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GARIBAY.-LIB. XIX. CAP. XIII.

invocan el nombre deste santo crucifijo se supiesen, y todos se escribiesen, seria un proceso infinito, y por todo se deben dar gracias al altísimo Dios que con tan preciosa joya, quiso decorar y honrar á los reinos de España, y particularmente á la muy noble ciudad de Burgos.

Venido el año de mil y ciento y ochenta, siendo obispo de Calahorra el venerable prelado don Rodrigo, como fuese devoto del glorioso santo Domingo de la Calzada y desease, que en el pueblo de Santo Domingo hubiese en el lugar donde el santo cuerpo yacía, iglesia aun mas decente que la pasada, comenzó la fábrica suen la cual él mismo echó en este año la primera piedra de los cimientos. Despues continuándose la obra, vino con el tiempo á la grandeza, en que ahora está, siendo uno de los buenos templos destas partes.

ya,

Don Celebruno arzobispo de Toledo, y primado de las Españas, habiendo en los años pasados regido á la santa iglesia de aquella ciudad, como buen pontífice. sucedió su muerte en doce dias del mes de mayo dia lunes deste año de ochenta, habiendo regido su iglesia trece años, poco mas ó ménos, y créese que como los demás arzobispos, sucesores del primado don Bernardo debe de estar enterrado en la misma iglesia suya. Sucedióle en la santa silla don Gonzalo, primero deste nombre, cuadragésimo sexto arzobispo de Toledo, y primado de las Españas, de quien presto hablaremos. Mediado el mes de junio deste año de ochenta, el rey don Alonso se hallaba en la ciudad de Nájara, á ver, y visitar las cosas de la frontera de Navarra, estando en su compañía don Rodrigo obispo de Calahorra, don Pedro obispo de Burgos, don Ramon obispo de Palencia, don Arderico obispo de Sigüenza, y los condes don Pedro, don Gomez, don Fernando, y don Gomez García de Roda, alférez del rey, y don Pero Ruiz de Azagra, Fernan Rodriguez de Turgello, Pedro de Arazori, Diego Lopez, Pero García, Alvar Ruiz de Guzman, y Lope Diaz merino del rey en Castilla. En la misma ciudad hizo gracia al señor San Millan de la Cogulla, y al abad Fernando y á sus monges, en trece de julio deste año de ochenta, que ninguno sin licencia suya pudiese pescar en toda la ribera del rio que corre á raiz de la misma casa, siendo el maestro Giraldo secretario deste instrumento, el cuál fué sellado por Pedro de Cardona, canciller del rey.

CAPÍTULO XIII.

De las guerras que tuvo don Fernando rey de Leon, con los de Salamanca, y don Fernan Ruiz de Castro, y prision de don Alonso Enriquez, rey de Portugal, y su libertad, y guerras con moros.

siendo su principal capitan un caballero, que se decia Nuño Ravia, del cual hizo el rey justicia. Con este suceso los principales de la rebelion tomando la voz del rey don Fernando, cesaron los demás, pidiendo perdon de lo hecho, y con tanto el rey se apoderó de su ciudad de Salamanca, que ahora es florentísima universidad y la mas rica y de mayor dote que hay en el mundo, donde con grandes estipendios públicos están ilustrados ambos derechos, y todas las demás facultades y lenguas. Allanada Salamanca, el rey don Fernan do fué á Zamora, que estaba algo inquieta, y poniendo remedio en lo necesario tomó en Destriana, al cuerpo de don Ramiro, tercero deste nombre, rey que fué en Leon, y trasladóle à la ciudad de Astorga, donde fué puesto en la catedral iglesia, en sepultura mashonorífica y decente que la pasada.

Bien será, que antes de pasar deste lugar digamos algo de las cosas de don Fernando rey de Leon, el cual sin tener bien asegurado lo de Castilla, tuvo diversas guerras, aunque para ninguna de las partes, y menos para él estaban bien las de Castila, por muchas causas. Tambien tuvo poco amor con don Alonso Enriquez rey de Portugal su suegro. La ciudad de Salamanca que aun en este tiempo era grande pueblo, estaba en estos días, como queda escrito, indignada contra el rey don Fernando su señor, por la poblacion de Ledesma, y otras tierras, que acortándole los términos, habia poblado en daño de su distrito y jurisdiccion. Por lo cual tomando ocasion deste negocio y guerras, y atrayendo en su favor á la ciudad de Avila, trataron guerra con el rey don Fernando, el cual los venció en batalla cerca de Valdemuza, muy al contrario de lo que esperaba,

