Hablar un poco frances,
Y declarar á Petrarca, Cual nunca lo declareis. Buena leña en chimenea, Cama cerca en que dormir, Mujer que sea de sufrir, Y que no sea mucho fea, Ni curiosa en su vestir. Algo baja de chapin, Muy poquito habladora:
No amistad con fray Martin, Ni á ventana asomadora,
Y que no peque en latin. Del linage qu'ella fuere No curemos de saber, Sino traiga que comer, Y sea de do quisiere: Qu'esto solo es menester. Suegro rico mi señor Que tenga fälla de dientes, Y muy poquitos parientes Que le anden alrededor, Por quitar inconvenientes. Sentallo á la cabecera, Echalle sal en el plato, Dalle la pierna del pato, Y comeros la cadera, Bebelle de rato en rato.
Decir que en Francia es costumbre
Beber al que yo quisiere, Y si el viejo se arrigiere, Llegarlo cerca la lumbre, Daros ha cuanto tuviere.
Palomar es bien tener Con mucho del palomino; Que aunque no quiera, el vecino Le tiene de mantener
De lo que siembra el mezquino.
Jarro de plata con pico
Que lleve el mozo colgado: Tratar un poco en ganado;
Y si quisieres ser rico, No te cojan en fiado.
Hijo rubio alcoholado, Muy querido de su madre: Darle el abuelo por padre, Y no tener más cuidado Aunque todo el mundo ladre.
Galga prieta corredora, Perro que mate conejo, Tenaja de vino añejo, Dormir las siestas un hora,
Y no se tornará viejo.
Déjate de el gorrear Y la reverencia vana: Toma licencia temprana: Da órden cómo casar Antes que salga la cana.
Son parasismo cruel Que atemoriza y suspende; Son rayo que el pecho hiende Y se queda dentro del.
Son perro que está ladrando Y velar hace el sentido: Sueño que le trae dormido Por momentos dispertando. Son una antigua querella, Son fuerza, y son voluntad: Enemigos de verdad
Por ser tan amigos della. Son jueces tan esquivos, Que lo porvenir castigan, Á dar libertad se obligan,
Y hacen los libres cautivos.
Son una larga avaricia
Y un tributo de cuidado, Que despues que se ha pagado, Se debe con más justicia.
Son un verdugo feroz
Á infames obras sujeto, Y un pregonero secreto Que habla sin lengua y voz.
Son mar de tormenta y calma, Donde nadie nos defiende; Hierro que en el alma prende, Y se arranca con el alma. Ponen la paz en destierro, Y son una piedra iman Que continuamente están Trayendo por fuerza el hierro.
Caminan hácia el olvido
Y no paran donde llegan: En lo porvenir se ciegan, Y ven lo que no ha venido.. Tienen la envidia por madre, Y de amor van procediendo, Mas vuelven luego en naciendo Á enjendrar su mismo padre.
¡Oh enredo largo y prolijo, Donde tal milagro se hace; Que el hijo, del padre nace, Y el padre, nace del hijo! ¿Quién me librará de ti, Pues ya con dolor eterno Vivo en perdurable infierno. Y vive el infierno en mi?
Son los celos una guerra
Que aflige, asombra y quebranta, De quien la tierra se espanta, Y de quien tiembla la tierra. Nunca dejan sosegar Al corazon que maltratan: En solo un momento matan Tardando un siglo en matar.
OTRA DIFINICION DE LOS CELOS.
Temo obedecerte tarde, Ya que rehusar no puedo: Ser temerario de miedo No es dejar de ser cobarde. Si acierto, ó si desvario, Sólo que obedezco muestro : El atrevimiento es vuestro, Pues mi corazon no es mio. Y no me faltan razones
Para vivir recatado,
Si arguye trato doblado
Tener vos dos corazones.
Y en fin, pues es vuestro intento,
Diré lo que celos son;
Que donde no hay corazon,
No hay miedo ni atrevimiento.
