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et omnibus bonis expoliandum cunctis exponimus: Spo- | en el año siguiente de mil y ciento y noventa y siete, leatores quoque tam nos, quàm Episcopi nostri, totius calumniæ immunes esse sancimus, etc.

y cercó la ciudad de Toledo, de donde corrió á Madrid y Alcalá de Henares, y dió vuelta, destruyendo las tierras de Ocaña, Uclés, y Cuenca, y por las tierras de la sierra morena de Alcaraz, tornó á la Andalucía, habiendo talado y echado á perder todo cuanto fuera de murallas habia hallado. Don Alonso rey de Castilla, viéndose cercado de enemigos, confederose con don Pedro, cognominado el Católico, séptimo rey de Aragon, y queriendo ante todas cosas tomar satisfaccion de don Alonso rey de Leon su primo, entraron lcs reyes en el reino de Leon donde ganaron á Bolaños, Castroverde, Valencia y Carpio, y otras tierras, y habiendo muerto mucha gente, y hecho huir á los moros, que en ayuda de los leoneses habian venido, tornaron los dos reyes á sus reinos. Despues el rey don Alonso quisiera tambien satisfacerse del rey de Navarra, mas no pudo, porque el miramamolin Aben Jucef, soberbio por las victorias pasadas, tornó contra el reino de Toledo en el año siguiente de mil y ciento y noventa y ocho, y cercó á Toledo y Maqueda, y aunque ninguno destos pueblos pudo tomar, derrocó por el suelo á Santa Olalla, y otras tierras que estaban sin presidio, y pasando adelante cercó á Talavera, y no la pudiendo tomar, fué á la tierra de Vera, y tomó á Plasencia, y despues á Santa Cruz, Montanges, y Trujillo, de donde volvió á la Andalucía, lleno de despojo y soberbia.

Por virtud desta sentencia el obispo de Calahorra, no solo se refiere, que se entremetió en lo del obispado, pero aun á todos los monges echó del monasterio, tomando cuanta hacienda habia, y que en lugar de los monges puso canónigos en la misma casa, y que sabidas por el rey don Alonso las demasías del obispo, restituyó la casa á los monges, aunque nó el obispado, que en ella hasta la sazou habia desde muchos años ántes estado y permanecido, segun su antigüedad ma nifestará la historia de Navarra. Entonces el obispo temiendo, que de nuevo el prior tentaria á tomar el obispado, refieren, que tomó á los canónigos, y los trasladó á la iglesia de Santo Domingo de la Calzada, que diez y seis años habia. que él mismo principió su fábrica, segun queda visto. Sobre esto y otras cosas entre el obispo de Calahorra, y el convento de Nájara, escriben, que se trató pleito, aunque no se determinó, quedando siempre con los canónigos la iglesia de Santo Domingo de la Calzada, aunque no quedó por ahora catedral, sino colegial, hasta el tiempo que nuestra corónica señalará. Haber habido en esta iglesia de Santo Domingo canónigos colegiales, consta por una bula del papa Honorio tercero, que está en el mismo archivo suyo, dada en San Pedro en seis de los idus del mes de diciembre, que es á ocho dias del mismo mes en el año primero de su pontificado, que fué en el de mil y doscientos diez y seis, donde habla de los canónigos colegiales, y el abad se decia Esteban, como parece por algunas bulas, y esto mismo se manifiesta por otras escrituras, é instrumentos desta insigne iglesia de Santo Domingo. Así en este tiempo el rey don Alonso tras-tendieron de la vuelta de los moros, tornaron á pasar ladó la iglesia desde Nájara á Santo Domingo, que del nombre de su glorioso patron, surtió la ciudad este nombre, que siempre con mucha razon la ha conservado. Esta sentencia del rey don Alonso está en la santa madre iglesia de Calahorra, segun yo lo hallo escrito en papeles antiguos que dello hablan, sacados de los archivos del reino de Navarra, y haber estado silla episcopal en monasterio de religiosos. no es maravilla, porque segun en la historia de Navarra se verá, la silla episcopal de Pamplona tambien estuvo grandes tiempos, y aun centenares de años, en el real monasterio de San Salvador de Leire, como claramente lo mostraremos en la historia de Navarra.