No cesó con tanto el rey don Fernando de guerras y cuidados, porque don Fernando Ruiz de Castro, llamado el Castellano, sobrino de don Gutierre Fernandez de Castro ya nombrado, despues que á don Alonso rey de Castilla su señor le hubo entregado las tierras de su gobernacion, cumplidos los quince años del rey, habia, como queda escrito, pasado á tierras de moros, desnaturá n dose de Castilla, y con su favor vino á tomar la nueva reedificacion de Ciudad Rodrigo, á cuyo socorro acudió á grande priesa el rey don Fernando. Del cual escriben, que ayudado del patrocinio del glorioso doctor y pontifice san Isidro, inmediato defensor y patron de los reyes de Leon y Castilla, despues del apóstol Santiago, venció en batalla á la muchedumbre de los moros, en quienes habiendo hecho mortandad grande, á los demás hizo huir, sin los muchos presos, y que despues fortificada Ciudad Rodrigo, hizo algun daño en tierra de Portugal, y reposaron sus reinos por algun tiempo. Olvidando el enojo é indignacion pasada, el rey don Fernando hizo llamar al dicho don Fernan Ruiz de Castro, deseando tener cerca de sí caballeros diestros y diligentes, pero don Fernan Ruiz no pudiendo sufrir quietud, comenzó á correr las tierras y términos de Castilla, y con muchos condes castellanos, que á la resistencia salieron, hubo batalla en Campos, en un lugar que el arzobispo llama Lubrical, donde venció á todos, y mató á algunos, y prendió al conde don Nuño de Lara, y á otros, que despues sobre sus palabras fueron sueltos, y se libraron con diversas formas. Despues don Fernan Ruiz de Castro, repudiando á su primera mujer, hija de un'conde, llamado don Osorio, casó con la infanta doña Estefanía, hermana del rey don Fernando, de quien hubo un hijo, llamado don Pero Fernandez de Castro, como queda escrito en la vida del rey emperador don Alonso. A don Alonso Enriquez rey de Portugal pesando mucho de la fortificacion de Ciudad Rodrigo, y de los grandes daños, que habian hecho en Portugal los leoneses, envió ejército contra la nueva puebla, siendo general el infante don Sancho su hijo, que en el reino le sucedió. En esta sazon aunque el rey don Fernando tenia guerra con Castilla, dividiendo sus fuerzas, fué contra el infante de Portugal, y vencióle en batalla, en un lugar llamado Arraganal, 6 Arganal, matando á muchos portugueses, y prendiendo á los demás, y usando de clemencia los soltó con mucha liberalidad. No obstante todo esto el rey de Portugal entró en persona contra Galicia, donde ganó á Limia, y Turon y otros muchos pueblos, y rehaciéndose de nuevo, fué sobre Badajoz, cuya mayor parte habiendo ganado, acudió el rey don Fernando contra él, y venciéndole en ba

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talla, le hizo huir á la ciudad, de donde queriendo | nada. Este cardenal legado con autoridad apostólica,

tambien huir, fué preso en el año pasado de mil y ciento y setenta y nueve, quebrada la pierna, aunque con todo eso, como era clementísimo príncipe, le trató como á libre, y fué curado con grande cuidado. Con tal suceso el rey de Portugal, conociendo haber errado contra el rey don Fernando, ofreció por ello á sí y á su reino, mas él usando de su natural benignidad, no diferió mucho tiempo en concederle libertad, y así tornó á su reino, restituyendo todo lo que le habia tomado en Galicia, y prometiendo de le cumplir el vasallaje, que Portugal debia á Leon. Con todo esto el rey don Fernando, no cesó la guerra, hasta que tornando sobre Badajoz la conquistó, habiendo salido para esta empresa de la ciudad de Zamora con un poderoso ejército, y en Badajoz dejó por gobernador á un caballero moro, que se decia Aben Abel. El cual se le rebeló, dándose brevemente al miramamolin de Marruecos, rey de los almohades, con cuyo favor como bárbaro é ingrato hizo guerra en el año de mil y ciento y ochenta y uno, á las tierras del rey don Fernando, y luego tornó contra las del rey de Portugal, y teniendo cercado en Santaren al rey de Portugal, fué el rey don Fernando en favor suyo, y á la poderosa ida suya, no osando esperar los moros, echaron á huir, aunque el rey de Portugal, escriben que pensó al principio que iba contra él, pero conociendo lo contrario, le rindió muchas gracias, y con tanto el rey don Fernando volvió á sus reinos. Despues desto, segun algunas crónicas de Aragon, entraron en aquella tierra gentes de Castilla, y haciendo grande cabalgada en las comarcas de Calatayud, refieren, que don Alonso rey de Aragon, alcanzándolos en tierra de Castilla, les quitó la presa, con muerte de mucha gente, cuyo número escriben ellos haber llegado á cuatro mil.

