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veinte y cinco personas, cuyos nombres laureados con Santa corona de martirio, están escritos en el libro de la vida. Otros refieren, haber sido muertos ciento y quince cristianos. En esta batalla, segun auténticos autores, sucedió otra grande y notable maravilla, que con morir tan grande muchedumbre de moros, refieren, que no hubo casi ninguna sangre, lo cual en parte pudo proceder de la naturaleza de los moros que crian poca sangre, así por causa de la tierra meridional cálida donde habitan, como los ruines y flacos mantenimientos que comen, y por bebida ordinaria de agua que hacen, que engendran muy poca sangre, y aquella casi amarilla. No haber habido aun rastro de sangre en esta batalla afirma el arzobispo don Rodrigo, aunque los cuerpos de los moros estaban desnudos, habiéndolos despojado sus vestidos la gente pobre, y no deben en ello dudar los prudentes lectores, con decir que si de los españoles, y mucho mas de los franceses, ingleses, italianos y tudescos, que de Calatrava dieron la vuelta á sus tierras, hubieran perecido tantos, no dejara de haber haita efusion de sangre, si en todo no obrara Dios cosas sobrenaturales. A don Pedro rey de Aragon falsearon el arnés por los lomos con una lanzada, aunque la herida no llegó á las carnes, y don Sancho rey de Navarra como príncipe fortísimo hizo su deber. Alcanzada tan insigne y triunfal victoria, los reyes y sus gentes estando harto fatigados y cansados, pasaron al poner del sol á los alojamientos de los moros, cuya mitad no henchian ellos, y hallaron muchas vituallas y riquezas, y aunque en los dos dias que allí reposaron, no quemaron sino las astas de las lanzas y saetas que los moros se dejaron, dice el arzobispo, que no pudieron quemar la mitad.

Alcanzada tan celestial victoria, cuyo alcance los cristianos siguieron hasta la noche, habiendo los reyes católicos dado muchas gracias a nuestro Señor, entendieron en repartir el despojo. Dice la corónica general, que la tienda del miramamolin, que era riquísima, de seda colorada, dió el rey don Alonso al rey de Aragon. Habia estado esta tienda en un cerro alto á manera de atrio, donde durante la batalla, y los dias ántes se habia alojado el miramamolin. Dice mas la historia general, que el rey don Alonso mandó á don Diego Lopez de Haro, repartiese el despojo, el cual lo que dentro del palenque y cerralle estaba, dió á los reyes de Aragon y Navarra, y como caballero prudente || reservó la honra y gloria suprema de tan divina victoria al rey don Alonso su señor, el cual se lo agradació, aprobando su hecho y buen juicio. Otros dicen y platican, que lo que dentro del palenque y cerralle se halló, dió al rey de Navarra, porque como la misma historia general escribe, y lo mismo refieren algunas historias de Navarra, fué don Sancho rey de Navarra con sus gentes, uno de los primeros en romper el palenque de las cadenas, en cuya memoria tomó por armas y divisas las cadenas reales de oro en campo colorado, que hoy día trae en sus escudos el reino de Navarra, y que al rey de Aragon dió cuanto fuera del palenque se halló, y al rey don Alonso su natural príncipe la houra y gloria de la victoria. En lo restante de la presa dijo don Diego Lopez de Haro, que cada uno gozase, de lo que habia tomado, sin que á ninguno se le quitase nada, y estas cosas no solo aprobó el rey de Castilla, mas tambien los reyes de Navarra y Aragon. Beuter citando á don Carlos príncipe de Viana, á quien él llama el rey Charles, dice, que en el palenque habia tres mil camellos ligados los unos á los otros con cade

TOMO III.

nas, y mas dice, que en el ejército de los moros habia mas de treinta reyes con ciento y sesenta mil hombres de caballo, y que de los cristianos murieron veinte y cinco mil hombres, pero como quiera que del arzobispo don Rodrigo, que todo lo vió ocularmente, no se coligen estas cosas, yo no las osaria afirmar. Mas escribe siguiendo à Pedro Thomich, autor catalan, que un caballero ampurdanés, llamado Dalmau de Crejel, que era tenido por el mas estrenuo y practico en la disciplina militar de los de su tiempo, ordenó los escuadrones de los reyes cristianos, y lo mismo nota Gerónimo Zurita, á cuenta de Tomich, aunque no lo escribe afirmativamente.