CAPÍTULO XVIII

Como los reyes de Leon y de Navarra, entraron con mano armada en Castilla, y otras dos entradas que los almohades hicieron en ella, y guerra que el rey don Alonso hizo al rey de Leon, y concordia que puso entre el rey de Aragon, y la reina su madre.

Don Alonso rey de Leon, décimo deste nombre, todavía pasó á Toledo, donde habiéndose detenido en algunos dias, tornó á su reino. no le pesando de ver vencido al rey de Castilla, por lo cual mostrándolo por obra, en un mismo tiempo acometieron ambos reyes de Leon y Navarra los términos de Castilla. Don Sancho rey de Navarra, corrió, y taló á Soria y Almazan con todas sus tierras y comarcas, y don Alonso rey de Leon, por otra parte confederándose con los moros estremeños, corrió de la misma manera, en este año de noventa y seis por tierra de Campos, derrocando, rompiendo y talando cuanto podia. Por la parte del reino de Toledo entró el miramamolin Abea Jucef

En tanto que el rey Aben Jucef corria el reino de Toledo, el rey don Alonso y don Pedro, rey de Aragon tardaron y se detuvieron en la sierra de la Palomera, pasado Zebreros, cerca de Avila, y como en

contra el rey de Leon, causador destos negocios. Al cual ganaron muchos pueblos, y entre ellos á Alba de Liste, y despues destruida aquella tierra, tornaron contra la de Salamanca, la cual y á Alba de Tormes con sus tierras talaron, hasta hacer desamparar á las gentes sus patrias y naturaleza, y habiendo primero tomado á Monreal, tornaron muy victoriosos á sus reinos. Despues deseando vengarse de nuevo del rey de Leon, y tambien del rey de Navarra, hizo el rey don Alonso treguas con el rey Aben Jucef, que en este año que ya era de mil y ciento y noventa y nueve, habia hecho gravísimos daños en las tierras del reino de Portugal. En estos dias don Pedro rey de Aragon, y su madre la reina viuda doña Sancha, tia de los reyes don Alonsos de Castilla y Leon, se avenian mal, porque el rey de Aragon y algunos ministros suyos del gobierno de sus estados, tratando las cosas de la reina sin la debida reverencia, hubo ella de encerrarse en algunos pueblos, que en su desposorio se le dieron en arras, y por obviar los graves incovenientes, que desto podian proceder, se puso de medio don Alonso rey de Castilla. El cual yendo al reino de Aragon á la villa de Ariza, se vió con el rey de Aragon su amigo, y puso en concordia á los reyes hijo y madre haciendo que la reina doña Sancha diese al rey don Pedro su hijo las villas de Ariza, Epila, y Embite con sus fortalezas, y que el hijo diese á la madre la ciudad y castillo de Tortosa y Azcon, con otras villas y fortalezas del principado de Cataluña. Entre los demás caballeros que en las vistas de ambos reyes fueron presentes, se halló en ellas don Pedro Ruiz de Azagra, señor de Albarracin, que estaba en su gracia. Esta concordia asentó el rey don Alonso en la di

cha villa de Ariza, en treinta dias del mes de setiembre del año centísimo de mil y doscientos, que fué de la era de César de mil doscientos y treinta y ocho. En este año por mandado del papa Inocencio tercero se disolvió el matrimonio de don Alonso rey de Leon, y de su mujer la reina doña Teresa infanta de Portugal, por estar casados en grado prohibido (1).

CAPÍTULO XIX.