CAPÍTULO XIV.

Reparticion de conquistas entre Castilla y Aragon, y cosas tocantes à don Alonso rey de Castilla, y muerte de don Fernando rey de Leon.

Por escrituras de un dia antes de los idus de febrero de la era mil doscientos y veinte y dos, que es á doce dias del mismo mes deste año del nacimiento de ochenta y cuatro, parece, como por mano del rey don Alonso tenia el señorío de Calahorra y Ochon un caballero, que se decia Diego Jimenez, pero que el señorío de Logroño y Agusejo tenia Ramiro de Barea, no solo por mano del rey don Alonso, mas tambien por la de don Sancho rey de Navarra, que en esta escritura se intitula rey de Pamplona y Alava. Pasado este dicho año, ó cerca dél, el papa, que segun la concordancia de los tiempos, seria Lucio tercero, ó su inmediato sucesor Urbano tercero, deseando componer á los reyes de España, para que todas sus fuerzas volviesen contra los moros enemigos de nuestra santa fé, envió un cardenal, con potestad de legado á latere para que á ello los exhortase, procurando, que lo que en guerras civiles de entre sí gastaban, expendiesen contra los moros. El cardenal legado, se dió tan buena diligencia, que puso en España universal paz entre los príncipes cristianos, siendo el que en esto entendió personalmente don Alonso rey de Aragon, que viniendo á Castilla, pasó tambien en romería, á visitar el santo sepulcro del glorioso apóstol Santiago, aunque Navarra, que pretendia muchos agravios contra el reino de Castilla, quedó sin hacer

dividió á los reyes católicos sus conquistas, asignando á cada uno las tierras, que debian guerrear, porque revolviéndose por esto los unos con los otros, no tuviesen ocasion, de tornar á concertacion entre sí. especialmente partió entre Castilla y Aragon, dando á Castilla todas las tierras de moros hasta la ciudad de Valencia. La cual y toda la tierra de infieles hasta las fronteras de Aragon y Cataluña, fuese de la conquista de Aragon, aunque escribe Beuter, que despues reinando en Aragon don Pedro, segundo deste nombre, cognominado el Católico, hijo deste rey don Alonso, teniéndose por agraviado desta particion, tornaron entre este rey de Castilla don Alonso, y el rey don Pedro á hacer nueva reparticion, dejando para conquista de Aragon, todo lo que hay desde la ciudad de Valencia, hasta Alicante, y que lo demás fuese para Castilla.

Por el mes de abril del año siguiente, de mil y ciento y ochenta cinco que fué era de mil y doscientos y veinte y tres, don Diego Lopez de Haro, señor de Vizcaya, tenia el señorío de Haro por mano del rey don Alonso, segun parece por instrumentos del mismo mes y año, de donde se colige claro, que los señores de Vizcaya, aunque dicen, que fueron pobladores de la villa de Haro, no cran señores propietarios suyos, á lo menos en esta sazon, pues las memorias deste tiempo declaran tener su señorío por mano del rey, que es lo mismo que decir, tener su tenencia y gobernacion. Venido el año siguiente de mil y ciento y ochenta y seis, el rey don Alonso, por el mes de enero se vió en Agreda, con el rey de Aragon, y concertaron de no acoger en sus reinos á don Pero Ruiz de Azagra, señor de Albarracin, ni á aliado ni vasallo suyo, porque á ninguno de los dos reyes queria reconocer vasallaje. En este mismo año el rey don Alonso reformó la órden de la santa caballería de Calatrava, con nuevas constituciones y otras cosas, porque este excelente príncipe, no sabiendo estar ocioso, sino vigilante, acudia á todos los negocios, así seglares, como eclesiásticos. En escrituras destos tiempos el rey don Alonso se intitula reinar en uno con la reina doña Leonor su mujer, en Castilla, Toledo, Plasencia, Cuenca, Cañete y en toda Estremadura, y Burgos, Nájara, y Calahorra, como se manifiesta por instrumentos de la era de mil y doscientos y veinte y cinco, que es año del nacimiento de mil y ciento y ochenta y siete. En el cual permanecia siempre Logroño en fidelidad, teniendo por el rey don Alonso el señorío de Nájara y de Rioja, Bureva, Castilla la Vieja, Trasmiera, y Asturias, y de la mitad de la ciudad de Burgos don Diego Lopez de Haro, que dice esta escritura ser hijo del conde don Lope Diaz, alférez del mismo rey don Alonso, y debajo del alférez don Diego Lopez, hijo de don Lope de Fitero.

