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abad don Ramon, y despues en lugar de los abades sucedieron priores por concesion del capítulo general de Cister, para que residiesen en el convento. Cuanta utilidad se ha seguido á la república cristiana de la institucion desta orden, y cuanta gloria y honra á los reinos de castilla, no facilmente se podria decir, como los leidos en las historias de España lo tienen bien entendido, porque esta orden y la de Santiago han sido grandes propugnáculos y defensas de la religion cristiana en los reinos de España, donde en el ensalzamiento de nuestra santa fé con mucha efusion de sangre, han sido gran parte para la expulsion de los enemigos, y aumento de los reinos. En este tiempo el rey don Alonso, deseando aumentar el patrimonio del monasterio de Santa María la Real de Nájara, dió á esta casa, y á Santa María de Puerto, en el año de mil y ciento y sesenta y cinco, la villa de Ambrosero y la iglesia suya, con todos los diezmos y los demás derechos pertenecientes á la iglesia, para cuya firmeza y seguridad dió su privilegio en la era de mil y doscientos y tres, que es este año del nacimiento de sesenta y cinco, que fué el año séptimo del reino del rey don Alonso, el cual durante su reino, que fué muy largo, hizo otras muchas donaciones y confirmaciones á este monasterio.

de, respondió el conde, que si él era leal, traidor, ó alevoso no sabia, pero de cualquiera modo que habia podido, habia librado de la indebida servidumbre á su señor, muchacho de tierna edad, pues era de su natural señorío, y que con esto por juicio de todos fué dado el conde por libre del crimen. Con estas cosas quedó el rey don Fernando apoderado de Castilla, escepto de algunos pocos pueblos que todavía permanecie ron por el rey don Alonso, donde él se criaba, no teniendo aun en ellos toda la seguridad necesaria, basta que a lo último fué llevado á la ciudad de Avila, donde se crió con mucha fidelidad de sus nobles vecinos, en tanto que tuvo doce años, por lo cual vino á decirse en aquellos reinos como por proverbio aquella vulgar sentencia. De Avila los leales. Don Sancho rey de Navarra, viendo estas turbaciones de Castilla, pareciéndole no perder esta comodidad para ejecutar sus intentos de cobrar sus tierras que su reino en los tiempos antiguos solia tener en Rioja y Bureva basta montes de Oca, juntó sus gentes, y, de tal forma se valió desta ocasion, que cobrando á Logroño y Entrena, pasó tomando pueblos, hasta las villas de Grañon y Cerezo, las cuales tambien cobradas, entró en la Bureva, y allí se apoderó de Briviesca y de otros pueblos, mediante rigor de armas, y por las demás vias que podia. En todo lo que era de mas importancia, puso los presidios necesarios, y hizo reparar los pueblos, para mayor defensa y fortificacion suya, causando el de su parte, y el de Leon de la suya muchos trabajos á Castilla. Con todas estas sediciones los miBistros y gobernadores entendian en la administracion de los reinos, lo mejor que podian, intitulándose el rey don Alonso, reinar en Castilla y Toledo, como parece por escrituras destos tiempos de la era de mil y ciento y noventa y nueve, que es año del nacimiento de mil y ciento y sesenta y uno. Lo mismo se manifiesta de otros muchos instrumentos deste tiempo dados por el rey don Alonso, confirmando privilegios, y haciendo otras mercedes.

Por memorias deste siglo se manifiesta, que en esta sazon el linaje de los de Avalos era principal y noble en Navarra, siendo entre los deste apellido personas de mucha cuenta don Jimeno de Avalos, Juan Martinez de Avalos, y sus hermanos Sancho Martinez de Avalos, y Garci Nuñez de Avalos. De los cuales don Jimeno de Avalos por el remedio de su ánima y de su mujer y deudos, en presencia de don Rodrigo obispo de Calahorra, y de Diego arcediano de Nájara, de Sancho arcediano de Alava, y de García arcediano de Calahorra, y de Arnaldo, arcediano de Berverriego, que son dignidades de la iglesia de Calahorra, hizo gracia y donacion en la era de mil y doscientos, que es año del nacimiento de mil ciento y sesenta y dos, de toda la parte, que tenia en la iglesia de san Felix de Avalos, á Dios y al bienaventurado san Millan de la Cogulla, y al abad Fernando y á sus religiosos, siendo testigos de esta escritura los sobredichos Juan Martinez de Avalos, y Sancho Martinez de Avalos, y Garci Nuñez de Avalos. Durante las sediciones de Castilla el papa Alejandro tercero, de nacion italiano, natural de la ciudad de Sena, sucesor de Adriano cuarto, confirmó en veinte y cuatro de setiembre del año de mil y ciento y sesenta y cuatro la orden de la santa milicia de Calatrava, debajo de la regla cisterciense, y dirigió su breve apostólico á don fray García, que fué el primer maestre desta orden. En este tiempo no dejaba de haber abad en Calatrava, que aun es verisimil vivia el

