Imágenes de página
PDF
ePub
[blocks in formation]

«Poesías humanas en diferentes metros, que están mezclados por irse escribiendo al tiempo que se hicieron, f. 73-214.»

En el fól. 215 vuelven las poesías sacras, aunque por la mayor parte jocosas; y no hay la 3. parte que se anuncia. (Sin division de 3. parte, se encabeza la p. 232, «Poesías Divinas.») Debió de no escribirse, porque los reclamos del Indice no exceden del número de fojas del presente códice.

Las poesías de él son por la mayor parte de arte real y jocosas. Camargo es escritor de buen donaire. Escribia á mediados del siglo xvii. Pruebas :

« Carta á un amigo, avisándole desde la ciudad de Trujillo las novedades de guerra del año de 1645..., etc. f. 132. »

Amigo el más presente...

«Romance en las bodas del Sr. D. Antonio de Mendoza con D. Juana de Torres y Caravajal.

Generoso Don Antonio... f. 145.

Estando en Extremadura el autor, à un amigo que estaba en la córte. Elegía pastoril.

Ya que á tu heroica musa en culto acento... f. 147. A este amigo llama Andronio. Llama á Extremadura tierra ajena. Habla de su esposa.

>>Estando el autor en Trujillo..., etc. f. 171.

>En alabanza de un libro que escribió del Martirio de san Epitacio... el L. Juan de Salazar Tamayo, secretario del Ilmo. Sr. D. Diego de Arce y Reinoso, obispo de Plasencia é inquisidor general, que con su devocion alentó al autor á escribir la historia del Santo. f. 186.

Relacion jovial del acompañamiento que llevó S. M. el rey D. Felipe IV en 2 de Mayo de 1648. f. 201. Á la venida de la reina nuestra señora D.a Mariana de Austria, á celebrar sus bodas con D. Felipe IV, nuestro señor, rey de España. f. 213.

>El escudero patrimonial de esta villa de Madrid, á vos hemos mandado que luego y continenti se despache este libro, que es intitulado, por discrecion del Sr. D. Francisco Camargo y Calderon y Mendoza, se ponga luego en la imprenta de esta córte, como está aquí luégo incontinenti; y que no lo haciendo dentro de 24 horas, se le castigará en 22,000 mrs. vn. - Don Francisco de Camargo Calderon y Mendoza. - Fecha hoy en Madrid, á 29 de Noviembre, año de 1653. A la pasion de Cristo..., romance trovando el de D. Luis de Góngora:

En un pastoral albergue...

En un misterioso leño

Que en la cumbre de aquel monte... f. 255.

En la pág. 331 se pone el

<< Certamen poético que se propone á los doctos y subtiles ingenios del Parnaso, para que... canten las glorias del Santo Cristo de la Fe, en su traslacion á la nueva capilla que en el convento de la Santísima Trinidad desta córte le erige la liberalidad..., etc.>

Entre vários borrajos en las hojas del índice se leen las especies siguientes, que copio por si son títulos de obras de Camargo:

Entremes del Verdugo que se casó con la que azotó, hija de una ahorcada; disculpa la afrenta con decir que su marido la azotó.

Entremes de una que roba los vestidos, fingiendo que dan baños en su casa, como en la calle de los Jardines.

Entremes del alcalde que da satisfaccion de haber errado las cañas.

Comedia Quedar todos ofendidos y contentos, y el Hijo del Herrador que se hace caballero.

Comedia de Dar el sér un muerto á un niño.

Entremes de un alcalde de Carabanchel, que quiere hacer un auto, etc.

[ocr errors][merged small]

De tus enojos, Celinda, Murmuran en el aldea, Que siendo tuya la culpa, Tenga Riselo la pena.

Desdenes vibran tus ojos, Cuando amorosa debieras Escribir en los halagos Satisfaccion à la queja. La suya funda Riselo En los rigores que afectas, Que cerca está de olvidarse La que ofendiendo no ruega. Si quieres asegurarle, No le llames con ofensas; Mejor se coge un amante Al cebo de las finezas.

