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propuesto la Academia en esta empresa; y así como no pueden darse á conocer dignamente los canales de una nacion ilustre y poderosa sin describir los principios humildes (que siempre to han sido los de las naciones), de donde, con el trascurso del tiempo, se elevó á su prosperidad y grandeza, así tambien para conocer la historia de la formacion y progresos de una lengua, por culta y hermosa que sea, es forzoso contemplar la tosquedad y rudeza de su nacimiento é infancia, y sacrificar al deseo de su ilustracion el fastidio que acompaña necesariamente á este linaje de estudios áridos é ingratos. »

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La presente edicion del Fuero Juzgo castellano ofrece gran parte de la historia primitiva de nuestro idioma. Aquí se verá por numerosos ejemplos, que instruyen mil veces más que los meros discursos y raciocinios, el modo con que el latin ya corrompido y bárbaro en que había degenerado el que hallaron los godos en la Península cuando la invadieron en el siglo v, se iba transformando rápidamente en otro idioma diferente á principios del xi; cómo se iban dejando las terminaciones antiguas, y tomando las nuevas; cómo se mudaban unas letras en otras; cómo se disminuia á veces, y á veces se aumentaba, la concurrencia de las consonantes; cómo titubeaba la escritura antes de que se fijáran las palabras; como prevalecia en algunas provincias el uso de ciertas letras é idiotismos, segun la diversa pronunciacion de sus habitantes; cómo se introducia el artículo, que no conocieron los latinos; cómo, por el contrario, desaparecian los casos de los nombres y la mayor parte de los participios que los latinos usaron; y cómo se iba estableciendo y consagrando por el uso el modo de suplir la falta de esta variedad y gala, que da tanta ventaja á la lengua matriz sobre las modernas que de ella nacieron. Los curiosos notarán las resultas prodacidas por el uso promiscuo de la By de la V, de la U vocal y de la V consonante, de la L y de la Ll, de la T y de la D, y por la frecuente sustitución de unas letras por otras del mismo órgano; verán en los nombres propios, escritos casi siempre con variedad, y á las veces de un modo extravagante, la rusticidad de los tiempos, la ignorancia de los amanuenses, y los esfuerzos inquietos y vagos del idioma por fijarse y producir los nombres modernos; y en el confuso laberinto de las irregularidades que por todas partes ofrece un lenguaje naciente hallarán alguna vez el hilo con que la analogía solia guiar de unas novedades á otras, é iba convirtiendo insensiblemente los casos particulares en preceptos y reglas. Los aficionados á otro género de literatura más abstrusa y peregrina podrán observar cuánto influia en el idioma que se formaba en la España cristiana, el de los moros que habitaban lo restante de la Península; las palabras, modismos y fórmulas que le comunicaba; los nombres de medidas, animales, monedas, artefactos, agricultura y ciencias con que lo enriquecia. Los que quieran estudiar el mutuo influjo de la pronunciacion en la escritura, y de la escritura en la pronunciación, hallarán tambien materia copiosísima para sus reflexiones. Acaso descubrirán en la rudeza y en los errores mismos de los copiantes el principio de voces y modos de pronunciar, que habiéndose despues extendido y hecho comanes, han legitimado para la ortografía los vicios de su nacimiento. Acaso las

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abreviaturas de los códices, unidas á la ignorancia de los lectores, produjeron palabras nuevas, cuyo orígen apénas podria adivinarse sin la inspeccion de los códices antiguos donde se hallan. En especial la etimología, necesaria algunas veces para determinar la escritura, y útil siempre para conocer la verdadera significacion y fuerza de las palabras, recibirá inmensa luz de esta clase de investigaciones. Y así, finalmente, se ilustrarán por todos medios los orígenes del noble y majestuoso lenguaje de Castilla, y se verán los pasos por donde se encaminó, desde sus principios, al grado de perfeccion y hermosura que alcanzó en manos de Mendoza, Granada, Rivadeneyra, Cervantes, Saavedra, Solís y otros célebres escritores de los tiempos pasados y de los nuestros. »

Ya anteriormente el padre Andres Merino, en su Escuela paleográfica, ó de leer letras antiguas, habia consignado, sobre la ortografía y sobre la manera de reproducir los códices antiguos, las siguientes oportunas reflexiones:

«1. Que cuando se encuentra en los escritos antiguos alguna palabra que suena mal, ó que no se entiende si no se toma alguna letra por otra, bien que éstas sean todas claras y conocidas, no es lícito leer otra cosa que lo que está escrito.

