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más de cien años despues de la muerte de san Bernardo. En el tratado que escribió de los Milagros de Nuestra Señora se lee de este modo:

En el tiempo del Rey de la buena ventura

Don Ferrando por nomne Sennor de Extremadura
Nieto del Rey Alfonso cuerpo de grant mesura
Cuntió esti miraclo de muy gran apostura.

Me parece que conocidamente habla aquí el poeta del santo rey don Fernando, de quien sólo, y no de otro rey alguno del nombre Fernando, pueden verificarse aquellas palabras: nieto del rey Alfonso, pues era nieto de don Alonso por su madre doña Berenguela, hija de don Alonso el de las Navas.

San Fernando reinó desde el año 1217 hasta el de 1252, en que murió; y hablando el poeta del reinado del Santo como de cosa pasada, es consiguiente el decir que vivia en uno de los reinados siguientes.

Dije que el poeta hablaba aquí del santo rey don Fernando, porque la expresion de ser nieto del rey don Alonso solamente se verifica en él respecto de los tres reyes del nombre Fernando que hubo basta él inclusive; pero le sucedió otro, que fué don Fernando el Cuarto, á quien tambien se puede aplicar el pasaje respecto de haber sido igualmente nieto del rey don Alonso, que fué el que llamaron el Sabio. Mas esto tiene contra sí al mismo autor don Gonzalo de Berceo, que llamándole rey de la buena ventura, parece ser expresion que no sé que le convenga, como conviene a don Fernando el Santo; pues éste fué en todo feliz, y aquel no lo fué tanto, que merezca se le clame venturoso; y tiene contra sí la antigüedad del códice más antiguo de las obras de Berceo que aquí conservamos, que aunque en él no aparece data alguna del año en que se escribió, pero la antigüedad de sus caractéres manifiesta que no puede ser posterior al reinado de don Alonso el Sabio, y por consiguiente, que la expresion del poeta no se debe adaptar á don Fernando el Cuarto, ó el Emplazado. Así pues, se debe asentar que Berceo vivió en el reinado de don Alonso el Sabio, que es cuanto se debe afirmar, por lo que resulta de sus obras.

Supuestos estos principios fundamentales, igualmente se debe asentar que diferentes enunciativas que se hallan en várias escrituras del tiempo de san Fernando, de su nombre don Gonzalvo, apellidándole de Berceo, que es lo que dijo el mismo en la copla ya citada :

Yo Gonzalo por nomne, clamado de Berceo,

se refieren á nuestro poeta ; porque si al nombre Gonzalo juntaban el de Berceo, llamándole así: Gonzalo... clamado de Berceo; si estas mismas expresiones se hallan en las escrituras del tiempo en que queda justificado vivió, á él es necesario aplicarlas.

Con estas enunciativas, pues, se prueban tres particularidades de su vida. Primera, se pueden fijar todos los años de su vida, hácia qué año nació y hácia qué año murió. Segunda, se probará que no fué monje. Tercera, que no solamente fué diácono, sino tambien presbítero y confesor. En los años 1220, 1221 y 1222, don Pedro de Olmos, camarero del monasterio de San Millan, compró diferentes heredades, de que hay otras tantas escrituras, con las cuales dotó una lámpara en San Millan, de mandato y con la licencia del abad don Juan; y á su otorgamiento asistieron diferentes seglares y clérigos en calidad de testigos, y entre éstos, en siete de ellas se halla nuestro poeta con esta expresion: don Gonzalo de Berceo, pero particularmente en dos se halla con más extension, apellidándose diácono de Berceo, de este modo: don Gonzalvo diaconus de Berceo. De estas enunciativas, por no haber visto otras, infirieron algunos que Berceo no habia sido más que diácono; pero es error manifiesto, como se verá. Lo que importa notar ahora es, que siendo ya diácono en el año 1221, de cuyo año son las dos escrituras en que se le titula diácono, y siendo preciso que para serlo tuviese por lo menos la edad de veinte y tres años, resulta que su nacimiento se ha de poner en el año 1198 ó algo ántes. Sigamos ahora el órden cronológico de sus memorias.

En el año 1237, á 14 de Junio, dió una cierta sentencia don Juan, abad de San Millan, entre los concejos de Madriz, Barrionuevo y Santurde, pueblos que hoy forman lo que llamamos Valle de San Millan, á que asistieron como testigos, monjes, clérigos y seglares, cada clase con distincion, y entre los clérigos presbíteros de Berceo se halla colocado nuestro don Gonzalo.