Engåñale sus temores, Pues él mismo lo desea, Descartando sus razones Sólo porque tú la tengas. No dejes que su memoria Dé lugar á nueva idea, Que la hallarás ocupada Cuando quieras que te quiera. Si para rendir su amor Haces del rigor cadena, Teme que para la fuga

Le puede servir de espuela.

Mira que si amor es ciego, Suele quitarse la venda, Y á la luz del desengaño Reconocer lo que yerra.

ESTRIBILLO.

Venza lo amoroso, lo blando venza,
Que nunca el mar obliga con tormentas,
Porque en golfos de amores
El que navega,

Si conoce peligros, se sale á tierra.

ROMANCE À UNA DAMA QUE HABIENDO OCHO DIAS QUE UN GALAN NO LA ALCANZABA... UNA VEZ QUE LLEGÓ, NO PUDO.

Contra mi corto la pluma,

Que con satíricas chanzas
Le he de dar porque no vino

Á mi potencia una vaya.
Al papel he de fiarle

El referir mi desgracia,
Aunque él tambien de vergüenza
Se hará papel de granada.
Érase, Elisa, una tarde
Que sucedió á una semana,

Que á la fiesta de gozarte
De placeres ayunaba,

Cuando á tu puerta llegué,
Porque supe que en tu casa
Sólo de noche se teme
El duende que nos espanta.
Salisteme á recibir
Entre amante y cortesana,
Conociéndose en el cuerpo
Los regocijos del alma.
Sentámonos á la lumbre;
Y como yo deseaba
Gozarte, estar al brasero
Era tenerme en las brasas.

Yo que miré que en tus ojos
Amor me tocaba al arma

(Que á fe que para hacer gente
Son los tuyos lindas cajas),
Avalancéme á tu boca,

Y en la más bella muralla
Que el cielo fabricó en perlas,
Abrió mi lengua la entrada.

Vine á los brazos, y al punto,
Para darnos de las astas,
Al ristre desde la cuja
Pasó aquella buena lanza.
Á dar el bote embestia,
Y... al llamar una criada,
Si cañas lanzas se vuelven,
Mi lanza se volvió caña.

Fué forzoso recogerme Al retiro de una cuadra ; Que al juego del escondite Pasamos del de las damas.

Fuése la criada, dando
Nuevo principio á mis ansias;
Porque mi desdicha empieza
Donde parece que acaba.

En un crepúsculo claro,
Entreabierta la ventana
Aquel apacible sitio
Á media luz alumbraba,

Bien así como en las selvas
Lo frondoso de las ramas
Los rayos del sol entibian
Siendo nubes de esmeralda.
Quisiste montar en mf,
Y fué eleccion acertada,
No estando yo para hombre,
El ponerte tú las bragas.

Como habia tantos dias
Que de no gozarte estaba
Tan cargado, fué forzoso
El echarme con la carga.
Cuando torcida la mia
Para entrar en la batalla,
Aunque era espada tizona,
No por eso fué colada.....

Ya medrosa se encogia

Y tal vez se descollaba

[ocr errors][merged small][merged small][merged small]

Ni me responde que sí,
Aunque la cabeza baja.

Remiti el negocio á prueba
De tus manos que le halagan;
Y tentándole tus dedos,
Tus dedos no le tentaban.
Lo que le estaba peor
Tomó de tus manos blancas,
Pues con su calor no ardia
Y con su color se helaba.

No valieron las astucias
Para que á la lid entrára,
Porque estas cosas del sexto,
Más quieren fuerza que maña.
Tú, ya encendida, ya tibia,
El rostro hermoso mostrabas,
Con el enojo, de nieve,
Con la vergüenza, de nácar.
Volvístete contra mí,
Viendo que no te pagaba

De la merced que me hacias
En I.... la media anata.

Que tú tenias razon,
Elisa, te confesára,

Si yo tuviera en mi palmo
Como en mi palma mi alma.
Mas esto de estar la cuerda
Á todas horas templada

Y tirante la clavija,
Sólo los frailes lo alcanzan.

