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Notas del Editor.

(1) Este escrito recomendable lo cita Cean Bermudez.

(2) No ha llegado á concluir la Academia esta obra; pero en honor de Jovellanos debe decirse que los trabajos que se le habian encomendado los tenia ya corrientes : así lo hubiesen hecho los demas. (3) Juzguese en vista de este escrito si los Diccionarios geográficos modernamente publicados merecen ser un modelo por la parte del estilo.

(4) Pronuncióse delante de la Sociedad económica de Madrid y fué muy aplaudido.

(5) El marqués de Peñafiel.

(6) Alude á Don Felipe Ribero Valdés.

(7) Versa sobre la materia de una compañía de seguros, relativamente á lo cual habia dado ya un informe.

(8) Los que han citado este discurso convienen en que es obra de Jovellanos: no hay mas que leerle para convencerse de ello

(9) La ley que cita es la part 2.a, tít. 24, su prólogo.

а

(10) Es la ley 2.a del mismo tit. y part. ya citados.

(11) Lib. 7, tít. 9, part. 2.

(12) Núm. 16, tít. 5, lib. 1, del Fuero viejo.

(13) Todo cuanto indica en este discurso el autor no puede ser mas cierto, y prueba el conocimiento que tenia de la sociedad en que vivia.

(14) Sabido es que la geografía histórica no es menos útil que la física y astronómica; por esto el autor procuraba que no se descuidase su estudio para tener exacta noticia de las costumbres de los pue

blos descritos, de su poblacion, industria, comercio, artes etc., asi como de sus monumentos y de cuanto hace referencia á su historia. (15) Es decir la que corresponde á la época anterior á la ruina del imperio romano.

(16) Le cita Cean.

(17) Idem.

(18) Alude al digno conde de Campomanes. (19) Tambien le cita Cean.

(20) Esta idea del autor, como todas las que encierran una verdad manifiesta, fué recibida con aplauso: aplauso efímero en verdad, pues no fué seguido de la ejecucion del proyecto, cosa que sobre ser fácil hubiera dado por fruto beneficios incalculables.

(21) Le cita Cean.

(22) Es decir lo relativo al poder espiritual y al temporal.

(23) Bien hace el autor en decir mas abajo que esto era efecto de una union admirable, fecundo origen de seguridad y soṣiego para la España, aun en aquellos tenebrosos tiempos de discordias intestinas: es preciso estudiar mucho aquella época para conocer á fondo el espíritu de las antiguas leyes fundamentales de nuestra patria.

(24) Procede de ahí el privilegio de voto en córtes otorgado por los reyes á varias ciudades.

(25) Leyendo desapasionadamente lo que dice aquí el ilustre autor, dígasenos si conocia ó no las necesidades de la época: por nuestra parte creemos que el final de este párrafo escrito bajo un gobierno absoluto es digno de esculpirse en láminas de oro.

(26) Sabidos son los males que ha acarreado en todos tiempos á nuestra patria la ambicion ministerial para que no deploremos con el autor la opresion y mal gobierno que de ello ha resultado en muchos reinados.

(27) Tocante á la doctrina de la soberanía nos remítimos á las notas y apéndices de la memoria del autor en defensa de la Junta Central, que continuarémos mas adelante.

(28) Aquí distingue el autor las dos potestades de que hemos hablado en la nota núm. 22.

(29) Alude á algunos autores que llevados de su buena fe han escrito la historia mezclando fábulas con verdades y hechos ridículos con otros verosímiles.

(30) Le cita Ceán.

(31) Es la ley 5.a, part. 1.a, título de las leyes donde se leen las mismas palabras que copia el autor.

(32) Ley 5.a, part. 1.a, título de las leyes en la rúbrica.

a

(33) Ley 4. idem.

(34) Es la ley 8 del mismo título.

(35) Véase lo citado en la nota anterior.

(36) Los que hayan leido este discurso conocerán cuan poseido estaba el autor de la necesidad de que se estudiase bien la lengua para comprender el espíritu de la legislacion. Si hubiésemos de buscar ejemplos para corroborar las ideas del autor no nos faltarian por cierto en varios intérpretes del derecho que no han comprendido el espíritu de las leyes del Fuero juzgo ni aun el de las mismas Partidas.

(37) La cita Cean.

(38) Alude á su discurso inaugural pronunciado en el mismo instituto.

(39) Cita está oracion el mismo Cean.

(40) Era su hermano, cuya muerte sintió sobre manera. «Su sombra virtuosa, decia él mismo en uno de sus diarios, se me presenta en todas partes, y empezando á venerarle como el espíritu de un justo que descansa, casi no me atrevo á llorar sobre sus cenizas.» Sublime espresion de la cual solo podríamos buscar ejemplos entre los héroes de Plutarco.

Para conocer el carácter de Jovellanos, léase mas abajo y medítese. El autor era sobre manera sensible; no deseaba destinos superiores; solo el amor á las ciencias y á la literatura, solo el bien de la patria era su norte. En algunos fragmentos de sus diarios á que darémos cabida en esta coleccion, se verá cuales eran sus sentimientos en el particular.