En otro documento, por el cual parece que en 21 de Mayo de 1240, ciertos clérigos de Fonzaleche, sobre una causa que habian seguido contra el abad y monjes del Real monasterio de San Millan de la Cogolla, últimamente reconocieron el derecho que asistia al monasterio, y se apartaron del pleito; por este documento, digo, se ve que don Gonzalo de Berceo era clérigo secular; asistieron á él, como testigos, los abades de Bujedo y de Ovarenes, con otros monjes de sus respectivos monasterios; despues el resto de los testigos se divide en cuatro clases, es á saber: de clérigos seculares, de soldados, de escuderos y de labradores; y en ellas se halla Dopnus Gundisalvus de Berceo colocado en la de clérigos seculares, y se advierte que del mismo dia y año existe otra escritura en castellano antiguo, otorgada sobre el mismo asunto por el concejo y vecinos del referido lugar de Fonzaleche, y del mismo modo se distinguen los testigos en las cuatro clases de clérigos, de caballeros (que la anterior llama soldados), de escuderos y labradores, y en la de clérigos está don Gonzalo de Berceo.

Más apreciable aún sobre este particular es otra escritura de venta que en el dia del apóstol Santiago, en viérnes del año de 1242, otorgaron en favor de don Juan Sanchez, abad de San Millan, Aznar Perez, hijo de Pedro Ennecones, y Mari Semenez, su prima, de todas las heredades que tenian en Madriz y sus términos, porque en ella aparece entre los clérigos de Berceo don Gonzalvo de Berceo, y con él don Juan so hermano; por donde nos consta que tuvo este hermano, clérigo, como él, del lugar de Berceo.

Y para que no quede duda alguna de su presbiterado, le hallamos justificado por otra escritura de 31 de Diciembre del año de 1246, y es una renuncia que un arcediano de Nájera hizo de unos maravedises que se le habian asignado por el monasterio de San Millan, en la que, entre otros testigos, se halla don Gonzalvo de Berceo, prestre.

Esta es la última memoria que de este antiguo poeta español hallo en escrituras de San Millan. Vimos, como de sus mismas obras resulta, que alcanzó los tiempos del rey don Alonso el Sabio, pues habla del reinado de su padre don Fernando el Santo como de cosa pasada; sabemos, por otra parte, que era ya viejo cuando escribia la Vida de santa Aurea, monja que fué en el monasterio dúplice de San Millan de Suso:

Quiero en mi vejez, maguer so ya cansado
De esta santa vírgen romanzar su dictado,
Que Dios por el su ruego sea de mi pagado,

E non quiera venganza tomar del mi peccado.

Era, pues, ya viejo cuando escribia la Vida de santa Aurea, y así no es mucho decir que muriese de setenta años; y si', como vimos, nació hácia el año de 1198, podemos decir que murió hácia el de 1268, ó á la mitad del reinado de don Alonso el Sabio.

Otra memoria tenemos en escrituras de San Millan, de don Gonzalo de Berceo, pero sin poderla fijar á fecha de año seguro, sobre que despues diré lo que se me ofrece: de ella resulta que fué cabezalero de un testamento, y confesor del testador. La escritura es del año 1264, pero con referencia, en órden á la mencion de Berceo, á tiempos pasados; otórgala Sancho Roiz, sobrino de don Garci Gil, el cual habia otorgado su testamento disponiendo de una serna en favor del monasterio de San Millan, pero cuya última voluntad no habian cumplido sus herederos, hasta que por la presente escritura lo ejecutó el referido Sancho Roiz. Lo que hace al caso es, que haciendo en ella relacion de aquel testamento, expresa quiénes fueron sus cabezaleros por estas palabras: E por nombre fueron los cabezaleros de don Garci Gil sobredicho el abat don Juanes de Sant Millan, é el prior Rodrigui Enneguez des misme logar, et don Gonzalo de Berceo so maestro de confesion, é so cabezalero. »

Este abad del monasterio de San Millan, á quien la escritura ilama don Juanes, tengo seguridad, por memorias constantes, que es aquel abad de San Millan llamado don Juan Sanchez, que lo fué desde el año 1209 hasta el de 1253, en que se le halla sucesor: así no se puede dudar que la referida memoria de nuestro Berceo debe tener su asiento en el intervalo de años que medió entre 1209 y 1253; pero puede reducirse á mucho menor espacio de años, por la mencion que en el mismo pasaje se hace del prior del mismo monasterio.

