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prendido ó acabado alguna de sus pequeñas expediciones, cuando la familia del patron ó de los marineros viene en romería á Bonanova, donde á vueltas de la devocion pasa allí alegremente un dia entero ó una tarde. Ni esta devocion inflama solo á los navegantes, sino que se extiende á todo el pueblo de Palma y sus contornos, cuyas familias acostumbran así mismo visitar la ermita en algunos dias del año; mas cuando llega el del santo y dulcísimo Nombre de María, bien puedo decir que he gozado ya tres veces, aunque de lejos, del mas tierno espectáculo; porque entonces se despuebla la ciudad y los campos vecinos para venir á celebrarle en su pequeño y gracioso templo. Lumbradas y bailes al son de la gaita y tamboril anuncian desde la noche anterior la solemnidad preparada; y el primer rayo del siguiente dia halla ya cubiertos los senderos del bosque, y las demas avenidas de la ermita, de un inmenso gentío que viene á la fiesta, y á gozar de camino de la diversion que ofrece su concurrencia. Porque esta aquí, como sucede en muchas partes, es una de las solemnes ocasiones en que la devocion se hermana admirablemente con el regocijo de los pueblos, y santifica, si se me permite esta expresion, el placer y alegría de los corazones sencillos é inocentes. Los concurrentes, despues de hacer sus preces, y satisfacer su primera curiosidad, se derraman por todo el recinto del santuario á ver, á ser vistos y á saludarse y tratarse entre sí; pero al acercarse el medio dia se dividen en grupos, y cada uno se separa y toma la situacion que desea ó que puede para comer y sestear. No hay algarrobo por allí, no hay olivo ni almendro que no abrigue una familia contra los rayos del sol equinoccial, ni familia, que por pobre que sea, no pueda á su sombra cantar alegre con el Horacio español:

A mi una pobrecilla

mesa, de amable paz bien abastada,

me basta; y la vajilla,

de oro fino labrada,

sea de quien la mar no tema airada.

Entrar y salir en la ermita, charlar, correr, bailar, ó ver los bailes, llevan el resto de la tarde: el mas señalado de ellos se

tiene en el porche de la cercana casa de son Gual, bellísima quinta de la Excma. Señora marquesa viuda de Solleric, que la edificó, así como la nueva ermita; y que en este dia admite y regala con generosidad á las personas de la nobleza que vienen á la fiesta, y acoge además en sus umbrales al pueblo que acu de á solazarse ante ellos.

En toda la tarde, y por todas partes, reina el mas vivo, y al mismo tiempo el mas pacífico y honesto regocijo. Que tambien en esto es señalado y laudable el buen pueblo mallorquin, pues que manifestando en sus diversiones la alegría mas exaltada y bulliciosa, nunca ó rarísima vez da en ellos aquellos ejemplos de desacato, disolucion y discordia, que por desgracia turban y hacen amargas las de algunos otros paises. A la de este dia convida tambien, y en gran manera la realza, la hermosura del sitio, porque es frondoso, elevado y pintoresco, con la magnífica vista de la bahía á una parte, y á otra la de la rica y hermosa campiña, sobre la cual descuella el castillo de Bellver; haciendo en ella muy distinguido papel. Algun dia, si quiere Dios, subiendo á su alto Homenaje, describiré yo á V. esta grande escena, tal cual desde allí se descubre. Por hoy basta lo dicho para que V. forme idea de uno de sus principales objetos, que por muchas circunstancias es tan digno de la atencion de los que saben pensar, como está olvidado de las almas corbas y vulgares.-Marina.

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Notas del Autor

Puestas al anterior discurso.

(1) Me han informado que habiéndose medido pocos años ha por los ingenieros de esta plaza la distancia y altura entre el castillo de Bellver y el mar, se halló que el centro de este patio dista de su orilla dos mil seiscientos cuarenta pies, y que está cuatrocientos cuatro pies dos pulgadas sobre su nivel.

(2) Santaňí es una de las villas de esta isla, señalada por sus canteras de un asperon finísimo, que se emplea en las obras de mayor consideracion, y del cual se han construido la Catedral, la Lonja y otros nobles edificios de esta ciudad. He leido tambien que Don Alonso V de Aragon la hizo llevar á Nápoles, y la empleó en la magnífica fortaleza de Castelnovo, que construyó en aquel reino.

(3) Esta capilla ocupa cinco huecos de bóveda : su forma interior solo se distingue de la de otras piezas del castillo en que el presbiterio se eleva sobre el piso cosa de un pie, y está embaldosado con buenos azulejos, y dividido por una hermosa reja, de gusto arabesco. Es gran lástima que no exista el primer retablo, que nos daria alguna idea de la pintura coetánea. En su lugar hay otro moderno, que se reduce à un carton de tabla, en que se ve mal pintado un retablo, de tan ruin escultura y arquitectura como prometia su edad. San Marcos, patron del castillo, en medio, y San José y San Liborio á sus lados, ocupan los nichos principales ; sobre el cornisamento están San Pedro y San Pablo; en el ático el Salvador y la Vírgen, y por remate las armas de los Montellanos. El dibujo y colorido van á la par con la idea, y me excusan de decir mas; pero no de copiar la memoria del buen gobernador que costeó la obra. Consérvase en una inscripcion, repartida en las aletas del embasamento que salen de la mesa del altar. Copiándola descubriré á V, el nombre de un pintor

mallorquin que no conoce; pero sea en la protesta de que no debe entrar en el apéndice de su biografía artística. La inscripcion dice así: Siendo comandante de este castillo Don Pedro Montellano, teniente coronel reformado, á su devocion se hizo este retablo. Antonio Venteyol me fecit; y se bendijo en 18 de diciembre de 1718.»