Como supe que otro dueño
En tu jurisdiccion manda,
En tu término redondo
No pude entrar con vara alta.

No te enoje que mis filos

[blocks in formation]

Á tí digo, Clori hermosa,
Que á la sombra de ese brio

Eres iman de las almas
Ó árbitro de los sentidos.

Á tí digo, si es que ya

Se te acordáre que he sido
Aquel pecador que un tiempo
Solia serlo contigo.

Mas ya pienso que al tranzado
Has echado el amor mio;
Pero no, que en tu tranzado
Estuviera bien prendido.

He estado en Fuenterrabía
El tiempo que no te he visto;
Que siendo bubas mi achaque,
Mi mal el frances ha sido.
Desterráranme á la China,
Pues que su agua he bebido,
Y revolcado en la zarza
Estoy sin ser san Francisco.
Y tal me tiene, señora,

La culpa de mis delitos,
Que ando en manos de doctores,
Por no poder en piés mios.
Tan desnudo estoy de gala,
Tan postrado y tan rendido,
Que desmiento la ruina
De aquel escollo tan dicho;

Y mejor que de su hiedra,

De mi dirá un pensativo,

Si me contempla tan otro :
Yo te conoci edificio.»
Un pretendiente parezco
Pues necesito de arrimos,
Y mi provision no sale
Sin ayuda de vecinos.

Que te guardes de otro tanto

Te dice el ejemplo mio;

Que clavel en muchas manos
No escapará de marchito.

Si te cansase el consejo

Por demasiado atrevido,

Con tu hilo y con mis coplas

Podrás hacer un ovillo.

SONETO A UN HIJO DE UN MÉDICO, QUE, POR SERLO, LE HICIERON
ALCALDE, Y LE DIERON HÁBITO DE SANTIAGO, SIENDO NIETO
DE UN SASTRE.

Por hijo de ministro de la muerte
Lo eres del Rey; tu daño se repara,
Pues como la de Aron tu recta vara,
Ya en lagarto, ya en sangre se convierte.
Tanta felicidad, si bien se advierte,

¿En quién, si no en tus méritos, se hallára?
Que tu antiguo linaje se declara

En el blason de tu dichosa suerte.

Mucho ha sido el haberte desastrado;
Pero dante la cruz, porque la pongas
En el pendon de lo que hurtó tu abuelo.
Pero con este honor no estás pagado;
Á más cruces es bien que te dispongas,
Pues da ciento por una siempre el cielo.

JACARA A LA MUERTE DE UNA DAMA DE LA CORTE.

No se arrugó la chillona,

Aunque murió el otro dia;
Que áun en su muerte no quiso
Tener nada de encogida.

Aquella que más tocada

Fué que montante de esgrima,
Y aunque tan tocada dicen

Fué original su malicia.

No habia entre las que campan
Ninguna más conocida,
Pues en viéndola cualquiera
Al punto en ella caia.

Hallábase tan gustosa
Con vendérsenos por linda,
Que de puro bien hallada,
Vino á ser cosa perdida.
Fué dama camaleon,
Pues que del aire vivia,
Y despachaba libranzas
Sobre bancos de sí misma.

Su madre ha quedado tuerta,
Pues que le falta una niña;
Y es tan golosa la vieja,
Que harta con ellas vivia.

De achaque de no empezada,

La curó un jaque en Sevilla;
Y volvió á ser en Madrid
Doncella de recaida.

Era su cuyo Pantoja,
Jaque que en Andalucía
Fué graduado in-utroque
Por la blanca y por la tinta.
Zaino, que de su guedeja
La mal peinada cortina
Viéndose sobre sus ojos
Andaba siempre corrida.

Dicen quedó disgustada, Porque en no sé qué mohina Le cortaron el capote

Sin tomarle la medida.

Enjaulóla cierto alcalde

Porque una noche à una esquina, Dando á uno lo que es suyo,

Hizo como la justicia.

