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redia, fuese á ver aquella agua, el cual fué, é visto la poca agua que habia y que era camino muy diferente y apartado del que habian de llevar, se volvió á gran priesa, que no era aquel nuestro camino; y enterándose el dicho Theniente déllo, le mandó que tomase la derecera que llevaba é dexáse aquélla, el cual lo hizo, é fuimos á dormir á unas laxas que el dicho Cristobal de Heredia, visto con agua.

En veinte del dicho, salimos de este parage con harta pena por la falta de agua, que no hubo en élla la mitad de lo que era menester para aquel dia y noche; y asi, envió el dicho Theniente á muchos compañeros como lo solian azer, á buscar aguajes en algunas laxas 6 arroyos, porque manantiales no los habia en toda la tierra; é fué Dios servido, que Domingo de Santiesteban vòlvió al real, diciendo, que en una cañada adelante habia muy grandes charcas de agua, y asi se fué á ellos con gran contento, y llegaron á las onze del dia, é se desunció la boyada, y estubimos en estas charcas, obra de dos horas; y luego se tornó á uncir, y fuimos prosiguiendo nuestro viage; paróse con dos ó tres horas de noche en unas lomas.

En veinte y uno del dicho, salimos de este parage; yendo caminando á medio dia, se halló una poca de agua en unas laxas de donde se proveeyó todo el real y bebieron algunos caballos, aunque poco, porque la noche atras, habiamos quedado sin agua; y fuimos á dormir, adelante, en una cañada sin agua, aunque para la gente, obra de media legua, se halló agua, y llevaron á beber á algunos caballos; y esta noche, visto la falta de agua que habia, mandó el dicho Theniente Cristobal de Heredia maese de campo, que enviase algunos compañeros á des

cubrir el rio Salado, y que no volviese sin darle vista; y si hallase alguna agua, volviese algun compañero á dar razon déllo; el dicho maese de campo, mandó, luego á Joan de Carvajal, y Juan de Estrada, y Martin de Salazar, y Joan Rodriguez Nieto, y Pedro Flores, Gonzalo de Lares, los cuales salieron luego aquella noche al cumplimiento de lo que se les mandaba; fueron á descansar aquella noche, obra de dos leguas, algun rato; y antes que amaneciese, tornaron à proseguir su viage como les hera mandado, que fue Dios servido, que delante, yendo á descubrir el dicho rio con propósito de no volver sin descubrirlo, como lo hicieron, y hallaron unos charcos muy grandes de agua de que recibieron muy gran contento por la grande necesidad que trayan de agua; y al cumplimiento, volvió Pedro Flores, por la posta, á dar razon de la dicha agua; no debió de tardar una hora en venir al real, y los demas compañeros pasaron, adelante,. descubrieron el dicho rio; en este parage se perdieron las cabras y vino Pedro Pinto á gran priesa á decir que las llevaban indios; y el dicho Theniente de Gobernador, con dos ó tres soldados, salió á la derecera donde el negro decia las llevaba y les dió alcanze, obra de una legua, é no las llevaban indios, porque con la sed, se iban éllas de suyo; tambien con la gran sed que là boyada tenia, se dividió un gran atajo déllos, y los truxo Diego de Viruega á dos leguas del real.

En veinte y tres del dicho, salimos de este parage, y al punto que estaban unciendo, llegó Pedro Flores, con la nueva de la agua que habia descubierto; y asi, se fue á dormir allá con gran regocijo, por ser en cantidad; y el otro dia llegaron los dichos que habian descubierto el rio, y que ya se habia acabado las lomas y sierras, y

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estaria de alli, quatro leguas; fuéron bien recibidos, con la nueva que truxeron, respeto del demasiado trabajo que hasta alli se truxo, por la malicia de la tierra y de las pocas aguas y trabajo de la caballada, que era lo que se sentia, porque todos en general se desesperaban por la mucha piedra que habia, andando, en demanda del rio Salado, que era el que deseabamos; gastose en esta sier ra, veinte é cinco docenas de errage, porque de otra suerte no se podia andar, porque á muchos caballos en dos ó tres dias, se gastaban las herraduras, cosa no creida; y asi se nos encoxió mucha caballada; fué cosa inmensa de ver, de no creer sino los que lo vieron, el mucho trabajo que toda esta compañia pasó hasta llegar á esta agua; cosa que si se hubiera de pagar á dineros en descubrir este camino, no se pudieran remunerar sino fuera con muy gran cantidad; y asi el dicho Theniente de Gobernador, le rendió á sus compañeros' las gracias, y que él esperaba en Dios Nuestro Señor que dél serian pagados, y de Su Magestad; y lo que fuese en su mano, ninguno fuese corto en mandarle ni pedirle cosa alguna que él pudiese hacerles merced en nombre de Su Magestad, porque les daria su palabra de hacerlo así; pues con dineros, el mucho trabajo y voluntad con que éllos acudian, él, no era poderoso á gratificárselo de otra suerte; porque habiendo de ser con dineros, habian de ser muchos y en mucha cantidad, y éllos todos juntos, á una voz, respondieron, siempre estariau prestos á todos los trabajos que les sobreviniesen, porque éllos, su principal interés no era otro, sino de acudir á lo que el dicho Tteniente les mandase en nombre de Su Magestad; lo cual el dicho Theniente los agradeció, y que él esperaba en Dios, mediante su vo

