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cubrir que toda su diplomacía se reduce á una copia simple de la órden, que vá citada en el testo, mirada y guardada por ellos, como por los príncipes de Alemania la famosa bula de oro, rota y cancelada en nuestros dias; y á fé que en esto han sabido entenderla, porque la tal carta, ya que no de titulo, ha servido de cobertera para la horrible devastacion, que poco á poco, y mucho á mucho fueron haciendo de este dominio real.

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MEMORIA

sobre las fábricas de los conventos de Santo Domingo y San Francisco, de Palma de Mallorca.

Mi querido amigo: aunque tengo ya en mi poder cuantas noticias pudieron recogerse sobre la fábrica de esta catedral, y aunque he empezado á ordenarlas en una memoria, quiero anticipar a ellas las que tenia anteriormente estendidas para el último de mis apéndices, y quedar del todo desembarazado para continuar un escrito que pide mayor proligidad y detenimiento.

Las que envio ahora se refieren á los monasterios de Santo Domingo y San Francisco, las cuales no entraron en el primer objeto de mis investigaciones; pero habiéndome venido casualmente á las manos algunos apuntamientos acerca de ellas, me pusieron en el empeño de completarlas, y al cabo lo hice hasta donde pude y V. verá en este escrito:

Hele dividido en dos partes, como pedia su doble objeto. En la primera hallará V. las notas que tocan al convento de Santo Domingo, y las que al de San Francisco en la segunda. Acaso ni unas ni otras satisfarán la curiosidad de V., como, no satisfacen la mia;

pero ¿qué haremos, cuando los mas interesados en recogerlas se contentan con menos de lo que alcanzamos nosotros? Paciencia; y voy á ellas.

Entre los grandes edificios, que al arribar al puerto de Palma se descubren á espaldas del coloso de la catedral, llaman principalmente la atencion, y la vista por su situacion y su bulto los conventos de Santo Domingo y San Francisco. Su forma esterior nada presenta de regular ni de bello, y aunque el interior de sus templos sea noble, y digno de la arquitectura del tiempo en que se levantaron, no hay en ellos cosa de que no se pueda formar idea por otros edificios de la misma edad y gusto. Por esto, sin detenerme en describirlos menudamente, diré solo lo que baste para servir á la historia de la arquitectura, y satisfacer la curiosidad de su cronista.

Si hemos de creer á los historiadores de la órden de Santo Domingo, su convento es el mas antiguo de Palma, pues que le hacen nacer en los primeros dias de la conquista. La devocion del conquistador á esta órden, recien fundada, es tan constante en la historia, como el aprecio que hizo de sus frailes, á quienes no solo fió la direccion de su conciencia, sino que los solia llevar consigo en sus espediciones militares, y en ellas valerse de su auxilio y consejo. A la de Mallorca le acompañó Fr. Miguel Fabra, su confesor; y á este Fr. Berenguel de Castelbisbal, que lo fué despues; y am

bos contribuyeron no poco con su predicacion á animar los trabajos del cerco de la ciudad, como testifica el mismo rey en su crónica. Al padre Fabra dió ademas el honroso encargo de entrar el primero en la ciudad, luego de rendida, con algunos caballeros, para ocupar la ciudadela, llamada Almudaina, y poner á buen recaudo los tesoros del rey vencido.

Añade á esto Dameto, tomándolo de la crónica ó memorias manuscritas de este convento, que en el dia siguiente al de la entrada del rey á la ciudad, el mismo padre Fabra erigió, con su acuerdo, un pequeño oratorio ó capilla, con advocacion de nuestra Señora de la Victoria, donde los obispos conquistadores celebraron el santo sacrificio, y en el dia despues las exequias de los ilustres caballeros que murieron en la faccion de la Porrasa. Tal supone que fué el orígen de este convento. El padre Francisco Diago, sin referir estas menudencias, ni citar ninguna autoridad, coincide en la misma opinion, pues supone fundado el convento por el padre Fabra, y fija su principio entre enero de 1230, y octubre del mismo año, en que aquel religioso dejó la isla para seguir al rey en sus espediciones.

Con todo, muchas razones me hacen dudar de estos hechos. 1.a La confusion en que se halló la ciudad, entrada desde luego á saco por los soldados durante los primeros ocho dias, y con tal desenfreno, que el mismo rey cuenta que algun dia se vió desamparado de todos sus

domésticos, sin tener que comer, si no le hubiese convidado á su mesa un caballero aragonės llamado D... Ladron. 2.a que tantos eran los cadáveres que cubrian, tanta la sangre que inundaba las calles y plazas de la ciudad, que el primer cuidado del rey, prelados y caballeros, fué librarla de aquella infeccion, sacando al campo, y quemando indistintamente los cadáveres. 3.a Que habiéndose erigido en el primer dia de entrada la ciudad el altar de San Miguel, y celebrándose en él la primera misa, no es verosimil, que en medio de tanta confusion se erigiese otro al siguiente dia, ni que el rey y señores se ocupasen en actos, que aunque piadosos, pedian mucha quietud y vagar. 4.a Que fray Miguel Fabra menos podia atenderá ellos, cuando tenia á su cargo la custodia del tesoro de la Almudaina, el cual, en aquel desorden y barahunda, corrió tanto peligro, que se hubo de trasladar, luego que se pudo, al castillo del Temple para mayor seguridad. 5.a Que el sitio en que estuvo la antigua capilla de la Victoria no fué dado á los dominicos hasta dos años despues, y que en la donacion no se mienta tal capiIla. 6.a Que fray Pedro Marsilio, dominicano, que estuvo en Mallorca, donde trató á algunos de los que asistieron á la conquista, y que trasladando al latin la crónica del rey, añadió á ella cuantas acciones piadosas llegaron á su noticia, y sobre todo las que eran favorables y en honor de los frailes predicadores, nada dice de tal

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