Don Fernando rey de Leon, habiendo concluido las diferencias, que con el rey de Portugal tenia, hizo los dias pasados divorcio de la reina su primera mujer, y se casó con las demás, segun queda escrito, y entendiendo en el resto de su vida en gobernar y poblar á sus reinos, sucedió su muerte, y habiendo treinta y un años que reinaba, falleció en la villa de Benavente en el año del nacimiento de nuestro Señor de mil y ciento y ochenta y ocho, y no dos años despues, segun muchos han escrito. Fué enterrado su cuerpo en la santa iglesia compostelana de Santiago en la capilla real, cerca del conde don Ramon su abuelo, y de la empe

ratriz doña Berenguela su madre, que en este apostólico templo están sepultados. Despues de la muerte del rey don Fernando, vivió mucho tiempo la reina doña Urraca Lopez su mujer, á quien algunos nombran doña Mencia Lopez, que fué sepultada en el monasterio de Santa María la real de Nájara, en propia capilla suya, de la advocacion de la santa Vera-Cruz, que está en la claustra del monasterio.

CAPÍTULO XV.

De los hijos de don Alonso rey de Castilla, y sucesion de don Alonso rey de Leon en sus reinos, y como en las cortes de Carrion él y Conrado hijo del emperador Federico, y el conde de Tolosa recibieron caballería de don Alonso rey de Castilla.

so de la reina doña Leonor su mujer á la infanta doña Urraca, reina de Portugal, casada con don Alonso, segundo deste nombre, cognominado el Gordo, tercer rey de Portugal, y escriben, que fué muy hermosa dama. Despues hubieron al infante don Fernando, que siendo de edad para poder tomar estado de matrimonio, murió en Madrid en el tiempo que en su lugar se señalará. Mas tuvieron á la infanta doña Malfada, que siendo doncella, murió en Salamanca, y á la infanta doña Constanza, que fué abadesa en las Huelgas de Burgos, monasterio que el padre edificó, como se dirá adelante. Luego tuvieron otras dos hijas, que murieron siendo niñas, y despues á la infanta doña Leonor, que fue casada con don Jaime, primero deste nombre octavo rey de Aragon, el que conquistó á la ciudad de Valencia, y luego tuvieron al infante don Enrique, que en los reinos sucedió, que en el año de mil y doscientos y tres nació.

Pues don Alonso décimo deste nombre, hijo de don Fernando, ya muerto, rey de Leon, comenzó á reinar en Leon y Galicia, por muerte del rey su padre. Al tiempo que el rey su padre falleció, iba el rey don Alonso á Portugal, no pudiendo hacer vida con la reina doña Urraca Lopez su madrastra, que le perseguia, y por tanto queria morar en Portugal con el rey don Sancho su tio, y llegado á atravesar á Tajo, supo en la barca la muerte del rey don Fernando su padre, por lo cual dando vuelta à Leon, se apoderó de los reinos, excepto de lo perteneciente en arras á la reina doña Urraca Lopez, su madrastra. Poco despues don Alonso rey de Leon vino á las cortes, que su primo don Alonso rey de Castilla celebraba en este dicho año de mil y ciento y ochenta y ocho en la villa de Carrion, donde el rey de Castilla le armó caballero, al cual en presencia de toda la corte le besó la mano, aunque despues se arrepintió hartas veces. El rey de Castilla armó tambien caballero, á un grande señor, llamado Conrado, hijo cuarto de Federico, cognominado Barbarroja, duque de Suevia, emperador, primero deste nombre, sucesor de Conrado tercero, que murió en el año pasado de mil y ciento y cincuenta y dos, y segun otros, año de mil y ciento y cincuenta y cuatro. Por honrar mas á este príncipe aleman Conrado le dió el rey don Alonso por esposa á su hija, la infanta doňa Berenguela, pero como él la quisiese llevar á Alemania á las tierras de Suevia, cuyo duque despues vino á ser, refieren algunos autores, que la infanta contradijo al matrimonio, donde aun no habia habido cópula, y que por esto fué despues casada con don Alonso rey de Leon, primo hermano del rey su padre. Otros dicen, que despues de partido Conrado de Castilla, pidió ella divorcio, y fué hecho, mediante don Gonzalo arzobispo de Toledo, y Gregorio legado apostólico,

