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tra su nivel, á pesar del robusto, pero mal entendido apoyo que les fué dado. Y si á esto se añade el lento estrago que van haciendo en las bóvedas las aguas trascoladas desde la plataforma, que ya gotean en abundancia sobre las habitaciones y galerías, y las filtradas del aljibe, que atacan sus cimientos, fácil es de inferir que el hado de ruina y mortalidad viene con paso acelerado sobre esta fortaleza.

Por otros medios, menos perceptibles, concurre tambien la naturaleza al mismo fin. El gran número de gorriones, vencejos, pinzones, trigueros y otros pajarillos, que antes subian del bosque á revolotear ó posarse en las torres y ante-pechos, socavan continuamente sus grietas, para abrir en ellas sus nidos, y hacer sus crias. Hoy, á la verdad, van á menos por la causa que diré despues; pero probablemente no le abandonarán las aves de rapiña y mal agüero, que tambien anidan y moran en los hondos mechinales y anchas aberturas de las torres, que cada dia ahondan y aumentan: entre ellas se distinguen el buho y la lechuza, cuyos tristes ecos hacen en esta soledad mas medroso el silencio de la noche. Cria tambien aquí una especie de pequeño azor, llamado en el pais churriguer, de tan extraña condicion, que así persigue á las aves inocentes y pacíficas, como á las malignas y guerreras de su raza; y tan valiente, que ataca á vencer en la lucha á los mas poderosos gavilanes. Pero el interior del castillo es todavía mas fecundo, especialmente en aquellos insectos y sabandijas, á cuya multiplicacion concurre la vejez de las obras, á una con su desaliño y abandono. Mientras que los ratones y ratas, de enorme tamaño, y las comadrejas y garduñas, sus perseguidoras, que crian en los fosos y conductos, le minan continuamente por Jos cimientos, una especie de lagartija muy numerosa, que se abriga en sus muros, trepa por ellos á todas horas, deshace el mortero que fija los sillares, y se introduce por las habitaciones es mas corta, mas ancha y menos vivaracha que las que conocemos por allá ; pero no menos inocente, aunque distinguida en esta isla con el horrible nombre de dragó. No sé si puedo aplicar este dictado al escorpion; pero sí que no es raro hallarle en el interior de los cuartos mas aseados, sin que yo sepa que hasta ahora haya ofendido á ninguno de sus moradores.

Pero si V. cuenta que en esta fortaleza, fuera de algunas pie zas, aseadas por los que hoy las ocupan, nada se repara, se cuida, se barre, ni se limpia, no extrañará que sea mucho mayor en ella la abundancia de aquellos insectos que acompañan la inmundicia, y la castigan, sobre todo en las cuadras de la pobre tropa. Por grande que sea la aficion de V. á la historia natural, bien me disimulará que pase en silencio la larga nomenclatura de esta parte asquerosa del reino animal bellvérico; pero al mismo tiempo gustará de tener noticia de dos insectos que hay aquí, y que no he visto en otra parte: el uno es una especie de escarabajo, harto hermoso : tiene la forma y tamaño de un grillo, aunque un poquito mas largo, y es muy notable por el brillante color de sus alas, barnizadas de oro y carmin. Críase, á lo que creo, en el foso; pero se ve alguna vez en las habitaciones altas, y aunque he procurado conservar dos, no lo pude lograr por ignorar el méto do. El otro es una mosca, ó mas bien mariposa fosfórica, que se ve por las noches de verano (8): tendrá como media pulgada de largo, sobre dos líneas de ancho; en la cabeza una escama o conchita blanca, que la cubre toda á manera de toca; por bajo de ella' salen dos alas tan largas, que plegadas una sobre otra, cubren casi el resto de su cuerpo, y son espesas y de color pardo; de forma que cuando está en reposo, y mirada por las alas, presenta la forma de una monja. Bajo de estas tiene otras dos alitas blanquecinas, muy delgadas y transparentes, que solo desenvuelve un rato antes de elevarse: su vuelo es corto, circular, siempre de abajo arriba, y volviendo casi al punto de donde partió. El cuerpo tiene la figura de un gusano; y de la parte inferior y estrema de él lanza una luz amarillenta, pero tan viva, que se percibe aunque no sea en plena oscuridad, y que pues aparece y desaparece por intervalos, y especialmente si la tocan, es de creer que usa de ella á su arbitrio. Esta mosca ama mucho la luz, como las demas mariposas nocturnas, pero con harta mas cordura, pues que la galantea sin morirse por ella. Con esto, si V. quiere bautizarla, con tan buena razon la podrá dar el nombre de monjita, como el de coqueta. El reino vegetal que produce el castillo, si no mas fecundo, es mas vario y notable, y concurre así á acelerar su decadencia, como á hacer mas agradable y pintoresca su vista. Sin

