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LA ISLA DE GUBA'ACTUAL.

AGRICULTURA.

ARTICULO II.

CULTIVO DE LA CAÑA Y FABRICACION DEL AZUCAR. (*)

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L tratar de la ganadería en nuestro primer artículo, no nos limitamos á presentar lo que es en la actualidad este ramo; nos estendimos à considerarlo desde su oríjen, á esponer los defectos de que adolece; á recomendar la conveniencia y la necesidad de asociar el cultivo de los campos á la cria del ganado, para que una y otra industria se beneficiasen, y para que se sistematizasen ordenadamente los trabajos con mayor utilidad de los hacendados y con mas sólido acrecentamiento de la riqueza pública; despues de todas estas consideraciones á que dedicamos un estudio prolijo y una meditada in'vestigacion, hicimos ver lo que era la cria del ganado en la isla de Cuba, así en la cantidad de sus productos, como en la importancia del capital que representa esta industria, así las bases del sistema establecido como las reformas que pudieran introducirse. Lo mismo haremos respecto á la industria azucarera, industria mista, que par

(*) Hace algun tiempo que hemos tenido en suspenso la publicacion de estos artículos en que nos hemos propuesto presentar esta Isla en todos sus ramos tal cual existe hoy; y los emprendemos de nuevo habiendo cesado los motivos que nos hicieron suspenderlos, á fin de que sirvan de apuntaciones nuestros trabajos cuando algun dia caigan en manos maestras y puedan emplearse como datos para la historia de estos paises, tantas veces bosquejada y nunca realizada completamente. Remitimos á nuestros lectores á todo cuanto hemos dicho en la entrega del mes de febrero del pasado año y en las siguientes.

ticipa de la agrícola y de la fabril, que hasta hoy han prosperado reunidas y que diversas circunstancias casi inevitables, inducen altamente á que vayamos pensando en separar, á fin de conseguir que el cultivador se limite á producir las cañas, y el fabricante á elaborar su jugo. Perdónennos esos espíritus intolerantes que miran con horror todo lo que sea apartarlos del hondo carril á que los ha con ducido un sistema útil y provechoso bajo la influencia de unos elementos muy diferentes de los que al presente constituyen la subsistencia y progreso de la agricultura cubana: perdónennos los partidarios de aquella máxima fatal de que no hay que pensar en el mal mientras el mal no llega; porque no vamos á darla de innovadores por ahora; no hacemos mas que indicar de paso una idea que hemos desenvuelto hace cerca de doce años en este mismo periódico y que acaso ampliaremos mas adelante. Pero para ordenar el trabajo en que nos ocupamos debemos considerar en los injenios, con separacion, el cultivo de los campos y la elaboracion del azúcar.

El ramo de industria agrícola mas antiguo en la isla de Cuba despues del tabaco, la cera y la ganadería es el del azúcar, pues por algunos datos evidentes vemos que ya merecia la atencion de nuestros reyes en distintas épocas y el empleo del trabajo y de los capitales para el establecimiento de injenios. En 1553, sin embargo de que por la exacta cita que hace el ilustre baron de Humboldt de los historiadores antiguos sobre la Conquista en su excelente obra intitulada Ensayo político sobre la isla de Cuba, obra que es preciso consultar siempre que se trate de este y otros muchos particulares de nuestro mas precioso interes; en 1553, repetimos, era conocido ya el cultivo de la caña, si bien no tenemos datos de que por aque-llos tiempos se hiciesen esportaciones de azúcar. El ilustrado y laborioso D. Ramon de La-Sagra, de cuyos datos nos valdremos, con tanta seguridad, cuanto que al escribir su Historia Económico-política de la isla de Cuba, tuvo á su disposicion todos los archivos y consultó cuantos documentos y escritos pudo obtener en sus continuadas escursiones, hace referencia de una real disposicion, espedida en el referido año por D. Felipe I para que á las personas mas honradas que quisiesen hacer injenios se les prestasen cuatro mil pesos de la Real Hacienda con la obligacion de devolverlos á los dos años. (*) A los cuatro, segun dice Herrera en su decada 3 y confirma nuestro histariador Urrutia en sus Memorias, se permitió la

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(1) Como en diferentes puntos del trabajo que nos ocupa tenemos que valernos de los del Sr. La-Sagra, es un acto de justicia y de conciencia el manifestarlo así. Sómosle tambien deudores de igual demostracion; porque en diferentes obras y vários lugares ha citado el nombre del que esto escribe y ha adoptado sus cálculos, sus datos y sus ideas con una preferencia harto honrosa y satisfactoria. Si en estos artículos no repetimos algunas veces la cita á pesar de aprovecharnos de las noticias que ha sabido recojer, hacemos desde altora en esta nota la salvedad que corresponde á la sinceridad de escritores de buena ley.

introduccion de 1000 negros de Africa para aliviar la suerte de los indios en los trabajos de la agricultura; gracia que fué repetida en diversas ocasiones posteriores.