Por aseada no más
Fué de la trena vecina,
Que en ella no hay más delito
Que haber sido bien prendida.
Soltáronla porque fuese
Hortelana de la villa,

Andando á la flor del berro
Desperdiciando semillas.
Diéronla de tabardillo

No sé qué diablos de pintas,
Con que se conoció luégo
Tener jugada la vida.

Fué su médico Calleja,
Y el remedio que la aplica
Fué un récipe; porque un toma
Es su mejor medicina.

Ordenó su testamento

De grados de su codicia,
Pues que por cumplir con ella,
A todos nos pidió misas.

Dejó su espíritu luégo

Su liviana compañía;

No sé si será salvado,

Aunque ella fué tan cernida.

ROMANCE À UNA DAMA QUE ENTRANDO EN LA IGLESIA LA CELEBRARON TODOS POR HERMOSA, Y LA MURMURÓ UNA INVIDIOSA, Y LA DEFENDIÓ UN SU AFICIONADO.

Vestida Tirse de gala

Salió un disanto á la iglesia, Porque fuese para el pueblo Dos veces dia de fiesta.

Las joyas de que se aliña Se las dió su beldad mesma, Pues tiene á pedir de boca Los corales y las perlas. Suavemente los ojos

De los zagales se lleva,
Pues los volvieron alegres
Para ponerlos en ella.

Peligro fué para todos,
Pues repartió su belleza
Amores para los hombres,
Invidias para las hembras.
Vengóse con murmurarla
Otra deidad de la aldea,
Que juzgó propios agravios
Las alabanzas ajenas.

Mileno, pastor dichoso,
Que defenderla desea,
En el papel de su rostro
Halló escrita la defensa..
Para el baile de la tarde
Quiso dejar la pendencia,
Y en alabanza de Tirse

Dijo cantando esta letra :

ESTRIBILLO.

Si en la iglesia y en el baile

Del lugar,

Con mirar y con bailar
Almas y vidas sujetas,

Y vuelven á tu buen aire

Tantos amantes veletas,

La invidia no temas;

Que mejor es darla,
Que no tenerla.

SONETO A UNA DAMA QUE, SIN TRAER GALAS, EN TODOS LOS CONCURSOS LA CELEBRABAN MÁS QUE A TODAS.

Por hermosa no más, no por brillante,

Te da la admiracion lugar primero,

Y aplauso te granjea verdadero

De todas tu beldad siempre triunfante.
Está de la belleza más distante
La que ornato se aplica lisonjero,
Que en las obscuridades del acero
Se ilustra más el fondo del diamante.

Tú sola de ti mesma te compones,
Siendo el traje que vistes pompa leve,
En cuya sombra tu poder aclaras.

Consågrete el amor adoraciones;
Que á la deidad el culto se le debe,
No al adorno lucido de las aras.

SONETO A UN ASTROLOGO.

No apures, no, los astros, licenciado,
Que no han de dar de sí con tus figuras';
Y mal puede advertir suertes futuras
Quien no sabe aprender en lo pasado.
Tu aposento de arañas aforrado,
Tu loba con estrellas de roturas,

¿No te han dado á entender que son locuras Medir con líneas el poder del hado?

¿Qué te importan los giros de la esfera, Si con la ciencia vana é importuna

No alcanzas si habrá carne en tu puchero?
Escolar incapaz, más te valiera

En el cielo ignorar cuartos de luna,
Y en la tierra contarlos en dinero.

EPIGRAMA.-EPITAFIO A UN BORRACHO.

En esta tierra sellada
Que sepulta un botiller,
Una cepa ha de nacer,
Que está una uva sembrada.

Oh tú, beata cansada,
Que estás al sepulcro atenta;
Del difunto no hagas cuenta,
Pues tu sufragio le irrita :

No le eches agua bendita,

Que el tormento se le aumenta.

SONETO.-UN AMANTE QUE NO SE DECLARÓ EN MUCHO TIEMPO CON
LA DAMA QUE QUERIA, SINO EN BURLAS, Y AVENTÚRASE Y DICE
SU AMOR.