»2. Que cuando la diccion esté algo borrada, y las letras no expliquen bastantemente la voz que contenian, no es lícito leer algun barbarismo para dar el sentido á la oracion; porque la presuncion de la ciencia está á favor de los antiguos, y sin causa manifiesta no se les puede tachar de ignorantes.

3. Que el valor de las letras ha de ser de tanto peso, que aunque no se pueda sacar sentido sino alterándolas, no se debe hacer sino despues de várias tentativas, y que seguramente se pueda decir que hay yerro de pluma.

>>4. Ultimamente, téngase como cosa inviolable el no variar ni leer cosa alguna contra lo que el escrito presenta, lo que se logrará evitando la precipitacion y presuncion de querer ser reputados por grandes anticuarios, por leer de repente y sin detenerse los papeles antiguos; lo que es imprudencia, no sólo en aquel género de escribir, sino áun en el nuestro, porque hay letras que sólo se dejan entender de los hombres de paciencia. >

Viniendo á autoridades más recientes acerca de la manera de reproducir las composiciones antiguas, nuestro muy erudito amigo el señor don Pascual de Gayangos dice terminantemente en el prólogo de Calila é Dymna, en el tomo Li de esta Bi

BLIOTECA:

« Estas diferencias en la escritura no siempre se han de atribuir al prurito de los copiantes de querer acomodar el texto que trasladaban al lenguaje de su época respectiva, sino que indican la incertidumbre y vaguedad de las terminaciones de un idioma formado á un mismo tiempo en distintas localidades, y participando más ó ménos de los elementos que constituyen las lenguas románicas ó neo-latinas. Por eso mismo hemos conservado en el texto, siempre que nos ha sido posible, las diferentes maneras de escribir una misma palabra.»>

Y en fin, en prueba de la rigurosa exactitud que requieren estos trabajos, adu

cirémos tambien un testimonio extranjero. El inteligente señor Damas Hinard, á pesar de dar una edicion del Poema del Cid con ortografía moderna y conforme con la de Sanchez, á excepcion de alguna variante que le comunicaron desde Madrid, pues no pudo tener á la vista el códice, en la nota al verso 167 se declara por esta exactitud, y dice lo siguiente: Forcé souvent de combattre le premier éditeur du POËME DU CID, je saisis avec plaisir toutes les occasions de rendre hommage à son savoir, á son EXACTITUDE et à la justesse de son coup d'œil.

No creemos necesario acumular aquí otras autoridades, como serian, á no dudarlo, la muy respetable de la Real Academia de la Historia, que al publicar los antiguos cuadernos de Córtes, ha conservado con todo rigor el carácter paleográfico de los manuscritos, y la de las obras publicadas por academias y literatos de nota del extranjero, que han seguido el mismo sistema.

Quedan, pues, justificados ámpliamente, á los ojos de los que hubiesen podido desear una edicion corregida y con ortografía moderna de las poesías castellanas anteriores al siglo xv, los motivos que nos han inducido á hacerla puramente crítica y de restauracion paleográfica. Acaso una cosa se eche de ménos en estas páginas: la repeticion de cuanto se ha dicho sobre la vida y obras de los escritores cuyas producciones incluimos en el presente volúmen; pero si el juicio de las últimas ha sido tantas veces emitido, y las particularidades biográficas de cada autor son igualmente tan conocidas, ¿á qué afectar aquí una erudicion que se halla al alcance de todos nuestros lectores?

En escaso número de años las letras españolas han contado con muy notables y excelentes historiadores. La Historia de la literatura española, por M. G. Ticknor, bellamente traducida y enriquecida con curiosas notas y apéndices por don Pascual de Gayangos y don Enrique de Vedia, vino á llenar un inmenso vacío.

Recientemente otro literato muy distinguido ha prestado gran servicio á las letras y á sus cultivadores: el señor don José Amador de los Rios, que con su vasta y colosal empresa de escribir la Historia crítica de la literatura española facilita el conocimiento y estudio profundo de este ramo del saber español, con una amplitud y acierto que es probable no tenga imitadores.