contar las varias especies de líquen ó musgo que cubren sus paredes, ni las yerbas y plantas que nacen libremente en su esplanada y fosos, las torres, los muros, la plataforma, y hasta las bóvedas interiores producen otras muchas. La bella y pomposa alcaparra, llamada aquí tápara, con sus grandes flores blancas, y sus estambres violados, de entre los cuales se levanta erguido el verde pie de su fruto; la parietaria, el hinojo marino, y los alhelíes, blanco y carmesí, son los mas comunes, asoman en todas partes por las hendiduras de los sillares del muro, y le entapizan; pero además se ve gran número de otras plantas, ya coronando los antepechos, y ya brotando en la plataforma. En solo el plano de esta he distinguido yo el llantero, la stella maris, la melera, la granza ó rubia, una especie de gamon juncoso, el euforbio, la pimpinela, el geranio, la verbena, el talasparvien se, el erisimon, la bursa pastoris, la şaxífraga, y hasta el venenoso hyoscíamo, sin otros que no cuento por muy comunes, ó por ignorar sus nombres.

¿Y qué juzgará V. și le digo que fuera de las parietarias y cerrajas (aquí lletsons ); que nacen por las paredes interiores de la galería alta,su bóveda misma presenta el rarísimo fenómeno de dos higueras inversas, una pequeña y otra grande, que escondiendo su raiz entre las claves crecen perpendicularmente hácia abajo? La mayor de ellas estiende sus ramas hasta tres y mas varas de largo, formando una gran copa; y las de entrambas se cubren á su tiempo de muy grandes y lozanas hojas, aunque sin fruto. ¿No diria V. que el supremo Autor de la naturaleza se complació en alterar aquí el influjo de sus leyes ordinarias, para ofrecer en produccion tan extraña materia de curiosa y entretenida contemplacion á los infelices que por sus altos decretos hubiesen de morar algun dia en esta triste soledad? El temor de que semejantes plantas dañasen á la bóveda ha hecho cortar mas de una vez estas higueras; pe ro ellas renacen luego, y de nuevo brotan con mayor fuerza; y tanto es el poder vegetal de su raíz, que viva siempre, y firmemente agarrada al corazon de los sillares, parece que se obstina en acelerar su ruina para su libertad, y sobrevivir á ella.

Considerado este castillo en su primera época, y cuando no

conocida aun la moderna tormentaria, solo podi a ser combatido con arietes y catapultas, su fuerza era de las mas respetables de aquel tiempo, así por su áspera y eminente situacion como por la solidez de sus muros y defensas, altura y robustez de sus torres, y anchura y profundidad de sus cavas. Hoy mal apenas pudiera resistir media hora á una batería de veinte y cuatro, obrando de los cerros que la d ominan al O. N. O. Contra este inconveniente se ejecutaron las obras modernas, de que ya dí á V. razon. Si las merecia ó no otros lo juzgarán; bástame á mí reflexionar, con respecto á mi objeto, que pues existe aun este precioso monumento, será lástima que una mano diestra no extienda por medio del dibujo y el grabado su noticia, preservándole de la ruina que am enaza no solo á sus Ipiedras, sino tambien á su memoria. Yo lo he procurado, haciendo formar un bosquejo de su planta y alzado, que aunque imperfecto, servirá para dar á V. y conservar alguna idea de afeadas bellezas.

