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MARCIO. Esto está muy bien dicho; y ántes que se me olvide, nos decid si esta sílaba de en principio de parte, hace lo que el d' griego; el cual, como sabeis, por la mayor parte, hace que el vocablo con quien se junta mude la sinificacion de bien en mal.

VALDÉS. Muchas veces he mirado en ello, y hallo entre ellos muy gran conformidad; porque decimos amparar y desamparar; No hace Dios á quien desampare. Tambien decimos esperar y desesperar; y de la mesma manera amar y desamar; Quien bien ama, bien desama; y atar y desatar; Quien bien ata, desata. Decimos tambien desgraciado, desvergonzado, desamorado, descuidado y desordenado; que todos ellos sinifican en mala parte (1).

MARCIO. A la fe que es gentil observacion ésta, y que los vocablos son muy galanos; ¿teneis muchos dellos?

VALDÉS. Muchos.

MARCIO. Unas veces siento decir prestar, y otras emprestar; ¿cuál teneis por mejor?

gen las más diversas y áun opuestas preposiciones, ajustándose algunas veces al latin, y otras separándose de él por completo, ocurre como por incidencia en el diálogo del autor, y nos da á entender que su conocimiento de nuestro idioma es un verdadero casuismo, pocas veces sujeto á principios y leyes generales, con sus nombres técnicos, como hoy los poseemos. Por lo mismo es tambien más meritoria su obra, porque demuestra lo que puede la actividad individual abandonada á sí propia, y teniendo por guía el buen sentido, el estudio más minucioso y menos abstracto, y el deseo patriótico de perfeccionar su lengua nativa.

(1) La preposicion inseparable castellana dis ó des viene de la latina des, tambien inseparable, que se deriva á su vez de duo, dis por duis, y significa, como en latin, separacion y distincion, ya se conserve sin mudanza, como en disponer, ya se asimile con la ƒ, como en diferir (por cuya razon muchas de estas palabras se escribian ántes con dos ff), ya desaparezca la s delante de consonantes de fácil pronunciacion, como en dimitir, dirigir, ya se mude la s en r, como en dirimir, de dis y emo, latino.

VALDÉS. Tengo por grosero el emprestar.
MARCIO. ¿No veis que está más lleno?
VALDÉS. Aunque esté.

MARCIO. Y ¿cuál teneis por mejor decir, mostrar ó demostrar?

VALDÉS. Tengo por grosería aquel de demasiado, y por eso digo mostrar.

MARCIO. Y por la mesma causa debeis de quitar un es de algunos vocablos, como son: estropezar y escomenzar.

VALDÉS. Así es verdad, que por la misma causa lo quito; y porque no me tengais por tan escaso, que no os doy sino cuando me demandais, os quiero avisar desto: que el castellano casi siempre convierte en en el in latino; y así, por invidia, dice envidia, y por incendere, encender, y por incurrare, encorvar, por inimicus, enemigo, por infirmus, enfermo, por inserere, enjerir, y así en otros muchos. Y más quiero que sepais, que así como el in latino priva muchas veces, pero no siempre, así el en castellano priva muchas veces, pero no siempre; ¿haos contentado esto? (1).

MARCIO. Sí, y muy mucho; y contentaréme tambien, si me decís si cuando componeis un vocablo con re, es por acrescentar la sinificacion ó por otra cosa.

VALDÉS. Unas veces acrescenta, como en relucir y sinifica más que lucir; es bien verdad, que no todas veces se puede usar el relucir, como en este refran: Al buey maldito, el pelo le luce; adonde no vendria bien decir reluce. Otras

(1) La preposicion in, en composicion, unas veces equivale á la a privativa griega, y entonces hace significar á la palabra lo contrario, como de probo, improbo; otras sirve sólo para indicar, unida á verbos que la rigen, ó bien un movimiento, ó bien mayor energía en la accion que expresan. Delante de b, p, m, se convierte en im, como en imbécil, importuno, inmoral; con ly r asimila á ellas su última consonante, como en illusorio, irrogar, conservándose invariable delante de las vocales y de la h, como en inextenso y en inhábil.

veces muda la sinificacion, como en requebrar, que es otro que quebrar; y en retraer, que es otro que traer; el cual vocablo, unas veces sinifica lo que al italiano; en la cual sinificacion he oido tambien de otro vocablo que yo no usaría, que es asacar; y otras veces lo usamos por escarnecer; creo que sea, porque así como el que retrata á uno, su intento es imitar su natural figura, así el que escarnece á otro parece que quiere imitar, ó sus palabras ó sus meneos (1).

CORIOLANO. No querría que os pasásedes ligeramente por las sílabas. ¿A quién digo?

MARCIO. Ya os entiendo; pero como no hallo que coger, pásome como por viña vindimiada, deseoso de entrar en majuelo de los vocablos; por tanto, si os atreveis á ir comigo, empezaré á preguntaros.

VALDÉS. Con vos no hay parte en el mundo adonde yo no ose entrar; y cuanto á los vocablos, si bien os acordais, ya he dicho todo lo que hay que decir.

MARCIO. ¿Cuándo?