Tengo igual seguridad de que este prior, que aquí se llama Rodrigui Enneguez, es aquel Rodrigo santo, cuyo cuerpo se conserva incorrupto en el Real monasterio de Santo Domingo de Silos, al cual fué promovido por abad, siendo prior mayor del de San Millan. Las memorias

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pues, de san Rodrigo, como prior mayor del monasterio de San Millan, dan principio en el año 1256 y concluyen en 1241, y al siguiente de 42 se le halla ya abad de Santo Domingo de Silos. Estos hechos ciertos convencen de que el testamento de Garci Gil se ha de referir á uno de los años desde 1236 hasta 1241 ó 42; por consiguiente, la mencion que la escritura hace de don Gonzalo de Berceo como confesor y cabezalero, corresponde á uno de aquellos mismos años.

El estilo que generalmente usa nuestro poeta en sus composiciones es el familiar, como el más acomodado à la capacidad del pueblo en cuyo beneficio trabajaba. Así lo dió á entender cuando dijo, al principio de la Vida de santo Domingo de Silos :

Quiero fer una prosa en roman paladino,

En cual suele el pueblo fablar á su vecino.

Y aun cuando el autor tuviese sobrado talento y la erudición necesaria, como acaso la tenía, para escribir en un estilo cual conviene al poema épico, se abstendria del idioma poético y de la elevacion conveniente, por no defraudar á las gentes de la claridad y utilidad de sus composiciones. Escribió, pues, don Gonzalo en un estilo natural, sencillo, claro y elegante. Y así quisiera yo que fray Martin Martinez, benedictino, hubiese declarado que entendió por elegante, cuando dijo del maestro don Gonzalo, presbitero, autor de más de quinientos años, que escribió en verso castellano la historia de la batalla de Simancas harto más verdadera que elegante.

Tambien me holgaria de saber qué quiso decir fray Ambrosio Gomez, de la misma órden, afirmando dos veces que el verso de Berceo era bárbaro para este siglo (el xvi), y una, que sus voces eran incultas. Hallo grande impropiedad en el modo de explicarse estos escritores, que tan malamente confunden lo inelegante, lo bárbaro y lo inculto con lo anticuado. ¿Quién se atreveria ahora á calificar de bárbaro, de inculto y de inelegante el lenguaje y estilo del Fuero Juzgo y de las Partidas, sin justo recelo de ser tratado de bárbaro y de inculto? Con más juicio, con más propiedad y decoro hácia nuestro venerable poeta, habla fray Prudencio de Sandoval, que, tratando de la traslacion de los santos Vicente, Sabina y Cristeta, el maestro fray Gonzalo de Berceo (dice), teólogo y poeta de aquellos tiempos, muy estimado, conoció á los que se hallaron á esta traslacion, y la escribió en verso el más heroico que nuestros castellanos usaban.

Nótanse, sin embargo, en las poesías de Berceo muchas expresiones y comparaciones, que aunque en su tiempo corresponderian, sin duda, al estilo familiar, ahora ciertamente pertenecen al bajo, y son como una muestra de la lisura y sencillez de aquellas gentes. Sirvan de ejemplo las siguientes. En la Vida de santo Domingo de Silos, copla i, hablando, de su obra, dice en abono de ella:

Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Para decir que repartia con sus conocidos el pan que le daban sus padres, dice, copla xi:

E! pan que entre dia le daban los parientes,

Non lo querie él todo meter entre los dientes.

Para denotar que no hacia aprecio de los trabajos que padecia, dice, copla LXX:

Non lo preciaba todo cuanto tres chirivias.

Tratando de una enferma, dice, copla DLXXXVI:

Yacie ella ganiendo como gato sarnoso.

En los Signos del juicio, declarando las cosas extrañas que sucederán, dice, copla 1:

Y en la copla XXII:

Qui las oir quisiere, tenga que bien merienda.

Correrán al juicio quisquier con su maleta.

Hablando de las penas del infierno, copla XLVII:

Jesucristo nos guarde de tales pescozadas.

En la Vida de san Millan, copla cxvin:

Mas non li valió todo una nuez foradada.

Copla CCLXVI:

Dioli una respuesta tan fuert é tan irada,

Que li costó bien tanto como una porrada.