De los pueblos que don Alonso rey de Castilla reparó, y fundó en diversas partes de sus reinos, y como Guipúzcoa y Alava tornaron á la corona de Castilla. Pasadas las guerras y trabajos que de la entrada de los moros habian resultado, don Alonso rey de CastiIla, como príncipe diligente, cuando se vió con alguna quietud, trabajó en hacer reparar los daños que los moros almohades y reyes de Leon y Navarra habian hecho los años pasados en sus reinos, y reedificó á la ciudad de Plasencia por ellos arruinada. Lo mismo hizo de Bejar y de otros pueblos de aquel territorio, siendo los que tambien deste beneficio gozaron Mirabel, y Segura de la Sierra, y Monfredo y Moya, y sin los muchos pueblos del reino de Toledo, que de lo mismo fueron participes, pobló en Castilla á la villa de Aguilar de Campo, con otras muchas tierras, que la historia suya irá manifestando algunas dellas. No se descuidó el rey don Alonso de sanearse de los daños que don Sancho el Fuerte rey de Navarra habia hecho en sus reinos los años pasados, porque despues que á don Alonso rey de Leon oprimió y vexó con harto daño, y diminucion de sus tierras, volvió á la guerra de Navarra muy de propósito, resultando á este reino mayores daños y diminucion que al reino de Leon, aunque hay grande discrimen entre los autores sobre la narracion dello, dando los unos á entender, que la guerra de Navarra, comenzó el rey don Alonso, teniendo paz con el rey don Sancho, y los otros sintiendo lo contrario, como en efecto fué. Dicen los primeros, que el rey de Navarra en principio de su reino, habiendo fortalecido muchos pueblos de su reino, acordó despues pasar en África contra el rey de Tunez en favor de Abdalla rey de Tremecen, que se lo habia enviado á rogar, y que para hacer este viaje largo, habiendo sus cosas consultado en la ciudad de Calahorra con el rey don Alonso, partió para África, con muchas gentes de guerra de sus reinos y continuó la guerra contra Tunez, y que por esto y por el cancer que en una pierna se le hizo, siendo larga la ausencia de su reino, entró el rey don Alonso en Navarra, y se apoderó de muchas tierras. Esto carece de todo fundamento legítimo y auténtico, porque en este tiempo no habia reyes en Tunez, y ménos en Tremecen, como en la historia de los reyes moros mostrará la corónica, ni al rey de Navarra resultó la ida á tierra de moros, consultándola con el rey don Alonso, por no ser en esta sazon amigos, aunque eran primos hermanos. La pasada de don Sancho rey de Navarra al miramamolin de Marruecos fué compelido de la guerra, que el rey don Alonso y el rey de Aragon le querian hacer, pretendiendo conquistarle el reino, segun tentaron primero lo mismo los reyes sus progenitores, como la historia deja declarado, por lo cual fué á buscar favor para la defensa de su reino contra estos dos poderosos príncipes, vecinos suyos. Durante la ausencia, que el rey don Sancho hizo de

(1) En este tiempo se instituyeron las religiones de Santa Maria del Monte Carmelo, y Santísima Trinidad. B.

su reino de Navarra, juntando su ejército el rey don Alonso en compañía de don Pedro rey de Aragon su fiel amigo, y queriendo vengarse de las injurias pasadas, entró en Navarra, donde conquistaron á Aibar, y Val de Roncal, que al rey de Aragon quedaron, y tambien tomaron á Miranda é Inzula, que al rey de Castilla cupieron, y sin mas prosegir la guerra, tornaron á sus reinos, y segun estos autores, el rey de Navarra adoleciendo allá de la dicha enfermedad de cancer, vino á méritos de morir, de lo cual el rey don Alonso siendo avisado, y certificándole, que no escaparia de aquella dolencia, aunque vivian don Fernando y don Ramiro infantes de Navarra, hermanos del rey de Navarra, torno á congregar su ejército en ejecucion de la pretension, que los reyes de Castilla tenian contra Navarra, Lo que algunos autores han querido dar á entender, que el rey de Castilla fué aconsejado por don Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya á la brevedad de la guerra de Navarra, antes que don Teobaldo conde de Champaña, sobrino del rey de Navarra venido de Francia se apoderase de Navarra, es imaginacion, de los que dello tratan, porque en este año aun no era nacido don Teobaldo conde de Champaña, que vino á ser rey de Navarra, por muerte de su tio el rey don Sancho, y de los infantes don Fernando y don Ramiro, que primero que el rey su hermano, vinieron á fallecer, como todo se verá claro en la historia de Navarra. No tenia el rey don Alonso á que mirar á esto, ni ninguna cosa dellas no le movió á la guerra de Navarra, cuanto mas, que aun no esperó á la certificacion de la vida 6 muerte del rey don Sancho su tio, no queriendo perder esta ocasion de su ausencia y dolencia. Con esta deliberacion, el rey don Alonso, entró con sus gentes en la provincia de Alava, en este año, y puso cerco sobre la villa de Victoria. Cuyo asedio por la fortaleza del pueblo, y esfuerzo de sus vecinos y presidios saliendo largo, la provincia de Guipúzcoa, deseando tornar á la union pasada de la corona de Castilla, trató sus negocios y formas de asiento, con el rey don Alonso, al cual pidiendo, que en persona entrase en ella, lo hizo así, dejando en la continuacion del cerco de Victoria á don Diego Lopez de Haro, con el ejército. Concluyendo los negocios, Guipúzcoa se encomendó al rey don Alonso, poniendo en su poder las fortalezas, que á la sazon habia en ella, con que el rey volvió contento á continuar el cerco de Victoria. La cual hubo al cabo, y despues hizo lo mismo de toda Alava y Arraya, aunque los alaveses, y su hermandad, llamada Cofradía, nunca tuvieron justicia de los reyes de Castilla, ni se incorporaron en la corona real, escepto Victoria y Treviño, hasta los tiempos del rey don Alonso, el último deste nombre, como en su historia se contará, ni tampoco ponia el rey justicia en Victoria ni en Treviño, aunque estos, desde luego se habian incorporado. Despues el rey don Alonso conquistó otras tierras de Navarra, como estas cosas mas copiosamente se contarán, Dios mediante, cuando el discurso de la corónica llegare, á escribir la historia del dicho rey de Navarra, don Sancho el Fuerte, a donde me remito.