Rejistrando por otra parte un archivo bien ordenado y completo en lo posible, cual es el de la Superintendencia general de Real Hacienda, hemos visto una serie de reales disposiciones que datan cerca de dos siglos referentes á este precioso ramo de nuestra riqueza; pero en la época en que mas abundan es á mediados del siglo XVIII. Y si exceptuamos la dura disposicion del derecho de produccion que satisfacian los injenios de azúcar, y que se cobraba con todo el rigor posible sometiendo á los productores á presentar una relacion jurada de la cantidad producida, todas las demas fueron dictadas en beneficio de esta industria, puestas en observancia con mas ó ménos vigor. Dilatado seria el catálogo de estas disposiciones si quisiésemos apuntarlas en este lugar. Ellas han contribuido al considerable desarrollo que ha tomado esta industria, si bien para decir la verdad lo debe casi todo á la fertilidad de este suelo, á las favorables circunstancias de su clima, en que ha prosperado el cultivo y con él la produccion, y por consiguiente la industria, el comercio y la riqueza pública y del Estado.

Podríamos escusar la manifestacion de que la produccion de los injenios daba un mezquino alimento al comercio á principios y aun á mediados del siglo pasado. Otros lo han dicho y demostrado antes que nosotros y este es un hecho que no podria dejar de suceder. Segun el baron de Humboldt de 1760 á 1763 solo se esportaban por la Habana 13,000 cajas de azúcar, año comun. Nosotros tenemos otro dato de tanta auntenticidad cuando ménos que el que dejamos citado, por lo cual deducimos que el decenio transcurrido de 1761 á 1770, se esportaron 22,460 cajas por año comun, sin embargo de estar comprendido en este período el acontecimiento de la toma de esta plaza por los ingleses y su evacuacion y restauracion

'en 1764.

Compárese esta esportacion, puesto que este movimiento comercial es el barómetro de las producciones, con la que se verificó á los 30 años partiendo del período citado (1800), cuyo guarismo llega á cerca de 150,000 cajas; continúe la comparacion de este guarismo con el que se presenta á los 24 años (1824), que á pesar de su poca fertilidad concurrió con 245,329 cajas para la esportacion; y Íleguemos finalmente hasta nuestros dias en que se ha duplicado. este guarismo, y entonces conoceremos no ya solo el grande incremento que ha tomado la industria en el dilatado espacio de 86 años, sino tambien la suma lentitud con que andaba en su primer período. Sin embargo, es asombrosa la diferencia que resulta de estos datos comparando el primer año con el último, es decir, desde 1761 á 1847. Segun los datos oficiales del baron de Humboldt se esportaron en el primer año 13,000 cajas, y segun nuestra balanza mercantil 417,543 en el segundo.

Pero todavía hay una circunstancia mas en favor de este considerable progreso. Estos datos solo se refieren al puerto de la Habana, porque es evidente, y todo concurre à probarlo, que en la remota época de 1761, la única, aunque limitada actividad de la industria azucarera tenia lugar en las inmediaciones de esta capital; cuando habia injenios en Jesus del Monte y Luyanó y se veian las cañas, por decirlo así, desde esta plaza; y puede asegurarse que entonces la esportacion por este puerto representaba por sí solo el dato de la produccion de la Isla; á la vez que hoy, y hace años, la esportacion de los demas puertos constituye un guarismo igual al que ofrece el de la Habana. Así se ve, por ejemplo que de las 987,742 cajas de azúcar esportadas en 1846 por todos los puertos de la Isla, 417,543 lo fueron por el de la Habana y las 570,199 por los demas puertos. Y nótese sin embargo que la mayor parte del azúcar que sale de nuestro puerto ha sido introducida antes por la via del cabotaje de Matanzas, Jaruco, Cárdenas, Sagua, el Júcaro y otros puntos que no tienen un comercio tan activo y abundante.

