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ÉPOCA PRIMERA.

CAPITULO PRIMERO.

I. España bajo la dominacion fenicia, griega y cartaginense. Disposiciones legislativas de estos tiempos. II. Dominacion romana, guerras de estos con los españoles,

III. Division de España en tiempo de la república

romana.

IV. En tiempo de los emperadores.

V. En los últimos tiempos de la dominacion romana.
VL Diferencia que existia entre las ciudades.

UNIVERSIDA

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BIBLIOTECA

WES E RISPRUDENO

DELAYS

I. Poco crédito merece la simple tradicion á que por espacio de muchos siglos estuvo confiada la noticia de las leyes, gobierno y costumbres de los primeros pobladores de nuestro suelo; asi no es admirable hallar historiadores que cuenten en el número de las muchas fábulas de que estan llenas las primitivas páginas de nuestra historia, la cro

nologia de los reyes de España descendientes de Tubal. Mas certeza tenemos con respecto á lo que pasó en la Peninsula desde el siglo 15 antes de Jesucristo, en que varias colonias fenicias «envidiosas de la riqueza de nuestro suelo se establecieron en él, viéndose entonces frecuentados sus puertos por persas, griegos, focenses, celtas y rodios. Los fenicios que moraban en Cadiz insuficientes por si solos para sujetar á los naturales, imploraron el ausilio de los cartaginenses, los que astutos y sagaces aprovecharon una ocasion tan favorable para hacerse dueños de la hermosa Bética; y viendo la sencillez de sus habitantes no vacilaron en estender su comercio é industria, hasta que paulatinamente se fueron introduciendo en España, ya con artificios, ya con la fuerza, y por entero la dominaron. Las noticias que hasta nosotros han llegado de las leyes, y clase de gobierno que rijiesen á los primitivos habitantes de España son bastante escasas, y en su mayor parte fundadas en puras invenciones de escritores de siglos muy posteriores, cuyo principal objeto ha sido alhagar el deseo que tienen los pueblos de saber los sucesos de sus antepasados. El crítico Masdeu se representa la primitiva España dividida en muchos pueblos gobernado cada uno con variedad y distincion de leyes, y como el mismo dice el empeño de adivi«nar el código y naturaleza de ellas seria una år«dua y vana empresa. Tampoco se puede juzgar con acierto cual fuese el gobierno y costumbres de los celtas: dedicados principalmente à las ocupaciones de la guerra, tenidos en aquella epoca como

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los campeones mas esforzados y hábiles en el arte militar, muy poca seria la cultura y civilizacion de los que solo atendian al ejercicio de las armas. La opinion de Diodoro Siculo en su biblioteca histórica «de que los celtiberos eran crueles con los delincuentes y enemigos, y al mismo tiempo humanos y generosos con sus huéspedes, y la pintura de Strabon considerándolos como los mas feroces é inhumade los españoles, son una consecuencia de lo dificil que es investigar la verdad de los hechos de naciones tan antiguas. Strabon que escribió en tiempo de Cristo y á quien cita el padre Martin Sarmiento en sus obras póstumas hablando de los pueblos de Andalucía llamados turdetanos, dice que conservaban escritas sus memorias antiguas, como ellos afirman, de seis mil años, tenian poemas y sus leyes recogidas en versos, habent.... poemata et metris inclusas leges á sex millibus (ut ajunt annorum.» El señor Sempere y Guarinos en su su historia de las leyes suntuarias nos describe refiriéndose al Telémaco de Fenelon y por boca de un fenicio la primera edad de España como la mas feliz. Mas esto no impide que el mismo Sempere considere estas palabras únicamente como una descripcion poética muy distante de la verdad. No faltan ademas autores que aseguran que los fenicios conservaban las leyes de la nacion compuestas en verso. Muy pocos son los escritores que han tratado de investigar cuales fuesen las leyes de la España griega y solo se hace mencion como de un hecho en verdad notable «que las leyes del estado estaban siempre espuestas al público» para que de

este modo nadie se escusase de su observancia. Mas oscuridad, mas confusion se encuentra al buscar las leyes que rigiesen durante la dominacion cartaginense: descripciones de prácticas y costumbres mas o menos bárbaras ó laudables son las que se hallan en los escritos de Diodoro Siculo, de Plinio y Strabon, pero con respecto á disposiciones legislativas solo se enumeran ideas muy breves y noticias muy diseminadas

II. Los españoles no disfrutaron las dulzuras de la paz hasta el año 226 antes de Jesucristo bajo el mando del valiente Asdrubal casado con una princesa viuda española. Con efecto «derrotado Orison, vencidas ya doce ciudades, estendidas sus victorias. hasta las cercanias del Ebro, y fundada la nueva Cartago, el carácter generoso y humano de Asdrubal á la par que guerrero, le atrajo el aprecio de los pueblos, no siendo digno de que un esclavo le asesinase alevosamente el año 220 antes de Jesucristo. La poderosa Roma émula eterna de Cartago no podia menos de envidiar las conquistas de los cartaginenses en España, y ofreciendo su proteccion á los saguntinos, ampuritanos y demas pueblos originarios de Grecia que habitaban las costas de Cataluña y Valencia, lograron encender la funesta tea de la guerra en el suelo español; azote destructor, que comunicándose por todo nuestro territorio asoló pueblos y provincias enteras, espulsando por último á los cartaginenses de la nacion que por mas de cinco siglos ocuparan, y abandonando su rico y deseado suelo á la rival y competidora Roma. En

señoreada esta de España, y ganados los corazones con la bondad, prudencia y desinteres del gran Scipion, aun cuando todavia en el año 203 hubo que subyugar los cartabonenses é iliturgitanos, los españoles al fin doblaron su cerviz al yugo de la orgullosa Roma. Empero no gozaron despues tranquilamente de su victoria, porque las continuas vejaciones que sufria de los dos pretores nombrados anualmente por el senado romano para su gobierno, y el quebrantamiento de solemnes tratados, debian encender una sangrienta guerra civil. El lusitano Viriato, pastor y despues bandolero, fué de los primeros que alzaron el grito de libertad, y sus repetidas victorias llevaron el terror del nombre español hasta las murallas de Roma, no siendo la menor gloria de Viriato, el que aquella famosa república no encontrase un guerrero que quisiese contrarrestar las fuerzas del pastor lusitano. Mas con una traicion bizo Roma sucumbir al héroe indomable, y sobornando á tres de sus mas allegados capitanes, le asesinaron estos en su tienda, el año 157 antes de Jesucristo.

La destruccion de Numancia es otro de los gloriosos episodios de aquella época; aun hoy se pronuncia con respeto el nombre de la heróica ciudad, que solo sucumbió despues de estar reducida á cenizas en su mayor parte, despues de 14 años de guerra y 15 meses de bloqueo. Una paz de 40 años fué el resultado de la ruina de Numancia, que despues en el año 77 antes de Jesucristo, fué alterada con las sangrientas guerras de Sertorio contra Lu

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