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Aquí tuvo su cuna aquel ascético padre apóstol de Calahorra y obispo de Tarazona San Prudencio Armentiense, con cuya santidad tanto se honra y patrocina su patria: aquí tambien felicísimo reposo los huesos milagrosos de aquellos ilustres siervos de Dios San Victor (labrador), San Sigismundo, San Fausto, San Formerio, Santa Teodosia y otros: aquí igualmente nacimiento y orígen la célebre Reina de Leon Doña Nuña, cuyo marido el esforzado Rey D. Frucla I. en solo un combate, y digámoslo así, á un golpe de lanza, quitó al Alcorán el número de cincuenta y cuatro mil sectarios: aquí se arraigan los nobilísimos troncos que brotaron tan fecundas ramas como los Aguirres, los Alavas, los Avendaños, los Ayalas, los Esquiveles, Gamboas, Guevaras, (sigo órden alfabético), Heredias, Larreas, Mendozas, Oquendos, Piedrolas, Salazares, Salcedos, Sarrias, Torres, Vergaras, Ugartes, Urbinas, Zárates, Zurbanos y otros, que habiendo llenado al mundo de sangre alavesa, hacen que todo el mundo se precie de sangre de Alava, sin exceptuar Reyes, Príncipes ni grandes Monarcas, porque no hay Soberano en la cristiandad por cuyas venas no ruede la sangre de esta patria.

Contra estos baluartes, digo, fortísimos ánimos se estrellaron, como contra unas rocas, las medias lunas de Africa por mas de tres veces; pero tuvieron que retroceder eclipsadas otras tantas, no así como quiera con movimiento de trepidacion, sino con impulso vehementísimo; porque aquellos rayos del furor agareno, los albutamanes, albuhaates, almundares y abdelas, aunque vibrados derechamente contra la cristiandad de Alava, no hallaron en el heróico espíritu de estos naturales, sino fuegos en que consumirse.

Estas breñas fueron segura custodia y relicario á las reliquias de la fe al tiempo de su mayor ataque en la ruina de España. Aquí en ese tiempo se salvaron como en alcázar incontrastable los pocos fragmentos de religion que pudieron escapar del furioso cuchillo de los bárbaros. En los pechos de estas fieles colonias foragidas como en urnas se preservaron de ser profanadas las semillas de la fe, y de aquí volvieron á fecundar la tristísima España.

Este ángulo de la antigua monarquía gótica fué la ciudad de refugio en sus persecuciones á los dos grandes Reyes Casto y Magno de Leon, ambos Alonsos. El primero halló en la patria de su madre, no solo amparo y seguridad contra las asechanzas de su rival Mauregato, sino educacion tan santa, como lo fué su vida, toda ella una contínua batería y obstinada guerra contra los enemigos de la religion y de la carne, postrando estos con la invencible continencia que observó, y los otros con los brios de su espada, hasta el número de ciento veinte mil. Es por demás buscarle mas elogio que el que á su muerte le dieron los ángeles, cantando con voces celestiales: Mirad como el justo se os quita de la tierra, y nadie lo considera.

El otro D. Alonso III no solamente recurrió á Alava en igual ataque de verse echado del trono por el insolente y pérfido Fruela Bermudez, pero poco despues se le rindió toda la provincia, encomendándosele para que la gobernase. A este tenor, si D. Ramiro II de Leon y el Rey D. García Sanchez de Navarra decapitaron ochenta mil mahometanos en la santa derrota de Simancas, fué llamando en su ayuda á los varones alaveses. Si el conde Fernan Gonzalez no halló resistencia en la potencia de Leon para extender hácia ella sus dominios en Alava, fué remora á sus altos pensamientos el poder de los ilustres

Velas unido al de estos naturales. Si los tres Alonsos de Castilla el VII, el VIII, el XI, y D. Fernando V en las lustrosas empresas de Almería, las Navas, Algeciras y conquista del reino de Granada, lucieron tanto, no haria daño para conseguirlo el valor de la gente de Alava, que concurrió á aquellos triunfos. Si aquella noble Reina de Navarra, Doña Estefanía, quiso dejar asegurado su reino para despues de sus dias, fué rogando con encarecimiento paz á sus amigos los caballeros de Alava, que juntamente con los de Pamplona hiciesen en él la primera figura como la habian hecho en su vida.

Pero en fin, ¿para qué nos cansamos? Si queremos buscar antigüedad en Alava, la hallarémos tan remota con nombre de Vardulia que anteceda al siglo de Cristo, en el cual vivieron Estrabon, Mela, Plinio y poco despues Ptolomeo, que hicieron mencion de ella como de region famosa, numerando algunos de sus pueblos y comprobando lo mismo las medallas (1) que aquí se encuentran

(1) A vista de lo cual no he dudado tenerla por poblacion de Celtas, los cuales sabemos por Estrabon que poblaron en Rioja, y como esta region está tan próxima y la provincia tiene en ella una buena porcion, llegando hoy sus límites á donde llegaban ya en tiempo de aquel geógrafo (esto es, á Varea ó Puente de Logroño) podemos creer se fueron extendiendo hacia ella y que la poblaron toda. En aquel tiempo y aun despues en el de los romanos, godos y árabes, que arruinaron á España, no ya solo mientras la region se llamó Vardulia, sino despues que empezó á llamarse Alava, fueron tan extendidos sus términos que es cosa certísima haber incluido juntamente con lo que hoy es Alava el territorio de Vizcaya y Guipúzcoa, corriendo por la costa desde S. Sebastian á Castro-Urdiales y tierra dentro desde el mismo S. Sebastian al Puente de Logroño, desde el cual à Castro-Urdiales hay línea recta de mediodia á norte, montando los montes que echan aguas al mar y á Castilla; y todas tres dejaban formada una region extensa

en abundante número de las celtibéricas de caractéres incógnitos en el de los romanos, godos y árabes que perdieron. Aun siendo sujeta Alava á la corona de Navarra, gozó el distintivo de acuñar moneda, ejemplar sin igual en otra alguna provincia de España por aquellos tiempos.

y de figura triangular ó Triquetra como los antiguos llamaron á Sicilia.

