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dado. Tan de veras quiso el rey deshacer y echar del reino las cosas desta gente, preciándose mas de antiguo español, que de bárbaro godo. En lo de la letra no se cumplió, ni dejó de usar la gótica ó lombarda hasta mas de noventa años adelante; lo que fué el rezo gótico, se dejó de todo punto en Leon, Galicia y Asturias, y se usó el romano, siendo mucha parte desto los monges de san Benito, que habia muchos en estos reinos, franceses, y sujetos al monasterio de San Pedro de Cluni, y muy hijos de la iglesia romana, y muy favorecidos del rey don Alonso. En estas cortes enfermó la infanta doña Elvira la hermana del rey don Alonso, y el mal la apretó de tal manera, que se fué al cielo á quince de noviembre.

Murieron en este año, como digo, las dos infantas hermanas del rey don Alonso, doña Urraca y doña Elvira, y ninguna de ellas se casó, aunque dicen que dona Elvira casó con don Rodrigo Gonzalez Giron. Hasta ahora yo no he hallado que doña Elvira se trate como casada, ni tal don Rodrigo Gonzalez Giron, que si lo hubiera, siendo tan gran caballero que merecia casarse con una infanta, hermana legítima del rey, nombrárase en las escrituras, como el conde don Ramon, y otros ricos-hombres del reino. Cual de las dos muriese primero no sabré decir, porque el año de su muerte dicen los epitafios de sus sepulturas que están en San Isidro de Leon, y en la de doña Urraca no dice mes, ni dia; la de doña Elvira solo dice que murió á❘ quince de noviembre : juzgue cada uno, que á mi pa- | recer doña Urraca murió ántes, y así está primero su sepultura, y escrito con letras de aquel tiempo.

Nobilis Urraca jacet hoc tumulo

H. R. Doña Urraca Regina de Zamora.
Tumulata, Hesperiæque decus heu tenet hic.
Filia Regis magni Ferdinandi: hæc ampli
Loculus: hæc fuit optandi proles Regis
Arit Ecclesiam istam : et multis muneribus
Ferdinandi ac Reginæ fuit Sanctiæ, quæ
Ditarit: et quia beatum Isidorum super
Genuit: centies undecies Sol volberat : et
Omnia diligebat, ejus servicio subiu
Semel annum carne quod obtertus sponte,
Gavit. Obiit Era M.C.XXX. VIIII.

Que es: En este túmulo está sepultada la noble Urraca, reina de Zamora : la honra de España está en este pequeño lugar. Fué hija del amable rey don Fernando el Magno, y de doña Sancha: mil y ciento y una vez habia dado el sol la vuelta del mundo desde el año que se vistió de carne, queriéndolo él así. Aquí descansa doña Urraca, reina de Zamora, hija del gran rey Fernando; ella amplió esta iglesia, y la enriqueció con dones: y porque amó á san Isidro sobre todas las cosas del mundo, se sujetó á su servicio. Murió año de mil ciento y uno.

Volviendo el rey don Alonso de una entrada, que contra Badajoz hizo poderosamente, se le dió la nueva de la muerte de la infanta doña Urraca su hermana, que dicen fué en Toledo : y la sintió como falta de hermana, que tanto le amó en esta vida. En Bamba, aldea de Valladolid, hay una antigua iglesia que es de los caballeros de san Juan: allí dicen está sepultada doña Urraca; no será la reina de Zamora que está en san Isidro de Leon.

Sepultóse la infanta doña Elvira, hermana de doña Urraca, en san Isidro de Leon, donde están sus padres; su sepultura es la quinta despues de la de su hermana;

en ella está con la misma composicion que el epitafio
de su hermana.

Vas fidei, decus hesperiæ, templum pietatis,
H. R. Dona Geloyra filia Re-
Virtus justitie, sydus, honor patriæ,
gis magni Fernandi, Era M.

Heù, quindena dies mensis, Geloyra, N. bris
CXXXVIIII.

Exilium multis, te moriente, fuit annis mile
VIIII.C.XXX. peractis, te tua mors rapuit.
Spes miseros latuit.

Que es: Vaso de fé, honra de España, templo de piedad, virtud de la justicia, luz y honra de la patria: ¡ay dolor! Murió á quince de noviembre; tu muerte fué penoso destierro para muchos; perdieron los pobres sus esperanzas. Aquí descansa doña Elvira, hija del gran rey don Fernando; arrebatóla la muerte año mil ciento y uno.

