos de los moros, que salian de la ciudad, y andaban fuera. Siendo la armada la cosa que mas les enojaba á sus designos y defensa, intentaron quemarla, y hubo sobre ello grandes rebatos, muertes y batallas, mas Ramon Bonifaz y sus gentes lo hicieron tan valerosamente, que no solo la libraron de las cautelas y astucias de los moros mas los hicieron huir con muertes de muchos. En estos dias la villa de Carmona, que está á seis leguas de Sevilla, viendo su perdicion, sino se daba al rey don Fernando, acordó de lo hacer sin probər ventura contra su invencible poder. Los cristianos del real, hacian de ordinario grandes correrías por la tierra, porque no entrasen vituallas en la ciudad, cuyos moros, siempre estando imaginando, y trazando, como podrian dar fuego á la armada, cada dia tenian los de la armada rebatos y combates navales, llevando lo mejor los cristianos. Por la tierra lo mismo se hacia, siendo el que entre todos mas se señalaba don Pelayo Perez Correa, maestre de Santiago, con sus comendadores, y de persona propia se señaló mucho un fortísimo caballero de Toledo, llamado Garci Perez de Vargas, no cesando cada dia en fuertes pugnadas.

En tanto que estas cosas así pasaban en el cerco de Sevilla, el infante don Alonso, que estaba en el reino de Murcia, trabajando que los moros de Játiva se le diesen, tomó la villa de Enguerra, que era del distrito de Játiva, de lo cual el rey don Jaime su suegro hubo tanto enojo, diciendo, que el infante su yerno se entremetia en negocios tocantes á sus conquistas, que por ello, no solo de poder de un comendador de Calatrava hubo en este año, que ya era de mil doscientos cuarenta y ocho, á Villena y Saix, que eran de Castilla, mas aun tomó de moros á Caudetes y Bugarra, que pertenecian á la conquista del infante don Alonso. El cual despues para dar órden en sus diferencias, se vió con el rey don Jaime su suegro en Al

mirza, donde con intervencion de doña Violante reina | sagradas reliquias recibais y guardeis con el debido de Aragon y de los maestres de Santiago y Templarios, y de don Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya, se concordaron yerno y suegro, volviendo á cada uno lo que suyo era. En lo que toca en las conquistas de los reinos, ordenóse que al distrito del reino de Murcia quedasen Almansa, Sarazul, y el rio de Cabrivol, y al de Valencia asignaron á Castralla, Biar, Sijona, Alarch, Finestrat, Torres, Polop. La Mola cerca de Aguas y Altea con los términos destos pueblos. Porque el maestre de Santiago, y don Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya rogaron al rey don Jaime, que como en contemplacion de dote, tuviese por bien, de dar al infante su yerno la conquista de Játiva, refieren, que desto se indignó, y lo negó.

honor, y tambien en las misas y oraciones vuestras tengais de nosotros memoria perpetua. Hecho en Estampas en el año del Señor de mil doscientos cuarenta y ocho en el mes de mayo. Esta carta se guarda originalmente en el sagrario de la misma iglesia, sellada con sello, de oro, y de su tenor se colige claro, COmo en esta sazon era arzobispo de Toledo, don Juan segundo deste nombre. El cual falleció en este mismo año, habiendo presidido en su iglesia tres años, poco mas ó ménos, y por su fin fué eligido por el cabildo de aquella santa iglesia un notable prelado, llamado don Gutierre, primero deste nombre, que fué el quincuagésimo arzobispo de Toledo, y primado de las Españas. El cual se halló en el cerco desta ciudad de Sevi

neral, y si el arzobispo don Juan su inmediato predecesor presidió poco tiempo en la iglesia de Toledo, ménos presidió este arzobispo don Gutierrecuya muerte señalaremos luego, siendo este entre todos los sucesores del arzobispo don Bernardo, el que hasta los de su tiempo gozó menos dias desta grande y santa dignidad, de la primacía de las Españas.