Escrito queda, como don Juan arzobispo de Toledo, y primado de las Españas, habia sucedido al arzobispo don Ramon. Fué este primado don Juan excelente pastor, y en las guerras que contra moros se hacian, se hallaba en persona con su poder y estado, y fue muy deseoso de conservar en todo las preeminencias tocantes á la magestad de la silla toledana, y primacia de España, para cuya defensa y corroboracion obtuvo del papa Adriano cuarto, grandes privilegios y gracias. Despues sucedió su muerte en veinte y nueve de setiembre dia jueves del año de mil y ciento y sesenta y seis, habiendo diez y seis años poco mas ó ménos regido su iglesia, y créese haber sido enterrado en la misma iglesia. Sucedió en la santa silla suya don Celebruno, único deste nombre, cuadragésimoquinto arzobispo de Toledo, y primado de las Españas, cuya muerte se señalará en su lugar. Tornando al rey don Alonso, él se criaba en la ciudad de Avila en estos años siendo servido lealmente de todos los vecinos y moradores suyos, y tambien de los condes don Manrique y don Nuño, y de otros nobles y fieles vasallos de sus reinos y en la edad pupilar suya, fueron grandes las turbaciones y trabajos que sus reinos pasaron por sus tiernos dias. Era de tan pocos años, que en un instru— mento antiguo de la era de mil doscientos y cinco, que es año del nacimiento de mil ciento y sesenta y siete, y dice en la data ser fecho, reinando en Toledo y en toda Castilla el rey don Alonso muchachico, hijo del rey don Sancho. Parece por el mismo instrumento, que en este año tenia por el rey don Alonso el señorío de Nájara, y su distrito el conde don Lope Diaz de Haro, y en el siguiente y en otro tuvo por el rey el mismo gobierno, y tenencia, como se verifica por otras diversas escrituras auténticas destos mismos tiempos.

CAPÍTULO V.

Como don Alonso rey de Castilla salió á visitar sus reinos, y se apoderó de la ciudad de Toledo, y de otras villas y fortalezas de los reinos, mujeres y hijos de don Fernando rey de Leon, y poblaciones que hizo.

Cuando don Alonso rey de Castilla, llegó al año undécimo de su edad, pareciendo á los caballeros, que

cia del rey se puso en el lugar de mayor peligro, que habia en todo el asedio. El cual yendo à la larga el conde don Nuño, y el conde don Suero, entraron en el pueblo sobre seguro, á entender en tratos, y fueron presos. Estaba á la sazon en el ejército del rey un criado de Lope de Arenas, que se decia Dominguillo, el cual se preferió al rey don Alonso de le hacer dar al pueblo, si le hiciese merced de dar de comer, y hubiese alguno, que á una herida quisiese esperar. Entonces el rey don Alonso preferiéndose á lo uno, y un vecino de Toledo, llamado Pedro Diaz á lo otro, que era la herida, dió Dominguillo una mortal herida á Pero Diaz, y fin

tenian el cargo del gobierno de su persona y reinos | al cerco con muchas gentes de sus estados, y con licenque ya tenia edad suficiente, para poder salir á visitar sus estados, donde de todos sus súbditos era generalmente deseada su vista, le sacaron de la ciudad de Avila, en compañía de muchos caballeros, y ciento y cincuenta de caballo, que la ciudad le dió para su guarda, y comenzó á andar y visitar sus reinos en el año de mil ciento y sesenta y ocho. Antes que el rey don Alonso saliese de Avila, era llamado de muchos pueblos suyos, que dejando al dominio del rey de Leon, deseaban con todo silencio dársele, y luego que comenzó á andar por Castilla se le iban entregando con grande voluntad muchos pueblos. En este tiempo la ciudad de Toledo estaba en poder de don Fernan Ruiz de Cas-giendo huir, se encerró con Lope de Arenas, siguiéntro, que hasta tener el rey quince años, no la queria dar, pero don Estévan Ilian, vecino de aquella ciudad, que la iglesia parroquial de san Roman y su alta torre había edificado, y estaba mal con don Fernan Ruiz, salió al rey don Alonso, y comunicando el trato de le entregar la ciudad. le metió disfrazado dentro de la ciudad á la torre de san Roman, y alzando pendones en la torre por el rey don Alonso, se alborotó la gente de la ciudad. Pero entendiendo, estar dentro su rey y señor natural, sosegó, por lo cual don Fernan Ruiz de Castro, temiendo no se poder en el alcazar defender, salió dél, y fortificóse en Huete. Desta manera el rey don Alonso cobró á Toledo, con ayuda deste noble caballero don Estévan Illan, que por haber librado á su ciudad de la sombra del rey de Leon, que todas sus rentas llevaba, y haberla entregado al rey natural, le pintan armado á caballo en lo alto de la nave del trascoro de la iglesia mayor de la misma ciudad, y no por otras fábulas que muchas gentes desta ciudad, y aun de fuera suelen contar. Por este notable servicio, el rey don Alonso le hizo grandes mercedes, y aun le dió la tenencia de la misma ciudad, de donde el conde don Manrique de Lara, fué con el rey contra don Fernan Ruiz.