CAPÍTULO XXIII.

Como han recibido engaño los autores que han escrito, que desde esta batalla tuvo principio la divisa, é insignia real del castillo en el escudo de los reyes de Castilla, y pruebase como muchos años antes, el rey don Alonso ponia esta insignia en sus escudos reales.

Muchas personas de autoridad, reputadas por inqusidores de las antiguedades de España, afirman, y entre ellos Florian de Ocampo, tratando de Brigo, rey antiguo de España, escribe, que despues desta insigne y celestial victoria, el rey don Alonso tomó por armas y divisas del reino de Castilla, un castillo de oro en campo colorado, pero él y el doctor Per Anton Beuter, y los demás que esto afirman, y mucho mas los que al rey Brigo dan por autor desta insignia real, reciben manifiesto engaño, porque en tiempo de Brigo es ficcion, haber habido escudos y divisas de armas. Que antes desta batalla hubiese este rey don Alonso traido por armas el castillo, consta muy claro por diversos privilegios originales suyos escritos en lengua latina en pergamino, colgantes en filos de sedas de colores sus sellos de plomo, que a la una parte tienen un castillo y á la otra un rey á caballo. Entre estos privilegios de semejantes señales, que en algunos archivos del reino he yo visto, son dos originales dados á la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, el uno dellos contiene la merced de cierta feria, cuya data es en San Esteban de Gormaz en los idus de mayo, de la era de mil y doscientos y veinte y cinco, que es á quince dias del mismo mes de mayo del año pasado del nacimiento de mil y ciento y ochenta y siete, que es veinte y cinco años antes desta batalla, y los confirmadores son don Gonzalo arzobispo de Toledo, don Arderico obispo de Palencia, don Martin obispo de Burgos, don Juan obispo de Cuenca, y el conde don Pedro, y otros muchos, y mayordomo dei rey don Rodrigo Gutierrez, y alférez don Diego Lopez de Haro, y notario del rey el maestre don Miguel, y canciller Gutierre Rodriguez. El otro privilegio es dado en Belorado en tres de las calendas de mayo, de la era de mil y doscientos y cuarenta y cinco, que es á veinte y nueve del mes de abril del año pasado del nacimiento de mil y doscien– tos y siete, que es cinco años antes desta batalla, donde se hace mencion de sus hijos, los infantes don Fernaudo y don Henrique, siendo los confirmadores don Martin arzobispo de Toledo, y don Juan obispo de Calahorra, don Arderico obispo de Palencia, don Gonzalo obispo de Segovia, don Julian obispo de Cuenca, que es el bienaventurado san Julian, en sus lugares nombrado, y don García obispo de Burgos, don GonZalo Rodriguez mayordomo del rey, don Diego Lopez de Haro alférez, don Domingo abad de Valladolid notario del rey, y don Diego García canciller del rey, y 48

otros muchos. De semejantes privilegios dados antes desta batalla por el rey don Alonso, que contienen en el escudo real las insignias del castillo, se verifica evidentemente, que antes desta batalla se tomó esta su divisa ó insignia real: pues el rey don Alonso usaba della muchos años antes que la batalla sucediese. Con esto quedan convencidos, todos los que en este caso han escrito lo contrario.