Don Alonso, noveno (1) deste nombre, cognominado el Noble, y de otra manera el Bueno, sucedió al rey don Sancho el deseado su padre en los reinos de Castilla, Toledo y Nájara, en el año pasado del nacimiento de mil y ciento y cincuenta y ocho, segun la precedente historia lo ha mostrado. A este príncipe cognominan el Noble por excelencia, porque fué rey muy noble y excelente, y así el arzobispo don Rodrigo Jimenez siempre le llama noble en su historia, y otros le cognominan el Bueno, y con mucha razon, porque fué uno de los buenos y mejores reyes, que Castilla ha tenido, y en antiguos privilegios es llamado el rey don Alonso el Viejo, á diferencia del rey don Alonso el Sabio, que despues dél reinó. En la historia de don Fernando rey de Leon, tio suyo, se ha dado sumaria cuenta de las cosas mas principales, que hizo este príncipe en los treinta años pasados de su reino, hasta el año sobredicho de mil y ciento y ochenta y ocho, en que sucedió la muerte del rey don Fernando su tio, por lo cual remitiéndome á lo escrito, no habrá para que repetir, pues seria superfluo. Este rey católico como entre los reyes de Castilla y Leon es contado por noveno deste nombre, así entre solos los reyes de sola Castilla, donde él reinó, se debe contar por cuarto, siendo el primero en esta cuenta el rey don Alonso el Bravo, y el segundo, el rey don Alonso el Batallador su yerno, y el tercero el rey don Alonso el emperador, y éste el cuarto. El cual visto queda, como casó con la reina doña Leonor infanta de Inglaterra, hija de Enrique, segundo deste nombre rey de Inglaterra, y así referiré aquí los hijos que tuvo, que fueron once, los tres varones. De los hijos, é hijas no fué la primogénita la infanta doña Berenguela, que fué reina de Leon, segun diversos autores quieren, porque sin duda fué la primogénita la infanta doña Blanca, que fué reina de Francia, mujer de Luis rey de Francia, que en comun cuenta es contado por octavo deste nombre, que era hijo de Felipe, segundo deste nombre, cognominado Augusto, rey de Francia. Deste matrimonio de la in-cardenal diácono de la santa iglesia romana. De una fanta doña Blanca, y del rey Luis su marido nació el bienaventurado príncipe San Luis roy de Francia, y todos los autores que escriben que esta infanta doña Blanca no era primogénita, reciben engaño. Despues della hubieron á la infanta doña Berenguela, que fué reina de Leon, mujer segunda de don Alonso décimo deste nombre rey de Leon. Despues tuvieron al infante don Saucho, que siendo jurado por infante heredero de los reinos, murió niño. Tuvo mas el rey don Alon

(1) En todas nuestras historias es llamado el octavo: pero Garibay adelanta ia cuenta de los Alonsos, como lo esplica al hablar del onceno a quien llama duodécimo. B.

hermana deste Conrado, llamada doña Clemencia, escriben, que fué casada despues con don Sancho el Fuerte rey de Navarra, segun algunos autores navarros. En estas cortes de Carrion, don Alonso rey de Castilla armó tambien caballero á don Ramon Flacada, conde de Tolosa, y á otros caballeros extranjeros, que à la fama de nobleza y grandeza suya acudian á sus reinos y corte.

Es cosa tan constante y cierta, que don Alonso rey de Leon en las cortes de Carrion besó la mano á don Alonso rey de Castilla, y haber dél tomado caballería, que no solo se manifiesta por historias, mas aun por antiguas escrituras, porque en yn privilegio de dona

cion de siete de los idus de mayo de la era de mil y dos-, tal confederacion que hubo en ella condicion, de no cientos y veinte y siete, que es á nueve dias del mismo hacer paz, guerra, ni tregua, sin consentimiento y mes de mayo del año del nacimiento de mil y ciento | aprobacion de todos tres reyes.