Son celos, sin tener sed,
Un amor que con porfia
Y con sed de hidropesía, Del miedo empezó á beber. De nada se satisfacen: Son escrupuloso enredo, Proceden de amor y miedo Porque no mueren ni nacen. Entre dudar y creer Vacilando perseveran; No son nada, si algo fueran Pudiendo dejar de ser. llusion acreditada, Lucifer en presumir,
Con Dios quieren competir En hacer algo de nada.
Mina de eterno despecho Allá en el alma metida, Infiernos son de por vida Portátiles en el pecho. Laberintos fabricados De contrarios pensamientos, Y guerra de entendimientos, Muertos, por ser condenados.
Fijo en la imaginacion Tienen todo el movimiento. Ya natural, ya violento, Ya es todo tripidacion. Destierra lo muy pesado Del agua las avenidas, Incendio son de por vidas Y aire en la mano apretado. Son todo lo que tememos, No admiten ningun abono, Otro cáos y nuevo tono Misto de muchos extremos. Son acidente traidor Á su propia causa ingrato, Influencias de recato Y exhalaciones de amor.
Son cosecha del ausencia, Archivos de la tristeza, Fuerza que hace flaqueza Que excede á toda violencia. Solicitos, porfiados, Tímidos como furiosos, Son compitiendo envidiosos, Poseen desconfiados.
Viven siempre en emboscada, Son ofensa presumida, Tienen tanto de creida Que parece averiguada.
Son fantástica obediencia, Y así honrosa locura, Presumen de arquitectura Y tachan correspondencia. Procuradores de pena, Cargados de informaciones, Juez que por presunciones A dar tormento condena. Son relámpago antojado, Rayos de furor despues Solo sobre si es no es, Pleito y tribunal formado.
Son sueños que quitan sueño
Y de pesadumbres junta, Tiro que á otra parte apunta Y revienta contra el dueño.
Agasajada violencia Enójanse sin por qué, Quieren derribar la fe
Y empiezan por la paciencia. Curiosidad insaciable,
Malicia de sed ardiente,
Hacer cierto lo aparente Y lo imposible palpable.
Parecen demostraciones, Son pesadas liviandades: Sus mentiras y verdades Fundanse en supersticiones. Vencen en puro temor Más que el esfuerzo vencido: Si apaciguan el ruido, Lo hacen mucho mayor.
Todo le aprieta y le duele, De sombras hacen cimiento: Son un molino de viento, Que con cualquier aire muele.
Son pólvora refinada
Que el daño la manifiesta,
Ó de Ministros respuesta
Que hallan medio entre algo y nada.
Siéntense, pero no hay vellos.
Cansanse con la razón,
No ven calva la ocasion
Y tráenla por los cabellos. De Amor cubierto bajio Tampoco se flan de sí, Temático frenest
De calenturas y frio.
Es el inquirir su oficio: Ciegos Ministros de Amor, Averiguar lo peor
Tienen por mayor servicio.
No ven con ojos abiertos,
Y con sol andan á escuras, Lluvia y mezcla de locuras, Pesadilla de dispiertos.
Duermen en cama de espinas, No hallan seguro lado: Á todos los que han minado, Vuelven á hacer contraminas.-
De asombros de ajeno bien Alimentan los sentidos: Sin ojos, lengua ni oidos, Tras que oyen, hablan y ven. Cuanto encuentran, fiscalizan; De todo sacan veneno: Si algo tienen de bueno, Es que no contemporizan. Siempre dan malos consejos, Buscan lo que no procuran: De cerca no se aseguran, Y saben matar de léjos. Tornasolados colores Con indiferentes visos, Dan equívocos avisos, Linces para ver temores. Diferencian de sospechas En no dejarse fundar Cuanto va de sospechar Á dar las cosas por hechas. Carcoma que no se cria De evidente gloria ajena, Porque madruga la pena Desde cuando se temia.
De agueros sacan afrenta, Desconfianza obstinada, Ceros que no siendo nada Hacen infinita cuenta.