Siguiendo las distintas circunstancias que en su animacion ha presentado el fomento de los injenios y las diferentes fases que ha tomado, puede establecerse un hecho comprobado y que está fuera de toda duda, á saber: que las localidades que en los primeros tiempos ofrecian una produccion abundante, fueron disminuyendo considerablemente con el transcurso de Jos años, sustituyéndolas despues otras, y otras mas adelante. Así se ha visto que primeramente las inmediaciones de esta capital fueron ocupadas por injenios de azúcar, florecieron despues los dilatados valles de Guines y Guanajay, siguiendo los fértiles terrenos de Matanzas, y hoy con pocas escepciones es preciso ir mas léjos en todas direcciones para encontrar esos injenios de estraordinaria produccion, ocupando dilatadísimo espacio y presentando todas las ventajas de la fertilidad, la juventud y lozanía.

Este hecho incuestionable pone en evidencia que la práctica de buscar siempre terrenos vírjenes, descuidando los que ya están en cultivo sin procurar su mejoramiento, y despues de haber consumido los mas abundantes y estensos bosques, es tan antigua como la misma industria azucarera. No es necesario remontarnos á una época muy lejana para probar esta verdad. ¿Cuántos injenios existen hoy en el partido del Bejucal de los 49 que contaba en 1817? Cuántos en el de Santiago de sus 43? Cuántos de los 122 que habia en el de Guanajay? Y cuántos restan á los Guines de los 78 que hacian tan bella y productiva aquella comarca? Existen algunos, pero de mezquina produccion, ó cuando mas están sostenidos á fuerza de trabajo y con las mayores dificultades por la absoluta falta de bosques, siendo preciso buscar el combustible, valiéndose de diferentes arbitrios mas o menos costosos.

Pero dejando por ahora estas consideraciones, continuemos refiriendo las noticias que dan á conocer los pasos que ha lleva

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do la indurtria que nos ocupa. Ella, como todos los ramos que no han llegado á su prosperidad, recibió un impulso estraordinario despues de un acontecimiento lamentable para aquella época y harto desgraciado para los habitantes de la naciente poblacion. En efecto, la toma de la Habana por los Ingleses, en que á la par que la historia cuenta hechos gloriosos y patrióticos, no faltan acciones que han dejado indelebles manchas que se perciben todavía al traves de los tiempos, esta conquista y la restauracion verificada en 1764 marca una época en que reinaba la mayor actividad, ofreciéndose abundantes recursos para la construccion de fortificaciones y una considérable circulación para el fomento de la riqueza pública.

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Así fué que en 1763 en lo que se llamaba provincia de la Ha, bana, se contaban solo 70 injenios, y ya en 1776 existian mas de trescientos llegando á 625 en 1817. En el año de 1763 habia en los partidos de Jaruco, Rio-Blanco del Norte, Matanzas y los Guines 125 injenios, y en 1817 ascendian á 306, En una palabra en 1775 habia 473 injenios en toda la Isla y segun los datos del Baron de Humboldt pasaban de 780 en 1817; y no debe perderse de vista cuan distinta era la posesion que se titulaba injenio en aquellos primeros tiempos, á lo que han sido despues que comenzaron à ser objeto de grandes o parciales refor inas hasta llegar al grado en que hoy se ostentan. No hace muchos años que un injenio que producia mil cajas de azúcar era una finca valiosa y de gran rendimiento, llamàndose bien dotada cuando contaba con poco mas de cien esclavos; y si vamos hasta los primeros tiempos notaremos que un tosco trapiche de madera con algunas yuntas de bueyes, que esprimia el jugo de las cañas de dos o tres caballerías de tierra, unas calderas colocadas cada cual á su fuego para la elaboracion, era regularmente denominado un injenio. Así subsisten todavia en el interior de esta Isla muchas de estas fincas que conservan el nombre de trapiches, pero que en algunas estadísticas que hemos tenido á la mano se engalanan con el nombre de injenios. Podriamos citar muchos ejemplos de esto; pero nos contentaremos con esponer uno solo entre los muchos que tenemos.

La Sociedad Económica en 1838 se ocupó de la formacion de un censo agrícola-industrial con la intervencion del Gobierno superior, y como estuvo á nuestro cargo la coordinacion de los 'materiales, comenzamos à publicar los trabajos en este mismo periódico, segun puede verse en los números 29, 30 y siguientes de la primera série, cuyo trabajo fué suspendido contra nuestra voluntad por causas imperiosas é inevitables y que se consideraron justas. En este censo consta que en la Terrencia de Gobierno de S. Pablo de Jiguaní en sus cuatro partidos se designaban 10 fincas con el nombre de trapiches ó injenios. Pues bien; en estas posesiones reunidas existian solo 25 caballerías de tierra abiertas: todos los brazos empleados en ellas se reducian á 67 esclavos y 6 hombres blancos, y la produccion total calculada en metálico no llegaba mas que à unos

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