El tual siendo fielmente ayudado de los de Huete, salió al encuentro del conde y aguardandole en Garci Nabarro, vinieron á una récia batalla, y porque don Fernan Ruiz lemia el fuerte encuentro del conde don Manrique, escriben que trocó sus armas y caballo, las cuales dando á un escudero, y él tomando las del escudero, fué muerto el escudero por el conde don Manrique, pero él tambien à la misma hora fué muerto de un escudero de don Fernan Ruiz, y desta manera, fue ron vencidas las gentes del conde. Cuyo hermano el conde don Nuño de Lara, sintiendo mucho la muerte del conde su hermano, comenzó á reptar á don Fernan Ruiz de Castro, diciendo, haberle hecho matar con engaño, mas los prelados atajaron los grandes daños presentes, aunque vinieron á quererse dar batalla, pero las enemistades quedaron muy firmes y para adelante entre estos dos linajes. El rey don Alonso continuando la visita de sus reinos, se apoderó casi de todas sus fortalezas, escepto de las que don Fernando rey de Leon su tio tenia, y como tuviese à Zurita Lope de Arenas, vasallo de Gutierre Fernandez de Castro, ya muerto, y no la quisiese dar hasta que el rey don Alonso tuviese los quince años, cercó el rey á Zurita, con grandes gentes que envió á llamar. Aunque el conde don Lope Diaz de Haro señor de Vizcaya, á quien en este paso la historia general, llama el conde don Lope de Navarra, no fué llamado, porque estando mal con el conde don Nuño de Lara: hizo el conde don Nuo, que no le llamase el rey, pero él con todo ello acudió

dole las gentes. Con esto Lope de Arenas, no se guardando de Dominguillo, mas antes fiándose mucho en él, fué muerto a traicion por Dominguillo, que luego huyó al real, y despues sin dificultad hubo el rey don Alonso á Zurita. Pidiendo Dominguillo lo que le fué prometido, mandó el rey don Alonso, sacarle los ojos, en pena de su maleficio, porque sin darle parte, habia cometido la muerte, pero dióle lo que habia menester, y al cabo entendiendo el rey, que Dominguillo se preciaba mucho de su hecho, le hizo matar. El rey don Alonso dió licencia á las gentes, para tornar á sus tierras, y al conde don Lopez Diaz de Haro señor de Vizcaya, despidió con mucho amor, y quisiérale hacer alguna merced, sino que en tal tiempo no quiso recibir nada el conde, y fué el rey á Toledo, donde celebrando cortes, ordenó las cosas de sus reinos para la futura gobernacion.

Casó don Fernando rey de Leon con doña Urraca, infanta de Portugal, hija de don Alonso Henriquez, primer rey de Portugal, de la cual hubo á su hijo el infante don Alonso, que en sus reinos de Leon y Galicia le sucedió. Tuvo muchas guerras con el suegro, por lo cual en su frontera reedificó, y reparó á consejo de un foragido portugués, émulo de su rey, á Ciudad-Rodrigo, de donde hizo mucho mal á los portugueses, con quienes pocas veces estaba en paz, y tambien pobló á Ledesma cerca de Salamanca, de que pesó mucho á los de Salamanca, como presto se verá, y tambien pobló á Granada cerca de Coria. Tambien escriben haber poblado á la villa de Benavente, pero esta seria reedificacion: porque segun queda visto en el capítulo décimo sexto del libro noveno, mucho tiempo ha, que por diversos autores se hace mencion de la villa de Benavente en la historia de los reyes de Oviedo y Leon. Escriben mas, haber poblado el rey don Fernando á la villa de Valencia, del obispado de Oviedo, y á Villalpando, Mansilla y Mayorga en el obispado de Leon, á Castro Toraf en el obispado de Zamora. Despues el rey don Fernando, haciendo divorcio de la reina Urraca su primera mujer por ser deudos, tornó á casar con doña Teresa de Lara, hija del conde don Nuño de Lara, y muriendo esta señora, casó tercera vez con doña Urraca Lopez, hija mayor del dicho conde don Lope Diaz, señor de Vizcaya, padre del conde don Diego Lopez de Haro, llamado el Bueno, señor de Vizcaya, que se halló en las batallas de Alarcos y puerto del Muradal. Desta reina doña Urraca Lopez hubo el rey don Fernando su marido á los infantes don Sancho y don García, herederos legítimos del reino de Leon, segun derecho, por ser habidos en legítimo matrimonio, los cuales murieron sin dejar hijos.

