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Stilicon, en cuyo encuentro vencido y derrotado este último, encontró en la muerte el justo castigo de sus intrigas. Los godos ansiosos de vengar el ultraje hecho, volvieron sus armas contra Italia, á la que llenaron de sangre y terror, sin perdonar á la ciudad de Roma que, entregada despues de un vigoroso sitio, fue completamente saqueada. Por este tiempo murió Alarico en Cosenza, y Ataulfo su cuñado y sucesor, deseando sostener sus derechos sobre los dominios de Francia y España, siguió la conquista, volviendo á saquear á Roma, donde hizo. prisionera á Gala Placidia, hija del gran Teodosio y hermana de Honorio; prosiguió despues su marcha hasta Narbona, donde los galos le recibieron por rey, habiéndose en este viaje casado con Placidia. Ataulfo parecia contento con la pequeña porcion de Francia que habia ocupado; mas bien fuese por los ruegos de Placidia, bien llamado por los españoles oprimidos por las armas de los bárbaros, salió de Narbona, pasó los Pirineos y entrando en Cataluña, le abrió Barcelona sus puertas, cuyo ejemplo fue imitado por varias ciudades. Al segundo año de su reinado, un enano le traspasó alevosamente con una espada, en la misma ciudad de Barcelona el año 416.

IV. Le sucedió Sigerico que solo empuñó el cetro nueve dias. Entró en su lugar Walia que intentan do apoderarse de la Mauritania, provincia en aquella época de España, reunió una escuadra, que destruida por una tempestad, le obligó á hacer la paz con los romanos. Una de las principales condi

ciones estipuladas fue, que los godos arrojasen de España á los suevos, vándalos y alanos que se habian apoderado de la Galia, Lusitania y Andalucia. Walia los derrotó varias veces, obligando á los alanos á admitir gobernadores godos, con lo que escarmentados los vándalos y suevos se sujetaron á los romanos. Murió en Tolosa el año 419. A Walia sucedió Teodoredo, que dió, unido con los francos y romanos, una batalla en los campos cataláunicos á Atila rey de los Hunnos; murió en la refriega cayendo del caballo y siendo atropellado. Entró en su lugar Turismundo que murió asesinado. Teodorico su hermano le sucedió, el que aumentó considerablemente su territorio, derrotando repetidas veces á los suevos y romanos, ocupando parte de lo que aquellos poseian en España, y principalmente la Andalucía. Su hermano Eurico le asesinó el año 466. y le sucedió en el mando, el que al punto que subió al trono, encaminó sus proyectos á despojar á los suevos y romanos de toda España y estender su imperio hasta la Galia Narbonense. Con este fin, entrando por los Pirineos, se apoderó de Aragon, Navarra, Valencia y de todo el resto de España, escepto la Galicia, que permaneció sujeta á los suevos: en la Galia estendió su imperio hasta Marsella. A Eurico, pues, debe España la independencia y libertad de que careció por espacio de setecientos años, y en su tiempo se dieron las primeras leyes escritas, como consta del cronicon de Cardeña.

V. Los godos llamados asi de Gotia, provincia de Escandinavia, de donde segun hemos dicho, se

creia descendian; se habian dividido en dos naciones, que segun la situacion mas o menos occidental del Danubio tomaron distintos nombres. Se llamaban Ostrogodos los que establecidos al Oriente se apoderaron de Italia, y visogodos los que se estendieron por el Occidente y ocuparon la España.

VI. Los visogodos, mas adictos al estruendo de las armas que á la legislacion, en los primeros reinados gobernaron las provincias conquistadas segun los usos y costumbres traidos del Norte, y solo cuando ya reinó la paz, los vencedores consolidaron con una legislacion uniforme el mando que su sangre y valor habian cimentado. Estas primitivas costumbres eran las mismas que usaban los pueblos de la Germania antigua, y como en ella tienen su origen varias instituciones de algunos de nuestros códigos, y son uno de los manantiales del derecho español, debemos ocuparnos de ellos.

VII. Las noticias que hasta nuestros dias han llegado de las costumbres y usos de los germanos, las debemos á César, Tácito y otros autores que igualmente trataron de ellas. La antigua Germania estuvo habitada por muchas naciones que, aunque gobernadas de distinto modo, habia ciertos caracteres que las eran comunes. No tenian propiedad, unos cultibaban unos años y otros otros. Preferian la caza á la agricultura, y sino estaban ocupados en la guerra, se entregaban á la ociosidad é intemperancia. Habitaban en chozas ó cuevas dispersas y desabrigadas: se creian tanto mas seguros de los enemigos, cuanto mas rodeados estaban de desier

tos. Su única profesion era la guerra, no se tenia á ninguno por ciudadano ni gozaba de los derechos de hombre libre, si no era hábil para la milicia. Los que podian proveerse de armas por si mismos, militaban á su costa; los que no, se ponian al servicio de algunos señores, bajo cuyas órdenes peleaban. La guerra era apetecida como uno de los medios de vivir y hacer fortuna, por lo que continuamente la tenian con los pueblos vecinos y entre las familias principales. Las mujeres y madres asistian á los combates, llevaban viveres á los combatientes y los animaban á la pelea : preferian á todo, las presas de hombres y mujeres; los vencidos eran hechos esclavos, los que se repartian entre los veneedores á proporcion de sus gastos y méritos, si bien los dispensaban mas consideraciones que los romanos, pues los dedicaban al trabajo del campo, apropiándose todo lo que producia con la obligacion de pagarles ciertos censos en frutos, ganados etc. Los esclavos emancipados no podian ser magistrados ni optar á dignidad.

Encargaban el gobierno á los reyes que elegian de entre la nobleza, de modo que esta dignidad no era hereditaria y sí dependiente en su egercicio de las juntas generales que se celebraban todos los meses los dias de luna. Tenian derecho de concurrir armados, y votar todos los ingénuos. Solo los sacerdotes podian mandar que callasen los alborotadores. Ocasion hubo en que los reyes fueron juzgados, desposeidos y castigados. Los negocios ligeros se resolvian por el dictámen de los príncipes ó próceres,

los mas graves por la nacion reunida, si bien siempre tenian mucha preponderancia los grandes.

Los sacerdotes no formaban cuerpo y por esto no tenian mucha influencia y solo imponian el castigo de azotes, á los que, hasta los mas valientes no vacilaban en sujetarse.

No conocian los testamentos; los hijos ó parientes mas cercanos eran herederos forzosos. Las mujeres eran respetadas y generalmente virtuosas. Los maridos eran los únicos jueces de la infidelidad de sus mujeres. La pena ordinaria de las adúlteras, era raparlas el pelo, arrojarlas de la casa del marido á presencia del padre y azotarlas desnudas con varas á vista de todo el pueblo. Era imposible que una doncella estuprada encontrara con quien casarse. Los maridos eran los que dotaban á las mujeres, la dote consistia en bueyes, caballos con freno, escudos y jaeces; la mujer regalaba tambien al marido algunas armas: las mujeres y ancianos tenian á su cargo los cuidados domésticos.

La moneda les era casi desconocida, constituian sus bienes los esclavos, ganados y frutos cuyos robos eran mas dificiles que los de alhajas y dinero. El robo no se tenia por bajeza si se cometia fuera del pais. En sus enemistades eran implacables y las defensas del honor se encomendaban á los hijos y

sucesores.

Los delitos públicos se juzgaban en las juntas generales. La pena de muerte era solo aplicada por traicion y otros varios delitos; la que generalmente se aplicaba era la de multa. Cada germano conser

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