Todo concurre, pues, para que nos abstengamos de hacer alarde alguno de crítica ni erudicion literaria en estas páginas, limitándonos á publicar las noticias más notables relativas á cada composicion, con que enriquecieron sus ediciones los señores Sanchez y Pidal, añadiendo nosotros, acerca de las no publicadas por dichos señores, las noticias y notas que nos parezcan oportunas.

FLORENCIO JAner.

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NOTICIAS PRELIMINARES.

POEMA DEL CID.

(NOTICIAS DE SANCHEZ,)

Este poema histórico, en que se refieren las cosas de don Rodrigo de Vivar, llamado el Cid Campeador, es acaso el más antiguo que se conserva en la lengua castellana, y por eso debe ser el primero que éntre en esta coleccion. Leyendo las Fundaciones de san Benito, de fray Prudencio de Sandoval, en la de Cardeña encontré casualmente la primera noticia de él. Llámale versos bárbaros y notables, diciendo que los guarda Vivar, patria del Cid, cerca de Burgos, con mucho cuidado. Pone para muestra los cuatro primeros, sin cuidar mucho de la puntualidad. Berganza tambien hace memoria de este poema en las Antigüedades de España, y copia de él diez y seis versos, en que se refiere cómo el Cid venció y prendió en el Pinar de Tebar á don Ramon Berenguel, conde de Barcelona.

Estas noticias despertaron en mí gran curiosidad y deseo de ver este poema, y por medio del señor don Eugenio de Llaguno y Amirola he logrado tenerle en mi poder el tiempo necesario para leerle y copiarle; lo que he hecho con la más escrupulosa puntualidad.

Es un tomo en 4.o, de pergamino, encuadernado en tabla, forrada de cordoban o badana negra, á manera de breviario; tuvo dos manecillas aseguradas con cuero. Tiene al presente 74 hojas útiles, y le faltan algunas al principio, y una á poco más de la mitad, la cual se conoce fué cortada con tijera, pues el córte ha quedado en forma de sierra (1). Las planas tienen á veinte y cinco versos cada una, poco más ó ménos, y algunas están retocadas por mano poco diestra. La letra parece del siglo XIV. Tiene todo el códice 3,700 versos, y pasaria de 4,000 si no tuviera las faltas sobredichas. Al fin se hallan estos tres renglones, no separados como nota, sino á continuacion del último verso:

Quien escribió este libro del Dios paraiso: amen.

Per Abbat le escribió en el mes de mayo

En era de mill e CC... XLV. años.

Per Abbat, que acaso fué algun monje benedictino, á no ser que Abbat sea apellido, no parece fué el autor, sino el copiante de este libro; porque en aquellos tiempos escribir se solia usar por copiar, y fer ó facer por componer. En la fecha se nota una raspadura despues de las dos CC, y el vacío que ha quedado es el que ocuparia otra C solamente (2). Acaso el copiante puso una C

(1) Este códice es el mismo que posee hoy el excelentísimo señor Marqués de Pidal, y poseyó tambien el señor Gayangos.

En la primera foja hay várias rúbricas. Se lee Francisco Lopez y F. Jero... año de 1632. Pedro Alonso. En el reverso se lee: Reçivi este libro consenta (sic) y quatro ojas.

....Seria sohez que no se puede leer... trasladandole. entan de se la....

En el reverso de la última foja útil, donde acaba el poema, hay alguna oracion en latin, y en la otra foja blanca de la encuadernacion se lee: Recibi yo martin blanco este libro de la historia del cid con setenta y quatro hogas en todo el. Las hojas están enumera

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das 75, pero la que falta es la foja 48, por lo que dice eran 74, con lo cual es de suponer que en 1632 2 ya taba la 48.

(2) No comprendemos cómo el primer editor del Poema del Cid, el inteligente señor Sanchez, no publicó los últimos versos del códice que le contiene, que tanta luz pueden dar á los críticos acerca de la época de la composicion del poema. El códice, en casi ya borradas líneas, en renglones que acaso se han querido borrar del todo para motivar dudas y enigmas literarios, pero renglones que nosotros hemos tenido la fortuna de leer, está terminante, Dice que Pedro Abat le escribió en el mes de Mayo, lo cual puede referirse al códice, pues antes anhela el paraíso para quien

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