Quien hubiese sido, el que entre los reyes de Castilla, usó desta insignia real, no seria cosa de riesgo de crédito, afirmar, que este rey don Alonso, por ser muy probable, porque en los privilegios, que he visto de su abuelo ci emperador don Alonso, ni de otros reyes de Castilla sus predecesores, no he hallado esta insignia, sino en los suyos, y en los de los otros reyes, que fueron sus sucesores, y esto y otras razones me mueven á ello, pero primero que usó y acostumbró echar en los privilegios y cosas de mucha importancia sello de plomo á ejemplo de los romanos pontífices, ponia sellos de cera, echando en correas de cuero á los privilegios, como se ve en el privilegio que dió en el año pasado de mil y ciento y setenta y siete, al monasterio de Najara, que es diez años antes que el primer privilegio destos dos sellos de plomo, que hemos citado comenzando el echar plomo, cerca del año de mil y ciento y ochenta. El rey don Alonso tuvo mucha razon en tomar el castillo de oro en campo colorado por su divisa é insignia real, porque como el castillo significa fortaleza, defension y amparo, así los católicos reyes de Castilla han sido siempre defensores, protectores, y amparos fuertes de nuestra santa fé, y de la república cristiana, militando siempre por mar y tierra contra los moros y paganos enemigos perpetuos de la cristiandad, segun por la bondad de Dios antes y despues lo han hecho, y se espera que adelante lo harán mediante su gracia. El campo colorado del escudo, no solo puede significar las muchas muertes de la gente bárbara, que en diversas batallas fueron muertos, mas aun las continuas y propias que los mismos cristianos de los reinos de Castilla tomaron, y estuvieron siempre prestos para tomar en todas las ocasiones de los enemigos de la religion católica, deseando alcanzar corona de martirio en el ensalzamiento de nuestra santa fé. En este tiempo no se usaban poner estas insignias en los estandartes y pendones reales, porque el arzobispo don Rodrigo dice claro, que los reyes tuvieron en esta sauta batalla en sus pendones la imagen de la Virgen María Señora nuestra: citando á Valerio en historia escolástica de los hechos notables de España, sienten algunos autores, que el rey don Alonso y sus reinos por esta tan señalada victoria hicieron voto de no comer carne en dias de sábado, y que de aquí se introdujo en estos reinos el no comer carue en los dias sábados, que son dedicados à la Vírgen María, señora y abogada nuestra, pero del arzobispo don Rodrigo Jimenez, no consta nada desto, con ser autor de los mismos tiempos.

CAPÍTULO XXIV.

De las otras cosas que sucedieron despues de la santa batalla y los mas notables prelados y caballeros, que en esta guerra fueron presentes.

Pues los reyes habiendo reposado pocos días, caminaron adelante, y tomando à Bilches, Castroferal, Baños y Tolosa, pasaron á Baeza, que la hallaron vacía de moros, habiendo huido sus vecinos á Ubeda, sino fueron unos pocos, que en la mezquita se fortalecieron. A los cuales habiendo quemado, pasaron con