CAPÍTULO VI.

Donde se pone la sucesion de los diez primeros señores de Vizcaya, segun los autores, que dellos tratan.

Sin lo que hasta aquí se ha referido, habiéndonos la historia de dar ocasion para haber de tratar desde este lugar adelante diversas veces de los señores de Vizcaya, príncipes de grande poder y autoridad en los reinos de Castilla y Leon, y de las transmutaciones y sucesos deste señorío: será bien hacer en este lugar un breve discurso de los primeros señores deste estado, segun la sucesion que en ello hacen algunos autores, que desta materia propia han tratado, pues en este lugar nos ha dado ocasion este noble príncipe don Lope Diaz de Haro, que escriben que fué el primero deste claro linaje, de los que de Haro se llamaron. Dejando á don Zenon y á otros caballeros que tambien refieren, que fueron señores de Vizcaya, comenzaremos de don Zurita, que escriben haber sido nieto del rey de Escocia, por línea materna, é hijo de un noble varon vizcaino, llamado Lope, por paterna. Este infante don Zurita, único deste nombre, que en lengua cántabra quiere decir don Blanco, ya queda escrito en la historia de don Alonso tercero deste nombre, cognominado el Magno, á dónde me refiero, como tratan, que en el año de ochocientos y setenta, vino á ser señor de Vizcaya, aunque esto no tengo por muy firme, segun allí queda apuntado. Este don Zurita, que es contado por primer señor de Vizcaya, es criben, que casó dos veces, y que de la segunda mujer, llamada doña Dalda, hija y heredera de don Sancho Esteguiz Ortuñez, señor de Tavira de Durango, hubo un hijo, llamado don Manso Lopez, que en los estados de Vizcaya, y Tavira de Durango le sucedió. Tambien refieren, que don Zurita fué, el que tomó por sus devisas y armas los dos lobos negros encarnizados, con sendos corderos, ó carneros atravesados en las bocas, puestos en campo de plata, que fueron armas de los señores de Vizcaya.

Don Manso Lopez, único deste nombre que del nombre patronímico del abuelo paterno se llamó Lopez, fué segun su cuenta, segundo señor de Vizcaya, y dél refieren haber sido dos veces casado, y que en la primera mujer, hubo á don Iñigo Ezquerra que en el señorío le sucedió, y que fué este conde don Manso Lopez grande amigo de don Gonzalo Nuñez, padre del conde don Fernan Gonzalez.

Don Iñigo de Ezquerra, primero deste nombre, que segun esta cuenta, fué tercer señor de Vizcaya, refieren haber sido caballero muy amado de los suyos, y aun de los estraños, especialmente de todos los cántabros, y que tuvo un hijo, llamado don Lope Diaz, que en el señorío le sucedió, y el sobrenombre de Ezquerra quiere decir zurdo en lengua de la misma region suya y por ventura lo fué.

Don Lope Diaz, primero deste nombre, cuarto señor de Vizcaya, refieren que fué grande amigo del conde don Fernan Gonzalez, y que con quien se halló en la batalla de Haziñas, como en su lugar queda dicho, y que por este conde dijeron: El conde don Lope Diaz el vizcaino, rico de manzanas y pobre de pan y vino. Escriben, que tuvo á don Sancho Lopez su hijo, que en el señorío le sucedió, y mas un hijo bastardo, llamado don Iñigo Ezquerra, que tambien fué señor de Viz

caya.