Son una eterna querella, Mar que no consiente calma, Y fraguándose en el alma, Se quedan por fragua della. Buscado desasosiego, Vida entre brasas y llama,
Aunque más parece llama Que está en el aire su fuego. Son seminario de duelos, Ansia en el alma arraigada : Si son celos, no son nada; Si son algo, no son celos. Y si pueden tener sér
Los que digo, monstruos son, Pues los concibe varon Y los enjendra mujer. Honroso desconfiar Propio, ajeno ó natural, Sin vos nada hiciera mal Amar, temer, ni olvidar.
Esta hidra, esta quimera De vos resulta y redunda, Pues todo es causa segunda, Vos solo causa primera.
Término, compas ni pausa No conocen sus aprietos: Causa son de mil efetos,
Y vos de sus causas causa.
Si es ganaros por señor
El premio que se nos muestra, El que en alabanza vuestra Diere en el blanco mejor;
¿A quien, señor, no dareis Nuevo espíritu gallardo, Sino á mí que me acobardo, Visto lo que mereceis?
No queda el premio desierto; Porque si juicios claros No aciertan en alabaros, Yo en no alabaros acierto. Él en efecto se debe,
Y si de desvanecido No le lleva el atrevido,
Liévale el que no se atreve.
En tanto que el hijuelo soberano De Vénus coge la silvestre rosa, Una espina enojoša
Lastimó del rapaz la blanca mano. Corrió llorando por el verde llano Á su madre la Diosa,
Y mostróle la mano lastimada. Vénus muerta de risa y regocijo Limpiándole las lágrimas al hijo, Díjole: «Hijo, no llores; que no es nada. Mayor castigo hubiera merecido
Mano que tan cruel al mundo ha sido..
Decidme, fuente clara, Hermoso y verde prado,
De várias flores lleno y adornado: Decidme, alegres árboles, heridos Del fresco y manso viento, Calandrias, ruiseñores
En las quejas de Amor entretenidos, Sombra do yo gocé de algun contento, ¿Dónde está agora aquella que solia Pisar las flores tiernas y suaves, Gustar el agua fria?
Murió (dolor cruel, amarga hora!) Árboles, fuente, prado, sombra y aves,
No es tiempo de vivir; quedá en buen hora, Qu'el alma ha de ir buscando á su pastora.
▲ CHACON, PINTOR, QUE LE ENVIÓ UN RAMILLETE
Dos ramilletes, señor, Me trujo vuestro criado. El uno dellos cortado
Del mejor vergel que Amor Tiene en el mundo plantado. El otro sin duda vino De ese ingenio peregrino, Que es un vergel soberano, Donde Apolo es hortelano, Y el fruto que da divino.
Y por ser gustos diversos, Los del cuerpo y alma mia, Tengo por cortesanía Que las flores y los versos Partieron de compañía.
Y así llegaron los dos De acuerdo hecho por vos
A recrear por igual,
Uno por parte mortal,
Y otro lo que imita à Dios.
Id, suspiros ardientes,
'Romped el duro hielo
Que ha derramado el cielo
Sobre aquel corazon empedernido, Contra quien no ha podido
Lágrimas, ni razon, amor, ni ruego; Y la nieve insufrible
Convertidla, suspiros, os requiero
En otro tanto fuego;
Pero mirad primero
No os fuerce el hielo en hielo á convertiros.
Y si esto no es posible;
Suspiros, ya yo muero; Ya yo muero, suspiros.
Padilla! ved qué gran mal: El libro de vuestra mano, Unos le llaman liviano, Otros que pesa un quintal.
Yo, como soy vuestro amigo, Soy de contrária opinion, Y á gritos, hecho un leon, Desta manera les digo:
«El que hallarc esta suma Pesada, es de no entendella; Porque no hay en toda ella
Cosa que pese una pluma.
(1) Acaso Pedro de Padilla sobre su Tesoro de Poesía, publicado en 1581. (Nota de Gallardo.)
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