tra Ubeda al octavo dia de la batalla, y tomando la ciudad, hicieron en ella mucho daño á instancia de los prelados que andaban en los ejércitos de los reyes católicos, y tomaron por esclavos á los moros, dando saco á sus haciendas. En esta sazon recreció pestilencia y otros daños sobre los ejércitos de los reyes cristianos, de lo cual forzados, dando la vuelta los reyes, tornaron á pasar la sierra Morena, por el mismo puerto del Muradal, y vueltos á Calatrava, toparon allí con el duque de Austria, á quien Beuter llama Teobaldo, hijo de Leopoldo, que con doscientos de caballo venia, deseando hallarse en la santa batalla. El cual con el rey de Aragon, que era deudo suyo, tornó del camino y volvió a Alemania, habiéndose despedido los reyes con mucho amor y gracia. El rey don Alonso restituyó al rey de Navarra catorce castillos, y así hubo fin esta santa guerra. La cual acabada, el rey don Alonso volvió á la ciudad de Toledo, con mucha gloria triunfal, siendo recibido con solemne procesion, y entrando en la iglesia mayor, dió al omnipotente Dios muchas gracias por tan grande bien, como á sus reinos y á toda la cristiandad habia hecho con tan celestial victoria. En cuya conmemoracion y perpetua memoria, fué despues ordenado, que este tan señalado dia se celebrase cada año con mucha solemnidad en las iglesias de Castilla con título de Triunfo de la Cruz como hasta hoy dia se solemniza en muchas iglesias de los reinos de España, especialmente en la santa iglesia de Toledo, donde en este dia en las rejas entre los dos coros, ponen cada año muchas banderas, que en la gloriosa batalla se ganaron de los moros. En esta victoria el pueblo que mas trabajó, y mereció entre todos los de España, fué la insigne ciudad de Toledo, de la cual cargó y pendió el mayor peso de todas las cosas. En la historia impresa, que escribió el arzobispo don Rodrigo, se escribe, haber pasado esta batalla, en diez y seis de las calendas de agosto, que es á diez y siete dias del mes de julio, lo cual resulta del vicio de los copiadores, porque no pasó sino en diez y siete de las calendas del mismo mes de agosto, que es el dicho dia diez y seis de julio, en que se celebra y solemniza la santa fiesta suya, digna de grande reverencia. Las personas mas notables que en este católico viaje, y grande batalla se hallaron, fueron don Rodrigo Jimenez de Navarra arzobispo de Toledo, y primado de las Españas, diversas veces nombrado, y don Rodrigo obispo de Sigüenza, don Tello obispo de Palencia, don Mendo obispo de Osma, don Pedro obispo de Ávila, y don Domingo obispo de Plasencia, y otras muchas personas eclesiásticas de grande cuenta, y don Pedro Arias, que otros dicen Ava, maestre de la órden de Santiago, y don Rodrigo Diaz maestre de Calatrava, y don Gomez Ramirez, maestre de los templarios, que despues de la batalla murió gloriosamente, y don Gutierre Ermegildo, 6 Gelmerides, prior de San Juan, con los sacros caballeros y comendadores de sus religiones. De las personas seglares, don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, y su hijo primogénito, y sucesor en los estados don Lope Diaz de Haro. Del cual la historia general y algunas otras obras refieren, que teniendo sentimiento, de lo que su padre habia hecho en la batalla de Alarcos, se puso ante el padre, cuando esta batalla de las Navas de Tolosa se queria comenzar, y le suplicó con grande instancia, que de tal manera, como en él se esperaba, hiciese en esta batalla, que nadie llamase á él, hijo de traidor. Entonces el padre con alguna indignacion, refieren que respondió, no te llamen hijo de

puta. que no te llamaran hijo de traidor. Segun el conde don Pedro, hijo de don Pedro, hijo de don Dionisio rey de Portugal, escribe en el libro de los linajes de España, respondió esto el padre al hijo, porque la madre de don Lope Diaz, siendo mujer liviana, se enamoró de un hombre de Burgos que escribe ser herrero, y con él fué escondidamente por las regiones fuera de España, á darse á sus sensualidades y vicios. Con don Diego Lopez de Haro y don Lope Diaz, don Pero Diaz sus hijos, don Sancho Fernandez de Cañamero y don Martin Muñoz de Hinojosa sus sobrinos, é Iñigo de Mendoza su primo y otros muchos caballeros deudos suyos: fueron presentes el conde don Fernando de Lara y los condes don Alvar Nuñez de Lara, y don Gonzalo Nuñez, dor: Lope Diaz de los Cameros, y Rui Diaz de los Cameros, y su hermano don Alvar Diaz, y don Pedro Arias de Toledo, Gomez Perez el Asturiano, don García Ordoñez, Juan Gonzalez de Uzero, don Gonzalo Gomez, don Gomez Manrique, don Gil Manrique, y don Alonso Tellez de Meneses, y sus hermanos Fernan García y Rui García, don Rodrigo Perez de Avila, y Guillen Gines, don Guillen Perez sus hermanos, y Nuño Perez de Guzman, Gonzalo Ivañez de Quintana, que despues fué maestre de Calatrava, y don Juan Gonzalez, y don Gonzalo Ruiz Giron, y sus hermanos, don Rui Perez de Villalobos, y Suer Tellez, y don Fernando García, y otros muchos grandes caballeros y señores de los reinos de Castilla y Toledo.

