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lias para que en Arlés se reuniesen todos los años los gobernadores de ciertas provincias, los individuos de las curias, y las personas mas distinguidas imponiéndose penas á los que no asistiesen pues las provincias desoyeron la convocacion, y fue un augurio cierto de que el imperio vacilaba, y que tendria que sucumbir á los belicosos y afortunados bárbaros.

CAPITULO PRIMERO.

I. Destruccion del imperio romano.
II. Irrupcion de los Godos.

III. Causas de su venida à España.

IV. Reyes godos sucesores de Ataulfo hasta Eurico. V. Nombres que tomaron los godos y con que fueron conocidos.

VI. Primitiva legislacion de los visogodos,

VII. Costumbres de los Germanos.

VIII. Juicio sobre la dominacion goda.

I. Elevada ya Roma al mayor grado de esplendor, enseñoreada de casi todo el mundo, y sumamente engreida con su pujanza, parecia imposible su ruina; mas la corrupcion de sus costumbres debilitando aquellas almas en otros tiempos vigorosas, el

abandono de las ciencias propagando la ignorancia por todas las clases, y la instabilidad de las cosas humanas, como dice Montesquieu, podemos asegurar fueron las principales causas que apresuraron la destruccion de la potente Roma. La esterilidad de las tierras septentrionales, el aumento escesivo de poblacion en estos paises, y su espíritu guerrero, les hicieron formar ejércitos inmensos que inundando las fronteras de Italia, amenazaron apoderarse de Roma misma. La posesion de la rica España no podia ser mirada como indiferente, y asi fue una de las provincias que mas pronto se dispu

taron.

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II. Los godos, descendientes segun se cree de la Escandinavia, donde hoy estan Suecia, Noruega y Dinamarca, entraron en España en el 8.° consulado del emperador Honorio, y 5. de Teodosio. Cimentaron su dominacion sobre las ruinas de las demas naciones que desde el año 409 de J. C. habian ocupado y repartidose la península: tales eran los vándalos ó silingos que bajo las órdenes de Gunderico habian invadido la Andalucía; los alanos mandados por Atace que eran ya dueños de Estremadura y Portugal; y los suevos dirigidos por Hermenerico, que eran señores de Galicia. La grande influencia y variaciones que los godos hicieron en nuestra legislacion, nos obliga á detenernos algo en la causa de su venida á España.

III. El emperador Teodosio I que murió el año 595 de J. C., dividió el imperio entre sus dos hijos Arcadio y Honorio, dando al primero el Oriente y

al segundo el Occidente; nombró al mismo tiempo por tutores, á Rufino para que gobernase el Oriente, y a Stilicon el Occidente. Estos tutores correspondieron mal à la confianza en ellos depositada, aspiraron á ocupar el solio de sus respectivos pupilos, y produjeron la destruccion del imperio. Rufino convidó secretamente à Alarico rey de los godos à invadir la Grecia, siendo su objeto tenerlos obligados para que en su dia le ayudasen á arrojar á Arcadio del trono : mas descubiertos sus traidores deseos, fue privado de la vida. Stilicon, pariente de los emperadores y descendiente de los vándalos, hizo venir del Septentrion ejércitos de suevos, vándalos y alanos, con el pretesto de arrojar á los godos y sostener los derechos del emperador de Oriente; pero su verdadero objeto era colocar en la suprema dignidad su hijo Euchêrio. Los godos fueron los primeros que tomaron las armas, enojados de que Stilicon les negase el sueldo acostumbrado; y divididos en dos cuerpos, el uno al mando de Radagasio, y el otro al de Alarico penetraron y atravesaron la Italia. Stilicon derrotó y mató á Radagasio cerca de Florencia, y pudo hacerlo igualmente con Alarico, mas no quiso para que pudiese ayudarle en sus proyectos. Honorio hizo una tregua con Alarico, concediendo á los godos el dominio de las Galias y la conquista de las provincias de España que gemian bajo la opresion de los suevos, vándalos y alanos. En virtud de tan solemne contrato, Alarico se puso en marcha para la Galia, pero al llegar al Piamonte se vió sorprendido por un ejército romano dirijido por

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