Estas y otras muchas expresiones que se hallan en sus poesías, y no se templaron para herir los oidos de ahora, aunque no carecen de energía, sonarian entónces muy de otra manera, segun que el gusto era otro, y le tenemos al presente por tanto ménos fino, cuanto es más distinto. En cuanto al número del metro, de 3,267 coplas que se conservan de sus poesías, me atrevo á afirmar que ningun verso salió de su númen imperfecto por sílaba de más ni de ménos, segun el que pide el pentámetro latino. El ejercicio que tuvo en la versificacion de un mismo metro, el aire y armonía que reina en sus composiciones, apénas permite sospechar que cayese en descuidos de número que dejasen de ofenderle el oido. Verdad es que se hallan en sus poesías algunos versos cuya mensura desdice de la general de todos los demas; pero ¿quién ignora el ingenio y habilidades de los copiantes, y que con sólo alterar una colocacion sale el verso más largo ó más corto de lo que conviene? ¿Quién no ha experimentado la multitud de variantes que casi siempre resultan del cotejo de manuscritos antiguos? ¿Y quién sabe ahora la verdadera pronunciacion de aquellos tiempos?

Ademas de esto, debemos considerar que en la baja latinidad se rimaba mucho; y aunque los versos de Berceo sean pentámetros, no es preciso que todos y en todo sean á imitacion de los pentámetros de la buena latinidad, sino de otros que, siendo pentámetros, se pueden llamar alejandrinos. En un misal de la órden de Predicadores, impreso en París, el año de 1529, en 8.o, en la última hoja hay diez y ocho cuartetas, de que doy por muestra la primera y la última, y tienen este epígrafe :

AD SACERDOTEM.

1 Viri venerabilis, Sacerdotes Dei
Precones altissimi: lucerne diei
Claritatis radio fulgentes et spei
Auribus percipite verba oris mei.

18 Qui sedet in solio summe maiestatis
Vos purget à vitio: mundet à peccatis
Vobis sit auxilio vestre pietatis

Ut abrae gremio fine sedeatis.

El autor de estos versos no parece ménos antiguo que la misma órden de Predicadores, segun manifiesta el estilo y ortografia. Hay en ellos más piedad que latinidad, y su artificio consiste en rimar de cuatro en cuatro, y en constar cada uno de trece sílabas, cuyas cantidades, breves ó largas, para el poeta eran indiferentes. La semejanza que estos versos tienen con el pentámetro latino consiste en las dos cesuras y en el mismo número de piés; pero se diferencian en que los latinos tienen siempre dos dáctilos en la segunda parte, y en éstos se halla uno y un espondeo, como en algunos de don Gonzalo.

Finalmente, para salvar el decoro de nuestro poeta, que no debemos creer que erró en el número de un género de verso á que su oido se acostumbró tanto, estamos obligados á buscar todos los medios y caminos de disculparle. Si no tuviéramos esta atencion con los padres de la poesía latina, diriamos que muchos de sus versos eran imperfectos ó defectuosos. Y así, cuando vemos que en algun verso latino, á una diccion que acaba con vocal se le sigue otra que empieza tambien con vocal, decimos que la vocal primera, aunque tiene uso en la gramática, no le tiene en el verso, ni aumenta su número; y esto lo llamamos sinalefa. Vemos que una misma vocal en un verso la hacen breve y en otro larga, y no decimos que el poeta se contradice, sino que la vocal es indiferente; que de dos vocales hacen una, y esto lo llamamos sinéresis, ó que las hacen dos, y lo llamamos diéresis; que una vocal se hace consonante, ó una consonante vocal; que se duplica una consonante, ó se simplifica para alargar ó abreviar la sílaba; que en un verso exámetro se pone un sexto pié espondeo por dáctilo, y no decimos que el verso es defectuoso, sino espondaico.