Deste año á tres de junio dice una escritura, que Virildo monge de Cluni, prior del monasterio de San Zoil de Carrion, y el convento, trocaron con el conde don Pedro Assurez y con su hija doña Urraca unas heredades para la iglesia de Valladolid; y que reinaba en Toledo y Castilla y Nájara don Alonso; y que era conde en Galicia Raimundo; y que don Pedro Assurez era conde de Saldaña, Carrion y Liebana. Y á veinte de marzo el rey don Alonso llamándose emperador de toda España, dió un privilegio á la primera fundacion de los mozárabes de Toledo, en que les concede que de allí adelante hayan y tengan todas las viñas, heredades y tierras que hasta allí habian tenido por suyas con que pagasen la décima á la cámara real. Confirma, llamándose por la gracia de Dios emperador de toda España. Firmó la reina doña Isabel, su mujer; don Ramon conde de Galicia, yerno del rey; Urraca, hija del emperador, mujer del conde don Ramon; Enrico, conde de la provincia de Portugal y de Coimbra; Tarasia, hija del emperador, y mujer del conde don Enrico; Bernardo, arzobispo de Toledo; Juan, juez prepósito del pueblo de los toledanos; Miguel Cides, príncipe de la milicia toledana; el conde don Pedro Assurez; Fernando Ocionio, mayordomo del rey; Garcí Alvarez armigero del rey; Gutierre Fernandez; Garci Jimenez; Juan Ramirez; Rodrigo Ordoñez, y otros caballeros.

Confuso se halla el padre fray Bernardo, lib. 7 capítulo 30, de su Monarquía, con las escrituras que refiere, donde se nombra el conde don Enrique con su mujer doña Teresa, por no haber conocido el valor del número X, que con la vírgula en la cabeza vale cuarenta; y así cuenta diez, cuando se ha de contar cuarenta. Y con esto queda claro y llano, que en la era mil ciento y veinte y dos, cuarto Idus Aprilis, gobernaba por el rey don Alonso en Coimbra el obispo Paterno y cónsul don Sisnando. Y en la era mil ciento y treinta, vij kalend. Julii imperaba en Coimbra Martin Moñiz, y era su obispo Cresconio; y mandaban en Arauco Monio Beniegas, Ordoño Telliz, Alvaro Telliz; y reinaba en Toledo, en Galicia, y en España don Alonso. Y en este mismo año ix kalend. septembris dice otra escritura, que reinaba in Toleto, in Galletia, et in omni Hispania don Alonso obtinente genero comite Henrico Portucale, et vicinas. In Colimbria Martino comite: mandantes Arobea Odorio Telliz, et Alvaro Telliz. De suerte, que desde este año comenzó el condado de don Enrique en Porto, mas no en Coimbra. Y en la era mil

migos, y por el agua tan cerca de África, de donde cada dia eran salteados los cristianos que estaban en ella de presidio. Por esta causa en este año por mayo la soltó el rey don Alonso, y entró á reinar en ella Almoztayen, aunque la gozó poco tiempo el moro.

ciento y treinta y dos Quarto Idus Agusti, dice otra escritura, regnante rex Alfonsus in Toleto, in Colimbria Raymundo genero regis Adefonsi, Cresconio obispo en la silla de Coimbra, Mandante Arauco Martino Moñiz. Y en la era mil ciento y treinta y seis, xi kalend❘ aprilis dice otra carta, que don Enrique era conde en Coimbra y Portugal, y dominaba en Arauco Egas Godesindiz. Otra de la era mil ciento y treinta y ocho, k. aprilis dice, que era conde de Coimbra don Enrique. Estas escrituras trae el padre fray Bernardo, y son verdaderas; en las demás se engañó, como dije, porque son de la era mil ciento y cuarenta, mense octobre. Y en otra dice lo mismo, III Idus octobris M.C. XLIV, VIII Kalend. septembris, en las cuales se dice, y con verdad, que don Enrique era yerno del rey, y conde de Porto y Coimbra, Viseo y otras ciudades. Por manera, que el rey casó sus dos hijas con los dos condes Raimundo y Enrico; y á Raimundo dió el condado ó tenencia de Coimbra, á Enrico el de Porto; mejorólos despues, dando á don Enrique lo de Coimbra, Porto, Viseo y otras ciudades de Portugal; y á don Ramon lo de Galicia, como es notorio.

Era mil ciento y treinta y nueve, VI Idus junii, don Enrique y doña Teresa, llamándose Infantisa Adefonsi regis filia, dieron á san Giraldo, monge de san Benito, y gran restaurador de la metropolitana de Braga y su arzobispo, un monasterio de San Antonino: Et habuimus (dicén) hoc monasterium, et has hæreditates datum domini nostri, et patris Adefonsi regis, qui eas ganavil de Nuño Suarez. Firman, Ego comes Henricus, et regina Tarasia.

