Imágenes de página
PDF
ePub

por haberla murado por una parte y ceñido de agua por otra la misma naturaleza. Merece trasladarse aquí la autoridad de Estrabón por ser muy del caso (lib. 3). «El haberse esparcido los griegos entre las gentes bárbaras, parece que lo causó el destrozo en partes pequeñas, y el señorío de aquellos que, por la altanería no podian unirse entre sí ni mantener sus alianzas, de donde nació el no poder ser iguales en fuerzas á los que de fuera venian á embestirlos. Esta contumacia fué mucho mayor entre los españoles, añadiéndose la astucia de su natural y la variedad engañosa, porque esos hombres, habiendo seguido un género de vida aplicado á asechanzas y robos y siendo atrevidos para lo malo, sin haber emprendido cosa grande, no hicieron caso de establecer un gran poder, manteniéndose en sociedad. Los enales si no hubieran rehusado defenderse, uniendo sus fuerzas, ni los cartagineses haciendo su invasion hubieran podido sojuzgar, sin que nadie lo impidiese, la mayor parte de España; ni ántes que ellos los tirios y los celtas, que ahora se llaman celtiberos y vetones; ni despues el ladron de Viriato, ni Sertorio, ni otros cualesquiera que hayan tenido intencion de estender su imperio sobre los españoles. Y los romanos, por partes, fueron embistiendo ya este señorío de los españoles, ya el otro, y domando á otros en otras ocasiones, fueron pasando mucho tiempo hasta que, finalmente, los redugeron todos á su poder, y para eso fueron menester más de doscientos años.» Hasta aquí Estrabón. Pero volviendo á lo que deciamos de la multitud de lenguas que antiguamente hubo en España, como no quedan hoy aquellas memorias que refiere Estrabón, así por la mudanza. de las mismas lenguas, como por la injuria del tiempo que todo lo consume; es preciso que mendiguemos algunas noticias de los extranjeros, pero con la cautela de tener por sospechosos maestros de la verdad á muchos de los escritores griegos, inclinados á mentir y muy ignorantes de nuestras cosas.

15 Herodoto, padre de la historia griega (1), el cual nació en el año primero de la Olimpiada setenta y dos, escribió en su Melpomene que en el reinado de Darío, padre de Jerjes, nadie habia investigado á Europa ni en la parte del oriente ni del aquilón, ni sabian si la ceñía el mar. El mismo refiere que Coleo, natural de Samos, pasó las colunas de Hércules, y entrando en el Océano, desembarcó en Tarteso; lo cual sucedió, segun el cómputo de Userio (2), en el año de la creacion del mundo MMM.CCCLXIII, ántes de la era cristiana DCXLI. Y es de advertir que solamente cierto Sostrato habia precedido á Coleo desembarcando en Tarteso, emporio hasta entónces desconocido, y que por esto mismo dió ocasion á grandes negociaciones. Tan tarde como esto se introdujeron los griegos en España. No es, pues, de maravillar que el mismo Herodoto, aunque

(1) Historiador griego, que nació el año 484 ántes de J. C. en Halicarnaso, viajó mucho y escribió durante su destierro su celebérrima historia. El principio de ella fué leido por su autor á los griegos en los juegos olímpicos (456 ántes de J. C.), y excitó el mayor entusiasmo, sobre todo en Tucídides, el más grande de los historiadores. Doce años despues leyó toda la obra á los atenienses en la fiesta de las Panateneas, recibiendo en recompensa una suma de 10 talentos (unos 190.000 rs.). La obra está distribuida en nueve libros, cada uno de los cuales lleva el nombre de una de las Musas, en dialecto jónico, y en estilo poético y elegante. Su objeto principal es referir las guerras médicas, pero narra tambien la historia de muchos pueblos de la antigüedad. Su encantadora sencillez no ha sido hasta ahora superada.

(2) Usher (Jacobo), prelado anglicano, nacido en Dublin en 1580, muerto en 1656, catedrático de teología en Dublin, canciller de la iglesia de San Patricio, obispo de Meath, arzobispo de Armagh y miembro del consejo privado, fanático contra los católicos, por cuyo motivo al estallar la revolucion de Irlanda, en 1648, tuvo que refugiarse en Inglaterra, en donde murió ocho años despues. Es célebre como historiador y como cronologista. Escribió los Annales Veteris et Novi Testamenti, y otra obra titulada Britannicarum ecclesiarum antiquitates.

historiador tan diligente, escribiese que el Istro nacia (1) donde estaban los celtas cerca de los ginetas de España, y que atravesaba toda Europa hasta entrar en Citia. Pero esto mismo nos manifiesta cuán ignorantes de nuestras cosas vivian los griegos, estando tan mal informado el príncipe de sus historiadores.

16 Aun los contemporáneos de Alejandro Magno tenian poquísima noticia de Europa, y por eso son tan ridículos cuando hablan de las cosas de ella.

17 Polibio, escritor gravísimo y prudentísimo (2), que vivió en tiempo de Cipion el Menor, confiesa (Historiar. libro 3) que en su edad apénas se conocian las tierras que se hallaban entre Narbona y el Tanais, que es lo mismo que decir que les era desconocida toda la parte septentrional de Europa. El mismo Polibio, que escribió despues de haber estado en España, dice hablando de Europa (ibidem) que la parte que se extiende por el mar Mediterráneo hasta las

(1) Es grave el despropósito, porque el Ister antiguo ó Danubio moderno nace en el gran ducado de Baden, atraviesa el Wurtemberg, la Baviera, el Austria, la Hungría, separándola de la Valaquia, la Moldavia y la Besarabia de la Bulgaria, y desemboca en el mar Negro.