Presidia en esta sazon en la santa iglesia de Toledo y primacía de las Españas don Gonzalo arzobispo desta santa iglesia, de quien queda hablado, el cual no gozó tanto de su silla, como los demás arzobispos sus predecesores, que despues que aquella ciudad se cobró de moros, rigieron su santa iglesia. Falleció este prelado en treinta del mes de agosto, dia jueves, fiesta de Vincula Sancti Petri del dicho año de mil ciento y noventa y uno, habiendo gozado de su iglesia once años poco mas ó ménos, y créese, haber sido sepultado su cuerpo en la misma iglesia suya. En la cual sucedió don Martin, cognominado el Magno, que fué cuadragésimo séptimo arzobispo de Toledo y primado de las Españas, natural de Pisuerga, segun es

y ochenta y nueve, que hallándose el rey don Alonso en la ciudad de Burgos, dió á Domingo abad del monasterio de Santa María de Balbanera y á su convento, y sucesores del pueblo de Villanueva, que es entre Anguiano, y Matute, dice la data suya, ser fecha en el año segundo despues que don Alonso rey de Leon recibió del caballería, y le besó la mano. En esta misma escritura se hace mencion, como el rey don Alonso, pocos dias despues, armó caballero á Conrado hijo del emperador, y le dio por mujer á su hija doña Berenguela, de la cual sola, llamándola infantisa, que quiere decir infanta, hace mencion en su privilegio, y no de ningun otro hijo ni hija. Los confirmadores son don Gonzalo arzobispo de Toledo y primado de las Españas, don Rodrigo obispo de Calahor-cribe el arzobispo don Rodrigo su sucesor. El cual ra, don Mauricio obispo de Burgos, don Arderico obispo de Palencia, don Gonzalo obispo de Segovia, don Juan obispo de Cuenca, y los condes don Pedro, don Fernando, don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya alférez mayor, y don Rodrigo Gutierrez mayordomo del rey, y Gutierre Rodriguez chanciller del rey, y notario el maestro Miguel, y muchos otros caballeros. Dales este privilegio por salud de su ánima, y por quinientas monedas de oro, que por el dicho pueblo le dieron el abad y los monges. Todo esto consta, por otro privilegio que el mismo don Alonso rey de Castilla dió despues al abad y monges del monasterio de Santo Domingo de Silos, fecho en la villa de Berlanga en dos de los idus de octubre de la era de mil y doscientos y veinte y ocho, que es á catorce del mismo mes de octubre del año del nacimiento de mil y ciento y noventa, donde dice que dá este privilegio en el año tercero, en que á don Alonso rey de Leon armó caballero, y en que el mismo rey de Leon le besó la mano, y refiere mas, haber poco despues armado caballero á Conrado hijo del emperador de Roma, y dádole por mujer á su hija doña Berenguela.

CAPÍTULO XVI.

De la liga de los reyes de Leon, Aragon, y Portugal, y sucesion de los arzobispos de Toledo, y poblacion que el rey de Castilla hizo de Navarrete, y guerra' suya contra los moros almohades, y batalla de Alarcos. Diversos eran los títulos, y á veces muy diferentes, los que el rey don Alonso ponia en las cartas reales, y en los instrumentos de sus tiempos, como lo hemos notado y adelante haremos lo mismo: y así en el dicho año de noventa parece por escrituras del mismo año, entre los demás títulos reales el de Alarcos, diciendo tener el señorío de Nájara, Castilla la Vieja y Soria, hasta el mar don Diego Lopez de Haro, el cual cuan principal señor era en estos reinos, bien lo he mos venido notando, y adelante se hará lo mismo Eran grandes las sospechas y recatos, que en todos tiempos, y en especial en estos dias, habia entre don Alonso rey de Castilla, y don Alonso rey de Leon, don Alonso rey de Aragon, don Sancho rey de Portugal, y en general todos conociendo superioridad al rey de Castilla, comenzaron a tratar ligas los reyes de Leon, Aragon, y Portugal. Por lo cual los reyes de Leon y Portugal enviando sus embajadores al reino de Aragon, hallaron al rey de Aragon en la ciudad de Huesca, donde por el mes de mayo del año de mil ciento y noventa y uno, no solo hicieron paz entre sí, pero una

en el capítulo veinte y ocho del libro séptimo encarece tanto las cosas deste gran prelado, que dice que su estola era diadema de la Iglesia, y su sabiduría paz de muchos, y su lengua reformacion de disciplina y sus manos eran subsidio de pobres, y sus armas persecucion de la blasfemia. Bienaventurada iglesia, que tal pastor poseia.

