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ESCENA SÉPTIMA.

ESCRIBANO, LOS DICHOS.

ESCRIBANO.

Señor, acaba de llegar el espreso.

JUSTO, recibiendo el pliego.

Veamos.. (Asustado.) No sé lo que me altera: el corazon no

me cabe en el pecho.

SIMON.

¿Qué tendrá que tanto se ha turbado?

JUSTO, leyendo en secreto la carta, manifiesta en su semb'ante grande conmo_ cion y estremo dolor, y despues de haber acabado se arroja en una silla. ¡Oh padre sin ventura! Oh hijo desdichado !

ESCRIBANO.

Malo! malo! Sin duda se ha confirmado la sentencia! (Se va el Escribano ;y Simon, como temeroso de interrumpir á Justo se retira al fondo de la escena, sin resolverse á des ampárarle

SIMON.

Yo no comprendo... El ha perdido el color... ¡Cuál se ha puesto, Dios mio! ¿ Qué traerá esta carta ? (Cuanto dice Justo. en el resto de la presente escena se entiende aparte.)

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JUSTO.

Sí, sí: yo he sido el cruel, que ha acelerado su desgracia... Ah! Yo esperaba que mis clamores en favor de un inocente... ¡Hijo desventurado!

SIMON.

¿Señor?... (Acercándose con timidez.) ¿Qué tendrá que tanto esclama?

JUSTO, sin oirle.

¡No solo aprueban su muerte, sino que quieren tambien atropellarla! (Levantándose.) No: al Soberano le han engañado. Ah! Si hubiera oido mis razones, ¿ cómo pudiera negarse su piadoso ánimo á la defensa de un inocente?

Sr. Don Justo...

SIMON, desde lejos.

JUSTO, paseándose por la escena, como fuera de sí.

¡ Hijo mio! hijo desdichado ! ¿Cómo he de consentir ?...

Iré

á bañar los pies del mejor de los Reyes con mis humildes lágrimas.

SIMON.

¡Cuál está, Dios mio! No sosiega un instante! Sr. Don Justo... Por vida de... Sr Don Justo... ¡ Pero qué gritos !...

ESCENA OCTAVA.

LAURA, ANSELMO, LOS DICHOS.

LAURA, entra corriendo en la escena, y Anselmo deteniéndola.

ANSELMO.

Señora, señora, deteneos.

LAURA mirando á todas partes.

Qué, ¿El correrá á la muerte, y yo no podré abrazarle ?.... Querido esposo, dónde te esconden ? Quiénes son los crueles que nos separan?

SIMON.

¡Hija mia! ¿qué es esto?.... Don Anselmo...

ANSELMO.

Señor, no he podido contenerla... El posta que llegó de la corte esparció la voz de que traia malas nuevas: entendiéronlo algunos de la familia, y sus lágrimas...

LAURA de rodillas á Justo.

Ay señor! Así abandonais á vuestro amigo? Sufriréis que su esposa desventurada?

JUSTO volviendo el rostro.

Ve aquí lo que faltaba al complemento de mi desdicha! Señor Don Simon, separad á vuestra hija de este sitio, donde nada es capaz de aliviar su dolor.

Vamos, hija, vamos.

SIMON.

LAURA resistiéndose.

No, yo no me separaré de aquí... Qué! ¿Despues de perderle me negarán tambien el consuelo de morir en sus brazos? ¡Crueles! todos son crueles con esta desdichada!

(Simon lleva casi violentamente á su hija, y Anselmo pretende seguirlos, pero

se detiene avisado por Justo.)

ESCENA NONA.

JUSTO, ANSELMO.

JUSTO.

Quedaos, Don Anselmo. Los sucesos de este triste dia me han hecho conocer la fina amistad que profesais á Don Torcuato. ¿Quereis dar un paso en su favor, que le pueda librar de la desdicha que le amenaza?

ANSELMO.

¿Pues qué, lo dudais, señor? Ah! no es posible comprender cuanto estimo sus virtudes, ni cuanto me duele su triste situacion. Ah! Si pudiera á costa de mi vida...

JUSTO.

A menos costa podeis serle muy útil, y defender la suya. A pesar de cuantas razones espuse en su favor, la corte ha resuelto lo que oiréis ahora.

¡Oh Dios!

ANSELMO.

JUSTO lee con dolor y turbacion.

<< He dado cuenta al Rey de la causa escrita sobre el desafío que hubo en esa ciudad el dia 4 de agosto del año próximo pasado, entre el marqués de Montilla y Don Torcuato Ramirez, de que resultó la muerte del primero; y sin embargo de cuan. to V. S. espone en su representacion á favor del homicida, S. M. considerando el escándalo que ha causado este suceso en esa ciudad, este Real Sitio y todo el Reino, singularmente cuando estaba tan reciente la publicacion de su Pragmática de 28 de abril del mismo año pasado, y teniendo así mismo presente, que el reo está llanamente confeso en su delito, se ha servido resolver que V. S. ponga en ejecucion la sentencia de muerte y confiscacion que ha dado en dicha causa, concediendo al reo solo el tiempo preciso para disponerse á morir como cristiano; y V. S. me dará cuenta de haberse ejecutado en la forma prevenida. Nuestro Señor, etc. >>

ANSELMO lloroso.

¡Infeliz amigo! Yo no podré sobrevivir á tu muerte.

JUSTO.

¡Desdichado! Todos se compadecen de su desgracia! Solo la

"

corte está sorda á nuestros clamores. Pero, Don Anselmo, aun no sabeis hasta donde llega la desdicha de vuestro amigo.

ANSELMO.

¿Qué, señor, despues de una sentencia...?

JUSTO.

Sí, amigo mio, esta bárbara sentencia ha sido dictada por su mismo padre.

ANSELMO, asombrado.

¿Vos padre suyo? ¡ Oh Dios!

JUSTO, trasportado de pena.

No, yo no soy su padre: soy un monstruo que le ha dado la vida para arrebatársela despues..... ¡Insensato! Yo hubiera podido... Pero no perdamos, amigo, un tiempo tan precioso. La terrible sentencia se va á notificar á Torcuato: la corte está cerca: vos sois su amigo: teneis en ella valedores..... Tal vez nuestras instancias...

ANSELMO, yéndose con precipitacion.

Basta, señor: he entendido, no me detengo ni un instante. JUSTO, siguiéndole.

Si fuere preciso que el nombre de su padre...

ANSELMO, desde la puerta, y sin volver el rostro.

Entiendo, entiendo.

ESCENA DÉCIMA.

JUSTO, SOLO.

¡Santo Dios, encamina sus pasos!... Ve aquí el natural y dulce fruto de la virtud: todos se complacen en protegerla, y todos corren ansiosos á sostenerla en la adversidad. ¡ Pero cuán débiles son sus apoyos contra la fuerza y el poder! Virtud santa y amable! tú serás siempre respetada de las almas sencillas, mas no esperes hallar asilo entre los vanos y poderosos!.. Cuánto ha cambiado mi suerte en solo un dia! ¿Es posible que me he de hallar en la dura necesidad de derramar mi propia sangre?... ¡Hijo desventurado!... La mano de tu bárbaro padre te va á ofrecer el amargo caliz de la muerte! Funesta obligacion!... Horrible ministerio!... Si acaso Don Anselmo.....

Ah! Qué podrán sus débiles ruegos contra los de tantos importunos!.... Contra el respeto de las leyes!.... Contra la preocupacion del Gobierno!.... Ah!....

FIN DEL ACTO CUARTO.

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