(2) Historiador griego, de Megalópolis, en dorde nació 206 años ántes de J. C. Fué amigo y compañero de Filopemen, el último griego, mandó un cuerpo de caballería aquea en 174, y fué enviado en rehenes á Roma, permaneciendo en ella diez y siete años. Contrajo amistad con los dos hijos de Paulo Emilio, sobre todo con el segundo Escipion el Africano, á quien acompañó al sitio de Cartago. Viajó por Africa, por España y por las Galias, desempeñó diversas embajadas de los romanos, y murió en el año 124, á los 82 de edad. Escribió la Vida de Filopemen, la Guerra de Numancia, una Táctica y una Historia general en cuarenta libros. Sólo se conservan los cinco primeros libros de ésta y algunos fragmentos. Es historiador notabilísimo por su exactitud, buen juicio é imparcialidad, y porque investiga y analiza las causas de todos los sucesos que cuenta.

colunas de Hércules, se llamaba Iberia, y la situada hácia el mar exterior, que llamaban Grande, y nosotros Océano, todavía no tenía nombre comun, porque no mucho tiempo ántes se habia descubierto, y toda estaba habitada de naciones bárbaras, y esas muy numerosas.

18 Estrabón, escritor tambien de suma erudicion y autoridad, aseguró (lib. 2) que antes de Eratosthenes (1), el cual nació en la Olimpiada CXXVI y vivió debajo del imperio de Tolomeo Evergetes, rey de Egipto, no tenian los griegos noticia alguna de las cosas de España.

19 Éforo (2), que fué discípulo de Isócrates, escribió con tanta ignorancia de los españoles (á quienes llamó Iberos), que juzgó que eran una ciudad; y por eso Josefo observó con juicio (lib. 1 contra Appionem) que la noticia de los habitadores del Occidente llegó muy tarde á los griegos.

20 Arístides (3), el retórico, dijo que muchos autores

(1) Eratosthenes nació en Cyrene en el año 275 ántes de J. C., y fué geómetra, astrónomo, geógrafo, filósofo, gramático y poeta, y bibliotecario de Alejandría en el reinado de Tolomeo Evergetes. Habiéndose quedado ciego, se dejó morir de hambre á los 81 años de edad (194). Midió el primero un grado del meridiano, evaluó la grandeza de la tierra, inventó la esfera armilar, construyó el primer observatorio astronómico, y trazó un mapa general, que fué durante siglos la única base de la geografía. Sólo quedan de él algunos frag

mentos.

(2) Éforo, orador é historiador griego (363-300 ántes de J. C.), natural de Cumas, en la Eólide, discípulo de Isócrates y rival de Theopompo, escribió una historia del Peloponeso que comprendia desde su conquista por los Heraclidas (1104 ántes de J. C.) hasta el año 20.o del reinado de Filipo. Sólo se conservan algunos frag

mentos.

(3) Arístides (Elio), orador griego, nacido en Bythinia hácia el año 129 de J. C., se estableció en Esmirna, en donde enseñó la retórica con general aplauso. Habiéndose arruinado esta ciudad por un terremoto, consiguió de Marco Aurelio, por su elocuencia, que la

(tambien griegos) creyeron que no habia Océano, y que lo que se referia de él era una pura ficçion.

21 Otros maestros, pues, de la verdad más seguros que los antiguos griegos debemos buscar, confesando primero que ignoramos cuál haya sido la primitiva lengua de España, porque la tradicion que vulgarmente se alega es de pocos siglos, y por eso no merece crédito; y nuestros antiguos historiadores Orosio (1), San Isidoro (2) y San Juan de Valclara (3) nada escriben de lo primitivo de España.

22 Pero para lisonjear á los nuestros, supongamos que Túbal y su familia hayan sido los primeros pobladores de España. Su lengua sería una de las que Dios infundió en la Torre de Babel para que las gentes se esparciesen por toda la tierra. Pregunto ahora: ¿qué lengua era aquélla? ¿qué vocablos tenía? ¿qué variaciones? ¿cuál era su pronunciarion? ¿hay alguno que tenga idea de cualquiera de estas cosas? No por cierto. Y cuando la tuviera, quisiera yo saber: ¿qué gentes advenedizas hubo en España en los siglos

mandase reedificar. Quedan de él cincuenta y cuatro discursos y algunos otros escritos.

(1) Pablo Orosio nació en Tarragona á fines del siglo IV de Jesucristo. Fué discípulo de San Agustin, celoso adversario de los Pelaɛgianos, y autor de siete libros de historia adversus paganos, que abraza desde Adan hasta el año 316, y en la cual se encuentran muchas tradiciones populares, dignas hasta cierto punto de estudio. Alfredo el Grande, rey de Inglaterra, tradujo su historia al anglo-sajon, habiéndose publicado con version inglesa en Londres en 1773.

(2) San Isidoro, arzobispo de Sevilla, muerto en 636, tan memorable por su piedad como por su erudicion. Sus obras son los veinte libros de Orígenes ó Etimologías, Comentarios sobre el Antiguo Testamento, un Tratado de escritores eclesiásticos, y una Crónica desde Adan hasta 626.

(3) Juan Beclarensis ó Gerundensis, así llamado por haber sido fundador del monasterio de Valclara, no léjos de Montblanch, y despues obispo de Gerona; estudió en Constantinopla, como dice San Isidoro, y sufrió grandes persecuciones de Leovigildo.

« AnteriorContinuar »