Ordenados sus negocios, tornaron á sus tierras, por-lla, cuando se ganó, como parece por la historia geque el rey don Jaime fué sobre Játiva, que en este año la ganó, y el infante volvió á Murcia, de donde acudió al cerco de Sevilla, con gentes que traia de aquel reino, con las cuales causó grande tristeza y quebranto los moros. Lo mismo hizo don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, con mucha y buena gente, por lo cual crecia cada dia el ejército de los cristianos. Tambien vino Mahomad Aben Alhamar rey de Granada, á ayudar al rey don Fernando, y acudieron gentes de Aragon, que el rey don Jaime envió. Con todo esto, lo hecho se tenia en poco, por estar en pié la puente que habia sobre barcos entre la ciudad y el arrabal de Triana, la cual rompió y deshizo la armada en tres de mayo, dia domingo, fiesta de la invencion de la cruz deste año, arremetiendo dos naves con grande viento, porque la una con el fuerte encuentro rompiendo la puente, atravesó de la otra parte. En esto consistió toda la victoria, porque los moros desde aquella hora, conocieron ser vencidos, aunque pugnaron adelante en muchos dias, y los cristianos cobrando mayor ánimo con este suceso, comenzaron á combatir fortísimamente al castillo de Triana, el cual se defendió muy bien, resultando cada dia mayores y mas fuertes los combates de tierra y agua, no dejando pasar á los moros de la ciudad á Triana, ni á los de Triana á la ciudad.

El romper de la puente del rio Guadalquivir, puso en tanto estremo á los moros de Sevilla, que no tardaron muchos meses en entender en convenios de la entrega de la ciudad. A ningunos partidos dió el rey don Fernando lugar, sino á la libre y universal entrega, por lo cual los moros salvando sus personas y haciendas muebles, y que al rey moro y á sus cómplices quedasen San Lucar, Aznalfarache y Niebla, entregaron para la seguridad el alcázar de la ciudad en veinte y tres de noviembre, dia lúnes. Salieron della dentro de pocos dias mas de cien mil moros y moras, que pasaron á África, sin los que quedaron en otras tierras de la Andalucía, y reino de Granada. Entró el rey don Fernando en esta insigne ciudad en dia martes veinte y dos del mes de diciembre, fin del dicho año de cuarenta y ocho, al décimosexto mes del largo y porfioso cerco, cesando ántes su entrada, porque hubo condicion de no entrar en un mes, hasta que los moros se desembarazasen, y diesen cobro ó sus haciendas. Ante todas cosas, fué con grande procesion el santo rey á la mezmayor, la cual habiéndose bendecido y mundificado, dijo misa el dicho don Gutierre, electo de Toledo, y luego entró el ejército cristiano con santo triunfo, dando todos muchas gracias a Dios, por tantos bienes y mercedes. Despues el rey dotó muy bien á esta santa iglesia y ministros suyos, siendo por arzobispo suyo nombrado un venerable varon, llamado don Ramon, que fué el primer prelado despues de la conquista de los moros, restituyéndole su antigua silla metropolitana.

Durante el asedio de la ciudad de Sevilla, san Luis rey de Francia, que por ser nieto del rey don Alonso el noveno, era primo hermano del santo rey don Fernan-quita do, envió a la santa iglesia de Toledo muchas reliquias sagradas, á instancia y ruego de don Juan arzobispo de Toledo y una carta, de cuyas razones, se hace manifiesto lo que envió, escribió al cabildo suyo llena de caridad y religion, en lengua latina, que convertida en castellana, contiene estas palabras. Luis, por la gracia de Dios, rey de los franceses, á sus amados en Cristo canónigos y universo clero de la iglesia toledana, salud y amor. Queriendo señalar vuestra iglesia con presente de don precioso por el amado nuestro Juan arzobispo de Toledo, y á su ruego, señalamos para vosotros unas partículas preciosas de los venerables y excelentes santuarios nuestros, que del tesoro del imperio de Constantinopla tomamos. Conviene saber, del madero de la cruz del Señor, una de las espinas de la sacrosanta corona de espinas del mismo Señor, de la leche de la gloriosa Virgen María, de la túnica de púrpura del Señor, de la cual fué vestido, de la tovaja, con que el Señor se ciñió, cuando lavó y limpió los piés de sus discípulos de la sábana, con que sepultado el cuerpo del mismo, estuvo en el sepulcro de los pañales de la niñez del Salvador. Así que rogamos y deseamos vuestro amor en el Señor, para que las sobredichas

CAPÍTULO XLIV.

De los caballeros mas principales, que en el cerco de Sevilla se hallaron, y arzobispo de Toledo, y doctos varones deste tiempo, y tierras que el rey ganó de nuevo, y reparticion de conquistas entre Castilla y Aragon, y muerte del Santo rey.

Los prelados y caballeros mas señalados, que en la conquista desta ciudad de Sevilla se hallaron de los reinos de Castilla y Leon, y de otras diversas regiones y provincias de España eran muchos y de diversos estados y condiciones, que al espacioso cerco concurrieron, deseando servir à Dios y al rey don Fernando, y ver á este insigne pueblo recuperado y restituido á la

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