VALDÉS. Cuando dije que la lengua castellana consiste principalmente en vocablos latinos, así enteros como corrompidos, y en vocablos arábigos ó moriscos, y en algunos pocos griegos.

MARCIO. Ya me acuerdo; pero más hay que decir, y más diréis.

VALDÉS. Lo que demas os puedo decir es que, mirando en ello, hallo que por la mayor parte los vocablos que la

(1) Re, partícula tambien inseparable como dis, significa vuelta, movimiento hacia atras, como en latin. Parécenos esta su significacion más general, que explica con un ligero esfuerzo la diversidad de significados, que, al parecer, imprime á las palabras simples á que se junta. Para repetir una accion es menester dejar de ejecutarla, y por tanto, el agente vuelve á la situacion que tenía ántes de la primera accion. Suele tomar una s por eufonía ántes de consonante, pero su significacion es siempre la misma.

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lengua castellana tiene de la latina, son de las cosas más usadas entre los hombres, y más anejas, á la vida humana; y que los que tiene de la lengua arábiga son de cosas extraordinarias, ó á lo ménos no tan necesarias, y de cosas viles y plebeyas; los cuales vocablos tomamos de los moros con las mesmas cosas que nombramos con ellos (1); y que los que tenemos de la lengua griega, casi todos son pertenecientes ó á la religion ó á doctrina; y si mirais bien en esto, creo lo hallaréis casi siempre verdadero.

MARCIO. Bástanos para creerlo que vos lo digais; porque, como sabeis, buena parte del saber bien hablar y escribir consiste en la gentileza y propiedad de los vocablos de que usamos; y porque tambien, segun entiendo, en la lengua castellana hay muchos vocablos, de los cuales algunos no se usan, porque con el tiempo se han envejecido.

CORIOLANO. ¿Qué decís? ¿Los vocablos se envejecen? MARCIO. Sí que se envejecen; y si no me creeis á mí, preguntadlo á Horacio en su Arte Poética.

CORIOLANO. Teneis razon.

MARCIO. Y porque otros vocablos no se usan por ser algo feos, en lugar de los cuales los hombres bien hablados han introducido otros, muy encargadamente os rogamos nos deis algunos avisos con que no erremos en esta parte.

VALDÉS. En eso tanto no pienso obedeceros, pues sabeis que no me obligué sino á daros cuenta de mis cartas.

(1) Hay mucha verdad en esto, porque los árabes, pueblo casi siempre semi-salvaje, y que sólo ha sido civilizado por casualidad, por breves momentos históricos, y cuando la religion mahometana, abrazada por otras razas distintas de la suya, amalgamó y confundió bajo un mismo nombre y una misma lengua á individuos de orígen muy diverso, poseen una lengua en la cual abundan hasta la profusion estas voces bajas, propias de un pueblo pastoril. Una gran parte de los Diccionarios árabes está destinada á expresar nombres, propiedades y acciones del camello y del caballo.

MARCIO. Tambien os obligastes á satisfacernos en nuestras preguntas, y esto no os lo pedimos por obligacion, sino por gentileza.

VALDÉS. Vuestra cortesía me obliga más que mi promesa; por tanto, habeis de saber que cuando yo hablo ó escribo, llevo cuidado de usar los mejores vocablos que hallo, dejando siempre los que no son tales (1), y así no digo acucia, sino diligencia; no digo ál adonde tengo de decir otra cosa, aunque se dice: So el sayal, hay ál, y En ál va el engaño; no asaz, sino harto; no adufe, sino pandero; no ahonda, sino abasta; no ayuso, sino abajo. Ni tampoco digo, como algunos, ambos y ambas, por entrambos y entrambas; porque aunque al parecer se conforman más con el latin aquellos que éstos, son éstos más usados y han adquirido opinion de mejores vocablos: haya y hayas, por tenga y tengas, se decia antiguamente, y áun lo dicen ahora algunos, pero en muy pocas partes cuadra; úsanse bien en dos refranes, de los cuales el uno dice: Bien haya quien á los suyos se parece; y el otro: Adonde quiera que vayas, de los tuyos hayas. Arriscar, por aventurar, tengo por buen vocablo, aunque no lo usamos mucho; y así arriscar como apriscar, que tambien me contenta, creo habemos desechado, porque tienen del pastoril. A mí bien me contentan, y bien los usa el refran pastoril, que dice: Quien no arrisca, no aprisca. Ahe, que quiere decir cece, ya no se usa; no sé por qué lo habemos dejado, especialmente no teniendo otro que signifique lo que él. De ventura habemos hecho un muy galan vocablo, del que yo, por buen respeto, estoy muy enamorado, y es aventura,

(1) Fernando de Herrera, nuestro gran poeta lírico, y acaso el que mejor ha manejado el castellano entre nosotros, seguia el mismo método del autor, llevando su prolijidad en esta parte hasta el punto de anotar todas las palabras de uso bajo, y desecharlas inexorablemente de sus escritos. Hoy, desgraciadamente para nosotros y para nuestra hermosa lengua, nos cuidamos de esto poco.

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