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luntad y con su fabor, salir con lo que habian intentado; porque dello entendia, que hera negocio muy principal, y que Su Magestad se lo gratificaria, como lo hace á,todos los que le sirven; y con esto, el dicho Theniente quedó muy contento, con tan grande ánimo como sus compañeros le mostraron, y éllos, no menos de lo que el mismo Theniente les dixo, cosa que aqui yo no puedo encarecer ni significar, los tral ajos atrás referidos; porque todos en ha berse hallado el rio que se buscaba, entendiamos que estabamos ya fuera dentre ellos; y así se estuvo dos dias, aqui, con muy gran contento.

En veinte y cinco del dicho, fuimos á dormir deste parage dos leguas y quedamos sin agua.

En veinte y seis del dicho, salimos deste parage para ir al rio, cosa tan deseada, y no se pudo hallar abajadero para poder bajar al rio, sino fué por unas grandes cuestas, donde se pasó mucho trabajo en hacer camino para poderse bajar; y todo este trabajo les parecia á todos, cosa muy liviana, por el grande deseo que tenian de servir á Dios y al Rey; y en la dicha bajada, se quebraron algunas canastas, entre las cuales se quebró una ...en que venia.caxa Real con sus reales quintos; y asi se bajaron todos, y el dicho Theniente de Gobernador, mandó, que se fuesen todos al rio con las carretas y Real, á olgarse, porque el quedaria allí, como quedó con algunos ..compañeros, con la dicha caxa Real, y el otro se aderezó la carreta y se fué al dicho rio.

Estando en el rio, al otro dia, llegó Alonso Xaimez con los demás compañeros que llevó consigo, diciendo que él habia seguido el rastro que el dicho Theniente le habia mandado, y que dió, acabo de tres dias con muy gran cantidad de gente de nacion, Depes guan, el cual

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fué de ellos muy bien recibido; que dándoles á entender por naguatato, á lo que hiban, se holgaron mucho é le dieron muchos cueros de Cibola, gamuzas, zapatos, de su modo dellos, muy buenos; mucha carne; y les dieron á entender, que por allí podian venir, que éllos de allí nos llevarian adonde habia mucho maiz y poblaciones; y asi el dicho Alonso Xaimez, se volvió muy contento con la amistad que los indios le mostraron; y llegado que fué al Real, le dixo el dicho Xaimez al Theniente de Gobernador, que como, pues su merced le habia inviado, como no le siguió, y el Theniente se rió dél, por ver cuan apartada era aquella derecera de su camino, mostrándole tanto agradecimiento como él quisiese, que no habia traido indio ninguno, y quisieran algunos que se tomára aquella derrota; y satisfaciéndose el dicho Theniente de lo que habia entre otras muchas cosas que habia un rio que salia donde aquella gente estaba, venia á entrar en el rio en que estaban y habian de llevar; y asi el dicho Theniente le dijo, que fuese el rio arriba, y que llegado á la junta donde entrase este otro, yria él á ver esa gente y désto quedó el dicho Xaimez é los demás sus compañeros, que habian ido con él, muy satisfechos; porque deseaban en estremo, de que se fue

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En veinte y ocho del dicho, salimos de este parage; yendo el rio arriba, se allaban muchas rancherias recien alzadas, é no pareció sino fué un indio, que salió á las carretas; no dió lengua ninguna, de muchas que llevaba, que le entendiesen persona; le preguntaban algunas cosas, y se entendian; y el dicho Theniente le mandó dar un poco de maiz, y que fuese á llamar la gente que por allí hàbia, y que no tuviese miedo; y así se

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