En este recinto contó Plinio en su tiempo 19 pueblos, los 14 en lo meridional de montes à Castilla en lo que hoy es Alava, todos correspondientes à la chancillería de Clunia, de los cuales solo nombra á Alva (Polomeo nombra á este y otros seis, Gebala, Gebaleca, Tulonium, Segoncia, Paramica, Tritium Tuboricum, Tabuca) y los otros cinco de los montes al mar ó caida de la costa, nombrándolos Moroxgi (que puede ser Orozco), Menosca (mencionado tambien de Ptolomeo y acaso es Menacoz) puerto de mar en las Encartaciones, mencionado por el Rey D. Juan 1.o siendo Infante y señor de Vizcaya en privilegio á Bilbao de 1372 á 11 de enero en Búrgos. Vesperles Amanum, puerto donde dice se fundó en sus dias la ciudad de Filaviobriga, los cuales con los cántabros de la costa que entraban despues al occidente, y unos y otros asturianos ultra y citra montanos estaban aplicados á la jurisdiccion de la chancillería de Astorga, por cierto con bastante distancia y penalidad, pues mas cerca les caia la de Clunia (hoy Cruña hácia Aranda de Duero) á que iban sus compatriotas los demás vardulos meridionales. La verdad de que aun en tiempos posteriores à la pérdida de España comprendió Alava á Guipúzcoa y Vizcaya, la puso en claro Moret con infinidad de documentos; pero lo que es mas aun en tiempo de D. Alonso el Sabio se describió Alava del rio Ebro hasta el gran mar de Bayona, como vemos en su Crónica general, par. 1.', cap. 3.

Hoy separadas las otras dos provincias por la política antigua de los Reyes de dividir por departamentos para el mejor gobierno por condes en encomienda, las que eran muy extendidas ó incapaces á la atencion de uno solo, viene á tener la de Alava algo mas de la tercera parte de aquel antiguo ensanche. Porque ahora (como dice Henao) empieza desde la Puente de Logroño, y en lo largo llega hasta la Puente de Areta (contigua á Vizcaya) media legua mas abajo de Luyando que son 17 leguas de distancia. Y en lo anTOMO XIX. 2

Mientras la dominaron con alguna interrupcion los Reyes de Navarra desde el año 822 hasta el de 1200 tuvo Alava el título de reino, y como tal la nombraron aquellos monarcas, y algunas veces los de Castilla en sus dictados Reales. Por su valor y teson logró en esta época lo que

cho comienza por el valle de Govia, que es muy cerca de Orduña, y llega hasta el lugar de Albeniz (hácia Navarra) que con poca diferencia hay 14 leguas. En todo este recinto hay un crecido número de pueblos, aunque los mas de corta vecindad, los cuales están repartidos en 53 hermandades, y estas en 6 cuadrillas que se denominan de Vitoria, de Salvatierra, de Ayala, de la Guardia, de Zuya, de Mendoza: todos los cuales pueblos y hermandades gobierna el Caballero Diputado General Comisario y Maestre de Campo de la Provincia, nombrado por ellas de tres en tres años en Juntas Generales de Santa Catalina. Estas deben celebrarse en la ciudad de Vitoria, y las de mayo fuera en cualquier pueblo á que las destinen. El primer Diputado General que tuvo la Provincia fué el Caballero Lope Lopez de Ayala en tiempo de los señores Reyes Católicos. Hasta entonces se gobernaban estas hermandades por dos Comisarios Generales que nombraban anualmente en Junta de San Martin. El señor Ayala y sus inmediatos sucesores Diego Martinez de Alava y Martin Martinez de Bermeo (todos tres hijos de la ciudad de Vitoria) lo fueron por sus dias por nombramiento Real. Los Reyes cedieron despues el nombramiento á la Provincia y empezaron á ser trienales estos empleos.

El objeto y blason de este cuerpo general de hermandades ha sido y es Justicia contra malhechores, correspondiente á aquella suma virtud del Redentor que preconizó Isaias: Et erit Justitia cingulum lumborum ejus. En cuya alusion erige por timbre un escudo enseñando dentro un castillo inexpugnable, y de otra parte un bravo leon, entre aquel y el castillo por la roca que da cimiento á este se descubre un brazo robusto, que amenaza con espada desnuda, indicando que para gobernar en paz y justicia una república y hacer temer al delincuente, todo es necesario, fortaleza, majestad y virtud incontrastable.

Algunos por entender gruesamente las ordenanzas IV, XIV y XV del cuaderno confirmado con que se gobiernan las hermandades de Alava, han caido en el error insufrible de que la Provincia en Jun

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