He visto memorias deste año que la hacen de la infanta doña Urraca, llamándose hija del gloriosísimo emperador don Alonso; y que con consentimiento del conde don Ramon su marido, señor de toda Galicia, y de su hijo don Alonso, da á unos caballeros ciertas heredades y iglesias, que despues fueron del monasterio de Samos; y lo firman muchos caballeros gallegos y del servicio del conde, del cual voy haciendo estas memorias, porque sepa en qué año murió, y por lo ménos que no fué en el que dice Garibay; y aun quiere mas Garibay, que se casó en este año la infanta doña Urraca con don Alonso rey de Aragon, y en todo se engaña notablemente; y no por eso deja de merecer mucho su historia y buen deseo de acertar, que los años y tiempo en las historias de Castilla son inciertos por los malos escribanos. En este año, era mil ciento y cuarenta, don Diego Gelmirez, primer arzobispo de Santiago, por haber estado en servicio del conde don Ramon, cuando tuvo el gobierno de Coimbra y tierra de Portugal entre Duero y Miño, tuvo noticia de los cuerpos santos, san Fructuoso, arzobispo de Braga, monge de san Benito; santa Susana vírgen y mártir; san Cucufato; san Silvestro y con la astucia que pudo vino á Braga acompañado de algunos prebendados de su iglesia, y hurtó estos cuerpos santos, y con gran secreto los trajo á Tuy, y puso en el monasterio de San Bartolomé de monges benitos; y para mas seguridad los llevó al monasterio de San Pedro de Sela que el mismo san Fructuoso habia fundado, y ahora es una parroquia del obispado de Tuy en una montaña encima del Porriño, camino de Tuy para Santiago:

Murió Rodrigo Diaz en Valencia como dije, era mil ciento y treinta y siete, que es año mil noventa y nueve. Dejó la ciudad al rey don Alonso, y sustentola el rey hasta este año, era mil ciento y cuarenta; pero era costosa y peligrosa, por estar metida entre tantos ene

De veinte y cinco de enero deste año hay una escritura en el becerro de Astorga, fol. 79, en que el rey don Alonso con su mujer la reina doña Isabel, que en todas las escrituras llama, Dilectissima, amadissima, á ruego de don Garceliano Ermitaño, exenta, de todo tributo la iglesia y alberguería de San Salvador, fundada en el monte Irago; y acota su jurisdiccion, para que sean recogidos y albergados los romeros que iban á Santiago. Confirman despues de los reyes Raimundo, conde de toda Galicia, yerno del rey, Urraca hija del rey, mujer del conde don Ramon, Dominus Sanccius infans quod Pater fecit confirmo. Notable memoria, y la primera que hallo del infante don Sancho; por la cual parece claramente, que el infante fué hijo de una de las cuatro reinas antes de doña Isabel, que fueron, como con tanta evidencia he dicho, Inés, Constanza, Berta, Isabel Zaida. Y los demás que confir. Enrico, conde de Portugal, yerno del rey; Tarasia, hija del rey, mujer del conde don Enrique. Los obispos de Leon y Astorga; el conde Pedro Assurez; el conde Froila Diaz; el conde Martin Lainez; Alonso Tellez, mayordomo del rey; García Alvarez, armigero del rey; Nuño Velaz, y otros merinos y mayordomos del rey. Y á veinte y tres de marzo lúnes, el mismo príncipe llamándose emperador de España, dice que con consentimiento de su querida mujer Elisabet hacia merced á los monges de san Benito, que debajo de la obediencia del abad don Juan vivian en Oña, del monasterio de San Vicente, cerca de Becerril y rio de Pisuerga. Conf. llamándose rey del imperio Toledano, la reina, el conde don Ramon, su mujer doña Urraca, Sanccius infans toletani imperatoris filius quod vidi conf. Bernardo arzobispo de Toledo, et Romanæ Ecclesiæ legatus, Pedro obispo de Nájara, Pedro abad de Cardeña, Aprus abad de Arlanza, el conde García Ordoñez, el conde don Pedro Assurez, el conde don Gomez Gonzalez, Alonso Tellez, mayordomo del palacio real, García Alvarez armagerens post regem, Tello Diaz merino de toda Castilla, Alvaro Diaz potestad, Gonzalo Nuñez potestad, Rodrigo Gonzalez potestad, Pedro Alvarez potestad, Lope Diaz, Fernando Tellez, A quince de agosto deste año estaba el rey en Astorga, y dice la escritura : Cum Elisabet regina divina. Y ordenó, que esta iglesia (1) se gobernase y pusiese en órden, como estaban las iglesias episcopales de Galicia y Italia. Halláronse en este decreto Pelayo, obispo de Astorga, Juan abad de Espinareda, Diego abad de San Pedro de Montes, Estéfano abad de Santiago de Montes, y todos los abades de la diócesis de Astorga. Y otras escrituras dicen que reinaba don Alonso en Toledo y Castilla y Nájara, desde Calahorra hasta Uclés: y que debajo de su imperio don García Ordoñez era conde de Nájara y Calahorra y Grañon, y Alvaro Diaz en Auca.

