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MARCIO. En estos vocablos que diré, como son abundar y abondar, rufian ó rofian, ruido ó roido, cobrir ó cubrir, jaola 6 jaula, tullido ó tollido, riguroso ó rigoroso, ¿cuál tenés por mejor, la o ó la u?

VALDÉS. En todos ésos yo siempre escribo la u, porque la tengo por mejor; creo hacen así los más.

MARCIO. Teneis por bueno lo que algunos hacen, especialmente escribiendo libro, puniendo una u que parece supérflua, donde por decir yo os diré, dicen yo vos diré, y tambien dicen porque vos hablen, por porque os hablen.

VALDÉS. Si lo tuviese por bueno, usaríalos; pero por eso no lo uso, porque no lo tengo por tal; y esa tal u nunca la veréis usar á los que agora escriben bien en prosa; bien que á la verdad yo creo que sea manera de hablar antigua.

MARCIO. Á la u ni á la b nunca acabo de tomarles tino, porque unos mesmos vocablos veo escritos muchas veces con la una y otros con la otra. Acerca desto deseo me digais vuestro parecer.

VALDÉS. Teneis muy gran razon en lo que decís; pero habeis de notar que la mayor parte deste error nace de los vizcaínos, porque jamás aciertan cuándo han de poner la una letra, ó cuándo la otra. Pecan tambien algunas veces los castellanos en el mesmo pecado, pero pocas, y una dellas es cuando la ó es conjuncion disyuntiva, poniendo ú en el lugar de la ó, lo cual me contenta; y si habeis mirado en ello, siempre escribo, diciendo: Ó rico, ó pinjado, ó muerto, ó descalabrado. Bien es verdad que cuando el voca

su lenguaje. Ésta es una prueba tan clara como convincente de lo que dijimos antes, esto es, de que los pueblos no renuncian á su lenguaje, sino por la accion combinada y simultánea de la fuerza y de los años. Por lo demas, Hospital no es de origen griego, sino latino, y viene de hospitalis, e, como éste de hospes, itis. La palabra griega que corresponde á hospes es tévo;.

blo que se sigue comienza en o, yo uso ú, diciendo: Éste ú otro lo hará; pero mientras puedo excusarme de que la necesidad me fuerce á poner ú, excúsome, porque no me suena bien. Y porque usamos de dos maneras de u, una de dos piernas y otra casi redonda, habeis de saber que destas yo no uso indiferentemente, ántes tengo, advertencia que nunca pongo la u de dos piernas sino cuando la ves vocal; en todas las otras partes casi siempre uso de la otra, y áun tambien al principio de parte; pero aquí más por ornamento de la escritura que por otra necesidad ninguna. Otra cosa observo: que si el vocablo comienza en v vocal, y despues de la v se sigue e, yo pongo una h ántes de la v, y así digo huevo, huerto, hueso. Hay algunos que ponen g adonde yo pongo h, y dicen güevo, güerto, güeso; á mí oféndeme el sonido, y por eso tengo por mejor la h.

MARCIO. Está bien esto; pero enseñadnos aquí cómo haceis cuando quereis huir de que vengan en lo que escribís muchas vocales juntas, porque tengo éste por gran primor en el escribir.

VALDÉS. Ésta es cosa que no se puede enseñar sino teniendo un libro castellano en la mano; ¿teneis aquí alguno? MARCIO. Pienso que no.

VALDÉS. Pues acordaos, cuando lo tengais, que yo os lo mostraré; ahora solamente os lo quiero decir, que huyendo yo cuanto es posible de la conjuncion de muchas vocales, cuando la necesidad forzosamente la trae, procuro en solverla; y así escribo desta manera: En achaque de trama, estacá nuestrama, donde poniendo todas las vocales habia de escribir está acá y nuestra ama, y de la misma manera: Ninguno no diga destagua no beberé, por desta agua (1).

(1) El uso del apóstrofe, usado tambien en la lengua vulgar latina (véanse las comedias de Plauto), no en la literaria, y en casi todas las neo-latinas, iniciado en la nuestra y no observado despues, á lo

CORIOLANO. Esto habeis vos tomado del griego, y áun del italiano.

VALDÉS. La pronunciacion ni la he tomado del uno ni del otro, la escritura sí; pero ¿no os parece à vos que es prudencia saberse hombre aprovechar de lo que oye, ve y estudia, siendo aquél el verdadero fruto del trabajo?

CORIOLANO. No solamente tengo eso por prudencia, pero ternia el contrario por ignorancia.

MARCIO. Veo en vuestras cartas que en algunos vocablos poneis & donde otros no la ponen, y así decís: cobdiciar, cobdo, dubda, súbdito; querría saber por qué lo ha

ceis así.

VALDÉS. Porque á mi ver, los vocablos están más llenos y mejores con la 6 que sin ella, y porque toda mi vida lo he escrito y pronunciado con b.