Despues no tardó el rey don Alonso, como buen príncipe y remunerador de la voluntad que Guipúzcoa le habia mostrado, por claros y manifiestos ejemplos de obra, en reparar y acrecentar en las marinas della, á las villas de San Sebastian, Fuenterrabia, Guetaria, y Motrico, dándoles privilegios, y confirmaciones de sus buenos usos, costumbres, y fueros, que despues por

otros reyes les fueron confirmados, segun sobre ello haremos adelante algunos apuntamientos. Comenzó á fortificar algunos pueblos bien torreados, para la necesidad y práctica de aquel tiempo, deseando predominar por esta parte al Océano cantábrico, especialmente para los pretensos que en Francia se le podian ofrecer, contra los estados que los reyes de Inglaterra poseian allí, por ser la reina doña Leonor su mujer, de nacion inglesa. Por lo cual teniendo á Guipúzcoa en la union de sus reinos, para mejor efecto de sus intentos, pobló á las villas de Castro de Urdiales, Laredo, Santander, y San Vicente de la Barquera, que son cuatro villas, que llaman de la costa del mar, y en las marinas de Vizcaya no pobló, por ser de señorío ajeno. Cuando don Sancho rey de Navarra volvió á su reino, pidió la restitucion de las tierras que habian sido de su corona, al rey don Alonso, el cual como diferente tenia el pensamiento, le entretenia con diversas causas y razones, que para la escusa suya daba.

CAPÍTULO XX.

De los matrimonios de la infanta doña Blanca, con Luis primogénito y heredero de los reinos de Francia, y de la infanta doña Berenguela con don Alonso rey de Leon, y confirmacion que hizo de los fueros de las villas de San Sebastian, y Fuenterrabia, y nacimiento del infante don Henrique, y muerte de san Julian obispo de Cuenca, y treguas hechas con el rey de Navarra.

En seis de abril dia jueves del año pasado de mil y doscientos, habia fallecido Ricardo rey de Inglaterra, primero deste nombre, hermano de la reina doña Leonor, siendo herido de una saeta, en el cerco que te nia sobre Limojes, ciudad de Francia, si Polidoro Virgilio en la computacion del año no tiene daño. Sucediendo su muerte, por no estimar la herida en el grado que fuera razon, fué enterrado su cuerpo en el monasterio real de San Ebrulfo á los piés de la sepultura del rey Henrique su padre, y el corazon en la ciudad de Roan, que siempre le habia sido leal, y los intestinos en la ciudad de Putiers. Por su fin despues de algunas diferencias por no dejar hijos, sucedió en los reinos de Inglaterra su hermano Juan, único deste nombre, rey de Inglaterra, al cual en el principio de su reino resultaron guerras y diferencias con Felipe rey de Francia, cognominado Augusto, que entrando con poderosa mano por el ducado de Normandía, patrimonio del rey Juan, le habia tomado muchos pueblos y lo mismo habia hecho en los ducados de Bretaña y Anjous. No se dió el rey Juan la diligencia que debiera en esta guerra, como se vé claro, no solo de Paulo Emilio Veronés y Roberto Gaguino, autores de las historias francesas, mas aun de Polidoro Virgilio, escritor de la historia inglesa. El cual refiere en el libro décimoquinto de su historia, que pasados algunos meses, se vieron los reyes en Butavento, pueblo de los confines de Normandía, y despues de largas diferencias se concordaron en la paz, ordenando, que doña Blanca infanta de Castilla, sobrina del rey Juan, hija de la reina doña Leonor su hermana, casase con Luis primogénito y heredero de los reinos de Francia, hijo del rey Felipe Augusto, y que en dote hubiese para este matrimonio el infante Luis con la infanta doña Blanca todos los pueblos que el rey Felipe habia tomado al rey Juan en los ducados de Normandia, Bretaña, y Anjous, despues desta guerra comenzada, exceptuando la ciudad de Anjous, que por via de confederacion tomo.