Hasta ahora de burlas he pasado
Disimulando lo que te he querido;
Burla cuanto te dije, Clori, ha sido,
Y sólo véras lo que te he callado.
Á morir ó vivir determinado,
Digo que adoro tu beldad rendido.
Si te ofende mi amor por atrevido,
Disculpame decir que me he burlado.

Si en tus ojos mi ardor se vió primero
Encendido en los rayos con que hieres,
No te enoje decirte que me muero.

Sin miedo aguardo lo que respondieres;
Que como sepas tú lo que te quiero,
Mas que digas despues lo que quisieres.

EPIGRAMA A UN HOMBRE DE BAJO ESTADO QUE SE RETRATÓ CON

TRAJE DE CABALLERO.

No tu sér, sino el que quieres,

Nos dibujan esas tintas;
Julio, sé como te pintas,

Ó píntate como te eres.

A UNA MUJER QUE SE PERDIÓ POR SER VULGAR.-NOTE.

Amarílis, que dió en ser

El abasto del lugar,

De puro echarse á ganar, Se vino á echar á perder.

ROMANCE À LA MUJER DE UN SUFRIDO.

Vive á tu gusto, Belilla,
Pues tiene tu esposo necio
Muy poco de matador

Y mucho de matadero.
En la guerra de Cupido
Fabio, que es soldado viejo,
Porque tú general eres,
El lleva el cuerno derecho.
Como la barba te hace
Con su apacible silencio,
Tú le haces el copete
Con el calor de tus hierros.
Por lo rizo su melena
Es un turbante turquesco,
Tomándose por remate
La media luna del cielo.

Él no se mete en historias
De tus hechuras ó hechos,
Con ser grande historiador
Por Tácito y por Cornelio.
Camaleon, de tu gusto
Colores toma diversos;
Sólo de azul no se viste,
Porque significa celos.

Sin ser robador de Europa,
Revestido de cabestro,
Para hacer particulares
Se dirige á los encierros.
Siempre de tres carnes come;
Y si se quita el sombrero,
No hayas miedo que le digan
Que comió carne sin hueso.
Ambos campais con los ojos;
Pues enamoran á un tiempo,
Los suyos con lo dormido,
Los tuyos con lo despierto.
Estais los dos un adagio
Como un confite partiendo,
Que es Belilla la soltura
Cuando su velado el sueño.
Mirándose el otro dia,
Para peinarse, al espejo,
Te dijo: «Por ti, Belilla,
Tiene horquilla mi cabello.

»>Y pues tú para matarme
Me hiciste volver en ciervo,
Temo que para matarme
Los señores te den perros.»

Al fin, para tu buen trato,
Tienes de marido aquello
Que basta para venderte
Más cara á los forasteros.

Y aunque coroné sus sienes
De tantos duros concetos,
Lo mayor de su cabeza
Se quedará en el tintero.

EPITAFIO EN EL SEPULCRO DE CÉSPEDES, VALEROSO CAPITAN, QUE
DESPUES DE GRANDES TRIUNFOS MURIÓ EN LA GUERRA DE GRA-
NADA.

Del impulso fatal sólo vencido,
Yace en este sepulcro soberano
Céspedes, cuyo nombre al africano
Aún amenaza en mármor esculpido.
Trompa, laurel y templo le es debido,
Pues el esfuerzo de su invicta mano
Exaltacion fué ilustre de lo humano
Pasando á venerado por temido.

Cuanto romano aclaman las historias,
Cuanto heroico elevó canoro acento,
Es eco fugitivo de sus glorias.

Ceñido vino el orbe à tanto aliento,
Fama faltó á la fama á sus victorias,
Y encumbróse á triunfar al firmamento.

LETRILLA Á LOS CELOS.

Los celos dejad pasar, Ningun amante los tenga, Porque el mismo que los tiene Añade à su fuerza fuerza.