Estos y otros medios se han inventado para disculpar á los padres de la poesía latina, y no rendirnos á confesar que pudo dejarlos Apolo de su mano, y que erraron en el número de las sílabas ó en las cantidades. Pues ¿por qué no hemos de usar de semejantes arbitrios para guar

dar el debido decoro á nuestros primeros padres, padres de nuestra poesía y de nuestra lengua? Don Gonzalo de Berceo, á quien debemos mirar como el patriarca y fundador de la poesía castellana, mientras no se descubra otro anterior y conocido, nos suministra en sus composiciones todos los arbitrios de defender la integridad de sus versos; porque, considerando que son pentámetros, se puede creer que ninguno pasará de catorce sílabas, que algunos tendrán trece, y algunos doce, por haber espondeos en lugar de dáctilos. Y cuando haya alguna sílaba de más, se podrá salvar por la sinalefa, por la aféresis, por la síncope, por la apócope ó por la sinéresis; mayormente cuando vemos que estas figuras se hallan muchas veces expresadas en la misma escritura, como en díjol por díjole, combré por comeré, etc. Y finalmente, cuando de ninguna de estas maneras se pudiere salvar el verso, se debe sospechar que hubo vicio en la escritura, ó que el poeta usó de alguna licencia ahora desconocida. Sirvan de ejemplo las observaciones siguientes: en la Vida de santo Domingo que anda impresa, en la copla CCLX, se lee:

Ca profetizó sin dubda esto por conocia.

Este verso no se puede ajustar sin violencia á las leyes del pentámetro, porque le sobra una sílaba: debemos, pues, creer que el poeta no dijo profetizó, sino profetó, como se lee en el códice de Monserrate, y lo usaba comunmente en sus poesías; por ejemplo, en la copla CCLXXXIV, diciendo:

Profetaba la cosa que á venir avie,

Maguer lo profetaba, el non lo entendie.

En otras coplas sobra ó falta alguna sílaba, segun que se lee bispo ú obispo, princep ó principe, sacerdot ó sacerdote; pues de ambos modos se hallan usadas por el poeta estas y otras muchas voces en sus composiciones, por las cuales debemos aprender á leer los versos de Berceo.

Lo que yo no me atrevo á salvar, ni hallo camino por donde disculpar al poeta, es la falta de consonante que se nota en algunas de sus coplas. Ni me parece suficiente descargo atribuir este descuido á los copiantes, ni puedo creer que en esta parte fuese tan distinta la pronunciacion de aquellos tiempos, que hiciese consonantes ciertas voces que ahora sólo son asonantes, como quiera que las pronunciasen. Por ejemplo, en la Vida de santo Domingo de Silos, copla cv, se ponen por consonantes benedicto, victo, fito, zatico. En la copla cxc, cuantos, sanctos, mantos, fartos. Copla CCLXVII, ministerio, precio, ciminterio, monesterio. En el Duelo de Nuestra Señora, copla 1, reina, melecina, divina, rima. Antiguamente la voz reina se pronunciaba con acento agudo en la penúltima, y esta pronunciacion duraba todavía en el siglo xiv, y los portugueses se quedaron con ella. En la Vida de san Millan, copla CCCCLXX, confinio, trivinno concilio, servicio. En la copla CCCCLXXII, iurado, casado, pelayo, anno.

Pero no me atreveré tan fácilmente á reprobar los de la copla LXXX de la Vida de santo Domingo, que son lacerio, remedio, medio, comedio; porque acaso entónces pronunciaban lacedio por lacerio, como parece lo denotan los consonantes de la copla ccxxvIII, familiares, logares, reglares, retrayades; ni los de la CCLXXVII, beneito, recebido, sabrido, complido; porque no sabemos si en tales casos pronunciaban beneido por beneito, por la semejanza y comutacion de la t y d. En los Miraclos de Nuestra Señora, copla LXXXV, hay estos consonantes: rio, vio, gentio vacio. Vio es pretérito del verbo ver, que ahora pronunciamos vió; pero su legítima pronunciacion, conforme à la verdadera etimología, es vio; porque de videre dijeron al principio veder, como lo usó algunas veces Berce, así como de pedes se dijo piedes, usado por el mismo. De veder no se formó el pretérito regular vedió, sino vido, tomado de vidit. Perdida la d, que ha desaparecido en muchas dicciones castellanas, de vido se formó vío, conservando el mismo acento en la penúltima, como la pronunció Berceo, y la pronunciariamos ahora, si no nos hubiera engañado el acento agudo que tienen en la última los pretéritos regulares. En la Vida de san Millan, copla CDXXXVIII, se halla vio con el mismo tono.

Algunos descuidos que se notan en las poesías de Berceo, repitiendo una voz en una misma significacion y haciéndola consonante de sí misma, ni estarán mal atribuidos al copiante, ni se deberá extrañar que en esto tuviese algun descuido ó yerro de pluma el poeta. Aunque sus coplas son generalmente de cuatro versos, hay várias en sus poesías de cinco, y solia hacer dos continuadas bajo un mismo consonante.

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