Con don Pedro rey de Aragon fueron presentes de su reino de Aragou y principado de Cataluña don García Frontin obispo de Tarazona, y'don Berenguer electo de Barcelona, y otras muchas personas eclesiásticas y muchos caballeros de grande cuenta, don García Romeu alférez del estandarte real de Aragon, y don Jimen Cornel, y Aznar Pardo, de quienes los autores hacen particular mencion y don Guillen de Peralta, don Miguel de Luesia, y don Sancho conde de Rosellon tio del rey, y su hijo don Nuño Sanchez, y don Lope Ferrench de Luna, Arnaldo de Alascon, Guillen Aguilon de Tarragona, don Guillen de Cervera, Berenguer de Peramola, don Guillen de Cardona. El conde Ampurias, y Ramon Folch, don Pedro Ahones, don Rodrigo de Lizana, don Pedro Maza, don Atorella, y don Artal de Foces, y otros muchos notables caballeros. De Navarra hicieron lo mismo muchos nobles caballeros é hijos dalgo con el rey don Sancho su señor, el cual en la batalla, siendo Gomez Garces de Agoncillo alférez de su estandarte real, había estado acompañado de las gentes de los consejos de Segovia y Avila, y Medina del Campo, teniéndole compañía entre otros caballeros don García Almoravid. y don Pedro Martinez de Leet, y don Pedro Garces de Aroniz. De Francia habia venido de la provincia de Guiena e! arzobispo de Burdeos, y de la provincia de Bretaña el obispo de Nantes, y de la provincia de Languedoc y Delfinado de Viena, don Arnaldo arzobispo de Narbona, que había sido abad del insigne monasterio de Cister, y otras personas eclesiásticas y seglares, y entre ellos del condado de Putiers, Teobaldo de Blazon, de nacion castellano, y Jofre Rodel de Vaza, y Jofre de Argento, y Ricardo del Poipec, y el conde de Benavento, y el vizconde de Coperen, y Centullo de Astarante, y Sañez de la Marcha, y otras personas de mucha estima, pero todos dieron la vuelta desde Calatrava, excepto el arzobispo | de Narbona, y Teobaldo Blazon. De Portugal acudie

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ron algunos hidalgos muy principales, y de los reinos de Leon y Galicia, vinieron algunos otros. El rey don Alonso en remuneracion deste viaje, hizo como principe liberal muchas mercedes á los condes y ricoshombres de sus reinos, acrecentándoles en estados y haciéndoles otros bienes y honras, segun la calidad y méritos de cada uno, y quedó por uno de los mas estimados príncipes del mundo. Los autores así naturales como forasteros que desta santa batalla, y viaje han escrito, son muchos, como de expedicion y victoria tan señalada, pero los que mas copiosamente lo tratan, son el mismo arzobispo don Rodrido Jimenez, como testigo de vista, y la historia general del rey don Alonso, Pedro de Alcocer, y Per Anton Beuter, Gerónimo Zurita, y el Flos Sanctorum, y no solo en las historias se trata dello, mas tambien en diversos breviarios destos reinos.

CAPÍTULO XXV.

Como ganó de moros don Alonso rey de Castilla á Alcaraz, y sucesos de ambos imperios, y paz que hizo con don Alonso rey de Leon, y como el rey de Leon instituyó la orden de la santa milicia de Alcántara, y otras cosas hasta la muerte del rey de Castilla.

Despues de la santa batalla don Alonso rey de Castilla, no sabiendo estar ocioso tornó á juntar sus gentes por febrero, del año siguiente de mil y doscientos y trece, y cobró el castillo de Dueñas, y le restituyó á la órden de Calatrava, y despues tomó el castillo de Eznavejor, y dió a la de Santiago, y de allí fué contra la ciudad de Alcaraz, puesta en un altísimo y fragoso cerro de la Sierra Morena, y ganándola el dia de la Ascension, y habiendo tomado tambien á otras tierras, tornó á Toledo, donde estaban la reina doña Leonor su mujer, y la reina doña Berenguela su hija, y el infante don Enrique su hijo y heredero. En este año hubo hambre general en toda España, en la cual al reino de Toledo socorrió mucho la largueza y predicacion de su reverendísimo prelado don Rodrigo, que casi no entendió en otra cosa, á cuya causa despues el rey don Alonso en el año siguiente hallándose en la ciudad de Burgos hizo donacion á él y á sus sucesores, de muchos pueblos y posesiones allende de los que antes tenia aquella santa silla, y queriéndola ensalzar y autorizar con nuevos títulos y preeminencias, dió al arzobispo don Rodrigo y á sus sucesores perpetuamente título de cancilleres mayores de Cas

tilla.