Que á nadie parecen bien
Los celos, Fabio, verás,
Pues el que los pide más
No quiere que se los den.
Y pues su injusto desden
Es un forzoso pesar,-
Los celos, etc.

Son en el juego de amor
Azar de figura baja,
Donde meterse en baraja
Es la más fullera flor;
Que se pierde el jugador
Si quiere brujulear.—

Los celos, etc.

Es su desvelo inhumano Un país todo bosquejos, Cuyos colores y lėjos Fingen montes en lo llano, Donde el temor siempre vano Agravios quiere pintar.

Los celos, etc.

Un tribunal que condena Sin esperar la disculpa,

Y da de la ajena culpa

Al ofendido la pena,
Poniendo injunta cadena
Al que se ha de querellar.-
Los celos, etc.

Una enfermedad que dura
Hasta salir á los labios;
Que quien calla los agravios
No desea tener cura,
Pues de amor la calentura
Obliga á desvariar.-

Los celos, etc.

Mal de rabia es su rigor, Cuyo presuroso daño

Con soplos de un desengaño

Le suele curar amor,
Un niño saludador

Que tiene por flor matar. —
Los celos, etc.

Es el censo que Cupido
Impone á los que han de amar,
Para el galan al quitar,
Perpétuo para el marido,
En el cual es permitido
Recelar, mas no celar.-

Los celos, etc.

Sus efectos varios son, Pues con extraña mudanza, Naciendo desconfianza,

Se vuelven estimacion:
Que el riesgo en la posesion
Hace la prenda estimar.
Los celos, etc.

MARI-ZÁPALOS. Á UNA ZAGALA QUE SALIÓ AL CAMPO CON SU AMANTE. COPLAS (1).

Mari-Zápalos bajó una tarde

Al fresco sotillo de Vacia-Madrid,
Porque entonces pisándole ella

No hubiese más Flandes que ver su país.
Estampando su breve chinela,

Que tiene ventaja mayor que chapin,
Por bordarle su planta de flores
El raso del campo se hizo tabi.
Mari-Zápalos era muchacha
Muy adorada de Pero Martin,
Un mozuelo sobrino del cura,

Que suele en el baile campar de gentil.
Muchas noches pasó en sus umbrales
Diciendo al sereno todo su sentir,

Y costándole muchos bodigos
Tener por amigo un preso mastin (2).
Al sotillo la bella rapaza

De su amartelado se dejó seguir,
Que llevando su nombre en la boca,
Toda su alegría se le volvió anís.
Al volver la cabeza Marica,
Fingió de repente el verle venir,
Y fué tanto su gozo y su risa,
Que todo el recato se llevó tras sí.
Recibióle con rostro sereno;

Y dándole luégo su mano feliz,
Agradable en la palma le ofrece
Toda la victoria librada en jazmin.
Dijo Pedro besando la nieve
Que ya por su causa miró derretir:
«En tus manos más valen dos blancas
Que todo el Ochavo de Valladolid » (3).
Á la sombra de un olmo se fueron

Á quien mil abrazos le daba una vid,

Y á su ejemplo los finos amantes,
Más firmes que ellos, se dieron dos mil.
Merendaron los dos en la mesa

Que puso la niña de su faldellin,

Y Perico mirándole verde

Comió con la salsa de su perejil.
Pretendiendo de su garabato
Hurtar las pechugas con salto sutil,
Respondió Mari-Zápalos ¡ zape!
Levando sus voces cariños de miz.
Un arroyo que estaba vecino
Mirando la lucha de tan dulce lid,
Entre dientes de sus guijas blancas
Corrido de verlos se puso á reir.
Mas oyendo ruido en las hojas

(1) Esta composicion suena impresa en Madrid, por Andres García, año de 1657, en 16.o, como de Miguel Lopez de Honrubia. Tiene variantes notables.

(2) Así está corregido; ántes decia:

Y gastándole no pocos bodigos

En acallar un atado mastin.

Tapar la boca de un negro mastin.

(3)¿Sería de allí el poeta ? - Su prosodia es de allí.

« AnteriorContinuar »