A veinte y seis de marzo de esta era de mil ciento cuarenta y dos estaba el rey en Oviedo, aunque no con la reina ni el infante don Sancho su hijo, y confirmó la donacion que el rey don Fernando su padre habia hecho en el monasterio de San Vicente, de la órden de san Benito, fundado antes que Oviedo se poblase donde ahora está, de todos los diezmos que tenia el fisco

1) Pudo ser que la secularizase.

real en la provincia de Asturias: y dice el rey, que quiso mas ampliar que disminuir el testamento y donacion que su padre habia hecho. Y se nombran los concejos y cotos, donde se habian de cojer los diezmos, que sin duda fué una rica donacion. Confirman algu nas dignidades de la iglesia mayor, y la abadesa de San Pelayo, Miguel Alonso merino del rey, Bermudo Froila merino, y potestad en Oviedo, Ordoño Alvarez, Pedro Analso caballero asturiano, de quien son los de la casa de Miranda, una de las mas nobles y antiguas de aquel principado, como se dirá largamente en otro lugar.

Desta era mil ciento cuarenta y dos, V. Idus octobris, hay noticia de la reina doña Isabel, que estaba en Burgos con el rey don Alonso su marido, en una donacion que hicieron al monasterio de San Juan desta ciudad, en que le dan otro monasterio llamado San Julian de Samana.

Segun el tumbo negro en esta era mil ciento cuarenta y dos en fin de setiembre murió el rey don Pedro de Aragon. Dice aquí una historia antigua de mano, que en este año vino Rodrigo Diaz á Castilla, y que el rey don Alonso le hizo grandes mercedes, que le dió el castillo de Dueñas, y el de Orcejon, Berlanga, y otros con sus términos; y que fuese señor de todas cuantas tierras ganase de los moros, y otros favores tales. Verdad es, que luego que Rodrigo Diaz ganó á Valencia, vino á Castilla, y el rey don Alonso se le mostró muy agradable, y le hizo estas mercedes; y Rodrigo Diaz le renunció el derecho de Valencia, y le hizo homenaje por ella, como realmente fué del rey. Y vimos, como por no la poder sustentar, la dejó á los moros; mas esta jornada del Cid no fué en el año, en que murió don Pedro rey de Aragon, sino casi diez años atrás, que en éste de la era mil ciento cuarenta y dos cinco años habia que era muerto Rodrigo Diaz. Por manera, que esta historia dice la verdad del hecho, y engañase en el tiempo.

Por lo menos tenemos con que mostrar, demás de lo dicho, el engaño grande de Esteban de Garibay, que en el año de mil y ciento dice que murió el conde don Ramon de Galicia; y que en el año mil ciento dos casó la infanta doña Urraca con don Alonso, rey de Aragon: pues en este año de mil ciento cinco á diez y seis de enero, el dicho conde con su mujer doña Urraca, llamándose yerno del emperador don Alonso, y señor de toda Galicia, juntamente con su mujer doña Urraca, hija del mismo emperador, dan al monasterio de San Juan del Poyo de la órden de san Benito, cerca de Pontevedra, ochenta y cuatro pasales de término y jurisdiccion al rededor del monasterio, y señalan el coto y la jurisdiccion en el término y moradores dél, que al presente injustamente le tienen usurpado. Confirman el conde, doña Urraca, la infanta doña Sancha su hija, Diego obispo compostelano, Alonso obispo de Tuy, Diego obispo de Orense, y otros muchos abades y caballeros, y oficiales del gobierno de Galicia, y casa del conde. Otras memorias hay deste año, que dicen reinaba don Alonso, que era conde en Pancorvo y Piedralada don Gomez, y don García Ordoñez en Nájara: no dicen otra cosa. En este año dice una memoria, que á tres de marzo partió de Toledo el arzobispo don Bernardo para Jerusalen à visitar el sepulcro santo de Jesucristo.