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(4) Seria dificil describir el carácter de esta corte mejor que lo hizo el P. Mariana con su elocuencia y acrimonia acostumbrada. En el cap. 14 del lib. 18 de su Historia se despepita así: «El Rey D. Juan era de un natural afable y manso, si ya no le tocaba algun notable desacato. Mas inclinado al sosiego que á las armas, ejercitábase en la cetrería, y era aficionado á la música y á la poesía; todo con atencion á representar grandeza y majestad............. La Reina, otro que tal, como cortada á la traza de su marido, aunque dentro de los límites de muger honesta, usaba de entretenimientos semejantes. Así en la casa Real todo era saraos, juegos, fiestas y regocijos. Las damas se ocupaban mas en cantar, tañer y danzar, que en lo que á su edad y á mugeres convenia.... Dábanse muy aventajados premios á los poetas, que conforme á las costumbres que corrian, componian y trovaban en lenguaje mallorquin, y se señalaban en la agudeza y primor de sus trovos, lo cual era en tanto grado, que despachó una embajada al Rey de Francia, en que le pedià que le buscase con cui

dado, y enviase algunos de aquellos poetas, los mas señalados.»

(5) Una peste, que cundia por Cataluña y Valencia en 1394, trajo á Mallorca la corte de Aragon. El Rey, la Reina, las Infantas, con gran número de damas, barones y caballeros, se embarcaron en Barcelona para preservarse de aquel azote. Una recia tormenta dispersó las galeras; pudo arribar á Soller la del Rey; desembarcó, vínose á Buñola, y pasando luego al palacio de Valldemusa, envió á inquirir la suerte de las restantes naos. Sabido hubo que que la galera de la Reina estaba en la bahía de Palma, se vino al castillo de Bellver, y llamó á él toda su corte. La salubridad y hermosura de la situacion, la abundancia de caza, y la comodidad del edificio, terminaron sin duda esta eleccion. Pasaron aquí ocho dias, esto es, desde el 21 al 28 de julio, en alegrías y diversiones. Bajaron luego, é hicieron su entrada solemne en Palma, donde fueron recibidos con mayor ostentacion. Hubo para cortejarlos torneos, justas, saraos y todas las alegrías propias de aquel tiempo, y conformes al gusto de los Reyes. Pero la conducta insolente de la gente menuda que seguia

la

de

la corte, produjo tanto disgusto en la de la ciudad, que hubieron de volverse á Bellver, do prolongaron su residencia y pasatiempos, hasta que en 28 de noviembre volvieron á embarcarse en Porto-pí, dejando á Mallorca con el dolor de que tantas demostraciones y gastos como hiciera en obsequio de aquellos Soberanos, no bastasen á templar su desagrado, ni á evitar otras consecuencias que no son de este lugar, y de que acaso se dirá algo en el apéndice. Mut, lib. 7, cap. 5, da noticia de este suceso; pero consta mas por menor en algunos diarios de aquel tiempo, de que tal vez se hablará en el apéndice.

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(6) Pues la poesía provenzal se presenta tantas veces á mi imaginacion, ya como tan amada de los Rey es que residieron en este castillo, ya como tan análoga á sus circunstancias, y verdaderamente poéticas formas, no quiero resistir á la tentacion de copiar aquí para V. una carta que pocos dias ha escribió acerca de ella un amigo de entrambos (*). Espero que su lectura servirá á V, de entretenimiento, siquiera por la extension y novedad con que se trata esta materia, sobre la cual nuestros escritores han pasado muy de corrida, adoptando con demasiada buena fe las opiniones infundadas que los extranjeros presentaron como verdades infalibles.

u

CARTA.

Amigo y señor como en la conversacion que tuvimos anoche sobre la lengua y poesía llamadas provenzales, se produjeron y cruzaron muchas ideas, sin que se determinase bien ninguna; y como que V,, aunque inclinado al dictámen que yo sostu ve, me pareció no bien convencido de mis razones, he pensado que no le seria desagradable leerlas reunidas y expuestas con mas órden del que permite una rápida discusion, y esto pienso hacer en la presente carta, bien que las expondré con la misma franqueza y desaliño con que las oyó de mi boca. La materia no es del todo indiferente, y si yo no voy descaminado en mi dictámen, creo que fundándole podré suplir

(*) Esta carta fué escrita mucho antes por el mismo Jovellanos á otro amigo suyo, segun lo aseguró Don Carlos Gonzalez de Posada, sin que atinase el motivo que haya podido tener para ocultar el nombre de su autor, á no ser (añade) el de que sentaria mal la alabanza que luego hace del mérito de este escrito. Por lo demas, todo su lenguaje y estilo prueban ser legítima produccion suya.

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