MARCIO. Siempre que escribo algun vocablo que comienza en c ó en q y despues se sigue u, estoy en dubda si tengo de poner e ó q, y mirando el Vocabulario de Lebrija, hallo que los escribe casi todos con c; mirando vuestras cartas, hallo muchos más escritos con q que con c; deseamos nos digais qué es lo que acerca desto guardais.

VALDÉS. Ya os tengo dicho que no me alegueis à Lebrija.

MARCIO. Perdonadme por esta vez, que fué sin malicia. VALDÉS. Soy contento; y digoos que en esto no tengo regla ninguna que daros, salvo que pareciéndome que conviene así á todos los nombres que significan número, como

cual alude aquí el autor, aunque sin nombrarlo, hubiera evitado indudablemente hiatos y cacofonías, que han tomado ya carta de naturaleza en nuestro lenguaje culto literario. No es posible indicar aquí la causa de esta omision con toda certeza; pero es indudable que ha sido poco simpático á casi todos nuestros hablistas, cuando han preferido usar el artículo masculino con el nombre femenino, y escribir el arca por l'arca.

quatro, quarenta, pongo q, y tambien á los pronombres, como qual; y de verdad son muy pocos los que parecen se deben escribir con c; pero todavía hay algunos, como cuchara, que decimos: Dure lo que duráre, como cuchara de pan; y como cuero, que tambien decimos: Bolsa sin dinero, digole cuero; y si uno, siendo natural de la lengua, quiere con diligencia mirar en ello, la misma pronunciacion le enseñará cómo ha de escribir el vocablo, porque verá que los que se han de escribir con q tienen la pronunciacion más hueca que los que se han de escribir con c, los cuales la tienen mucho más blanda. Sé que más vehemencia pongo yo cuando digo Quaresma, que no cuando cuello.

TORRES. En eso no hay que dubdar, sino que es así como decís.

MARCIO. Un donaire he notado en vuestras cartas, que en algunos vocablos no os contentais con la e ordinaria que los castellanos añadís en los vocablos que comienzan en s, si no poneis otra añadidura con una d; de manera que habiendo hecho de scabullir, escabullir, y de sperezar, espereza, vos haceis descabullir y desperezar.

VALDÉS. Mayor donaire es querer ser vos juez en la provincia donde no sabeis las leyes. ¿No habeis oido decir que cada gallo canta en su muladar?

MARCIO. Sí que lo he oido decir; pero esto es tan claro, que me parece poder hablar en ello, como en cosa tan propia mia como vuestra.

VALDÉS. Pues no os parezca por vuestra vida, y sabed que la gentileza de la lengua castellana, entre las otras cosas, consiste en que los vocablos sean llenos y enteros; y por esto siempre me veréis escribir los vocablos con las más letras que pueda, si ya no son algunas letras que indiscretamente se han mezclado con algunos vocablos, de los cuales por ventura, ántes que de aquí vamos, nos toparémos con algunos; pero esto no cabe en ninguno de los que ha

beis dicho agora; ni tampoco soy de vuestra opinion en quanto á las añadiduras que decís, ántes pienso que el primero que comenzó á usar estos vocablos en la lengua castellana, los usó así enteros, como yo los escribo.

TORRES. Más os valiera callar; pues yendo por lana, habeis venido trasquilado.

MARCIO. Así es verdad, que torno trasquilado; pero tambien llevo lana, pues he sabido lo que hasta agora no sabía. Pero dejemos esto. ¿Qué es la causa por que vos no poneis una d entre dos aes, como la ponen muchos, adaquel, y así en otras partes?

VALDÉS. ESO hacen solamente algunos aragoneses lo cual, segun parece, hacen por huir el mal sonido que causan dos aes juntas; pero á mi ver, por huir de un inconveniente, caen en dos; el uno es que dan á la lengua lo que no es suyo; y el otro, que no alcanzan lo que pretenden, que es adobar el mal sonido; porque, si bien lo considerais, peor suena adaquel, que á aquel.

MARCIO. Digo que si sólo por eso ponen la dellos, á mi ver lo yerran; porque allende de lo que vos habeis dicho, no tienen autoridad de ninguna otra lengua que haga una cosa semejante donde se puedan fundar; por tanto de hoy más yo les dejo su d, que allá se avengan con ella; y vos decidnos: ¿por qué entre vosotros unos poneis unas veces una d al fin de las segundas personas de los imperativos, y otros siempre la dejais, escribiendo unas veces tomá, y otras tomad; comprá y comprad; una comé y otras comed?

VALDÉS. A los que no la ponen querría que pidiésedes la causa, que yo que la pongo, bien os la daré.

MARCIO. Ésa nos basta á nosotros saber.

VALDÉS. Pongola por dos respetos; el uno, por henchir más el vocablo; y el otro, porque haya diferencia en el tóma con el acento en la o, que es para cuando hablamos con uno muy inferior, á quien digo tú, y tomád, con el acento en

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