Último dia de marzo se hallaba el rey don Alonso en Astorga con la reina doña Isabel su mujer, y con el infante don Sancho su hijo, y con el conde don Ramon

TOMO 111.

su yerno; y dió á los canónigos de la catedral, que el obispo no los pudiese ejecutar por deuda ninguna, ni ellos al obispo, sino que habiendo de ser ejecutado un canónigo, los demás tuviesen jurisdiccion de ejecutarle, y que cada uno pague lo que debiere, de manera que los canónigos no sean ejecutados por deudas del obispo, ni el obispo por deudas de los canónigos, sino que cada cual pague lo que debiere. Y dice que les da esta libertad por el remedio de sus almas, Confirman esto despues de los príncipes, Bernardo arzobispo de Toledo, y legado de Roma, Pelayo obispo de Astorga, Diego abad de san Pedro de Montes, Juan abad de San Andrés de Espinareda, el conde don García Ordoñez, el conde don Gomez Gonzalez, es el de Sandoval, el conde Martin Lainez, el conde Froila Diaz, Pelayo Rodriguez, mayordomo del rey.

Era mil ciento cuarenta y cuatro. Diré en este año lo que hizo el rey don Alonso, como lo escribe el obispo de Leon don Pedro su coronista, que se halló á su lado en la jornada que hizo contra los moros. Habia muchos mozárabes malos cristianos, tan estragados, y peores que los moros, en los lugares fronteros, donde mas convenia haber cristianos fieles, seguros á Dios y á su rey. Teniendo, pues, el rey aviso de lo poco que en los tales hay que fiar, los echó de Málaga, y de las demás fronteras donde estaban, y los hizo pasar en África, que así seria bien echar ahora los moriscos (1), que ricos y poderosos, y ciertos enemigos nuestros viven en las costas de España, y aun la tierra adentro; que no sé si seria profecía decir, que algun dia lo ha de llorar España. En la primavera deste año fué el rey contra los moros de Zaragoza, y les entró la tierra hasta cerca de Zaragoza, y el moro pidió favor al miramamolin de África, haciéndose su vasallo; el cual vino en persona con gran multitud de enemigos, como siempre pasaron de aquellas partes. El rey don Alonso como bravo y determinado, quiso librarse presto deste enemigo, y así le ofreció la batalla, los moros la rehusaron y sabiendo que el rey don Alonso habia enviado á los condes don García de Cabra y don Hernando Assurez, con parte de su gente sobre el castillo de Roda, y á saquear la tierra, para traer bastimentos al campo; el miramamolin les acometió con su gran multitud, y los venció cerca de Roda; que fué un gran quebranto para el rey. Y viéndose falto de gente y bastimentos, y al enemigo tan poderoso, levantóse de Zaragoza, marchando con su campo, sin que moro se atreviese á enojarle, en socorro de Badajoz, que la apretaban los moros. Iban en el campo real muchos caballeros franceses con muy buena infantería; encontráronse con los moros en los campos de un lugar llamado Salatrices, donde fué el rey desbaratado, quedando herido en una pierna de una lanzada; porque era tanto su ánimo, que ponia su real persona en los mayores peligros. Recogió la gente que pudo, y metióse en Coria. Los condes don Osorio, y su hermano don Martin Osorio, don Gomez de Campdespina, que otros llaman de Manzanedo, hijo del conde don Gonzalo Salvadores, que murió en Roda, el conde don Pedro Gonzalez de Lara, el obispo don Pedro que escribió esto, no quisieron retirarse, viendo que los moros robaban su real, y hechos un cuerpo con la luz de la luna pelearon hasta media noche, haciendo retirar los enemigos, y salvaron su bagaje, reti

(1) « Moriscos. Ya se ha hecho, à Dios gracias.»> Puso esta nota marginal Sandoval al imprimirse la obra

