Antonio Machado: Poet of CastilleUniversity of Wisconsin--Madison, 1925 - 94 páginas |
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 9 - Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto del mundo.
Página 24 - Es una tarde cenicienta y mustia, destartalada, como el alma mía; y es esta vieja angustia que habita mi usual hipocondría. La causa de esta angustia no consigo ni vagamente comprender siquiera; pero recuerdo y, recordando, digo: — Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
Página 14 - ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada. famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada.
Página 15 - Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Página 35 - La roja tierra del trigal de fuego, y del habar florido la fragancia, y el lindo cáliz de azafrán manchego amó, sin mengua de la lis de Francia. ¿Cuya es la doble faz, candor y hastío, y la trémula voz y el gesto llano, y esa noble apariencia de hombre frío que corrige la fiebre de la mano?
Página 17 - AL olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas...
Página 22 - Tarde tranquila, casi con placidez de alma, para ser joven, para haberlo sido cuando Dios quiso, para tener algunas alegrías... lejos, y poder dulcemente recordarlas.
Página 36 - Roma, ha sorprendido, ingenuo paseante, el mismo taedium vitae en vario idioma, en múltiple careta igual semblante. Atrás las manos enlazadas lleva, y hacia la tierra, al pasear, se inclina; todo el mundo a su paso es senda nueva, camino por desmonte o por ruina.
Página 35 - PÉREZ DE AYALA Lo recuerdo... Un pintor me lo retrata, no en el lino, en el tiempo. Rostro enjuto, sobre el rojo manchón de la corbata, bajo el amplio sombrero; resoluto el ademán, y el gesto petulante — un si es no es — de mayorazgo en corte; de bachelor en Oxford, o estudiante en Salamanca, señoril el porte. Gran poeta, el pacífico sendero cantó que lleva a la asturiana aldea...
Página 9 - Por aquellos años, Rubén Darío, combatido hasta el escarnio por la crítica al uso, era el ídolo de una selecta minoría. Yo también admiraba al autor de Prosas profanas, al maestro incomparable de la forma y de la sensación, que más tarde nos reveló la hondura de su alma en Cantos de vida y esperanza. Pero yo pretendí— y reparad que no me jacto de éxitos, sino de propósitos— seguir camino bien distinto.