(41) Siguiendo el Instituto Asturiano la senda trazada por el autor, supo clevarse á una grande altura. Conoció que en nuestro siglo solo son estimados los institutos por el bien que hacen á los pueblos, tomando por norte las ciencias demostrativas y todo cuanto tiende á la mejora positiva de los hombres.

(42) El instinto de los animales que en cierto modo puede llamarse la parte de razon que les сиро.

(43) Hubo algun dia quien se alarmó por esta comparacion y por otras palabras de este discurso: parece imposible, pero ha sucedido,

(44) Léase la nota anterior.

(45) Aquí se remonta Jovellanos á toda la altura de su genio. Efectivamente hay una perfeccion por la cual suspiran las almas, y si no ha de ser dable alcanzarla enteramente, á lo menos se aspira al grado de perfeccion mas susceptible de reinar entre los hombres, para que se llenen en cuanto sea posible, como dice Jovellanos, los augustos fines de la creacion.

(46) Jovellanos, al propio tiempo que profundo filósofo, era altamente religioso, y por esto clama contra los espiritus altaneros é impíos que en el siglo xviii lograron hacer de moda el ateismo.

(47) Dios, el hombre y la naturaleza. Con tres palabras abraza el autor los grandes objetos de la humana sabiduría. ¡Cuán digno era de pintar la naturaleza como otros pocos autores ilustres! Si las desgracias no le hubieran perseguido constantemente, tal vez llamaríamos hoy dia á Jovellanos el Plinio español.

(48) La cita Cean.

(49) Hízolo en un discurso que ocupa su lugar en esta coleccion. (50) Este celoso ministro que protegió constantemente al Instituto Asturiano, era Don Antonio Valdés.

(51) Este sabio ingeniero, capitan de navío, era Don Fernando Casado de Torres.

(52) Alude al carbon mineral.

(53) Leyendo el gobierno el final de esta oracion, deberia dirigir las miradas hacia aquel liceo que tantos desvelos mereció de parte del digno autor.

(54) Citada por Cean.

(55) La cita tambien Cean.

(56) Los individuos de quienes habla eran el conde del Carpio y Don Casimiro Ortega.

(57) Don Francisco Cabarrús.

(58) El príncipe de Monfort.

(59) Tambien la cita Cean.

(60) Si alguno ha podido dudar de que fuese merecido el título de sabio que se ha dado á Jovellanos, no tiene mas que leer detenidamente este dictámen, y compararlo con los otros escritos y memorias del autor. Entendido en todo, hablaba de todo, no superficialmente sino con maestría y profundidad.

(61) Han hecho fuerza posteriormente á los gobernantes algunas

de las reflexiones del autor, singularmente la de este párrafo, y por lo mismo ha variado la legislacion respecto á la prohibicion que en él se menciona.

(62) Léase la nota número 60.

(63) Nos referimos á lo mismo que ya tenemos dicho, porque á cada paso encontramos nuevos motivos para poner á las nubes la reputacion del autor que afortunadamente está bien cimentada en su patria y aun entre las naciones estrañas. Tanta variedad de conocimientos en un hombre solo, no pueden menos de asombrar, y casi rayan en lo imposible.

(64) En otros escritos se ha detenido en enumerar estas deducciones, como podrá enterarse el lector en su lugar.

(65) Jovellanos conocia bien la materia de que trataba, y por lo mismo se cumplió como un vaticinio todo cuanto predijo acerca la ruina del banco.

(66) La cita Cean.

(67) Gozaba entonces la ganadería trashumante de los mas exorbitantes privilegios, y á esto alude Jovellanos en el texto.

(68) El célebre Campomanes.

(69) La cita Cean.

(70) Este célebre individuo, este padre y bienhechor de la sociedad, era el hombre á quien mas respetaba el autor, y de quien habla siempre con entusiasmo. Aun que no le nombre, es sabido que se refiere a Campomanes.

(74) Alude al mismo conde de Campomanes. Este discurso mereció un aplauso general de parte de la sociedad. Afírmase que á ello cooperó, á par que el mérito del mismo, el que otro socio habia pre

sentado un dictámen contrario al de Jovellanos.

(72) La cita Cean.

(73) Bastan dos observaciones para graduar la aficion de los septentrionales á la caza de cetreria. 1. Que en los embargos eran esceptuados por sus leyes el halcon y la espada, como los dos instrumentos mas preciados y usuales en la paz y en la guerra. In compositione (dice la ley 16 de Ludovico Pio, entre las longobardicas) Widrigilt (omecillo) volumus ut ea dentur, quæ in lege continentur, excepto accipitre, et spatha. 2.a Que entre los ripuarios el precio legal de un halcon se estimaba para las composiciones ó multas en tres sueldos si era bravo, y si domado en doce; y como entonces la estimacion de

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