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randose con buen órden Alvar Fañez Minaya hasta enero vivia, como parece por una escritura del becermeterse con el rey en Coria á las doce del dia, sin ro de Astorga, fol. 17. Y por otra, en que un PePaber descansado un punto desde que el dia ántes co- dro García trocó su heredad con Ordoño Alvarez en aenzaron á pelear hasta aquella hora, que fueron Candamo á diez y siete de abril, dice que reinaba el mas de veinte y cuatro, que no soltaron las armas de serenísimo don Alonso en Toletula, imperando en tolas manos. El rey que los tenia por perdidos, se go- da España con la reina doña Isabel, y Raimundo, 75 tanto, que los salió á recibir, el rostro lleno de yerno deste rey en Galicia, y tambien Henrico en alegría: y como vió al obispo de Leon con el roque- Coimbra y en Portugal; la escritura es de San Vicen1 salpicado de sangre sobre las armas, en baldon de te de Oviedo; la carta de merced que el rey don Alonalgunos cobardes que feamente se habian retirado y so concedió al obispo de Salamanca don Gerónimo, á Saltado en la batalla, que eran don García Ordoñez, veinte y nueve de diciembre deste año, dice que reiy sus sobrinos condes de Carrion: dijo, Gracias á naba doña Isabel, y que era muerto don Ramon. De Dios que los clérigos hacen lo que habian de hacer los suerte, que la reina murió en fin de diciembre. La caballeros, y los caballeros se han vuelto clérigos por infanta dona Sancha, hija del rey don Alonso, dicen los mios pecados. Y llegando estos caballeros á le be- fué hija desta reina; y otra doña Elvira, que casó sar la mano, no la quiso dar, sino abrazándolos, los con Rogerio rey de Nápoles y Sicilia, aunque desta Desaba en el carrillo, y volviéndose á entrar en la ciu- no he hallado memoria. La muerte de la reina en esad, llevó á su mano derecha al obispo de Leon, y te año consta por el letrero que con letras góticas esá la otra al de Toledo don Bernardo. Perdióse esta ba- tá en la piedra de su sepultura en la capilla real de talla por el mal órden que hubo en ella, fueron ven- San Isidro de Leon, que dice así: ridos los de la vanguardia y retaguardia, y salvóse el uerpo del ejército, donde iban el obispo y condes. No llevó la victoria de balde el moro Abenjufaz, general de los enemigos, sino que quedó tal, que dejando á Badajoz, y por gobernador de lo que tenia en España á Abdalla, se volvió á África, y el rey don Alonso á Toledo y el conde don García Ordoñez, sentido de lo que el rey le había dicho por el obispo de Leon, se pasó á los moros, y fué causa de grandes males en Castilla.

Por una escritura deste año, que es del becerro de Astorga, fol. 78 aunque no dice el dia, parece el reino de don Alonso con su mujer la reina doña Isabel, y que era el que le llevaba las armas García Alvarez, y su mayordomo en Astorga y Leon Miguel Alonso, y Pelayo obispo de Astorga. Dije escribiendo del monasterio santo y real de San Millan, como en este año mandó el rey al conde don García Ordoñez, que poblase la ciudad de Garray, que es ahora un lugar pequeño cerca de Soria, riberas del rio Duero. Y en otra escritura del mismo becerro de Astorga, fol. 80 que dice en la data: Era quatuordena centena et quaterna post peracta millesima: que es lo mismo que año ini! ciento y seis aunque tampoco dice el dia ni mes, dice que reinaba el emperador don Alonso en toda España, con la reina doña Isabel: Et Sanccios proles | regis Adefonsi. Bernardo arzobispo de Toledo, Pelayo obispo de Astorga, Pedro de Leon, Raimundo de alencia, Pelayo de Oviedo, Juan abad de la iglesia de Espinareda, Pedro abad de San Pedro de Montes, Diego obispo de Iria continens cathedram apostolicam, Pedro obispo de Lugo.

A primer dia de marzo deste año ponen el nacimiento del infante don Alonso, hijo del conde don Ramon, y de la infanta doña Urraca; y que pocos dias antes de su nacimiento se vió en el aire un cometa, á manera de estrella resplandeciente. Duró así treinta días sin deshacerse, que parece que quiso el Señor dar señal del bien que en estos reinos nacia. Referí en la era mil ciento y cuarenta, que habia isto memorias deste infante don Alonso, y aunque era de tanta edad, que le ponian por confirmador, fué otro infante nacido antes déste, 6 el año aquí allí está errado.

En este año de mil ciento y siete murió la reina dona Isabel, mujer cuarta del rey don Alonso: el dia certo no he podido averiguar, sé que último dia de

H. R. Regina Elisabet, filia Ludovice regis Fran-
ciæ,

Uxor Regis Alfonsi, qui cœpit Toletum. Obiit
Era M. C. X V.

Aquí descansa la reina Isabel, hija del rey Luis de Francia, mujer del rey don Alonso, que tomó á Toledo. Murió año de mil ciento y siele.