Habia algunos tiempos, que don Alonso rey de Castilla, y su yerno don Alonso rey de Leon estaban discordes, por haber hecho divorcio el rey de Leon de la reina doña Berenguela su mujer, despues de haber habido hijos en ella, por la parentela que habia entre ellos, por ser primos carnales, suegro y yerno, y así el rey de Leon no se halló en la ba'alla pasada, y aun en Mérida topándose, no osó el rey de Leon aguardar al de Castilla. Despues olvidados estos enojos los reyes se reconciliaron en Valladolid, y el rey de Castilla restituyó al de Leon al Carpio, y Monreal, con condicion expresa que se derribasen, y para esto, y para que el rey de Leon hiciese guerra á los moros, envió en su compañía á don Diego Lopez de Haro con mucha gente. Despues de derribadas las fortalezas de Monreal, y Carpio, fué el rey de Leon contra los moros, de quienes en la ribera de Tajo en los confines de Portugal, ganó á la villa de Alcántara, donde en el tiempo, que en su debido lugar

se señalará instituyó la caballería de la órden de Al- | España tratan, quieren en todo caso reducir el númecántara. deseando tener en su reino religiosos caballero de todos los reyes de Castilla y Leon, llamados Alonros de la órden de Calatrava, que es una misma re- sos á once, siendo ellos doce, y para esto unos quieren ligion. Aunque tomaron por si maestre los de la órden testar deste número al rey don Alonso el Batallador, á de Alcántara, pusiéronse debajo de la obediencia y su- quien dejamos contado por séptimo, y otros contando perioridad de los de Calatrava, cuya regla profesa- | á él en el número dellos, quieren, que este rey don ron, y tomaron por hábito un capirote vestido con Alonso no se ponga en este número. Desta segunda opiuna chia ancha de una mano, y larga de palmo y me- nion son los mas, pero ya que respondimos en su ludio. Muchos tiempos despues don Fernando infante de gar, á lo que tocaba al rey don Alonso el Batallador, Castilla, rey que despues fué de Aragon, hijo de Juan quiero decir aquí, que por ninguna razon puede dejar primero deste nombre rey de Castilla y Leon, alcan- de ser admitido en su número este rey don Alonso. Si zó en el año de mil cuatrocientos y once del pontífi- | lo quieren hacer, porque fué rey de solo el reino de ce Benedicto décimotercio, pretenso papa, que los Leon, y no de Castilla, parece, segun esto, que todos caballeros desta órden dejando capirotes trajesen en los cinco reyes de Oviedo y Leon, llamados Alonsos, el hábito la cruz verde que ahora traen como los de que hasta el rey don Alonso el sexto, que ganó á ToleCalatrava traian colorada, segun adelante en su lugar do, reinaron en Oviedo y Leon, no deben ser admitidos se apuntará. Habiendo tomado el rey de Leon á Al- en tal número, que seria una cosa absurda, y sin funcántara, volvió á su reino. En este mismo año torno damento, y pues à tantos reyes de Oviedo y Leon, que el rey de Castilla á juntar sus gentes, y en veinte y no fueron reyes de Castilla, con razon se ponen en el cuatro de noviembre entró en Toledo, y pasando por número de los reyes Alonsos, no seria justo, que este Consuegra y Calatrava, entró en la Andalucía, y pu- rey don Alonso se dejase de admitir. Los mismos autoso cerco sobre la ciudad de Baeza, á cuyo asedio acu- res que á él no cuentan en tal número, admiten entre dió don Diego Lopez de Haro, habiendo concluido la los reyes Fernandos, por segundo al rey don Fernanguerra de Alcántara, mas siendo grande la hambre do su padre, para hacer cinco reyes Fernandos entre que recreció, haciendo tregua con los moros, les fué todos los deste nombre, hasta el rey don Fernando el forzado tornar á Calatrava. Católico, y pues al padre con no ser rey de Castilla, sino de Leon, quieren admitir, para hacer cinco á los reyes Fernandos, justo es, que el hijo sea admitido en el número de los Alonsos, contándole por décimo deste nombre, segun nuestra computacion, que es la cier