Don Sancho Lopez, único deste nombre, quinto se

ñor de Vizcaya, refieren que fué buen caballero, y que tuvo dos hijos, llamados don Iñigo Sanchez, y don Garci Sanchez, pero que ninguno dellos fué señor de Vizcaya, porque escriben, que como siendo los hijos de tierna edad, fuése á la guerra el padre, y de vuelta se levantase entre sus gentes grande alboroto en Zubijana de Morillas, lugar de la provincia de Alava, que se metió a despartir y apaciguar, y fué muerto, y que por esto los vizcainos, viéndose en necesidad de quien los rigiese, y de enemigos defendiese, tomaron por señor á su hermano don Iñigo Ezquerra, dejando á los hijos del conde don Sancho Lopez.

Don Iñigo Ezquerra, segundo deste nombre, sexto señor de Vizcaya, tratan, que fué muy virtuoso caballero, y que tuvo un hijo, llamado don Lope Diaz, que en el señorío le sucedió, y queriendo con sus sobrinos hacer alguna recompensa, que dió á don Iñigo Sanchez á Lodio, y á don Garci Sanchez, que era el menor, á Orozco. Deste don Iñigo se halla hecha mencion en algunas escrituras de Navarra.

Don Lope Diaz, segundo deste nombre, cognominado el Rubio, séptimo señor de Vizcaya, escriben que fué buen señor, y que de su mujer doña Aldonza, hubo un hijo, llamado don Diego Lopez, que en los estados le sucedió. En caso que este conde no se hubiese casado dos veces, manifiéstase por antiguos instrumentos del tiempo del rey don Alonso el sexto, que la condesa su mujer no se decia doña Aldonza, sino doña Tielo, como muy claro queda visto, en el capítulo vigésimo segundo del libro undécimo, porque en estas cosas de tanta antigüedad semejantes escrituras son conservadoras de la verdad.

Don Diego Lopez, primero deste nombre, cognominado el Blanco, octavo señor de Vizcaya, escriben que fué muy dado á la arte militar, y que casó con una señora natural del reino de Navarra, hija del señor San Juan del Pié de Puerto, de quien tratan, que hubo á don Lope Diaz, que en el señorío le sucedió.

Don Lope Diaz, tercero deste nombre, noveno señor de Vizcaya, es el caballero de quien arriba hemos tratado, que sin ser llamado acudió al cerco de Zurita y algunas historias le llaman el conde don Lope de Navarra, y otras el conde don Lope de Nájara, y fué suegro deste don Fernando rey de Leon, en cuya historia se hace este epílogo, y escriben que fué el que pobló á la villa de Haro en la Rioja, no léjos de Ebro, y que por esto se llamó don Diego Lopez de Haro, siendo el primero de los deste claro linaje, que el sobrenombre de Haro tomó, y que casó con una señora, llamada doña Mencia, hija de un conde, llamado don Arias, y que tuvo de doña Mencia su mujer á don Diego Lopez de Haro, que en el señorío le sucedió, y á doña Urraca Lopez reina de Leon, ya nombrada, y otra hija llamada doña Gaufreda, que dicen, que fué reina de Navarra, aunque esto es fuera de todo fundamento, diciendo haber sido casada con don García Ramirez rey de Navarra.

Don Diego Lopez, segundo deste nombre, cognominado el Bueno, llamado tambien de Haro, décimo señor de Vizcaya, fué grande señor, y muy belicoso caballero, y alférez del pendon real de Castilla, y fué el que se halló en las batallas de Alarcos y Puerto del Muradal, y en las demás guerras, que don Alonso rey de Castilla, de quien tambien vamos escribiendo, tuvo con moros. Dicen que casó con doña Mari Diaz de Lara, hija del conde don Nuño de Lara, de quien queda hablado, y que hubo della á don Lope Diaz de Haro

que en el señorfo le sucedió. En instrumentos diversos nes, partieron de allí mediado el mes de junio, y amdel monasterio de Santa María la real de Nájara, don-bos reyes fuéron à la ciudad de Zaragoza, de donde el de el mismo don Diego Lopez de Haro yace, se halla rey don Alonso, para el efecto de su matrimonio, enhecha mencion muy clara de otra mujer suya, lla-vió una solemne embajada al rey de Inglaterra, al dumada doña Toda Perez, que seria su segunda mujer, con la cual fue casado muy largos años, segun de las razones destas memorias parece. Un bulto deste don Diego Lopez de Haro está en el coro de la iglesia mayor de Toledo, arrimado á una coluna, puesto de rodillas, orando. Desde este conde, que fué muy grande señor, porque la historia irá dando cuenta de los señores de Vizcaya, sucesores destos primeros, no se ponen en este lugar los demás, remitiendo á los lectores, à la narracion restante de la corónica.

CAPÍTULO VII.