Murió este año en Galicia el conde don Ramon, y sepultáronie en la catedral de Santiago, por cuyo respeto (dicen) que su hermano Guido, siendo sumo pontifice, sublimó esta iglesia hasta hacerla arzobispal, pasando á ella la que solia estar en Mérida en tiempo de los godos. Consta en este año la muerte del conde por la carta del obispo don Gerónimo, que pongo en la poblacion de Salamanca. Sucedió la enfermedad y muerte del conde desta manera. Era mil ciento cuarenta y cinco por marzo, pensaba el conde venir á Castilla, y besar la mano del rey, y ver sus obras de Avila, Segovia y Salamanca, que estaban muy medradas; salió á caza, y habiendo mal herido á un oso con un venablo, siguiéndolo con gran codicia, se causó mucho, bebió un jarro de agua, y acudióle una calentura con gran frio y temblores, y subiendo con harto trabajo en su caballo, fuése à Santiago, que estaba nueve millas de allí; echose en la cama, curábanle Gerardo médico francés, y Fernando Alonso médico castellano, pero el mal iba creciendo. Y á los veinte y seis de marzo, habiendo once dias que estaba en la cama murió año mil ciento y siete. Sepultaronle en Santiago. Supo el rey don Alonso la muerte de su yerno, pesóle, envió á Fortun Lainez de Monzon, dando el pésame á su hija, y que no saliese de Santiago,hasta que él avisase; y al conde don Pedro Assurez que cuidase della. y al conde don Pedro de Trava, que tuviese cuenta con el infante don Alonso, que quedaba muy niño, crióse en Caldas de Rey, lugar entre Pontevedra y Santiago.

Muy presto casó el rey don Alonso, porque en este año mil ciento y ocho, á veinte y ocho de mayo, consta por una escritura del becerro de Astorga, fol. 3, que reinaba con su mujer la reina doña Beatriz, que fué la que le enterró, aunque no sabemos quién fuese. Y en este año á doña Teresa, hija del rey don Alonso, casada con don Henrique, llamaban reina, como parece por una escritura del monasterio de Celanova, en que Fernando Fernandez y su mujer, a quien llama

nobilísima, Godo Perez, dieron muchos bienes este monasterio. Dice reinaba don Alonso en la ciudad de Leon, y la reina Teresa en Limia, y el duque Fernando, que tenia la Limia. Y lo mismo consta por otras muchas escrituras de la iglesia de Tuy.

pudo salir contra esta gente, mas envió al infante don Sancho, su único bijo, niño o á lo mas de once años, y con él los condes y toda la nobleza de Castilla, que todo era bien menester, segun era grande el poder de los enemigos. Llegaron á romper unos contra otros; la batalla fué sangrienta, que los enemigos eran muchos y belicosos; los castellanos se desconcertaron, y el infante se metió mas de lo que convenia en la batalla. Matáronle el caballo, y cayó en tierra; iba á su lado el conde don García de Cabra; viendo al infante en tanto peligro, se echó del caballo, y se puso delante del ni

to pudo como muy buen caballero que él era. Volviéronle á poner en un caballo, mas cargaron tantos moros, que no se podia valer; cortaron al conde una pierna, y desjarretado como un toro, peleaba por defende

se lo mejor que podian, los moros les cortaron el paso, que pudieron como eran muchos, y los cristianos iba. de vencida desbaratados; hicieron pedazos al infante, y al conde don García y otros, que fueron siete condes. Y desta memorable rota llamaron al lugar donde se dio cerca de Uclés, los cristianos Siete Condes, y los moros Siete Puercos. Esta batalla fué era mil ciento cuarenta y seis, que es año mil ciento y ocho, á treinta de mayo, que así lo dice el tumbo negro de Santiago.