Este matrimonio se concertó, segun el mismo autor, en el año de mil y doscientos y uno, y segun las historias de Castilla, venidos los embajadores | de ambos reyes á la ciudad de Burgos, se concluyó con mucha voluntad del rey don Alonso y de la reina doña Leonor, padres de la infanta doña Blanca. Cuyo desposorio mediante poderes de Luis primogénito de Francia, habiéndose con muchas fiestas celebrado en Burgos, partió ella para Francia, acompañada del rey don Alonso su padre, y de los grandes de Castilia, hasta la provincia de Guipúzcoa, y ducado de Guiena, patrimonio del rey de Inglaterra su tio, el cual habiendo á la infanta su sobrina entregado á las personas para ello diputadas por el rey de Francia, fueron despues solemnizadas las bodas. Concluidos estos negocios, el rey de Inglaterra volvió de Francia para su reino, donde halló á sus súbditos descontentos desta paz, hecha con el rey de Francia, pareciéndoles que el de Francia habia aventajado en ella sus cosas, como en efecto pasó así. Desta manera la infanta doña Blanca, casó con Luis primogénito de los reinos de Francia su único marido, con quien despues de la muerte del rey Felipe su suegro, vino á ser reina de Francia, y no por la órden, que algunas de nuestras corónicas lo van refiriendo, contando cosas ajenas de la relacion cierta.

Estas cosas se concluyeron de la manera que referidas quedan, y á la sazon habia algunos dias, que don Alonso rey de Leon hiciera en el año pasado de doscientos, por mandado del papa Inocencio III divorcio de la reina doña Teresa infanta de Portugal su mujer primera, y deseando obviar las guerras de Castilla, envió á suplicar á don Alonso rey de Castilla su primo le diese por mujer la infanta doña Berenguela su bija. El rey don Alonso no estuvo bien al principio en este matrimonio, mas la reina doña Leonor, pudo tanto con el rey su marido, así porque hubiese paz y union entre los reinos de Castilla y Leon, como por ver en estado real á la infanta su hija, que convencido della, vino el rey don Alonso su marido á Valladolid, adonde habia venido el rey de Leon á este efecto. En aquella villa, entregó por mujer á la infanta su hija el rey don Alonso al rey de Leon, dándole en dote todo lo que en la guerra pasada habia ganado en el reino de Leon, excepto al Carpio y Monreal, que el rey de Castilla los reservó para sí, y las bodas se celebraron en la misma villa con grandes fiestas. Las cuales acabadas, don Alonso rey de Leon, fué á sus reinos con la reina doña Berenguela su segunda mujer, la cual luego se hizo preñada, y deste parto nació un infante, que del nombre de su abuelo paterno, fué llamado don Fernando, que vino á ser rey de Castilla y Leon.

Desta manera don Alonso rey de Castilla casó á las infantas doña Blanca y doña Berenguela sus hijas. El cual como á los negocios de la provincia de Guipúzcoa del asiento y convenios suyos habia venido los dias pasados, como despues quisiese confirmar á la villa de San Sebastian los usos y fueros y costumbres, que en tiempo de los reyes pasados de Navarra habian tenido y gozado sus vecinos, dióles su privilegio de confirmacion en la ciudad de Burgos en diez y seis de las calendas de agosto de la era de mil y doscientos y cuarenta, que es á diez y siete dias del mes de julio del añodel nacimiento de mil y doscientos y dos, confirmándoles los fueros, que su hijo don Sancho el Sabio rey de Navarra, que fué hermano de la reina doña Blanca su madre, les habia dado, al tiempo, que les concedió el

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