Por escrituras del mes de setiembre de la era de mil doscientos y treinta, que es año del nacimiento de mil ciento y noventa y dos, el rey don Alonso es referido reinar juntamente con su hijo el infante don Fernando en toda Castilla y en Cuenca, y debajo de su gracia don Diego Lopez de Haro, siendo señor en toda Bureva, Rioja, Nájara, y Soria. El cual es tan celebrado en las escrituras destos tiempos, que en algunas ballarán, tener el señorío de Belorado, y en otras el de Grañon, en otras el de Castilla la Vieja, en otras el de Valdegovia, en otras el de Bureva, en otras el de Nájara, y en otras el de Pancorvo, en otras el de Rioja, en otras el de Soria, y en otras otros señoríos, pero todo ello por mano del rey, aunque en los tales instrumentos nunca es intitulado señor de Vizcaya. Estando las cosas en estos méritos, don Alonso rey de Castilla, tornó á celebrar cortes en la villa de Carrion, donde entre las otras cosas, tocantes á la conservacion y aumento de su reinos, fué determinado, que se hiciese guerra á los moros, enemigos de la fé. Durante la asistencia de estas cortes, deliberó hacer en la frontera del reino de Navarra en la provincia de Rioja una poblacion entre Nájara y Logroño, á dos leguas del un pueblo, y á otras dos del otro, y como á pueblo de frontera de Navarra ó por otra causa alguna que no se declara, le puso por nombre Navarrete. A cuyos pobladores dió sus fueros y muy grandes libertades y exenciones, como constan por el privilegio escrito en lengua latina, que para ello dió, y concedió en la villa de Carrion, en los idus del mes de enero, de la era de mil y doscientos y treinta y tres, que es trece dias del mismo mes de enero del año del nacimiento de nuestro Señor de mil ciento y noventa y cinco, siendo canciller del rey Alvar García. En esta escritura se hace particular mencion de Logroño. Despues estos sus fueros y privilegios fueron confirmados á los vecinos de la villa de Navarrete, por otros reyes de Castilla sucesores suyos, como constan por los instrumentos, que en razon dello tiene esta villa, cuyo territorio, produce los mejores vinos de toda la Kioja.

Don Alonso rey de Castilla, acabadas las cortes de

Carrion y habiendo puesto su amor y confederacion con los reyes de Leon y Navarra, hizo guerra á los moros de la Andalucía, enviando por capitan general á don Martin arzobispo de Toledo y primado de las Españas, el cual corrió las tierras del Andalucía en compañía de los grandes del reino, destruyendo, y talando muchas tierras á fuego y sangre, y muy victorioso y triunfante volvió a su tierra el ejército cristiano con grandes despojos. Desta entrada de los cristianos en tierras de moros, quedaron ellos tan sentidos, que apresuraron la pasada á España en venganza desto á su rey Aben Jucef, cognominado Mazemuth, mira mamolin de España y Africa, tercer rey de los almohades nombrados, al cual algunas historias, llaman Aben Josef, que todo es uno. Este príncipe Aben Jucef, convocó para esta guerra casi de todas las naciones de las provincias africanas de las Arabias hasta Marruecos, y aun etíopes, y atravesando el estrecho, desembarcó en las riberas de la Andalucía, cuyos campos habiendo pasado, y congregado muchos moros de la misma region, atravesó á la sierra Morena, contra el reino de Toledo, trayendo potentísimo ejército de muy grande número de infieles, caminando contra Alarcos, que con inadvertencia dice Beuter Arcos, creyendo, que la batalla debió pasar en Arcos, pueblo de la Andalucía, no teniendo noticia de Alarcos, que en este tiempo era poblacion fuerte, por su asiento y fortificacion.

aquel camino, me he puesto á considerarlo, y esto mismo da á entender el nombre de Matanza. Semejantes señales que estas se hallan en el puerto del Muradal, donde de aquí á diez y siete años, por el mismo mes de julio, sucedió aquella gran batalla suya, de que en su lugar se dará noticia. Destas guerras quedó destruida la villa de Alarcos, cuyo asiento solia ser entre Caracuel, y el sitio donde ahora está Ciudad Real, y hoy dia á una legua de Ciudad Real, y á dos de Caracuel, vemos del camino real el cerro, donde solia ser esta villa, de la cual tan solo remanecen las ruinas de las murallas, y del castillo con una notable iglesia, que llaman Nuestra Señora de Alarcos, donde siempre asiste un capellan, para el servicio de la iglesia, y acogimiento de las gentes, que de los pueblos circun vecinos van en romería, por ser templo de mucha devocion. Con esta batalla de Alarcos, quedó muy quebrantada Castilla y harto afligida, tanto puede el trance de una batalla campal, y cuando los reyes de Leon y Navarra, que ya caminaban á mucha priesa, supieron esta desgracia, disimuláronla, y el rey de Navarra, de Castilla tornó á su reino, de que quedó muy sentido el rey don Alonso, no tanto por no le haber socorrido con tiempo, cuanto ya que nuestro Señor fué servido de su adversidad, por no le haber visitado, y consolado en sus trabajos y aflicciones. Aunque este negocio recibiéndolo á manifiesta injuria, al tiempo lo disimuló por algunos dias, no le pasaron muy muchos años, en tomar satisfaccion, como presto se verá.