Llegado habemos ya al tiempo desdichado, del cual en esta vida ninguno se escapa; que no hay fortuna tan próspera y constante, que no tenga reveses tarde ó temprano. Felizmente habia corrido la suerte del rey don Alonso, desde que comenzó á reinar en Castilla hasta ahora. Pensó aventajar y ganar tierra, y perdióse. Tenia el rey don Alonso gran amistad con el rey Be-ño, escudándole porque no le matasen, peleando cuan-nabet de Sevilla su suegro que habia sido, y abuelo que era del infante don Sancho, y concertáronse los dos para hacerse señores de todos los moros de España. Benabet aconsejó á don Alonso que se hiciese amigo de Juzef Abentexufin, rey poderoso de Marruecos y Ve-al infante de aquel peligro; volviendo con él retirandelamarin, y que le pidiese alarabes que pasasen en España, que eran de los mas valientes y diestros, y ejercitados caballeros, que entonces se sabian en el mundo. El rey de Marruecos, que conocia muy bien el valor del rey don Alonso, holgó de su amistad, y luego le envió un su alguacil, capitan escogido, que se decia Halihamay con infinitos alárabes de á pié y de á caballo (1), mas de los que convenia á España; y tan criados en las armas y soberbios, que como se vieron tantos, y que los moros de España los estimaban demasiado, y en ellos hallaron propósitos de levantarse contra el rey don Alonso, y un ódio mortal contra el de Sevilla, diciendo, que si bien era moro en público, en secreto era cristiano y enemigo de Mahoma, persuadieron al alguacil que se levantase contra el rey miramamolin de Marruecos su amo, y que le harian rey de España. El alguacil tomó tan bien esto, que sin dudar en nada, aceptó lo que su gente le ofrecia, y se coronó llamándose no solo rey, sino miramamolin, como se llamaba el de Marruecos, que es la dignidad suprema que tienen estos bárbaros. Al punto se alzaron los mores españoles, negando el vasallaje y tributos que debian al rey don Alonso, y comenzaron á hacerle guerra en todas las fronteras, como enemigos descubiertos. El rey de Sevilla quísolos poner en razon; y yendo á ellos no tan apercibido como debiera, rompieron con él, y le mataron, tratándole mal, y llamándole cristiano encubierto. De suerte, que pensando el rey don Alonso que traia amigos, que le babian de hacer señor de toda España, trajo los mas crueles y valientes enemigos, que habian entrado en ella; y fué á tiempo que el rey se hallaba pobre de gente y dineros, y falto de salud en la ciudad de Toledo. Muerto el rey de Sevilla sin contradiccion, quedó por señor de toda la morisma de España el nuevo miramamolin. Fué tan cruel, y los suyos lo eran tanto, que destruyó los templos, y mató innumerables cristianos, que desde que se perdió España, habian vivido entre los moros. Desta vez no quedó rastro de iglesia, ni monasterios en toda la Andalucía, ni lo que llaman Estremadura, ni reino de Murcia, ni Valencia. Con todos los moros africanos, y los demás españoles que se le juntaron al nuevo miramamolin, partió poderosamente, y púsose sobre Uclés. El rey don Alonso, impedido por su enfermedad, no

(1) Esta venida de Juzef con sus almoravides confunde Mariana con la del año pasado de la era mil ciento veinte y cuatro y de dos jornadas que estos moros hicieron contra España hace una, cap. I lib. 3 y aun en el año no acierta, si bien cuenta la historia.

Los que escaparon de esta rota, fueron á llevar las tristes nuevas al rey don Alonso, que estaba en Toledo Fuele dolorosa y amarga, porque no tenia otro hijo. lloróle como un David á Absalon; y en la lengua qu› se usaba dijo con dolor y lágrimas, que quebraba et corazon. Ay meu fillo (repitiéndolo muchas veces), ay meu fillo, alegria de mi corazon, et lume dos meos ollos, solaz de miña vellez; ay meo espello, en que yo me soya ver, et con que tomaba moy gran pracer. Ay meu heredero mayor; caballeros hu me lo lexastes; dadme meu f llo condes. Estas palabras dicen que decia el rey, y otras tales diria, que la causa del dolor era grande; mirábanle los suyos confusos y vergonzosos, y ninguno le hablaba Y como repetia: Dadme meu fillo condes. Respondióle el conde don Gomez Gonzalez, señor de Campdespina y Sandoval, que por ser de los mayores del reino tuvo autoridad y osadía, y dijo: ¿por qué, señor, nos demandais vuestro hijo, pues no nos le disteis á nosotros? Respondió el rey: si no os le dí, á lo menos enviéos con él para guarda, y amparadores de su cuerpo; que aquel á quien yo le dí, murió amparándole y cumpliendo con su obligacion; mas vos que lo desamparastes, ¿qué buscais aquí? Respondió otro caballero atrevidamente: «Señor, despues que reinais habeis »trabajado en muchas guerras, y afanado por ganar >>las villas y castillos que teneis, y derramasteis mu>>cha sangre; y pues la fortuna quiso que la buena an»danza fuese esta vez de los moros, y la nuestra mala; >>viendo los que escapamos, que no éramos parte pa>>ra vencer aquel campo, parecionos, que seria mayor »daño vuestro morir allí todos en vano, y que se po»dria perder la tierra, y que no os quedaria con quien »la poder amparar, y vuestros grandes hechos queda>>ran como muertos; y así, escogiendo del mal lo que >>era ménos, y que ya que perdistes, que no perdié»>sedes los caballeros y la tierra; esto nos hizo venir »aquí, señor, que si¡Dios por nuestros pecados nos dié >>ahora este azote y mala suerte, cuando fuere su vo>>>luntad nos la dará buena por su gran bondad.» Muy bien oyó el rey lo que este caballero con tanta discrecion decia; mas nada le bastaba á consolar, que son

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