Como á don Alonso rey de Castilla le fueron acabadas de restituir sus tierras y fortalezas, y matrimonio suyo con doña Leonor infanta de Inglaterra, y alianzas que hizo con el rey de Aragon, y magnificencias que usó con la reina su esposa.

Don Alonso rey de Castilla, concluidos los negocios de las cortes de la ciudad de Toledo, ya que se apoderó de la mayor parte de las tierras y fuerzas de aquel reino, de los que en poder de sus súbditos se hallaban, vino á la ciudad de Burgos, donde celebró otras cortes en principio del año de mil y ciento y setenta, para hacer lo mismo en lo tocante á las fuerzas y tendencias de los puertos á esta parte del distrito de los reinos de Castilla y Nájara. Porque en este año se cumplieron los quince años de la edad del rey, le fueron acabadas de restituir todas sus tierras, fuerzas, castillos y gobernaciones, y tenencias, conforme al testamento del rey don Sancho su padre, no quedando en sus reinos en poder de sus súbditos cosa alguna perteneciente al patrimonio real, sin venir á su poder. Tampoco se escusó desto don Fernan Ruiz de Castro, aunque sin tardar, se desnaturó de las tierras del rey don Alonso, y fué á las de los moros, quedando perpetuo enemigo de los castellanos. En estas cortes de Burgos entre las demás cosas, se ordenó de hacer guerra á don Fernando rey de Leon, en venganza de los muchos daños que en los años pasados habia causado y hecho en los reinos de Castilla, aun que despues pasaron largos dias sin que se pusiese en ejecucion, por ser el rey todavía de pocos años, para asistir personalmente en las guerras con ejecucion debida.

El rey don Alonso habiendo cobrado muchas tierras, y viéndose libre señor de sus reinos, como se acercaba la honesta edad, para contraer matrimonio, tratose tambien en estas cortes, ser bien, para que en el reino hubiese sucesion y posteridad real se casase con doña Leonor, infanta de Inglaterra, hija de Henrique, segundo deste nombre rey de Inglaterra, que era uno de los mas señalados príncipes, que en estos tiempos habia en toda la cristiandad, hijo de Gaufredo, duque que habia sido de Anjous y de Normandía. Hubo el rey Henrique á la infanta doña Leonor su hija de su mujer la reina doña Leonor, señora propietaria del duca do de Guiena y condado de Putiers y otros señoríos de Francia, de la cual segun en la historia del emperador don Alonso queda visto, habia hecho divorcio Luis rey de Francia, séptimo deste nombre, que vino á ser yerno del emperador. Don Alonso rey de Aragon, que deseaba verse con el rey don Alonso de Castilla vino, á la villa de Sahagun, donde se hallaba grande corte de Castilla, y habiendo hecho sus ligas y confederacio

TOMO III.

cado de Guiena, donde en la ciudad de Burdeos estaba doña Leonor reina de Inglaterra, con la infanta doña Leonor su hija. Los que de Zaragoza envió el rey don Alonso para Guiena, fueron don Celebruno arzobispo de Toledo, y don Ramon obispo de Palencia, y los obispos de Calahorra, Burgos y Segovia, y de señores fuéron los condes don Ponce y don Nuño, y otros muchos caballeros de cuenta del reino de Castilla, que pasaron á la ciudad de Burdeos. En Zaragoza estuvieron los reyes don Alonsos de Castilla y Aragon los meses de julio y agosto, esperando á la infanta doña Leonor y entretanto no solo asentaron entre sí perpetua paz, entrando en ella sus ricos hom-bres, mas aun se confederaron contra cualesquiera príncipes del mundo, exceptuando al rey de Inglaterra. Para cuya mayor firmeza el rey de Castilla puso en rehenes los castillos de Nájara, Biguera, Clavijo, Ocon, y Agreda, y el rey de Aragon los de Hariza, Daroca, Aranda, Epila y Borja, con condicion, que el que lo contrario hiciese perdiese estas fortalezas, todo lo cual los reyes y sus caballeros juraron, y confirmaron.