CAPÍTULO XVII.

Como la iglesia catedral de Nájara, fué trasladada á la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, y quedó alli por colegial.

Don Rodrigo, obispo de Calahorra, de quien diversas veces queda hablado, haber comenzado á fabricar la iglesia de la ciudad de Santo Domingo de la Calzada, deseando ver aquel templo ensalzado con silla episcopal, puso canónigos en ella en el año de mil y ciento y noventa y seis, segun en algunas relaciones antiguas se escribe. Donde se contiene, que entre el obispo don Rodrigo y fray Lope abad del monasterio de Santa María la Real de la ciudad de Nájara, naciendo grandes diferencias, queriendo el obispo tomar la silla episcopal de la ciudad de Najara para sí, y el abad y convento defenderla, diciendo pertenecerle por donacion, que dello tenian de los reyes de Navarra, especialmente de don García, sexto deste nombre, y don Sancho García su hijo, que en el mismo monasterio yacen, y tambien alegando, que aun lo de Calahorra, ad honorem sancti sepulchri, les pertenecia por ciertos títulos, el rey don Alonso, escriben, que se entremetió en esto. Por lo cual, precediendo informacion, privó al abad de todos los cargos y oficios eclesiásticos, desnaturándole del reino, por cosas que para le mover á ello cometió, y escriben, que pronunció el rey una sentencia, cuyo tenor es la siguiente en lengua latina.

El rey don Alonso, cuando supo su poderosa pasada á España, juntó las gentes de sus reinos, y con sobrado ánimo fué á Alarcos, á fortalecerla, y á aguardar allí á los moros, sin atender a don Alonso rey de Leon, ni á don Sancho, cognominado el Fuerte, rey de Navarra, que en el año pasado de noventa y cuatro, habia sucedido en el reino á su padre el rey don Sancho el Sábio, los cuales á grande diligencia, entendian en levantar las gentes de sus reinos. El rey Aben Jucef, entendiendo, que el ejército castellano estaba con poca gente en Alarcos, fué á buscar el rey don Alonso, no parando ambos príncipes, hasta venir á batalla, en diez y ocho de julio, dia martes, fiesta de santa Marina del dicho año de noventa y cinco. En la cual despues de haber peleado los cristianos, no como eran obligados, alcanzaron los moros la victoria, y el rey don Alonso con mucho sentimiento del adverso suceso, siendo herido en la pelea, escapó á diligencia de caballo. Entre los demás señores de cuenta, murió en esta batalla don Martin Martinez, cuarto maestre de Calatrava. Los moros con esta victoria se apoderaron de algunos pueblos, y las historias cargan la mano, y reprehenden á don Diego Lopez de Haro señor de Vizcaya, y á los hidalgos de Castilla, que por haber dicho el rey don Alonso, los caballeros de Estremadura ser tan bien cabalgantes, y profesar la arte militar como los hidalgos de Castilla, hicieron flojamente, y aun otros dicen, que don Diego Lopez, ántes del debido tiempo se recogió á Alarcos. Despues el rey Jucef, conquistó no solo á Alarcos, que se le dió á partido, con Alfonsus Dei gratia rex Toleti, Castellæ, et in partiprision de mucha gente, mas tambien á toda la tierra bus Estrematuræ, etc. Universis in regno nostro constituhasta el puerto de Yebenes, que está á seis leguas de tis ad quoscunque literas istas devenerint salutem. Notum Toledo. Habia ordinariamente en esta tierra grandes fieri volumus, quod priorem dictum Nagerensem per Sireencuentros entre cristianos y moros, y desto halla- moniam, ut pluribus patet, bona suæ Ecclesiæ diminuenmos un gran documento entre las ventas de Darazutan, tem, exosum habemus, et culpis suis manifestis exigeny la Zarzuela, donde en el camino real vemos en un libus, totius administrationis Ecclesiastica, curæ in regsitio, que llaman Matanza, tantos montoncillos de pie- no nostro privamus. Ipsumque afinibus nostris eliminari dra, y cruces, que es evidencia de haberse allí derra-precipimus. Si verò contra hoc edictum nostrum aliquid mado sangre, como yo diversas veces atravesando dispensatoria agere præsumpserit, eum in honorandum,

TOMO III.

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