sus ya

Quisiera tambien para completar la parte histórica de esta descripcion dar á V. noticia del año en que empezó á construirse el castillo, y del arquitecto que le construyó; pero las mas exquisitas diligencias no han bastado para descubrirlos. El vulgo le cree obra de moros, como á todas las que se alejan un poco de su limitado conocimiento. Los historiadores de Mallorca lo atribuyen á su rey Don Jaime el II, y dicen que le destinó tambien para habitacion de sus sucesores; pero sin otro apoyo que el de la tradicion. Acerca de esto voy yo recogiendo algunas noticias, y reuniendo varias congeturas que á V. no serán desagradables. Mas como no sea fácil exponerlas sin entrar en discusiones tal vez prolijas, las reservo para las notas, que la necesidad de ilustrar otros puntos hace necesarias. Entretanto puede V. contar de seguro que el año de 1309 estaba concluido este castillo, y que por lo menos tiene ya cinco siglos de edad.

Pero ¿qué son cinco siglos en comparacion de los que recuerda al espíritu este venerable monumento? Construido to. do, salvo el exterior de la galería alta, de una especie de asperon llamado aquí marés, sus sillares se ven rellenos de pedrezuelas rodadas de diferentes tamaños y colores, ya confusamente agrupadas, ya sembradas y sueltas por su masa arenosa. Aho

ra bien, estas pedrezuelas fueron en algun tiempo desprendidas de las altas montañas de la isla, ó bien de algun continente mas distante, pues que su pasta y colores son harto varios; fueron despues rodadas y arrastradas por las aguas, privadas de sus ángulos y asperidades, y depositadas en este cerro cuando era todavía arenal ó playa de arena suelta. Esta arena al fin endurecida y petrificada por la accion de algun glúten ó flúido se hubo de convertir en asperon, envolviéndola en su seno: congetura que es tanto mas probable, cuanto así los sillares, como la matriz de la cantera en que fueron cortados, envuelven tambien algunas conchas y mariscos, indicios de haber estado cubiertos del mar. Añada V. que estas conchas se hallan en lechos no muy espesos, pero muy extendidos en la mis ma cima del cerro; que se ven algunas por sus laderas, y que se descubren incrustadas en la roca, y en las alturas y lugares adyacentes hasta un cuarto de legua de distancia. Añada tambien que son de las que llaman bivalvas y longitudinales, tan grandes, que tienen desde una tercia hasta media vara de largo; y por último, que de ellas segun me han informado, se halla hoy ninguna viva ni muerta en la vecina playa. Y he aquí como el espíritu á vista de semejante fenómeno no puede menos de transportarse hasta los tiempos del diluvio por lo menos; esto es, á mas de cuarenta siglos antes que se levantara este hoy anciano y decrépito castillo. ¡Así es como la naturaleza, obediente á las leyes que le dictó su divino Hacedor, volviendo y revolviendo, cambiando y desfigurando la faz de nuestro pequeño planeta, le renueva y conserva; mientras que las deleznables generaciones de los hombres, arrastradas en Ja impetuosa corriente del tiempo, se van sucediendo atropelladamente, y desaparecen y caen con todos sus monumentos en el abismo insondable de la eternidad!

no

Pero ya es tiempo de salir de este castillo para recorrer sus contornos, y dar á V. mas cabal idea de su situacion, la cual es por todas partes áspera, fragosa y de difícil acceso, salvo hácia el O., donde presenta un poco de terreno algo llano y tratable. Su altura es tal, que apenas hay punto ni rincon en toda la escena que domina, por bajo y distante que sea, que no le descubra ; y como su forma sea tan antigua y extraña, no se puede mirar de parte alguna, sin que hiera fuertemente la

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