Siendo muy contento Henrique rey de Inglaterra deste matrimonio, entregó la reina su mujer á los embajadores de Castilla á la infanta doña Leonor su hija en Burdeos, de donde en compañía suya, envió la reina su madre á Bernardo arzobispo de Burdeos, y á los obispos de Putiers, Angulema, Perigor y Janton, y tambien los obispos Agenensey Vasatense. De caballeros vinieron, Rodolfo de Faya senescal de Guiena, y Helias conde de Perigor, y los vizcondes de Tartax, Casteleraldo, Castelló, Mortinar, Bedoma, Angulema, Labrit, y otros muchos vizcondes y caballeros de Inglaterra, Bretaña, Normandía, Guiena y Gascuña. Habia concierto, que haciéndose el desposorio en la ciudad de Tarazona, se ratificasen las condiciones del matrimonio en presencia del rey de Aragon, por lo cual vinieron ambos reyes de Castilla y Aragon á Tarazona, donde por el mes de setiembre deste dicho año de setenta, se hizo el desposorio con grandes fiestas, y mucho concurso de gentes de diversas regiones. Era don Alonso rey de Castilla, príncipe tan magnanimo y esclarecido, que fuera de cumplir las condiciones en el contrato del matrimonio asignados, no solo á todos los caballeros castellanos, que á las fiestas eran presentes, hizo que á la infanta doña Leonor su esposa jurasen vasallaje, mas aun queriéndose señalar en grandeza y liberalidad, sobre todos los reyes de Castilla sus progenitores prometió en Tarazona en arras á su esposa el castillo y ciudad de Burgos, y Castro Jeriz, Amaya, Avia, Monzon, Saldaña, Tariego, Dueñas, Carrion, Cabezon, Medina del Campo, Villa Escusa, Aguilar, Astudillo, y por cámara suya señaló Burgos, Nájara, Castro Jeriz. No contento aun con esto, le asignó las rentas del puerto de San Emiterio, Besgo, Cabedo, Briza de Santillana, Calahorra, Logroño, Arnedo, Biguera, Grañon, Bilhorado, Pancorvo, Monasterio, Poza, Atienza, Osma, Peñafiel, Curiel, Zurita, Hita, Peña Negra, y otros pueblos. Mas le asignó la mitad, de todo cuanto se conquistase de moros, desde el dia que se casasen en adelante. Grande fué el esplendor y magnificencia, que en esto mostró el rey don Alonso, el cual juró de cumplir todo esto en presencia del arzobispo de Burdeos, y de 45

los embajadores ingleses, á los cuales en nombre de la reina hizo entregar estos pueblos y sus fortalezas, cuvos homenajes mandó el rey don Alonso, que hiciesen á la reina doña Leonor su esposa, como estas cosas va refiriendo copiosamente Gerónimo Zurita.

CAPÍTULO VIII.

Como don Alonso rey de Castilla celebró las bodas con la reina doña Leonor, y lo que refieren de una concubina que tuvo, y convenio que hizo con el rey de Aragon, contra don Pero Ruiz de Azagra, y muerte de San Juan de Ortega, y guerra de Navarra, y casamiento de la infanta doña Sancha, con el rey de Aragon, y otras

cosas.

Acabado el desposorio, viéndose los reyes de Castilla y Aragon grandes amigos, prometió el rey don Alonso al de Aragon, que él haria, que Lobo rey moro de Murcia, le pagase enteramente las parias y tributo, que antes solia pagar á su padre el conde don Ramon Berenguer príncipe de Aragon, y el rey de Aragon prometió que no ayudaria á los caballeros moros del linaje y parcialidad de Mazemutes, que eran grandes contrarios y enemigos del rey de Murcia. Concluidas las grandes fiestas de Tarazona, el rey don Alonso y la reina doña Leonor su esposa vinieron á Castilla, donde en la ciudad de Burgos se celebraron las hodas con tan reales fiestas de todo género de grandezas, cuanto se pudieron pensar é imaginar, no perdo- | nando á ningunas expensas. En este negocio de las bodas dice con error la crónica general, que en el año de mil y ciento y sesenta se celebraron, lo cual es descuido de los recopiladores, 6 copiadores de aquella crónica, que por señalar setenta, recibiendo engaño de liez años, dicen sesenta, porque en el año de sesenta era niño el rey don Alonso, para poderse casar. De los hijos que don Alonso rey de Castilla, hubo de la reina doña Leonor su legítima mujer se hará adelante mencion cuando del mismo rey don Alonso viniéramos en particular á hablar.