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mayor fuerza que cualesquiera opiniones, vendrá nuestra crónica á hacer doce reyes llamados Alonsos en Castilla y Leon, contando por onceno deste nombre al rey don Alonso el Sabio su nieto, y por doceno al rey don Alonso el postrero deste nombre, padre de los reyes don Pedro único, y dou Henrique el segundo. Pues por estas razones tan legítimas, nuestra historia ha llamado décimo deste nombre á este rey don Alonso, y porque de mucha parte de sus cosas, y casi de todas ellas se ha dado cuenta en la historia de su primo y suegro don Alonso, rey de Castilla, así resta de sus sucesos y discursos menos que tratar, refiriéndome á lo que queda escrito.

El rey don Alonso habiendo vuelto á Calatrava, vino en este año de catorce, á la ciudad de Burgos, dejando en la frontera de los moros en Calatrava al arzobispo de Toledo don Rodrigo. El cual habiendo socorrido á la hambre, fundó á Milagro, no léjos de Toleta, y fundada en razon legitima. Teniendo la verdad do, y cargando los moros sobre aquella nueva poblacion, hicieron grande daño y muertes en los cristianos, á lo cual proveyó el fundador, y dando el debido remedio, fué al rey á la ciudad de Burgos. Ya que el rey don Alonso tenia treguas con los moros, quisiera tornar contra Guiena, para lo cual llamó á su yerno don Alonso, segundo deste nombre, tercero rey de Portugal, que dos años habia que reinaba, y envióle á rogar, le saliese á Plasencia, para donde él mismo caminando adoleció en Garci-Muñoz, aldea de Arévalo, donde llegado á estar muy malo, le vino respuesta del rey de Portugal su yerno, diciendo, que no venia á Plasencia, sino á los mojones de los reinos. De lo cual recibió tanta pena y enojo, que acrecentándosele el mal, despues de haberse confesado con el arzobispo don Rodrigo, y hecho sus cosas como católico príncipe, habiendo cincuenta y tres años y veinte y dos dias que reinaba, falleció en dia lúnes veinte y dos de setiembre del dicho año de mil y doscientos y catorce, siendo de edad de cincuenta y siete años. Tomaron el cuerpo, y con funerarias reales, fué enterrado en el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas de la ciudad de Burgos, siendo presentes la reina doña Leonor su mujer, y la reina doña Berenguela su hija, y el arzobispo don Rodrigo, con otros muchos prelados y grandes de los reinos, quedando en general España con hartas lágrimas y tristeza.

CAPÍTULO XXVI.

Donde epilogalmente se refieren las cosas de don Alonso rey de Lem.

Don Alonso, décimo deste nombre, sucedió al rey don Fernando su padre en el reino de Leon, sin Castilla, en el año pasado del nacimiento de mil y ciento y ochenta y ocho, segun el progreso de nuestra historia lo ha mostrado. Los autores, que de las historias de

Fué este don Alonso rey de Leon y Galicia príncipe benigno, y liberal, y de buena conciencia, y aun belicoso, pero como en un tiempo lo solia hacer el rey don Fernando su padre, daba á veces oidos á las murmuraciones, con que venia á caer en algunos defectos. Fué casado con dos mujeres, la primera era doña Teresa, infanta de Portugal, hija de don Sancho, primero deste nombre, segundo rey de Portugal, de la cual hubo dos hijas, y un hijo, llamados doña Sancha y don Fernando, que murieron antes de casar, sin dejar hijos, y doña Dulce. Despues en el año de mil y doscientos por mandado del popa Inocencio tercio, haciendo divorcio della, tornó á casar con doña Berenguela infanta de Castilla, hija segunda de don Alonso su primo hermano rey de Castilla, de la cual hubo al infante don Fernando qué fué rey de Castilla y Leon, y al infante don Alonso, que vino á ser señor de Molina, y aun es llamado de algunos, infante de Molina, por esta causa. Tuvo mas dos hijas : la primera la infanta doña Constanza, que fué monja en las Huelgas de Burgos: y la segunda la infanta doña Berenguela, que fué casada con don Juan conde de Briena de nacion francés, rey que se llamó de Jerusalen, que estando viudo, y viniendo

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