ñores, don Celebruno orzobispo de Toledo, don Pe| dre García mayordomo del rey, don Rodrigo Gonzalez alférez del rey, y los obispos, don Rodrigo de Nájara, don Pedro de Burgos, y don Ramon de Palencia, y los condes don Nuño, don Ponce, don Vela, y don Alvaro, y Alvar Ruiz de Guzman, y su hermano Pero Ruiz de Guzman, y otros caballeros de grande cuenta, de que siempre floreció su corte. El rey acabadas las bodas de Burgos, y dado asiento en los negocios de las fronteras de Navarra, dió licencia á las gentes de Avila, para tornar á sus casas, concediendo grandes privilegios y exenciones á su ciudad, y él mismo con la reina doña Leonor su mujer fué à la ciudad de Toledo. Donde, segun algunas crónicas, lisiándose en el amor de una gentil dama judía, llamada Hermosa, estuvo preso de su amor en mucho tiempo, y por quitar al rey de aquella ceguedad, ciertos caballeros mataron á ella, con cuantos con ella estaban, y aunque el rey al principio lo sintió mucho, no pasó largo tiempo, en conocer su flaqueza y recado, porque como los suyos, sacándole de Toledo, le trajesen á la villa de Illescas: refieren, que una noche le apareció un ángel, estando pensando en ella, y le reprendió, diciéndole, que temiese à Dios, sino que le castigaría, y que de allí adelante hizo el rey vida limpia y buena, y aun refieren, que por esto permitió Dios, que en la batalla de Alarcos, que adelante se sañalará, fuese vencido de moros. En estos tiempos don Pero Ruiz de Azagra notable caballero, natural del reino de Navarra, por su grande valor apoderándose con favor de moros de la ciudad de Albarrazin, y de otras muchas tierras de su comarca, de tal manera con favor del rey de Navarra se valia en sus negocios, que no reconocia señorío al rey don Alonso, ni al rey de Aragon, ni á otro ningun príncipe cristiano ni moro. Por lo cual en el año de mil y ciento y setenta y dos el rey don Alonso, á quien don Pedro Ruiz de Azagra habia tomado algunas fortalezas, se concertó con el rey de Aragon, para ambos hacerle guerra, ordenando, que la ciudad de Albarrazin fuese para el rey de Aragon, y lo demás para el rey don Alonso. Al cual por esto el rey de Aragon no solo dió á Hariza con su fortaleza. mas aun puso en rehenes las villas y castillos de Aranda, Borja, y Arguedas. El rey don Alonso dió al rey de Aragon el castillo de Verdejo, y en rehenes las villas y castillos de Agreda, Aguilar y Cervera, con tal condicion, que si dentro de tres años, el que causando agravio, no la deshiciese, perdiese los rehenes pero cesó esta guerra, porque un caballero aragonés, llamado Nuño Sanchez, entregando al rey don Alonso á Hariza sin órden del rey de Aragon, quedaron los reyes en diferencias y grandes contenciones. El rey don Alonso estaba en Toledo en principio del año de mil ciento y setenta y tres, como parece por escrituras del archivo de su santa iglesia, de cuatro de las calendas de abril de la era de mil y doscientos y once, que es á veinte y nueve de marzo deste año del nacimiento de setenta y tres, y con él los obispos, don Yoscelino de Sigüenza, don Gonzalo de Segovia, don

A muchos curiosos de nuestro tiempo ha parecido cosa muy aparente, que los hijos nacidos deste matrimonio, fueron los primeros hijos de reyes de Castilla, que se llamaron infantes, y que este nombre se tonó de la costumbre del reino de Inglaterra, patria de In reina doña Leonor, donde los hijos de los reyes, especialmente primogénitos se llamaban infantes, pero esto se halla no solo en las historias antiguas, como los siete infantes de Lara, y los de Carrion, mas aun en algunos privilegios viejos por los hijos de los reyes: pero segun esta opinion se pudiera decir, que el primero de Castilla fué el infante don Sancho, que entre los varones deste rey don Alonso fué el primogénito, y el segundo el infante don Fernando. En los reinos de España en los hijos de los reyes hasta nuestros dias constantemente se conserva este antiguo agnomento, el cual los primogénitos de Castilla dejaron en tiempo del rey Jon Juan el primero, llamándose principes de las As'urias: y aunque el primer agnomento de infante no e tomó de Inglaterra, si hizo el de príncipe, donde vico antes que en Castilla, se llamaban los primogéni-Sancho de Avila, y los condes don Nuño, don Pedro, fos principes de Gaules, ó Gales, ó como otros escrinen Walles, que todo es uno.

En principio de noviembre deste año el rey don Alonso estaba en Nájara, como consta por escrituras uyas de cuatro dias del mismo mes y año, intitulán'ose reinar en Toledo, Castilla, Nájara, y Estremadura, y hailábanse con él entre los demás prelados y se

don Blas, don García, y Pedro Ruiz, Rodrigo Gutierrez, y Pedro García. Por este iustrumento parece ser en este tiempo mayordomo del rey, el conde don Ponce, y alférez del reino don Gonzalo Marañon.

Durante el imperio del emperador don Alonso, y en los dias deste rey su nieto floreció en grande santidad y predicacion evangélica, el bienaventurado confe

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